Caos en el sistema tributario espa?ol
No hay nada m¨¢s desesperante para los ciudadanos que se reconozca un problema y que los sucesivos Gobiernos no quieran o no sean capaces de solucionarlo
El sistema tributario est¨¢ compuesto por los principios que lo rigen, por la estructura y naturaleza de los impuestos que lo integran y por las Administraciones tributarias que lo gestionan. En Espa?a, los principios est¨¢n reflejados en el art¨ªculo 31 de la Constituci¨®n, el impuesto m¨¢s importante es el IRPF, y la gesti¨®n y distribuci¨®n de lo recaudado la comparten diferentes Administraciones, en base a la normativa vigente en cada momento.
Si examinamos la evoluci¨®n del sistema tributario espa?ol en los ¨²ltimos a?os, vemos que hemos ido a peor y que la situaci¨®n es de aut¨¦ntico caos, ya que no se cumplen los principios reflejados en el art¨ªculo 31 de la Constituci¨®n; el principal impuesto directo, el IRPF, se ha convertido en un impuesto sobre las n¨®minas; la gesti¨®n es compartida por diferentes Administraciones tributarias, pero algunas hacen a menudo propuestas que, de llevarse a cabo, har¨ªan saltar el sistema por los aires. Tampoco se ha logrado que todos los ciudadanos contribuyan, por el enorme fraude fiscal existente. Adem¨¢s, existen una falta de estabilidad normativa, pese a la promesa de todos los Gobiernos de simplificarla.
De los impuestos, a modo ilustrativo, hay que destacar, la situaci¨®n del impuesto sobre sociedades y su brutal p¨¦rdida de recaudaci¨®n: de 44.000 millones de euros en 2007 a unos 16.000 millones en 2011. Pero la crisis ha pasado y la recaudaci¨®n no se recupera, ya que en 2017 solo fue de 23.000 millones. El hecho de que no se pongan de acuerdo Gobierno y empresas respecto del tipo medio del impuesto que pagan las grandes empresas a?ade a¨²n m¨¢s incertidumbre a este impuesto ¡ªSeg¨²n Hacienda pagaron un 6,14% en 2016 y seg¨²n la CEOE tributaron a un tipo del 19,02%¡ª, una magnitud que convendr¨ªa aclarar, dada la repercusi¨®n que puede tener en la recaudaci¨®n de una de las medidas estrella del Gobierno, la de aplicar un tipo m¨ªnimo de tributaci¨®n del 15%.
En relaci¨®n a la cesta de impuestos, partidos pol¨ªticos y sucesivos Gobiernos coinciden en que hay que reformar el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, regulado por una ley de 2009. En la futura reforma hay que concretar qu¨¦ se hace con el galimat¨ªas que supone la aplicaci¨®n del impuesto sobre sucesiones, ya que los herederos van a pagar mucho, poco o nada, dependiendo de la residencia del difunto, y eso que es un impuesto estatal. El impuesto sobre el Patrimonio, tambi¨¦n estatal, no tiene nada que envidiarle, al ser un impuesto zombi que se suprimi¨® en el a?o 2008, revivi¨® en 2011 y se va prorrogando cada a?o. Nadie sabe qu¨¦ va a pasar con ¨¦l y si el Estado va a seguir recaudando los 1.000 millones de euros anuales que pagan las 190.000 grandes fortunas que lo declaran. A todo lo anterior, a?adamos la pol¨¦mica respecto de la recaudaci¨®n que van a tener los nuevos impuestos que pretende crear el Gobierno sobre las transacciones econ¨®micas y el que grava determinados servicios digitales.
Existe un aspecto crucial en la reforma del sistema de financiaci¨®n y es la distribuci¨®n de las cuotas recaudadas. Es dif¨ªcil saber cual es la soluci¨®n oyendo a las comunidades aut¨®nomas. Ser¨ªa como repartir una tarta en una fiesta de cumplea?os de un ni?o, con 17 invitados a los que tienes que atender. Unos diciendo que la ¨²ltima vez comieron menos de lo que les tocaba, y por eso tienen una deuda hist¨®rica; otros que han colaborado m¨¢s en la adquisici¨®n de la tarta porque son m¨¢s ricos y, por tanto, tienen que comer m¨¢s; otros que siempre han comido m¨¢s de lo que les correspond¨ªa porque tienen un cupo, pero nadie se atreve a decirlo, a pesar de que todos lo saben. Si dejamos que la fiesta de cumplea?os siga su curso, sin hacer nada, se sabe a ciencia cierta que la fiesta no acabar¨¢ bien.
No olvidemos las irresponsables peticiones de algunos pol¨ªticos que buscan trocear la gesti¨®n de los impuestos, solo para ampliar parcelas de poder, en contra de la eficacia demostrada en este sentido por la Agencia Tributaria.
Para concluir, no hay nada m¨¢s desesperante para los ciudadanos que se reconozca la existencia de un problema, el de nuestro sistema tributario, y que los sucesivos Gobiernos no quieran o no sean capaces de solucionarlo, porque para los pol¨ªticos siempre priman otros intereses.
Jos¨¦ Mar¨ªa Pel¨¢ez es Inspector de Hacienda del Estado
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