El petr¨®leo se acerca a los 100 d¨®lares, su nivel m¨¢s alto en ocho a?os
El temor a una invasi¨®n rusa de Ucrania y los bajos niveles de inventarios elevan la presi¨®n sobre el Brent
De 20 d¨®lares a casi 100, en menos de dos a?os. El barril de crudo Brent, el de referencia en Europa, ha transitado en tiempo r¨¦cord de su nivel m¨¢s bajo en dos d¨¦cadas a quedar a las puertas del triple d¨ªgito, un umbral in¨¦dito en los ocho ¨²ltimos a?os, y que amenaza con presionar a¨²n m¨¢s la inflaci¨®n y ralentizar la recuperaci¨®n econ¨®mica pospandemia. En los 12 ¨²ltimos meses, el petr¨®leo se ha disparado en alrededor de un 50%, una escalada que solo tiene un precedente hist¨®rico comparable: entre el verano de 2007 y el de 2008, cuando su precio se duplic¨® hasta marcar su m¨¢ximo hist¨®rico de 140 d¨®lares por barril.
Frente a la explosi¨®n de consumo de aquellos meses inmediatamente anteriores a la Gran Recesi¨®n, esta vez el origen del embrollo es otro. La creciente tensi¨®n entre Rusia y Ucrania, una frontera clave en el tr¨¢nsito de petr¨®leo hacia Europa, se presenta como el detonante m¨¢s inmediato de la escalada: no en vano, Mosc¨² es el tercer m¨¢ximo productor del planeta y maneja, junto con Arabia Saud¨ª, los hilos del cartel ampliado de exportadores, la llamada OPEP+. Pero hay m¨¢s marejada de fondo: los inventarios, en niveles inusualmente bajos, juegan un papel fundamental en una escalada que complica el horizonte econ¨®mico para los importadores, entre ellos Espa?a y la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos.
Fuerte rebote pospandemia
La demanda de petr¨®leo se ha recuperado mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que cab¨ªa esperar en el momento m¨¢s crudo de la pandemia, cuando todos los aviones quedaron en tierra y los servicios funcionaban a medio gas. Tras el par¨®n, la realidad ha sido bien distinta a lo previsto: el consumo energ¨¦tico est¨¢ a un paso del nivel prepandemia ¡ªunos 100 millones de barriles por d¨ªa¡ª y la oferta, en cambio, permanece en niveles artificialmente bajos tanto por la propia voluntad de la OPEP+ como por la escasa inversi¨®n en exploraci¨®n y producci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Esa descompensaci¨®n en las fuerzas del mercado, acrecentada en las ¨²ltimas semanas por la amenaza de invasi¨®n de Ucrania por parte de Rusia, est¨¢n llevando al crudo a niveles que parec¨ªan del pasado.
Aunque la plana mayor de las casas de an¨¢lisis y las firmas de inversi¨®n llevan tiempo advirtiendo de que los 100 d¨®lares por barril son el escenario base a corto plazo, Henning Gloystein, jefe de Energ¨ªa y Clima de la consultora Eurasia, conf¨ªa en que ¡ªde alcanzarse¡ª el pico ser¨¢ temporal para, a continuaci¨®n, dar paso a una ¡°correcci¨®n a la baja¡±. ¡°Salvo interrupciones repentinas, hay oferta suficiente margen de oferta para cubrir el aumento de la demanda que se espera¡±, expone en una reciente nota para clientes. Todo, claro, siempre y cuando el cartel de productores se avenga a reabrir el grifo petrolero: por ahora, las plegarias de Joe Biden y otros l¨ªderes internacionales para que la OPEP+ eleve su techo de producci¨®n han ca¨ªdo en saco roto.
Los 100 d¨®lares por barril cambian el horizonte econ¨®mico
Un barril a triple d¨ªgito elevar¨ªa las previsiones de inflaci¨®n de hace solo un par de meses, cuando el Brent apenas superaba los 70 d¨®lares. Lo har¨ªa en alrededor de medio punto porcentual, seg¨²n los ¨²ltimos c¨¢lculos de Bloomberg, una cifra que ser¨ªa notablemente m¨¢s alta en el bloque emergente.
Los precios, sin embargo, no son el ¨²nico vector de preocupaci¨®n que trae consigo un crudo a 100 d¨®lares por barril. El mundo ya no es el de los a?os setenta del siglo pasado, cuando el petr¨®leo y el carb¨®n eran pr¨¢cticamente las ¨²nicas fuentes de energ¨ªa disponibles y cualquier subida de precios golpeaba con fuerza el crecimiento en Occidente. Pero el 80% de la energ¨ªa que se consume a¨²n tiene origen en la quema de combustibles f¨®siles, y la reciente escalada de todos ellos ¡ªla trilog¨ªa gas natural, crudo y carb¨®n¡ª es motivo de preocupaci¨®n para el conjunto de la econom¨ªa global.
¡°Hay una probabilidad no menor de que reduzca significativamente el crecimiento¡±, apunta Peter Hooper, jefe de an¨¢lisis econ¨®mico global de Deutsche Bank y exdirectivo de la Reserva Federal (Fed) estadounidense. En EE UU, seg¨²n los c¨¢lculos de la calificadora Moody¡¯s, por cada 10 d¨®lares que sube el petr¨®leo, el ritmo de expansi¨®n del PIB se reduce en una d¨¦cima.
En los ¨²ltimos a?os, los t¨¦cnicos ha establecido una banda de entre 60 y 80 d¨®lares por barril como la mejor para la expansi¨®n econ¨®mica: en ella, dec¨ªan, se pueden sentir c¨®modos tanto los pa¨ªses importadores ¡ªsin grandes presiones sobre los automovilistas y el transporte de pasajeros y mercanc¨ªas¡ª como los exportadores ¡ªque obtienen un margen no desde?able sin ahogar la demanda¡ª. Con el barril al borde de los 100 d¨®lares, sin embargo, la imagen cambia por completo: son muy buenas noticias para el golfo P¨¦rsico y, en menor medida, Rusia, pero muy malas para Europa, China, India y Jap¨®n ¡ªentre otros¡ª, que tienen que buscar fuera todo el crudo que consumen. El caso espa?ol es paradigm¨¢tico: con el crudo a¨²n lejos de su pico hist¨®rico, la gasolina est¨¢ en m¨¢ximos desde que hay registros.
La presi¨®n que el abrupto encarecimiento de la energ¨ªa est¨¢ metiendo sobre el IPC est¨¢ obligando a los principales bancos centrales del mundo a subir los tipos de inter¨¦s mucho antes de lo previsto. Ah¨ª est¨¢ el caso del Banco de Inglaterra, que en menos de tres meses ha subido dos veces el precio del dinero. O el de la propia Fed, que apunta a tres alzas en 2022; la primera de ellas, tan pronto como el mes que viene. El BCE aguanta el tipo por ahora, aunque ya ha anunciado un aceler¨®n en el calendario de retirada de las compras de deuda que han provocado la zozobra en los pa¨ªses del sur y ya no descarta una subida de tipos este a?o. Con el gas natural, la electricidad y los alimentos en m¨¢ximos, una subida adicional del crudo elevar¨ªa a¨²n m¨¢s el coste de la vida y mermar¨ªa poder de compra a los hogares. Justo cuando la recuperaci¨®n m¨¢s descansa sobre los hombros del consumo privado.
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