¡°Esta crisis nos ense?a que nuestras prioridades estaban equivocadas¡±
El economista explica que la pandemia ha amplificado las tensiones econ¨®micas ya existentes y ha hecho m¨¢s evidente que cada pa¨ªs necesita un Gobierno que provea los bienes p¨²blicos que los mercados no aseguran
Dani Rodrik paseaba con su perro en la ma?ana del pasado jueves cuando ech¨® un vistazo a su cuenta de Twitter. Fue entonces cuando supo que hab¨ªa ganado el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2020. A este economista turco-estadounidense, uno de los m¨¢s influyentes de la actualidad, no se le escapa la iron¨ªa de ser premiado por sus estudios en globalizaci¨®n justo cuando este fen¨®meno ha recibido el golpe m¨¢s duro de su historia. La pandemia del coronavirus, asegura desde su despacho en la John F. Kennedy School of Government de Harvard, funciona como una especie de lupa que amplifica todas las tensiones latentes en la econom¨ªa durante d¨¦cadas.
¡°No me sorprende que la hiperglobalizaci¨®n se est¨¦ viniendo abajo. Hace a?os que digo que no es sostenible. La gran pregunta ahora es si creamos una globalizaci¨®n m¨¢s sana e inclusiva o avanzamos hacia el unilateralismo de Trump, con pol¨ªticas insensatas que no benefician ni al pa¨ªs que las impulsa ni a sus socios", dice a EL PA?S a trav¨¦s de una videoconferencia este habitual en las quinielas del Nobel en su primera entrevista desde que recibi¨® el premio que ¡ªsi la pandemia no lo impide¡ª recibir¨¢ en Oviedo el 16 de octubre.
Pregunta. Las tensiones entre China y EE UU o los problemas en la OMC ya dejaban ver el declive de la globalizaci¨®n. Pero la pandemia ha sido el terremoto definitivo. ?Se trata de una sacudida temporal o dejar¨¢ huellas m¨¢s profundas?
Respuesta. Las se?ales de que la globalizaci¨®n se deshac¨ªa eran evidentes antes de Trump. Pero su llegada a la Casa Blanca exacerb¨® esas tensiones. No volveremos a la era de hiperglobalizaci¨®n de los 2000. Habr¨¢ m¨¢s regionalizaci¨®n en el comercio y un uso mucho m¨¢s activo de pol¨ªticas p¨²blicas, como la industrializaci¨®n. Y m¨¢s tensiones en ¨¢reas tecnol¨®gicas, donde las naciones tratar¨¢n de construir muros en torno a sus sistemas de innovaci¨®n. Pero no estamos hablando del desplome del comercio global. No volveremos a los a?os treinta del siglo pasado.
P. No estamos entonces ante el ocaso de la globalizaci¨®n.
R. La hiperglobalizaci¨®n era un estado mental. Nos vamos alejando de esa idea de que cada pa¨ªs deb¨ªa adaptarse a la econom¨ªa internacional. Y debemos entender que es justo al rev¨¦s, que la econom¨ªa internacional debe servir a los objetivos de cada pa¨ªs.
P. ?Qu¨¦ parte de este cambio puede atribuirse a esta crisis?
R. En EE UU, esta crisis ha hecho a¨²n m¨¢s evidente el nivel de desigualdad y la falta de un seguro sanitario para muchas personas. En el mundo, muestra las incompatibilidades del sistema chino con los de Europa y EE UU. Muestra que debemos crear un nuevo modus vivendi. La pandemia funciona como una lupa que amplifica las tensiones econ¨®micas ya existentes.
P. ?Qu¨¦ lecciones debemos extraer de esta crisis?
R. Nos ense?a lo equivocadas que han estado nuestras prioridades en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas. Cu¨¢nto hemos trabajado para tener m¨¢s globalizaci¨®n econ¨®mica, y qu¨¦ poco hemos invertido para asegurar los bienes necesarios para la sanidad p¨²blica. Si hubi¨¦ramos dado la misma importancia a la Organizaci¨®n Mundial de la Salud que a la OCDE o al FMI nos habr¨ªa ido mejor. La crisis es un recordatorio de que la mejor globalizaci¨®n ser¨ªa la que se construyera en torno a bienes p¨²blicos, como evitar el cambio clim¨¢tico o manejar las pandemias en la sanidad p¨²blica. Y no haber puesto tanto inter¨¦s en asuntos como liberalizar el comercio o los flujos de capital internacionales.
P. ?Es tambi¨¦n una llamada de atenci¨®n a sus colegas, a los que usted ha criticado su obsesi¨®n con los modelos matem¨¢ticos?
R. No creo que el problema sea usar las matem¨¢ticas, que solo son una forma de asegurarnos de que no nos equivocamos. Pero s¨ª son un problema si hacen que dejemos de hacernos las preguntas fundamentales. Un buen efecto de la crisis es que nos empuja a los economistas a hacernos esas preguntas importantes. Lo vemos en la cantidad de investigaci¨®n acad¨¦mica que se est¨¢ publicando. Creo que los economistas est¨¢n respondiendo al reto.
P. Usted ha hablado de la buena salud del Estado naci¨®n. ?Saldr¨¢ fortalecido de esta crisis? ?Vuelve o es que en realidad, pese a su declive tantas veces pronosticado, nunca se fue?
R. S¨ª, la decadencia del Estado naci¨®n ocurri¨® m¨¢s en nuestra imaginaci¨®n que en la realidad. Cuando hab¨ªa una crisis, ?qui¨¦n estaba ah¨ª? Los gobiernos nacionales. Pero ahora es mucho m¨¢s evidente. Llama la atenci¨®n el papel de la pol¨ªtica industrial, que parec¨ªa haber desaparecido. Los pa¨ªses en realidad se ocupaban de ella, pero era algo de lo que no se hablaba. Y ahora, tanto en EE UU como en la UE, estas pol¨ªticas vuelven con mucha fuerza. Porque hay que competir con China, pero tambi¨¦n porque hay que asegurar la producci¨®n para cubrir, por ejemplo, las necesidades sanitarias. Es un cambio muy importante en la narrativa.
P. Usted ha sido muy cr¨ªtico con la gesti¨®n europea de la anterior crisis. Pero el BCE, la Comisi¨®n y los gobiernos nacionales han actuado ahora con m¨¢s rapidez y decisi¨®n. ?Vemos por fin una respuesta com¨²n a la crisis?
R. Es cierto que esta vez ha sido m¨¢s r¨¢pida y efectiva. En parte gracias a la experiencia de la crisis anterior. El fondo de recuperaci¨®n propuesto por la Comisi¨®n Europea es un paso importante. Y parece que la idea de mutualizar deuda se cuela en la UE. Habr¨¢ que ver si es un primer paso en un proceso que lleve a una uni¨®n fiscal y pol¨ªtica o una respuesta ¨²nica a esta crisis. Pero que Francia y Alemania se hayan puesto de acuerdo y que Alemania aceptara el fondo es muy buena se?al. Eso no pas¨® hace 12 a?os.
P. ?Le hace esto ser m¨¢s optimista con el futuro del euro?
R. Honestamente, no lo s¨¦. Europa debe elegir entre una uni¨®n fiscal y pol¨ªtica real o dar marcha atr¨¢s en su integraci¨®n. Esa es la opci¨®n a largo plazo. La ¨²nica forma de superar heridas como el Brexit es crear una comunidad pol¨ªtica trasnacional donde la gente se sienta representada. Es un largo camino, pero hay que elegir si se quiere recorrer. Si no, me temo que el Brexit ser¨¢ el primer paso en un proceso de desintegraci¨®n econ¨®mica. Si no se avanza por ese camino, la uni¨®n no se podr¨¢ mantener en su forma actual.
P. Al hablar de su famoso trilema seg¨²n el cual los pa¨ªses tienen que elegir dos de estos elementos: democracia, hiperglobalizaci¨®n y soberan¨ªa nacional, dice que en ning¨²n sitio es tan ver¨ªdico como Europa. ?A cu¨¢l de estas patas podr¨ªa renunciar Europa?
R. Siempre he estado a favor de la integraci¨®n pol¨ªtica en Europa. Pero soy consciente de que ese camino es m¨¢s dif¨ªcil tras las decisiones que se tomaron en la crisis del euro. En lugar de abordarse como una oportunidad para construir mejores instituciones, unos se echaron la culpa a otros, en una historia de esforzados trabajadores alemanes frente a vagos y endeudados griegos. Eso inflam¨® las tensiones nacionales y dio fuerza a los populistas. La repuesta a esa crisis hizo que la integraci¨®n pol¨ªtica sea ahora m¨¢s dif¨ªcil. ?Servir¨¢ el fondo de 750.000 millones para cambiar eso? Tengo alguna esperanza de que habr¨¢ la solidaridad que necesita Europa para avanzar en la integraci¨®n pol¨ªtica. Me anima que Alemania se haya sumado. Soy m¨¢s optimista, pero hay a¨²n muchas dudas.
P. La desindustrializaci¨®n afecta a pa¨ªses como Espa?a, que asiste al cierre de importantes factor¨ªas. Y la crisis actual agravar¨¢ ese proceso. ?Qu¨¦ respuestas pueden dar los Gobiernos?
R. Es muy dif¨ªcil aumentar el empleo en la industria. Probablemente sea imposible. Los empleos de calidad que queremos no vendr¨¢n de las manufacturas, sino de los servicios. Para un pa¨ªs como Espa?a vendr¨¢ del turismo, finanzas, educaci¨®n, salud¡ Hay que poner en marcha regulaciones que permitan al mismo tiempo aumentar la productividad y el empleo de calidad.
¡°Los aut¨®cratas como Trump responden peor a la pandemia¡±
Dani Rodrik asiente cuando se menciona a Estados Unidos o Brasil entre los pa¨ªses m¨¢s afectados por la pandemia. Tanto Donald Trump como Jair Bolsonaro son l¨ªderes populistas que presumen de tener todas las respuestas, algo que esta crisis ha contribuido a desmentir. ¡°No me sorprende que aut¨®cratas como Bolsonaro, Trump, o hasta cierto punto Boris Johnson, est¨¦n respondiendo peor a la crisis del coronavirus¡±, responde.
¡°Hace a?os publiqu¨¦ una investigaci¨®n en la que comparaba pa¨ªses con sistemas m¨¢s democr¨¢ticos y liberales con otros donde la clase pol¨ªtica ten¨ªa mayores tendencias populistas y autoritarias. La idea de que esos reg¨ªmenes respond¨ªan mejor a shocks externos porque permiten a sus l¨ªderes tomar decisiones r¨¢pidas, al no tener que negociar y llegar a acuerdos, no se sosten¨ªa en los an¨¢lisis que hice de crisis ocurridas en los a?os setenta y ochenta del siglo pasado. Creo que esto es as¨ª porque los sistemas m¨¢s democr¨¢ticos usan mejor la informaci¨®n, porque cuentan con mecanismos en los que todos los sectores de la sociedad puedan presentar sus puntos de vista¡±, asegura el economista de origen turco.
El nuevo galardonado con el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales no esconde su escaso aprecio por l¨ªderes como el estadounidense Trump o el turco Recep Tayyip Erdogan, al que ha criticado en diversos art¨ªculos sus tendencias autoritarias. ¡°Son reg¨ªmenes en los que solo importa la visi¨®n de una persona. En EE UU se ha visto c¨®mo Trump ha desechado la opini¨®n de los cient¨ªficos. Y esto es mucho m¨¢s f¨¢cil de hacer en un r¨¦gimen autocr¨¢tico¡±, asegura.
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