Jornada de emergencia a ambos lados del Atl¨¢ntico
Los bancos centrales tienen la dificultad de dirimir qu¨¦ pesar¨¢ m¨¢s en la econom¨ªa en los pr¨®ximos meses: el riesgo de recesi¨®n o las presiones inflacionistas
Menudo d¨ªa el de ayer para bancos centrales y mercados. Se reun¨ªa de forma programada la Reserva Federal estadounidense, con una agenda de enjundia. Sin embargo, la sorpresa salt¨® con la convocatoria de urgencia del BCE para anunciar que dise?aba un nuevo mecanismo de compra de bonos ante las alarmantes subidas de las primas de riesgo de los pa¨ªses del sur de Europa. Un ¡°d¨¦j¨¤ vu¡± de los a?os peores de la crisis de deuda soberana europea, con reuniones a la carrera. En aquella ocasi¨®n el gradualismo casi se lleva por delante el euro. El famoso whatever it takes de Draghi puso fin a la pesadilla. Esta vez preocupa nuevamente que las medidas no sean suficientemente contundentes. Se esperan varias subidas de tipos de inter¨¦s y el mercado puede volver a ver dudas en el BCE. El plan es reinvertir unos doscientos mil millones de euros en la deuda de los pa¨ªses vulnerables. No queda claro que sea suficiente, dado el pesimismo reinante y la volatilidad del mercado. De momento ha servido para parar la sangr¨ªa. Es lo que tienen las medidas gradualistas, sirven en el muy corto plazo, pero al tiempo suelen volver los problemas.
En cuanto a la inflaci¨®n, que centr¨® la reuni¨®n de la Fed, nos encontramos en un marco global en el que las pol¨ªticas econ¨®micas buscan soluciones para problemas que se multiplican y que tienen m¨¢s de una causa. Una situaci¨®n an¨®mala que puede darse tambi¨¦n, por utilizar un s¨ªmil, en otros campos como la medicina, con enfermedades inducidas a la vez tanto de forma v¨ªrica como bacteriana. Pasa ahora con la inflaci¨®n. Pueden emplearse remedios para paliar las subidas en costes energ¨¦ticos y suministros, como si de una infecci¨®n bacteriana se tratase. O puede tratar de corregirse el impacto de una mayor demanda, con subidas v¨ªricas que se extienden de unos bienes a otros. Y, en ocasiones, a los salarios, haciendo el virus m¨¢s generalizado. Una autoridad monetaria podr¨ªa actuar para frenar esa inflaci¨®n subyacente, excluyendo energ¨ªa, fundamentalmente. Sin embargo, no puede frenar subidas de precios energ¨¦ticos inducidas por conflictos b¨¦licos, o disfunciones en cadenas de aprovisionamiento.
A la Fed norteamericana parece importarle menos la parte que dif¨ªcilmente puede controlar (inflaci¨®n de costes). Est¨¢ dispuesta a actuar con contundencia. Teme que la inflaci¨®n subyacente tambi¨¦n est¨¦ desbocada. He podido comprobar esta semana en Estados Unidos que ya no se habla, como hace meses, de si es conveniente sacar un martillo anti-inflaci¨®n como subidas de tipos de inter¨¦s, sino del tama?o del martillo. Se demostr¨® en la reuni¨®n de este mi¨¦rcoles con una subida hist¨®rica de 0,75 puntos. Sin embargo, se teme que Estados Unidos pueda afrontar una recesi¨®n en 2023. Si as¨ª fuera, la pregunta es si esa correcci¨®n de la econom¨ªa se ver¨ªa acompa?ada de una moderaci¨®n suficiente en los precios. La Fed se arriesga a que sus pol¨ªticas no sean entendidas a medio plazo. Tiene la dificultad de dirimir qu¨¦ pesar¨¢ m¨¢s en la econom¨ªa en los pr¨®ximos meses: el riesgo de recesi¨®n o las presiones inflacionistas. Ante ese panorama, los nervios y la presi¨®n en los mercados continuar¨¢n.
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