Las bodegas exprimen el tir¨®n del enoturismo
El n¨²mero de visitantes a las denominaciones de origen casi se ha triplicado desde 2008 y ya roza los tres millones de personas al a?o
La llegada de la vendimia abre una paradoja para el sector: al mismo tiempo que a las bodegas les cuesta encontrar personal para este intenso trabajo, hay un p¨²blico que paga por visitar los vi?edos, recoger unas uvas e incluso pisarlas. La respuesta a esta curiosa realidad se encuentra en el auge del enoturismo, que vive un desarrollo en torno a la cultura del vino y todo lo que la rodea. Las experiencias que se ofrecen van mucho m¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica degustaci¨®n acompa?ada por una buena comida, sino que se han adaptado a la creciente demanda para presentar opciones aptas para toda la familia, todos los bolsillos y todos los gustos.
Los n¨²meros que recoge la Asociaci¨®n Espa?ola de Ciudades del Vino (Acevin) en el informe de visitantes a bodegas y museos del vino asociados a Rutas del Vino de Espa?a muestran que el enoturismo en estas ¨¢reas gener¨® un impacto econ¨®mico de unos 81 millones de euros en 2018, un 20% m¨¢s que el a?o anterior. Este balance anual estima que la repercusi¨®n indirecta alcanz¨® los 240 millones en las Rutas del Vino, que no solo incluyen a bodegas, museos y alojamientos, sino a todo el entorno de la vi?a.
La variedad vin¨ªcola espa?ola facilita el desarrollo de este turismo. As¨ª, la denominaci¨®n de origen Marco de Jerez es la m¨¢s popular, pues super¨® el medio mill¨®n de visitantes el a?o pasado. Su principal competidora, el enoturismo del Pened¨¨s, recibi¨® a 440.000 personas. Ribera de Duero y Rioja Alta alcanzan los 380.000 y 300.000, respectivamente. Estas son las cuatro principales rutas enol¨®gicas de las 26 que dieron sus datos para el informe. En t¨¦rminos absolutos, ha disminuido ligeramente porque algunas bodegas se dieron de baja, pero el volumen total sin contarlas sigue aumentando.?
C¨¦sar Salda?a, presidente de la Asociaci¨®n de la Ruta del Vino y Brandy Marco de Jerez, considera que el sector ¡°va madurando¡±. El enoturismo, a su juicio, cubre un deseo existente de ¡°experimentar y aprender¡±. Una de las claves de su desarrollo, afirma, es que resulta ¡°rentable¡± y tiene buena consideraci¨®n en el p¨²blico. Nuria Sala, directora del consorcio de promoci¨®n del turismo del Pened¨¨s, subraya la importancia de que en esa zona el territorio se ha adaptado al turismo para prosperar conjuntamente y que la clave es la ¡°singularidad de las propuestas¡±, que comercializan experiencias m¨¢s all¨¢ del vino. ¡°El paso m¨¢s importante que hemos dado es que el enoturismo se haya convertido en un negocio¡±, se?ala.
Uno de los principales valores que se explotan es la tranquilidad de estas bodegas. En Quintanilla de On¨¦simo (Valladolid), zona donde el motor econ¨®mico es el vino, el grupo Arzuaga Navarro acaba de alcanzar las 25 vendimias. Patricia de Juan, directora del departamento de enoturismo, destaca que el perfil m¨¢s com¨²n es ¡°el madrile?o que viene de fin de semana para desconectar¡±. Fuera ya ha comenzado la recogida de las uvas, que atrae a un p¨²blico interesado en la producci¨®n del vino. Los datos que maneja este complejo encajan con los de la Ruta del Vino, que se?ala que el 74% de los visitantes son espa?oles.
Variedad
Las compa?¨ªas que trabajan en torno a la uva aprovechan la variedad de denominaciones para expandirse. Es el caso del grupo La Rioja Alta, que cuenta con terrenos en las R¨ªas Baixas, La Rioja y Ribera de Duero. Samuel Fern¨¢ndez, responsable de comunicaci¨®n, cataloga de ¡°vertiginosa¡± la evoluci¨®n de los ¨²ltimos a?os. El informe de las Rutas del Vino ratifica las estimaciones de las denominaciones e informa de que en la ¨²ltima d¨¦cada se han multiplicado los amantes del enoturismo: de 1,2 millones de personas en 2008 se ha pasado a casi tres millones en 2018 entre las rutas y los museos. Fern¨¢ndez valora el conocimiento enol¨®gico del visitante y recalca que hay quien incluso acude con recortes de prensa y puntuaciones en busca de la mejor experiencia. ¡°Ya no solo quieren beber el vino, sino vivirlo, sentirlo, hablar con los bodegueros y en¨®logos, pasear por las vi?as, comer en la bodega o dormir entre vi?edos¡±, explica.
Las cuatro denominaciones consultadas coinciden en la relevancia del ¡°enoturismo profesional¡± de empresas que reservan salones y habitaciones para congresos. Tambi¨¦n destacan que lo bueno para una bodega es bueno para las dem¨¢s porque se fomenta que el visitante decida conocer otras alternativas.
El impacto indirecto de las bodegas en su entorno se explica en que son 642 los municipios (99 m¨¢s que en 2017) que se encuentran en unas denominaciones que congregan a casi 2.000 socios entre bodegas, hosteler¨ªa, museos y ocio tem¨¢tico. La mayor¨ªa de los alojamientos son de tres o cuatro estrellas, aunque crece el n¨²mero de casas rurales (163) que aprovechan el tir¨®n del turismo agr¨ªcola. El gasto medio tambi¨¦n asciende y alcanza los 20 euros por persona en las bodegas, un 15% m¨¢s que hace tres a?os. Las bodegas, por su parte, recogen esta demanda al alza y han llevado sus precios medios por visitante a 9,79 euros, dos m¨¢s que en 2016. Tambi¨¦n existe la posibilidad de contratar opciones m¨¢s econ¨®micas, como una cata, o reservar suites y servicios completos a un precio mucho menos popular.
La agitaci¨®n que trae la vendimia se traslada a un mayor inter¨¦s de los turistas. Octubre (334.000) y septiembre (315.000) fueron los meses m¨¢s concurridos en 2018, una tendencia que se repite hist¨®ricamente. Enero y febrero, con mucha diferencia, son los momentos con menos visitantes. Por lo tanto, uno de los retos de este emergente sector es desestacionalizar las visitas.
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