?Investigaci¨®n? S¨ª, gracias

A cinco d¨ªas de unas elecciones, si alguien me pidiera relatar un s¨ªntoma de las carencias de Espa?a dir¨ªa que es la deficiencia de la inversi¨®n en investigaci¨®n cient¨ªfica. Es un problema que compromete nuestro futuro como pa¨ªs, el de nuestros j¨®venes y el de las oportunidades y distribuci¨®n de la riqueza. Se refleja en pilares cr¨ªticos como la educaci¨®n, la estructura del mercado de trabajo o la productividad.

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¡°En recursos a investigaci¨®n se llevan dando pasos para atr¨¢s desde hace una d¨¦cada¡±

En el Pacto por la Ciencia, 1+1 tienen que sumar m¨¢s que 2

Ya hace casi una d¨¦cada que investigadores del MIT y Harvard, al lanzar el Atlas de la Complejidad Econ¨®mica, demostraron el viejo dicho de que los pa¨ªses que investigan no lo hacen porque son ricos. Son ricos porque investigan. Espa?a ha disfrutado en cierta medida de las ventajas de un sistema nacional de ciencia e investigaci¨®n vertebrado en los a?os ochenta, pero, pese a contar con investigadores reconocidos mundialmente, no ha engrosado la primera divisi¨®n.

En Espa?a nos congratulamos si la inversi¨®n en I+D sobre el PIB sube del 1,19% al 1,20%. El promedio de la UE es pr¨¢cticamente el doble, y la ratio de los pa¨ªses punteros, en torno al 3%. Dec¨ªa Severo Ochoa que ¡°la ciencia siempre vale la pena porque sus descubrimientos, tarde o temprano, siempre se aplican".Los hechos van m¨¢s all¨¢: los rendimientos suelen multiplicar la inversi¨®n de forma considerable. Eso s¨ª, los beneficios pueden tardar una o dos d¨¦cadas en producirse, lo que lo convierte en un tema intergeneracional. De esos que ¡ªcomo las pensiones o la educaci¨®n¡ª en Espa?a no se ven con gafas de a m¨¢s de uno o dos a?os vista. En los pa¨ªses maduros econ¨®mica e intelectualmente, no es necesario motivar este tipo de inversiones. Se piden responsabilidades si alguien intenta reducirlas.

Parece claro que en Espa?a sabemos formar, que hay talento investigador. Falla la materializaci¨®n. Las noticias hablan por s¨ª solas. F¨¢rmacos creados en Espa?a comercializados por empresas de otros pa¨ªses, investigadores que denuncian el colapso del sistema de transferencia a empresas, fuga de cerebros...Para que algunos centros de investigaci¨®n no cierren, despiden a investigadores o cierran proyectos. Los Gobiernos, uno tras otro, vienen concediendo sistemas de financiaci¨®n basados en cr¨¦ditos que son inaccesibles en la pr¨¢ctica y, adem¨¢s, la mitad del presupuesto no se puede ejecutar por las rigideces burocr¨¢ticas y tiene que devolverse. Esto sugiere que la inversi¨®n efectiva es mucho menor de ese 1,2% del PIB. Aquellos objetivos del Horizonte 2020 de elevarla al 2% del PIB el pr¨®ximo a?o son ya inalcanzables. Un fracaso sin paliativos que tendr¨¢ consecuencias. Generar¨¢ desigualdad y pobreza relativa respecto a otros pa¨ªses en 10 o 15 a?os.

Se precisa un pacto de Estado, con planes plurianuales gestionados por cient¨ªficos, conocedores de la aplicabilidad presupuestaria en cada momento. Por supuesto, con transparencia, control y responsabilidad. Es importante tambi¨¦n no rehuir la colaboraci¨®n p¨²blico-privada, lo que est¨¢ ligado a la necesidad de cambios en la gobernanza, despolitizaci¨®n y eficiencia de las universidades. Y dirigir m¨¢s inversi¨®n a los sectores m¨¢s innovadores y productivos. En investigaci¨®n cient¨ªfica, Espa?a est¨¢ lejos de jugar en la Champions League.