La reconstrucci¨®n debe soslayar los riesgos de caer en una rectificaci¨®n
La pol¨ªtica econ¨®mica se enfrenta al escenario m¨¢s complejo y dif¨ªcil en muchas d¨¦cadas
La magnitud excepcional de la contracci¨®n de la producci¨®n, del empleo y de las rentas que se avecina demanda una respuesta en¨¦rgica y contundente que minimice las p¨¦rdidas permanentes y que ponga en marcha la reconstrucci¨®n. El esfuerzo de gasto y est¨ªmulo necesarios desborda todo lo realizado por las ¨²ltimas generaciones. Y las recetas de la econom¨ªa para situaciones c¨ªclicas normales o perturbaciones financieras extraordinarias, como la gran crisis anterior, no cuadran con el origen extraecon¨®mico del golpe actual y el forzoso par¨®n de la actividad y la demanda por causas sanitarias.
Nos adentramos en un territorio no explorado en el que habr¨¢ que recurrir a grandes gastos de las Administraciones p¨²blicas que se hagan cargo de parte de los costes del par¨®n, den soporte a la reanudaci¨®n de las actividades, protejan el mantenimiento de las rentas y proporcionen cobertura a los sectores sociales m¨¢s vulnerables. Tambi¨¦n habr¨¢ que dise?ar mecanismos fiscales que pal¨ªen la ca¨ªda de la recaudaci¨®n y provean fondos para las nuevas necesidades. En todo caso, se incurrir¨¢ otra vez en voluminosos d¨¦ficits p¨²blicos que dar¨¢n lugar a nuevos aumentos del endeudamiento, ya situado en Espa?a en cotas muy elevadas por el legado de la crisis anterior y los limitados progresos realizados en la consolidaci¨®n. Nos enfrentamos a un escenario mucho m¨¢s complejo que los contemplados por el saber econ¨®mico convencional.
Sin el apoyo exterior, estar¨ªamos abocados a una nueva crisis de deuda
Los mensajes que apelan a la activaci¨®n r¨¢pida de planes expansivos y a la b¨²squeda de f¨®rmulas asequibles de financiaci¨®n est¨¢n sobradamente justificados. Pero no son suficientes. Pueden incluso ser distorsionadores. Tan importante como inyectar gasto en la econom¨ªa, al hilo de la reapertura de la actividad, es la selecci¨®n meticulosa del mismo. El enfoque no puede ser abrir el grifo o recurrir a manguerazos indiscriminados. Cada incremento del gasto y de la deuda debe ser proporcionado a la protecci¨®n y los est¨ªmulos que genera. Por eso estamos ante un reto formidable para la articulaci¨®n precisa de cada una de las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales que se pongan en marcha. Y lo mismo cabe decir del ajuste de los instrumentos presupuestarios de recaudaci¨®n, de manera que pal¨ªen el impacto sobre el d¨¦ficit sin introducir incentivos contraproducentes para la actividad y el empleo.
Ante las disyuntivas que se abren, no est¨¢ de m¨¢s recordar algunos de los traspi¨¦s que sufrimos en la crisis anterior, a pesar de su marcado car¨¢cter diferente. Al inicio de aquella crisis, las llamadas a una respuesta audaz con el gasto p¨²blico condujeron a una posterior rectificaci¨®n dolorosa que se exager¨® a lo largo del tiempo y tuvo graves consecuencias econ¨®micas, sociales e incluso pol¨ªticas. Viene al caso tener presente ahora lo que entonces pas¨® para evitar caer en errores similares cuando la situaci¨®n es mucho m¨¢s delicada y peligrosa.
Hace 10 a?os, el 12 de mayo de 2010, se produjo, a instancias europeas, una dr¨¢stica rectificaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola. El presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero anunci¨® un giro copernicano en su comparecencia ante el Congreso para informar de la reuni¨®n extraordinaria del Eurogrupo en relaci¨®n con el rescate de Grecia. En muy pocas palabras, se formul¨® el abandono de las pol¨ªticas expansivas seguidas hasta entonces para paliar una crisis, que se preve¨ªa pasajera, y el lanzamiento de un plan de austeridad que con su posterior acentuaci¨®n terminar¨ªa siendo el m¨¢s duro conocido en democracia. Las medidas anunciadas ten¨ªan graves implicaciones inmediatas para muchos millones de personas (empleados p¨²blicos, pensionistas y asalariados), para los que de manera repentina se frustraron sensiblemente las expectativas de renta que hab¨ªan albergado para su futuro.
Aquel giro no fue explicado ni comprendido y se implement¨® de una manera abrupta que ofreci¨® mucho margen a los errores y a los excesos. Las cicatrices fueron profundas y duraderas. De hecho, fue el punto de inflexi¨®n que marc¨® el final de una etapa de Gobierno y abri¨® la puerta a una alternancia que habr¨ªa de agrandar los recortes de la austeridad. Y tambi¨¦n fue el germen de un profundo malestar social, por las desigualdades generadas, y de un divorcio creciente de la ciudadan¨ªa con las instituciones representativas. Unos hechos que marcaron profundamente la trayectoria econ¨®mica y social de los ¨²ltimos 10 a?os.
Para evitar que algo parecido vuelva a ocurrir ser¨¢ crucial que las nuevas pol¨ªticas expansivas sean capaces de configurar una nueva senda de dinamismo sostenible, que no incurra en el riesgo de ser yugulada por la necesidad de tener que recurrir en el futuro a nuevos planes de austeridad y ajuste, ante la urgencia de conservar la solvencia y la estabilidad de un pa¨ªs que estar¨¢ muy endeudado, como entonces nos ocurri¨®.
No es arriesgado afirmar que, en la articulaci¨®n de la reacci¨®n, la pol¨ªtica econ¨®mica se enfrenta al escenario m¨¢s complejo y dif¨ªcil de muchas d¨¦cadas. Lo que demanda, m¨¢s que nunca, un esfuerzo de concertaci¨®n que permita maximizar la movilizaci¨®n de energ¨ªas y ganar la credibilidad que va a ser necesaria para conseguir el imprescindible respaldo europeo e internacional y mantener la confianza de los mercados.
Una parte importante del ¨¦xito de tan dif¨ªcil cometido depende de las f¨®rmulas que se arbitren a nivel europeo y mundial para manejar el generalizado aumento del gasto y del endeudamiento. Espa?a ser¨¢ especialmente sensible a la amplitud y eficacia de estos mecanismos. Sin el apoyo exterior, estar¨ªamos abocados a una nueva crisis de deuda que pesar¨ªa como losa sobre las posibilidades de crecimiento y el mantenimiento del Estado del bienestar en los pr¨®ximos 10 a?os. Una pieza fundamental de la respuesta espa?ola es contribuir a la articulaci¨®n de propuestas realistas y viables en la UE, capaces de vencer resistencias y conseguir consensos. No es el momento para batallas maximalistas, sino para demostrar una capacidad innovadora de soluciones pragm¨¢ticas que despejen las inquietudes de los m¨¢s reacios y ofrezcan las garant¨ªas de lealtad y responsabilidad requeridas.
Pero no cabe enga?arse, el indispensable apoyo exterior no ser¨¢ suficiente. El acierto en el dise?o de las pol¨ªticas dom¨¦sticas ser¨¢ la clave para encontrar el equilibrio entre el aumento del gasto y del endeudamiento con el mantenimiento de la confianza en la solvencia a largo plazo. Es un gran reto que requiere liderazgo y construcci¨®n de consensos sobre propuestas t¨¦cnicamente s¨®lidas y socialmente viables.
Jos¨¦ Luis Malo de Molina fue jefe del servicio de estudios del Banco de Espa?a entre 1992 y 2015.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.