D¨ªez-Picazo, en el origen y el fin del conflicto

Un d¨ªa despu¨¦s de que la Sala de lo Contencioso-administrativo (Sala Tercera) del Tribunal Supremo rectificara su propia jurisprudencia sobre el impuesto de las hipotecas establecida hace tres semanas, sus magistrados segu¨ªan divididos este mi¨¦rcoles. No solo sobre la decisi¨®n de atribuir al cliente el pago del tributo, sino tambi¨¦n sobre c¨®mo se deb¨ªa haber llevado este asunto para evitar un da?o a la imagen del Supremo que todos coinciden en que se ha producido. En esto es casi en lo ¨²nico que hay unanimidad entre los miembros de la sala. En esto y en que la actuaci¨®n de su presidente, Luis Mar¨ªa D¨ªez-Picazo (Madrid, 1958), durante las tres ¨²ltimas semanas no ha estado a la altura de la complejidad del momento.

"No es que D¨ªez-Picazo haya agravado el problema, es que lo ha creado ¨¦l", afirma un magistrado de la sala que, como otros, culpa al presidente de haber causado el conflicto con la nota p¨²blica que difundi¨® el 19 de octubre, el d¨ªa siguiente de que se conociera la sentencia que imputaba al banco el impuesto de las hipotecas. En ese escrito, D¨ªez-Picazo adoptaba dos iniciativas: frenar los recursos pendientes sobre esta cuesti¨®n para evitar que se aplicase la nueva jurisprudencia; y convocar un pleno para que todos los magistrados de la sala determinaran si confirmaban el nuevo criterio o daban marcha atr¨¢s.

Magistrados cuestionan al presidente de la sala

La sentencia conocida un d¨ªa antes hab¨ªa sido recibida con reproches por parte de la sala, sobre todo por algunos de los magistrados m¨¢s antiguos, que consideraban que los cinco jueces que suscribieron el fallo hab¨ªan tratado con ligereza la jurisprudencia establecida sobre esa materia desde hace m¨¢s de 20 a?os. Muchos ya dijeron ese d¨ªa que ante una decisi¨®n de tal calado ten¨ªa que haberse reunido el pleno. Pero el presidente de la sala, que conoc¨ªa que la secci¨®n segunda (la experta en tributos) estaba analizando qui¨¦n pagaba el impuesto, no crey¨® necesario convocar a todos los jueces.

Ese fue el primer error de D¨ªez-Picazo, seg¨²n varios magistrados. Desde que en 2015 se hizo cargo de la presidencia de la sala, ha sido reacio a convocar plenos para establecer doctrinas. Sostiene que estas reuniones de m¨¢s de 30 magistrados alargan el debate m¨¢s de lo necesario y se convierten en sesiones tediosas, por lo que prefiere delegar todas las deliberaciones a la secci¨®n experta en la materia de la que se trate. "No le gusta estar en el d¨ªa a d¨ªa. Va a las reuniones que tiene que ir, pero no est¨¢ encima de las cosas. Seg¨²n se mire, esa forma de ejercer el cargo puede ser buena para la independencia de los magistrados, para trabajar con libertad. Pero puede haber tambi¨¦n algo de dejaci¨®n", afirma un miembro de la sala, que asegura que una situaci¨®n como la vivida las tres ¨²ltimas semanas ser¨ªa impensable con otro presidente. "Si se est¨¢ estudiando un asunto tan importante y no se descarta cambiar una jurisprudencia que lleva d¨¦cadas, tienes que estar alerta. O avocas a pleno, o vas a las deliberaciones, o preguntas todos los d¨ªas", a?ade.

Lo que nadie se explica es que D¨ªez-Picazo dejara hacer a los magistrados de la secci¨®n segunda y convocara al pleno una vez dictadas y difundidas las sentencias. Esta decisi¨®n caus¨® estupor entre la gran mayor¨ªa de los miembros de la sala e incluso fue desautorizada p¨²blicamente por el presidente del Supremo, Carlos Lesmes, considerado el gran valedor de D¨ªez-Picazo para alcanzar la presidencia de la sala en julio de 2015.

Un ascenso cuestionado

Para muchos, lo ocurrido estos d¨ªas tiene su origen en aquel episodio de hace m¨¢s de tres a?os, que caus¨® otro enorme conflicto interno en la Sala Tercera del que, seg¨²n muchos de sus miembros, no se ha recuperado todav¨ªa. La presidencia de la sala estaba entonces ocupada por Jos¨¦ Manuel Sieira, un magistrado con 21 a?os de experiencia en el Supremo y con un balance positivo en la gesti¨®n interna, seg¨²n la mayor¨ªa de sus miembros. Sieira quer¨ªa renovar mandato y cuando todos daban por seguro que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lo renovar¨ªa, surgi¨® el nombre de D¨ªez-Picazo promovido como candidato de Lesmes para situar en el puesto a un magistrado m¨¢s af¨ªn que le permitiese ejercer mayor influencia sobre una sala estrat¨¦gica: en la Sala de lo Contencioso-administrativo se resuelven los recursos que se presentan en el Supremo contra las decisiones del propio Lesmes y del Poder Judicial, adem¨¢s de todos los litigios planteados contra el Gobierno por las comunidades aut¨®nomas o cualquier empresa o ciudadano.

Varios magistrados denunciaron "presiones" a vocales del CGPJ para que votaran a favor de D¨ªez-Picazo, que termin¨® imponi¨¦ndose al obtener el voto de 12 de los 21 miembros del ¨®rgano de gobierno de los jueces. Por primera vez, el Consejo General del Poder Judicial no renov¨® a un presidente de sala del Supremo que aspiraba a la reelecci¨®n.

Tras esa tormentosa llegada al cargo, D¨ªez-Picazo no ha conseguido hacerse con las riendas de la sala, coinciden varios magistrados consultados. Aunque ha impulsado con ¨¦xito la incorporaci¨®n de algunos magistrados afines, sigue teniendo dentro detractores que no comparten ni su gesti¨®n en la presidencia ni el camino seguido hasta llegar a ella. "Siempre dije que me parece un jurista brillante, s¨®lido, pero lleg¨® a la presidencia muy pronto y de mala forma. No era su momento y ahora se ha demostrado", dice un magistrado. Cuando lleg¨® al cargo, ten¨ªa 57 a?os y llevaba "solo" siete en el Supremo, al que se incorpor¨® por el quinto turno (juristas de reconocida competencia que ingresan en el alto tribunal al margen de la carrera judicial). Sus primeros dos a?os al frente los compatibiliz¨® con la docencia en el Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF), dependiente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Banca, la patronal del sector. Una relaci¨®n que le ha puesto m¨¢s si cabe en el punto de mira tras su decisi¨®n de revisar el criterio reci¨¦n establecido de que fuera el banco el que pagara el impuesto de las hipotecas.

El protagonismo del presidente de la sala en el conflicto de las ¨²ltimas semanas se extiende hasta el ¨²ltimo momento del pleno del pasado martes, cuando D¨ªez-Picazo decant¨® la votaci¨®n a favor de cargar el impuesto hipotecario sobre el cliente. Varios magistrados consultados le reprochan que cambiara su opini¨®n despu¨¦s de que durante las sesiones se mostrara en varias ocasiones partidario de confirmar la jurisprudencia que establec¨ªa que deb¨ªa pagar el banco, aunque solo si se aplicaba sin retroactividad. Pero, sobre todo, critican que impidiera abrir un debate sobre posibles efectos retroactivos si se confirmaba el nuevo criterio. "Su obsesi¨®n era la retroactividad, frenar el aluvi¨®n de demandas de hipotecados", afirma un miembro del pleno.