La semana de Davos
La econom¨ªa mundial tiene dos grandes enfermedades cuya soluci¨®n todav¨ªa no se atisba: la mala reputaci¨®n de la gobernanza mundial y una acumulaci¨®n de deuda sin precedentes
El gran acontecimiento econ¨®mico de la semana ¡ªcon permiso de los vaivenes burs¨¢tiles y del Brexit¡ª es el Foro Econ¨®mico Mundial que este martes comienza en Davos (Suiza). El funcionamiento medi¨¢tico de los ¨²ltimos a?os ha sido el siguiente: un tema econ¨®mico o medioambiental de moda, un planteamiento pol¨ªtico falto de compromiso y una cr¨ªtica generalizada por parte de analistas, sobre todo, por falta de contacto con la realidad.
En la edici¨®n de 2019 se habla de Globalizaci¨®n 4.0: definiendo una arquitectura global en la era de la cuarta revoluci¨®n industrial. El t¨ªtulo, que parece un paquete de software, se refiere a c¨®mo el mundo global va a afrontar el nuevo modelo econ¨®mico a trav¨¦s de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, inteligencia artificial y relaciones laborales y sociales. Realmente el tema no es nuevo, pero en las sesiones que se han programado y en la presentaci¨®n del evento trasluce que puede haber calado algo de la cr¨ªtica de a?os anteriores. Parece que en la sociedad de comienzos de milenio existe un hueco grande e inc¨®modo entre unas ¨¦lites cada vez menos respetadas y m¨¢s despistadas y un populismo destructivo y enga?oso.
Abierta en canal, la econom¨ªa mundial tiene dos grandes enfermedades cuya soluci¨®n todav¨ªa no se atisba. Por un lado, una gobernanza mundial con la peor reputaci¨®n desde hace, al menos, medio siglo. Con el agravante de que la comunicaci¨®n es m¨¢s fluida pero cada vez menos acertada. Sin importar la veracidad. Las redes sociales y otros canales son m¨¢quinas de producci¨®n de informaci¨®n no reposada y, en muchas ocasiones, falsa y malintencionada. El da?o es muchas veces irreparable y con graves consecuencias electorales y econ¨®micas. Por otro lado, hay una acumulaci¨®n de deuda sin precedentes.
El FMI estima que alcanza los 164 billones de euros, lo que supone un 225% del PIB mundial, un 12% m¨¢s que en el pico que se alcanz¨® en 2009, en plena crisis financiera. Parte de este crecimiento del endeudamiento responde a la pol¨ªtica monetaria que nos sac¨® del atolladero, con tipos de inter¨¦s ultrarreducidos y dinero oficial en abundancia. El camino de vuelta est¨¢ siendo muy complicado. Para algunos, inasumible.
La conjunci¨®n de los dos problemas (pobre gobernanza y deuda ubicua) es un cortocircuito en el mecanismo esencial que rige la sociedad moderna: las redes de confianza. En Davos se va a hablar poco de deuda pero s¨ª de c¨®mo la tecnolog¨ªa, bien usada, puede ayudar a restaurar parte de esa confianza. Bien utilizada, claro. Porque, tal vez, el punto de partida es admitir que es inaplazable una mayor presencia regulatoria en relaci¨®n con el manejo de la informaci¨®n por parte de las grandes big-tech y redes sociales. Y orientar el avance en esas t¨¦cnicas a una mejor educaci¨®n, mayor conciliaci¨®n de la vida familiar y de la personal, control del cambio clim¨¢tico o uso de la energ¨ªa, entre otros. En tiempos en los que aumenta el riesgo pol¨ªtico, la tecnolog¨ªa debe favorecer la recomposici¨®n de la confianza m¨¢s que convertirse en mecanismo de confusi¨®n y herramienta de distorsi¨®n pol¨ªtica. ?Se reconectar¨¢ Davos con la realidad?
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