Teresa Ribera: ¡°Las energ¨¦ticas tienen que aportar propuestas en lugar de un no a todo¡±
La ministra defiende que ¡°Espa?a ha hecho un gran esfuerzo en materia energ¨¦tica¡± y que ¡°ha invertido mucho m¨¢s¡± que otros pa¨ªses europeos para asegurar el suministro
Las medidas urgentes de ahorro energ¨¦tico se aplican a rajatabla en el despacho de la vicepresidenta Teresa Ribera (Madrid, 53 a?os) incluso horas antes de su aprobaci¨®n. Ribera, ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico, ha protagonizado el final del curso pol¨ªtico en Bruselas. Primero con la excepci¨®n ib¨¦rica, que deja un precio del gas sensiblemente m¨¢s bajo en Espa?a y Portugal que en el resto de la UE. Y en los ¨²ltimos d¨ªas, con el crescendo que ha acompa?ado la negociaci¨®n de la propuesta de la Comisi¨®n Europea que preve¨ªa inicialmente un recorte lineal del 15% del consumo, y que Espa?a consigui¨® rebajar al 7% con una posici¨®n inusualmente dura que ha levantado alguna que otra ampolla. En el despacho hay 27 grados clavados al inicio de esta entrevista, a primera hora de la ma?ana. Pero la temperatura subir¨¢ con las preguntas sobre el lobby que han hecho las empresas espa?olas y con los momentos m¨¢s ¨¢speros en la negociaci¨®n para suavizar ese plan de la UE.
Pregunta. ¡°A diferencia de otros pa¨ªses, los espa?oles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡±, dijo usted en plena negociaci¨®n para reducir el consumo de gas. ?A qu¨¦ se debe esa dureza?
Respuesta. A que creo que era importante destacar que toda nuestra voluntad de ayudar requiere cierto respeto previo. Espa?a ha hecho un gran esfuerzo en materia energ¨¦tica no siempre acompa?ado en Europa, como con las interconexiones. Cuando alguien necesita ayuda, debe pedirla; no imponerla. Nosotros, cuando la hemos necesitado, la hemos pedido y la hemos agradecido enormemente. Y en la situaci¨®n actual, absolutamente endiablada, nadie nos pregunt¨® cu¨¢l era la mejor manera de ayudar. La Comisi¨®n no ten¨ªa un ejercicio f¨¢cil por delante, pero opt¨® por poner encima de la mesa la propuesta sin debate previo.
P. ?No pueden ser contraproducentes esas palabras si Espa?a acaba necesitando ayuda, por el lado fiscal o incluso el de energ¨ªa?
R. ?Por qu¨¦? Hemos hecho una declaraci¨®n expl¨ªcita, y reiterada, sobre nuestra voluntad de ayudar.
P. Porque esa ret¨®rica recuerda a la crisis del euro. ?A qui¨¦n se dirig¨ªa con esas palabras?
R. Que cada cual lo interprete como quiera: yo me dirig¨ªa a los espa?oles. Es importante que sepan que lo que estamos haciendo no es porque nos tengamos que ajustar el cintur¨®n por un comportamiento irresponsable o fr¨ªvolo. Hemos invertido mucho m¨¢s para asegurar nuestro suministro que otros Estados miembros. Creo que es un mensaje importante: no hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades.
P. Pues parec¨ªa un mensaje al Norte. ?Se expresar¨ªa hoy, de nuevo, en esos mismos t¨¦rminos?
R. Creo que eran palabras para aquel momento y que sirvieron para hacer ver que nosotros est¨¢bamos dispuestos a ayudar, pero que era importante encontrar la soluci¨®n adecuada. La solidaridad puede expresarse de maneras muy diferentes, y lo que propon¨ªa la Comisi¨®n no era lo m¨¢s efectivo ni lo m¨¢s justo. No se trata de imponer castigos a la poblaci¨®n, sino de hacer llegar energ¨ªa a quien lo necesita. Es verdad que en la medida en que uno consume menos puede aportar a terceros, pero no tiene sentido imponer reducciones por encima de lo que se puede hacer llegar a esos terceros pa¨ªses.
P. ?Se invierten los papeles en esta tesitura respecto a la crisis del euro?
R. Muchos de nuestros socios afrontan una situaci¨®n muy complicada: aqu¨ª estamos hablando de esforzarnos, pero all¨ª est¨¢n hablando de racionamiento, que es algo que en Europa Occidental no hemos vivido desde el final de la II Guerra Mundial. Es un shock emocional para la poblaci¨®n y hay que acompa?ar lo m¨¢ximo que se pueda para que no se llegue a dar esa situaci¨®n. Despu¨¦s de las consecuencias tan terribles que gener¨® la respuesta a la crisis del euro se ha entendido que no se puede apelar al riesgo moral para dejar descolgada a una parte de la sociedad europea.
P. Ha dicho que la Comisi¨®n no inform¨® a los gobiernos. Bruselas dice lo contrario.
R. No he dicho que no informara: digo que no escuch¨®. Y al final la situaci¨®n se ha resuelto bien, hubo una reacci¨®n r¨¢pida. Todos entendimos la importancia de la unidad y de la solidaridad y hemos conseguido una propuesta que abre la puerta a reforzar la pol¨ªtica energ¨¦tica europea de cara a consolidar una capacidad de respuesta r¨¢pida, usar las infraestructuras en com¨²n y acometer compras comunes de energ¨ªa.
P. Algunos pa¨ªses se saltaron a la torera todo eso al principio.
R. Efectivamente.
P. ?Qui¨¦nes?
R. No voy a qui¨¦nes, pero es cierto que algunos socios han buscado alternativas por su cuenta
P. ?Esos rifirrafes pueden volver si la situaci¨®n empeora? ?El recorte del 15% hubiera supuesto un par¨®n industrial en Espa?a?
R. S¨ª, supon¨ªan un par¨®n porque el planteamiento de la Comisi¨®n era priorizar sectores industriales en funci¨®n de lo que considera m¨¢s estrat¨¦gico para el conjunto de la econom¨ªa europea. Y hay sectores que Bruselas no considera estrat¨¦gicos para el conjunto de la UE y que, sin embargo, s¨ª lo son desde nuestro punto de vista. Eso hubiera generado resultados injustos que, adem¨¢s, no hubiesen beneficiado a nadie.
P. La ¨²ltima vez que Rusia cort¨® el gas antes de la guerra, la entonces canciller alemana, Angela Merkel, se fue a Minsk y pact¨® con Vlad¨ªmir Putin el gasoducto Nord Stream 1. Luego, en los primeros estadios de la invasi¨®n rusa en Ucrania, Alemania se fue a buscar gas a todas partes pagando precios muy altos. ?C¨®mo juzga la pol¨ªtica alemana en los ¨²ltimos a?os?
R. Siempre es m¨¢s f¨¢cil hacer un an¨¢lisis a toro pasado, pero sea cual sea la historia que venga de atr¨¢s, es capital salir a respaldar a Alemania en este momento. A nadie le va bien que a Alemania le vaya mal, del mismo modo que, como nos ense?¨® la anterior crisis, a Europa no le vino bien que a Grecia le fuera mal. S¨ª es cierto que ha habido se?ales recientes que pon¨ªan de manifiesto la conveniencia de diversificar proveedores y que, a pesar de ello, se aprob¨® la construcci¨®n de un segundo gran gasoducto [el Nord Stream 2]. Durante muchos a?os eso le ha reportado a la industria alemana gas a precios baratos. Eso explica parte de las diferencias de competitividad y parte del sobrecoste que han estado pagando los consumidores espa?oles por toda esa infraestructura necesaria para albergar las plantas de regasificaci¨®n. La situaci¨®n hoy ha cambiado; se han alterado las din¨¢micas tradicionales.
P. El escenario central ahora mismo es un cierre de fronteras por parte de Putin.
R. S¨ª.
P. ?Eso implica recesi¨®n en Alemania?
R. Pero lo que buscamos es evitar a toda costa ese escenario. Y no importa solo lo macroecon¨®mico: si se produce una gran divisi¨®n nos encontrar¨ªamos con escenarios pol¨ªticos muy complicados, con desconfianza en las instituciones y entre pa¨ªses... Eso hay que cuidarlo al m¨¢ximo si no queremos ver deterioros sociales y democr¨¢ticos a gran velocidad.
P. Hist¨®ricamente, la inflaci¨®n ha sido capaz de tumbar gobiernos, y la subida de los precios energ¨¦ticos es uno de los factores que explica que los precios suban m¨¢s en Espa?a que la media europea. ?Explicar¨ªa eso en parte la dureza del Gobierno espa?ol en esa negociaci¨®n?
R. Llev¨¢bamos meses pidiendo que Europa se tomara en serio la situaci¨®n y mitigara al m¨¢ximo el impacto de los precios del gas en el conjunto del sistema energ¨¦tico. La primera respuesta que recibimos fue ¡°ya pasar¨¢¡±; resulta que no solo no ha pasado, sino que se ha complicado cada vez m¨¢s. Hoy, afortunadamente, contamos con la protecci¨®n del mecanismo ib¨¦rico. Pero necesitamos una respuesta europea a la crisis.
P. ?Teme el Gobierno que, si no se doblega la inflaci¨®n, podamos ir hacia un invierno caliente?
R. Obviamente el impacto de la inflaci¨®n est¨¢ detr¨¢s de la preocupaci¨®n que mostramos por la evoluci¨®n de la energ¨ªa.
P. ?Y en ese contexto est¨¢ satisfecho el Gobierno con la respuesta que han dado las energ¨¦ticas?
R. Es dif¨ªcil explicar un incremento tan importante de los beneficios en un momento tan delicado para el conjunto de la poblaci¨®n. Las primeras propuestas de minoraci¨®n de los beneficios extraordinarios asociados al alza del precio del gas fueron muy contestadas, con una campa?a en contra en Europa y m¨¢s all¨¢ de Europa. El resultado fue que la Agencia Internacional de la Energ¨ªa y la Comisi¨®n Europea recogieron nuestra propuesta como una recomendaci¨®n de mejores pr¨¢cticas. Es decir: acabaron encontr¨¢ndose con que aquello que les parec¨ªa de un intervencionismo terror¨ªfico acab¨® siendo una de las recomendaciones b¨¢sicas que hac¨ªan las principales autoridades econ¨®micas y energ¨¦ticas. M¨¢s que poner el grito en el cielo, de lo que se trata es de buscar soluciones para proteger a sus clientes.
P. ?No genera problemas que el presidente cite ad hominem a [Ignacio] S¨¢nchez Gal¨¢n o [Ana] Bot¨ªn?
R. El presidente S¨¢nchez mide muy bien lo que dice.
P. ?Qu¨¦ le parece esta respuesta tan monol¨ªtica en el sector energ¨¦tico contra el impuesto y el resto de medidas?
R. Creo que ser¨ªa deseable encontrarnos con propuestas y no con un no a todo.
P. ?Le preocupan las reacciones negativas a la an¨¦cdota de la corbata?
R. Los mayores entienden la diferencia entre consumir y desperdiciar energ¨ªa, y tienen un recuerdo de cuando la energ¨ªa era mucho m¨¢s cara ¡ªen t¨¦rminos relativos¡ª que hoy. Desde el punto de vista del coste, un grado en el termostato de nuestros hogares puede representar hasta un 7% de nuestra factura. Hace falta un esfuerzo especial en un momento extraordinario. El mundo est¨¢ patas arriba, tenemos una guerra en Europa y para muchos conciudadanos europeos esto resulta un debate fr¨ªvolo: est¨¢n buscando sacos de dormir para evitar morirse de fr¨ªo en invierno sin calefacci¨®n. La diferencia es tan grande que creo que esas reacciones negativas est¨¢n fuera de lugar.
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