Tecnojerga, majader¨ªa libertaria y bitcoins
Al no tener una funci¨®n econ¨®mica, lo que ocurra con el valor de las criptomonedas es irrelevante para los que no participamos en este juego
Algunos lectores me han preguntado mi opini¨®n acerca de los bitcoins y otras criptomonedas, cuyas fluctuaciones han copado la informaci¨®n burs¨¢til. Me piden que comente qu¨¦ son y qu¨¦ est¨¢ sucediendo. Pues bien, puedo contarles lo que son. Lo que est¨¢ ocurriendo es un poco m¨¢s dif¨ªcil de explicar.
Esta es la historia hasta el momento: el bitcoin, la primera criptomoneda y la m¨¢s importante, se introdujo en 2009. Utiliza una clave de encriptado, similar a las empleadas en c¨®digos dif¨ªciles de descifrar ¡ªde ah¨ª el prefijo ¡°cripto¡±¡ª para establecer cadenas de propiedad en fichas que otorgan a los poseedores actuales la¡ propiedad de esas fichas. Y hoy en d¨ªa utilizamos los bitcoins para comprar casas y coches, pagar cuentas, hacer inversiones empresariales, etc¨¦tera.
Esperen. No hacemos nada de eso. Doce a?os despu¨¦s, las criptomonedas no desempe?an casi ninguna funci¨®n en la actividad econ¨®mica. La ¨²nica vez que o¨ªmos hablar de su uso como medio de pago ¡ªdistinto de las transacciones especulativas¡ª es en asociaci¨®n con actividades ilegales, como el blanqueo de dinero o el rescate en bitcoins que Colonial Pipeline pag¨® a los piratas inform¨¢ticos que paralizaron su servicio.
Doce a?os son una eternidad en la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n. Venmo, la aplicaci¨®n que puedo utilizar para compartir cuentas de restaurante, comprar fruta fresca en puestos ambulantes y mucho m¨¢s, tambi¨¦n se cre¨® en 2009. Apple present¨® su iPad de primera generaci¨®n en 2010. Zoom entr¨® en funcionamiento en 2012. Cuando una tecnolog¨ªa alcanza la edad de la criptomoneda, esperamos que o bien haya pasado a formar parte del tejido de la vida cotidiana o que se haya rendido y aceptado el fracaso.
Si la gente normal, que cumple con la ley, no usa criptomonedas, no es por falta de esfuerzo por parte de los defensores de estas monedas. Se han dedicado muchas horas y personas muy bien remuneradas a intentar encontrar la aplicaci¨®n ganadora, la que por fin conseguir¨¢ que las masas usen a diario el bitcoin, el ethereum o cualquier otra moneda de este tipo.
Pero he estado en numerosos encuentros con entusiastas de las criptomonedas o de la cadena de bloques, el concepto en el que se basan. En estas reuniones, algunos siempre preguntamos, lo m¨¢s educadamente posible, qu¨¦ problema resuelve esta tecnolog¨ªa. ?Qu¨¦ hace que no puedan hacer igual de bien o mejor otras tecnolog¨ªas m¨¢s baratas y f¨¢ciles de usar? Todav¨ªa no he recibido una respuesta clara.
Pero los inversores siguen pagando enormes cantidades de dinero a cambio de fichas digitales. Los valores de las principales criptomonedas fluct¨²an enormemente. Bitcoin cay¨® un 30% el mi¨¦rcoles por la ma?ana, aunque recuper¨® la mayor parte de lo perdido esa misma tarde. Sin embargo, el valor conjunto de estas criptomonedas ha superado en ocasiones los dos billones de d¨®lares, m¨¢s de la mitad del valor de toda la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses. ?Por qu¨¦ hay personas dispuestas a pagar grandes cantidades de dinero por activos que no parecen hacer nada? Evidentemente, la respuesta es que los precios de estos activos siguen subiendo, de modo que los primeros inversores ganaron much¨ªsimo dinero, y su ¨¦xito sigue atrayendo nuevos inversores.
Esto podr¨ªa sonar a burbuja especulativa, o quiz¨¢s a esquema Ponzi, y las burbujas especulativas son, de hecho, esquemas Ponzi naturales. ?Pero realmente podr¨ªa un esquema Ponzi llegar tan lejos? Pues s¨ª: Bernie Madoff dirigi¨® su estafa al menos durante dos d¨¦cadas, y podr¨ªa haber seguido si no se le hubiera cruzado la crisis financiera.
Pero un esquema Ponzi de larga duraci¨®n exige un relato, y en el relato es donde realmente destacan las criptomonedas. En primer lugar, los defensores de las criptomonedas son muy buenos en tecnojerga: usan terminolog¨ªa arcana para convencerse a s¨ª mismos y a los dem¨¢s de que est¨¢n ofreciendo una tecnolog¨ªa nueva y revolucionaria, a pesar de que la cadena de bloques sea bastante vieja desde el punto de vista de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n, y no haya encontrado a¨²n usos atractivos.
En segundo lugar, hay un fuerte elemento de majader¨ªa libertaria: afirmaciones de que las monedas fiduciarias, dinero emitido por el Estado sin un respaldo tangible, van a hundirse en cualquier momento. Cierto que el Reino Unido, cuya moneda segu¨ªa en pie la ¨²ltima vez que yo he mirado, abandon¨® el patr¨®n oro hace 90 a?os. ?Pero qui¨¦n lleva la cuenta?
Teniendo en cuenta todo esto, ?se dirigen las criptomonedas a la quiebra en un futuro pr¨®ximo? No necesariamente. Un hecho que nos da que pensar incluso a los criptoesc¨¦pticos como yo es la durabilidad del oro como activo altamente valorado. Al fin y al cabo, el oro padece los mismos problemas que los bitcoins. La gente puede considerarlo dinero, pero carece de los atributos de una moneda ¨²til: no se puede usar realmente para efectuar transacciones ¡ªpruebe a comprarse un coche nuevo con lingotes de oro¡ª y su poder adquisitivo ha sido extremadamente inestable. De modo que, cuando Keynes tach¨® el patr¨®n oro de ¡°reliquia b¨¢rbara¡± all¨¢ por 1924, no le faltaba raz¨®n. Pero el misterio del metal y su valoraci¨®n perviven. Es concebible que una o dos criptomonedas se las apa?en para alcanzar una longevidad similar. O puede que no. Para empezar, los gobiernos son plenamente conscientes de que las criptomonedas est¨¢n siendo utilizadas por actores delictivos, y es muy posible que acaben con ella, algo que nunca han hecho con la comercializaci¨®n del oro. Adem¨¢s, la proliferaci¨®n de criptomonedas puede impedir que alguna de ellas alcance la categor¨ªa cuasisagrada que el oro conserva en la mente de algunos.
La buena noticia es que nada de esto importa mucho. Dado que los bitcoins y sus parientes no han logrado alcanzar una funci¨®n econ¨®mica significativa, lo que le ocurra a su valor es b¨¢sicamente irrelevante para quienes no participamos en el criptojuego.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n de News Clips.
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