Las claves de las negociaciones para gravar a las multinacionales
El acuerdo alcanzado en el G-7 supone un hito y allana el terreno para la reuni¨®n del G-20 en julio
¡°Un acuerdo hist¨®rico¡±. El ministro de Finanzas del Reino Unido, Rishi Sunak, anunciaba as¨ª el consenso alcanzado este s¨¢bado en Londres en el seno del G-7 sobre la reforma de las reglas fiscales internacionales. Las siete naciones m¨¢s desarrolladas del mundo han logrado un acuerdo para impulsar un impuesto m¨ªnimo de sociedades de ¡°al menos el 15%¡± y una f¨®rmula para que las multinacionales paguen impuestos ah¨ª donde generan sus beneficios. Este hito no es el definitivo: todav¨ªa quedan varias reuniones clave este a?o para que se adopte una posici¨®n com¨²n a mayor escala. Pero es un primer paso que fija una postura contundente para frenar la elusi¨®n fiscal de las grandes corporaciones, que seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE) resta cada a?o unos 200.000 millones a las arcas p¨²blicas de los Estados.
El G-7 no tiene un papel formal en el proceso sobre la reforma del sistema fiscal a nivel global, liderado por la OCDE y el G-20. Este ¨²ltimo se reunir¨¢ a principios de julio en Venecia en la cita que se considera clave para dar el empuj¨®n definitivo un nuevo orden tributario internacional. Lo que es cierto es que las naciones que conforman el G-7 ¨DEE UU, Canad¨¢, Jap¨®n, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido¨D suponen un bloque poderoso con un peso espec¨ªfico relevante y capacidad para presionar a los dem¨¢s Estados. Tras el acuerdo de este fin de semana entre los ministros de Finanzas del G-7, la semana que viene se reunir¨¢n los jefes de Estado y de Gobierno de los Siete.
Esta semana tambi¨¦n se han producido avances paralelos en Bruselas. La UE ha dado luz verde a la directiva que obliga a las multinacionales a desglosar los beneficios y los impuestos que pagan pa¨ªs por pa¨ªs, para¨ªsos fiscales incluidos. Tambi¨¦n ha inaugurado un organismo independiente sobre fiscalidad (EU Tax Observatory), para que formule propuestas concretas sobre el sistema tributario comunitario, una de las pol¨ªticas del bloque que hasta el momento ha esquivado la armonizaci¨®n que se ha impuesto en otras ¨¢reas.
El Consejo Europeo, que representa a los 27, se reunir¨¢ a finales de junio, pero el orden del d¨ªa no prev¨¦ debates sobre la imposici¨®n fiscal de las multinacionales. El comisario europeo de Econom¨ªa, Paolo Gentiloni, ha aplaudido sin embargo el acuerdo alcanzado en el G-7 y ha remarcado que Bruselas desempe?ar¨¢ un papel activo de cara a la reuni¨®n del G-20. ¡°La Comisi¨®n contribuir¨¢ activamente a estos debates multilaterales en curso para garantizar que logremos un acuerdo ambicioso en julio¡±, ha se?alado. Aunque Bruselas no tenga marcada ninguna fecha oficial para tratar el tema, en las reuniones de ministros como el Ecofin se suele dar cuenta de lo que se debate en los foros internacionales, y la idea es que la UE vaya acatando las conclusiones del G-20 y la OCDE.
La acci¨®n de la UE siempre se ha visto limitada por tener entre sus socios a pa¨ªses de tributaci¨®n laxa, como Irlanda o los Pa¨ªses Bajos, que se han convertido en la puerta trasera de las multinacionales para desviar beneficios a para¨ªsos fiscales. Ahora, una crisis econ¨®mica sin precedentes y el giro radical de Estados Unidos ¨DJoe Biden ha propuesto un impuesto m¨ªnimo del 15% y un sistema para que las 100 mayores multinacionales paguen impuestos donde tienen beneficios¨D ha vuelto a poner bajo los focos unas negociaciones que con Donald Trump hab¨ªan llegado a un punto muerto.
Apoy¨¢ndose en una ingenier¨ªa fiscal cada vez m¨¢s sofisticada, los grandes grupos han ido rebajando su factura fiscal aprovech¨¢ndose de los huecos de la legislaci¨®n vigente, dise?ada en los a?os veinte del siglo pasado. Esta establece que las empresas abonen sus tributos ah¨ª donde tengan presencia f¨ªsica. Un concepto que se ha vuelto obsoleto en un mundo global y digital. Estas triqui?uelas ¨Den su mayor¨ªa legales, de ah¨ª el gran problema para los Gobiernos¨D han impulsado una carrera a la baja en el impuesto de sociedades en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Tan solo en la UE, el tipo legal ha ca¨ªdo del 50% en los a?os ochenta a cerca del 22% actual, fruto de una competici¨®n fiscal cada vez m¨¢s feroz entre pa¨ªses.
Ya en 2013, la OCDE y el G20 acordaron trabajar en un plan para limitar la erosi¨®n de las bases imponibles y el traslado de beneficios (un proceso conocido como BEPS) de las multinacionales. La OCDE, que lidera las negociaciones entre m¨¢s de 130 pa¨ªses, preve¨ªa alcanzar un consenso en 2020 sobre sus dos pilares ¨Duna f¨®rmula para que las corporaciones paguen ah¨ª donde tienen beneficios y un impuesto m¨ªnimo de sociedades¨D, pero la pandemia y sobre todo la salida de los EE UU de Donald Trump de las conversaciones congelaron el proceso.
En la reuni¨®n del G-20 en Venecia, a principios de julio, se espera un consenso, al menos pol¨ªtico, sobre ambos pilares. Espa?a, Alemania, Francia e Italia ya han dado su respaldo a un impuesto m¨ªnimo de sociedades, en una carta de sus ministros de Econom¨ªa y Finanzas publicada el viernes por EL PA?S y otros medios internacionales. En octubre, habr¨¢ una cumbre del G-20 en Roma.
Un asunto que queda en el aire es la tasa Google: EE UU pid¨® en el G-7 que los pa¨ªses que la tengan aprobada, como Italia, Francia y el Reino Unido, la retiren. Tampoco se sabe qu¨¦ impuesto m¨ªnimo de sociedades se acordar¨¢, aunque tras el acuerdo de los Siete y el planteamiento oficial de EE UU, el 15% gana cada vez m¨¢s peso. Esta propuesta es menos ambiciosa de la que inicialmente avanz¨® Biden (21%) y defienden pa¨ªses como Francia. El economista Gabriel Zucman, director del EU Tax Observatory y uno de los mayores expertos sobre el tema, tambi¨¦n considera que es muy bajo. En una reciente entrevista con este diario, aseguraba sin embargo que lo m¨¢s urgente es establecer un marco com¨²n, independientemente del tipo que se acuerde. ¡°Nada impide elevarlo a los pa¨ªses que quieran ser m¨¢s ambiciosos¡±, asegur¨®.
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