?Qu¨¦ se puede hacer para bajar la inflaci¨®n?
La medida m¨¢s eficaz para frenar la escalada de precios y reducir la pobreza que sufren los espa?oles m¨¢s vulnerables es la subida de tipos. Pero la clave es hacerlo sin provocar una recesi¨®n y destrucci¨®n de empleo
Desde que Keynes public¨® su Teor¨ªa General en 1936, la macroeconom¨ªa se ha desarrollado significativamente. Es la rama de la econom¨ªa que estudia variables agregadas como el PIB, la inflaci¨®n, los tipos de inter¨¦s, los tipos de cambio, la distribuci¨®n de la renta, la pobreza, etc¨¦tera. La econom¨ªa micro depende de millones de decisiones de familias y empresas todos los d¨ªas de su vida. La macro intenta, mediante la pol¨ªtica econ¨®mica, conseguir estabilidad y m¨ªnima incertidumbre para distorsionar lo menos posible las decisiones de los ciudadanos.
2022 pasar¨¢ a la historia econ¨®mica como un a?o err¨¢tico y lleno de incertidumbres. Hoy en Espa?a hemos conocido dos datos muy contradictorios. Los medios titulan que la inflaci¨®n est¨¢ desbocada y a la vez que el PIB crece con fuerza y aumenta el empleo. Hace un a?o, cuando comenzaron la crisis energ¨¦tica y la inflaci¨®n, y el pasado febrero, cuando estall¨® la guerra de Ucrania, era complicado anticipar el buen comportamiento del empleo en Espa?a. En la c¨¢tedra Orfin, de la Universidad de Alcal¨¢, publicamos previsiones de crecimiento del PIB y decidimos publicar un rango entre el 3,6% y el 4,6% para 2022. Acertamos, ya que el crecimiento, tras el dato del segundo trimestre, acabar¨¢ el a?o por encima del 4%. No obstante, si se frenara en seco la econom¨ªa por el corte de gas ruso y una crisis industrial europea, dif¨ªcilmente bajar¨¢ del 3,5%.
El PIB de la Eurozona aceler¨® hasta el 0,7%, desde el 0,5% del trimestre anterior, mientras que en EE UU el PIB cay¨® un 0,4% en el primer trimestre y un 0,2% en el segundo. ?C¨®mo es posible que el impacto de la guerra de Ucrania haya sido mayor sobre los precios del gas y la electricidad en Europa que en EE UU y su econom¨ªa se frene y la europea acelere? Ahora con los datos es m¨¢s f¨¢cil de explicar, pero en febrero no era el escenario m¨¢s l¨®gico. Los humanos tomamos decisiones emocionales y eso le mete un componente de complejidad enorme a la econom¨ªa.
El escenario para el segundo semestre sigue igual de incierto o m¨¢s a¨²n. Los precios de las materias primas desde abril se han desplomado y las causas de la din¨¢mica de la inflaci¨®n mundial est¨¢n remitiendo. La causa es que China tambi¨¦n se ha frenado en seco por el pinchazo de su burbuja inmobiliaria y sus confinamientos por la pandemia. Eso ha permitido reducir la presi¨®n sobre el comercio mundial y los precios de transportar contenedores han empezado a bajar, aunque siguen por encima de hace un a?o.
Los bancos centrales suben los tipos con fuerza, 0,75% esta semana la Reserva Federal y 0,5% el BCE la pasada semana. Pero los tipos de la deuda a largo plazo caen con fuerza. Los inversores internacionales empiezan a temer m¨¢s a la recesi¨®n que a la inflaci¨®n. Pero, como hemos aprendido desde la crisis de 2008, los inversores internacionales no son fiables y cambian de opini¨®n lo mismo que el viento de direcci¨®n y ambos lo hacen de manera ca¨®tica e impredecible.
La pregunta en este escenario es: ?Qu¨¦ hay que hacer para bajar la inflaci¨®n? Como nos ense?¨® el premio nobel de econom¨ªa Edmund Phelps, la inflaci¨®n presente depende de las expectativas futuras. David L¨®pez Salido, hoy en la Reserva Federal de Washington, public¨® en 2002 un an¨¢lisis sobre el comportamiento de los m¨¢rgenes empresariales en Espa?a durante la crisis de inflaci¨®n desde 1977 hasta 1995. Las conclusiones son que el precio y los costes pueden seguir din¨¢micas diferentes y que los empresarios fijan los precios en funci¨®n de su previsi¨®n de demanda. Si creen que sus ventas van bien subir¨¢n los precios y si creen que van mal los bajar¨¢n. Los trabajadores se comportan de una manera similar. Si no temen por su puesto de trabajo pedir¨¢n subidas salariales que les compensen la inflaci¨®n, mientras que si creen que su empresa no va bien y se pueden ir al paro aceptar¨¢n menor subida salarial para preservar su empleo, principal fuente de renta.
Conclusi¨®n, si queremos contener la inflaci¨®n y evitar cometer los errores de los a?os setenta es necesario enfriar la econom¨ªa. La duda es c¨®mo y cu¨¢nto. En Espa?a es especialmente necesario, ya que con el doble de tasa de paro que el promedio europeo y el triple que en EE UU, tenemos dos puntos m¨¢s de inflaci¨®n subyacente que la Eurozona y similar a la de la americana. Nuestra econom¨ªa tiene leyes y reglas en el mercado de trabajo muy inflacionistas, menor competencia en muchos sectores y est¨¢ llena de minas inflacionistas incluidas en cl¨¢usulas de revisiones de muchos contratos p¨²blicos y privados.
Subida de tipos
La inflaci¨®n es equivalente a un impuesto y es el m¨¢s injusto de los impuestos, ya que todos los ciudadanos pagamos la misma tasa. Si vives en la calle Serrano has visto perder capacidad adquisitiva a tu renta, pero seguramente no modifiques mucho tus h¨¢bitos de vida. Si vives en Entrev¨ªas, es muy probable que tengas problemas para pagar los servicios b¨¢sicos de tu vivienda, hacer la compra para comer, no te ir¨¢s de vacaciones y bajar¨¢s al bar menos veces y tomando solo botellines con tapa gratis.
El Banco Central Europeo ya ha comenzado a subir los tipos de inter¨¦s, muy gradualmente. Sin duda, la medida m¨¢s eficaz para reducir la inflaci¨®n y reducir la pobreza que sufren los espa?oles m¨¢s vulnerables. La clave es hacerlo sin provocar una recesi¨®n y destrucci¨®n de empleo. Se espera que la subida llegue a niveles del 2%, aunque va a depender mucho de lo que haga la Reserva Federal y si se activa la recesi¨®n y se enfr¨ªan las expectativas de inflaci¨®n de empresarios y trabajadores.
El Estado, que incluye Gobierno central, Seguridad Social y autonom¨ªas, ha congelado el gasto p¨²blico en el primer semestre de 2022 y ha aprovechado el fuerte crecimiento de los ingresos por el aumento de los precios y de los salarios para reducir significativamente el d¨¦ficit. En contra de la intuici¨®n, es la medida m¨¢s eficaz que est¨¢ en sus manos para reducir la presi¨®n de inflaci¨®n sobre los espa?oles m¨¢s vulnerables.
El riesgo est¨¢ en las minas ocultas y la principal es el compromiso de subir las pensiones con el IPC. Eso supondr¨ªa subirlas cerca del 9% y unos 15.000 millones de euros. Las pensiones deber¨ªan entrar en un gran acuerdo de pacto de rentas, como los Pactos de la Moncloa en 1977, con empresarios y sindicatos, y subir en un rango del 3%-5%. Si el Gobierno sube el 9% las pensiones ser¨ªa muy injusto que los que trabajamos nos suban los salarios la mitad o una tercera parte. Y estar¨ªa provocando mucha m¨¢s pobreza a los que ya est¨¢n acudiendo a los bancos de alimentos.
La otra prioridad es que la guerra de Ucrania finalice cuanto antes, primero para que acaben los muertos de ambos bandos y para que los europeos tengamos gas este invierno. Eso provocar¨ªa un desplome inmediato del precio del gas y de la electricidad, y la inflaci¨®n se normalizar¨ªa m¨¢s r¨¢pido.
En 1973 estall¨® la primera crisis del petr¨®leo. El Gobierno franquista decidi¨® no subir los precios de la gasolina y de la electricidad y el Banco de Espa?a no subi¨® los tipos de inter¨¦s. En 1977, la inflaci¨®n era del 30%, la tasa de paro subi¨® hasta el 20% y no baj¨® de ese nivel hasta 1988, 15 a?os despu¨¦s. El ser humano tropieza siempre con la misma piedra, pero conviene no enamorarse de ella.
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