Europa, arrastrada por la guerra comercial
Los problemas de la industria de la zona euro, con epicentro en Alemania, contagian al resto de la econom¨ªa y amenazan con una recesi¨®n
Dicen que el marino que ha sobrevivido a un naufragio se estremece incluso ante un mar en calma. En la econom¨ªa global, el horizonte se enrarece por momentos: las guerras arancelarias que libra Estados Unidos, el Brexit, una locomotora alemana que coquetea con la recesi¨®n o los datos de confianza empresarial que apuntan al riesgo de reca¨ªda en la zona euro...
La Gran Recesi¨®n arranc¨® en 2008 en los mercados. Luego se convirti¨® en una crisis bancaria y de dep¨®sitos, que a continuaci¨®n atac¨® a los Estados y, en su mutaci¨®n final, puso en jaque la unidad de la zona euro. Parec¨ªa que se hab¨ªa sofocado el incendio. Pero quedan los rescoldos de una precariedad creciente. Muchos ciudadanos sienten que el orden econ¨®mico actual no les sirve, y respaldan a l¨ªderes populistas para que lo dinamiten. La crisis econ¨®mica se ha transformado en una crisis pol¨ªtica que alumbra unas soluciones proteccionistas ya aplicadas en otros tiempos con resultados estrepitosos. Y est¨¢n arrastrando de nuevo a la econom¨ªa.?La mar parece, cuando menos, picada y puede tornarse gruesa.
La p¨¦rdida de vigor es un hecho. En Estados Unidos la industria ha registrado el peor dato de confianza en una d¨¦cada. Sin embargo, como recuerda el economista jefe de Intermoney, Francisco Vidal, las manufacturas solo representan el 10% de la econom¨ªa estadounidense. El 70% es el consumo de las familias. Y no apunta todav¨ªa se?ales de debilidad gracias a unas finanzas saneadas, el pleno empleo y unos salarios subiendo (menos de lo que era habitual pero subiendo). Eso mismo defendi¨® Charles Evans, el presidente de la Reserva Federal de Chicago, esta semana en la Fundaci¨®n Rafael del Pino en Madrid. Por si acaso, la Fed ya ha actuado y tiene margen para m¨¢s. Existe, adem¨¢s, la posibilidad de que se aprueben nuevos est¨ªmulos fiscales. De momento, aunque con crecimientos m¨¢s bajos, los analistas creen que puede aguantar m¨¢s, explica Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex. En todo caso, caer¨ªa en recesi¨®n m¨¢s tarde que otras partes del mundo.
La historia es muy distinta en Europa. Cuando los elefantes de EE UU y China se pelean, la zona euro es la que sufre. Y sobre todo Alemania, cuyas manufacturas suponen el 22% de su econom¨ªa.
Cuando al inicio de 2018 se vislumbraron las primeras se?ales de alarma, el Bundesbank achacaba todo a factores coyunturales como el clima, las huelgas o la adopci¨®n de nuevos est¨¢ndares medioambientales en la fabricaci¨®n de autom¨®viles. Pero un a?o m¨¢s tarde?los propios economistas alemanes admiten que los problemas han ido a mayores. Uno tras otro, diversos factores han hecho mella: el proteccionismo y la consiguiente desaceleraci¨®n del comercio mundial han lastrado el potente sector exportador alem¨¢n y, por tanto, su industria.
En medio de la guerra comercial, la econom¨ªa china trata de reorientarse hacia un mayor consumo interno para depender menos de las exportaciones. Lo cual hace que tire menos de la maquinaria fabricada en Alemania o el norte de Italia. No se sabe a ciencia cierta lo que ocurre en la econom¨ªa del gigante asi¨¢tico, indican organismos comunitarios. Pero es un hecho que las ventas europeas a China se han contra¨ªdo. Tambi¨¦n las dirigidas a Turqu¨ªa. Y en los ¨²ltimos meses amenaza el Brexit: seg¨²n BBVA Research, las exportaciones al Reino Unido se han desplomado.
Una nueva estructura arancelaria est¨¢ ya erosionando las cadenas de fabricaci¨®n mundial distribuidas por pa¨ªses. Y hace que las inversiones se paren a la espera de que la incertidumbre se disipe.
Como se?ala el economista jefe de Repsol, Pedro Antonio Merino, el deterioro del autom¨®vil tambi¨¦n explica buena parte de la ralentizaci¨®n europea. Esta industria se ha visto lastrada por las nuevas regulaciones medioambientales, las dudas sobre cu¨¢l ser¨¢ la tecnolog¨ªa dominante y los nuevos h¨¢bitos de los j¨®venes, que ya no compran coches. Fuentes del sector sostienen que se est¨¢ apostando por el veh¨ªculo el¨¦ctrico sin un plan, ya que las bater¨ªas se producen en China. En definitiva, la industria ha sido vapuleada. Y de Alemania se ha propagado a todo el euro.
Sin embargo, durante meses esta recesi¨®n industrial no se hab¨ªa notado en el resto de actividades. La dicotom¨ªa era sorprendente: por un lado, los achaques en la industria y las exportaciones. Por otro, la resistencia exhibida en los servicios, el consumo y el empleo. De una parte, Alemania e Italia, estancadas. De otra, Francia y Espa?a aguantaban mejor¡ Hasta hace unas semanas, cuando los indicadores comenzaron a mostrar el contagio.
Los mercados siguen con gran atenci¨®n unos ¨ªndices de encuestas a gestores que suelen predecir la marcha del PIB con mucha precisi¨®n. Se conocen como PMIs. Y los publicados el jueves dibujaron un cielo de nubarrones. Chris Williamson, analista de IHS Markit, empresa que elabora el indicador, fue demoledor en su informe: ¡°El crecimiento de la zona euro se fren¨® en septiembre y los estudios del PMI describen el panorama m¨¢s oscuro desde que comenz¨® el per¨ªodo actual de expansi¨®n a mediados de 2013. Parece que el PIB aumentar¨¢, como m¨¢ximo, un 0,1% en el tercer trimestre, a la vez que se observaron indicios de que el crecimiento se est¨¢ ralentizando a medida que avanzamos hacia el cuarto trimestre, lo que significa que el riesgo de recesi¨®n ahora es muy real¡±. De acuerdo con las ¨²ltimas cifras, los pedidos caen, las empresas reducen gastos y el avance de los servicios se enfr¨ªa. Francia tambi¨¦n se estanca y Espa?a se ralentiza con m¨¢s intensidad. La mar se encrespa.
Sube el ahorro de los europeos
En medio de este clima de ruidos e incertidumbres, el ahorro de los hogares de la zona euro repunta con fuerza desde finales de 2018, seg¨²n Eurostat. ¡°Asistimos al primer deterioro importante de la confianza¡±, afirma en una nota Jos¨¦ Ram¨®n D¨ªez Guijarro, director de estudios de Bankia.
Haya o no recesi¨®n, en cualquier caso la econom¨ªa europea toma rumbo hacia unos crecimientos bajos que pueden a?adir presi¨®n a los sistemas de bienestar en un contexto de envejecimiento de la poblaci¨®n. No obstante, como destaca el director de estudios de Funcas, Raymond Torres, en el peor de los casos esta vez no se prev¨¦ una reca¨ªda tan grave porque no se espera que el BCE deje a los pa¨ªses sin respaldo. Es decir, no deber¨ªa reproducirse el estrangulamiento financiero que hubo en la pasada crisis.
No obstante, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, alert¨® esta semana de que los mercados est¨¢n minusvalorando el impacto de un Brexit sin acuerdo. Hay preocupaci¨®n porque la salida abrupta convierta una recesi¨®n suave o un bache temporal en algo m¨¢s duro.
?Soluciones? En esta ocasi¨®n el epicentro est¨¢ en Alemania, donde seg¨²n el IFO las empresas que recurren a reducciones de jornada subsidiadas por el Estado alcanzan niveles de 2012. El propio Wolfgang Sch?uble, exministro de Finanzas alem¨¢n que encarn¨® la austeridad, ha dicho en fechas recientes que Alemania deber¨ªa repensar su equilibrio presupuestario para invertir en econom¨ªa verde y digitalizaci¨®n. Sin embargo, los 50.000 millones anunciados son poca cantidad, a varios a?os y se neutralizan con alzas de impuestos. Conf¨ªan mucho en sus finanzas saneadas como para hacer algo m¨¢s. Guindos declar¨® que el anuncio alem¨¢n no basta: hace falta un fondo europeo para amortiguar los shocks. El historial que tiene la zona euro navegando crisis no presagia nada bueno.
El problema de la baja inflaci¨®n
Una econom¨ªa d¨¦bil coincide con una inflaci¨®n baja que puede retroalimentar din¨¢micas negativas. Seg¨²n los expertos, antes las empresas fijaban los precios en funci¨®n de sus costes. Ahora, con una gran competencia en Internet, muchas determinan el precio incluso con algoritmos. Y despu¨¦s fijan sus costes, lo que puede acabar en ajustes. Si la demanda cae, las empresas pueden entrar en una espiral de bajadas de precios que alimenten los recortes y terminen da?ando el empleo, deprimiendo todav¨ªa m¨¢s la actividad. Adem¨¢s, con unos tipos ya tan bajos el BCE tendr¨¢ poco margen para devaluar el euro.
Y todo ello se junta con la ausencia de una estrategia para crecer: como apunta Matilde Mas, catedr¨¢tica del Ivie, mientras que en Europa la inversi¨®n en I+D+i queda muy rezagada, en Estados Unidos y China copan los centros tecnol¨®gicos.
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