Inversi¨®n y comercio en EE UU ante la presidencia espa?ola en la Uni¨®n Europea
Espa?a puede convertirse en el principal destino amigo para la inversi¨®n estadounidense en Europa en sectores estrat¨¦gicos
Tal y como se?ala la edici¨®n de este a?o del informe Transatlantic Economy de los profesores Quinlan y Hamilton, de la universidad John Hopkins, patrocinado por AmChamEU y la US Chamber of Commerce, la econom¨ªa transatl¨¢ntica entre Estados Unidos y Europa es la m¨¢s grande y rica del mundo. Genera casi seis billones de d¨®lares anuales en ventas comerciales y emplea a m¨¢s de 16 millones de trabajadores en empleos de alta calidad mutuamente ¡°localizados¡± en ambos lados del Atl¨¢ntico. Esta econom¨ªa representa la mitad del consumo personal global y cerca de un tercio del PIB mundial en t¨¦rminos de poder adquisitivo.
Los v¨ªnculos son particularmente estrechos en la inversi¨®n extranjera directa, la inversi¨®n en cartera, el comercio y las ventas de filiales en bienes y servicios, la econom¨ªa digital, la energ¨ªa, la inversi¨®n en I+D, los flujos tecnol¨®gicos y las ventas de servicios intensivos en conocimiento. La inversi¨®n mutua empeque?ece el comercio entre ambos bloques ¡ªque aun as¨ª representa m¨¢s del 26% de las exportaciones y del 33% de las importaciones¡ª y es la verdadera columna vertebral de la econom¨ªa transatl¨¢ntica, siendo Estados Unidos y Europa la principal fuente y destino de la inversi¨®n extranjera directa en el mundo. Juntos, representan el 65% de las salidas y el 64% del volumen de entradas de la inversi¨®n directa mundial.
Europa se ha visto enormemente beneficiada por este flujo de inversi¨®n y comercio que ha tenido un papel clave en la mejora de la competitividad de las empresas europeas, en la creaci¨®n de cl¨²steres sectoriales, que han beneficiado a las peque?as y medianas empresas, y en la apertura de los mercados nacionales acrecentando la construcci¨®n del mercado interno europeo. Adem¨¢s, las empresas estadounidenses han establecido relaciones comerciales y de cooperaci¨®n a largo plazo con sus socios europeos, lo que ha mejorado la eficiencia de las cadenas de suministro y ha fomentado la innovaci¨®n.
Por otro lado, el mercado estadounidense, muy abierto y homog¨¦neo, ha permitido a muchas empresas europeas ganar alcance verdaderamente global y tener acceso a capital y tecnolog¨ªa estadounidense. Sin embargo, en estos momentos de cambios bruscos en la econom¨ªa global una ola de nacionalismo econ¨®mico tanto en EE UU como en Europa puede estar gest¨¢ndose con efectos nocivos para este flujo de inversi¨®n y comercio, que tanto valor ha aportado en el pasado. El mundo entero se est¨¢ reordenando tras la pandemia, en medio de la guerra de Ucrania y en un estadio de recelo creciente entre los grandes bloques, que est¨¢ empezando a impactar en la reconstrucci¨®n de las cadenas de valor.
Desde mi punto de vista, en Espa?a le estamos dedicando demasiado tiempo a polemizar sobre la elecci¨®n de nueva sede social realizada libremente por una empresa espa?ola, y se nos escapa un an¨¢lisis m¨¢s profundo sobre el papel que podemos jugar en este nuevo paradigma. Los anuncios de inversiones estadounidenses, muchas de ellas extraordinarias, que vienen haciendo nuestros socios en los ¨²ltimos meses no son fruto de casualidad. Tienen que ver con el posicionamiento geogr¨¢fico de Espa?a ¡ªen Europa, pero lejos del conflicto con Rusia¡ª; con nuestra estabilidad institucional, mucho mayor si la observamos desde fuera por comparaci¨®n con otros pa¨ªses de nuestro entorno; con las capacidades de nuestros directivos; con una encomiable labor de venta internacional de nuestros gobernantes y diplom¨¢ticos; con nuestra relativa independencia energ¨¦tica; con el puente cultural con Latinoamerica y con nuestra presencia e influencia en el Mediterr¨¢neo.
Por todas estas razones, Espa?a puede convertirse en el principal destino amigo (friendshoring) para la inversi¨®n estadounidense en Europa en sectores estrat¨¦gicos: semiconductores, centros de datos, computaci¨®n cu¨¢ntica, inteligencia artificial, producci¨®n de hidr¨®geno, electrificaci¨®n, biomedicina, laboratorios de investigaci¨®n, producci¨®n agroalimentaria de ¨²ltima generaci¨®n, ciber seguridad, nuevos materiales y un largu¨ªsimo etc¨¦tera.
Esta apuesta por la atracci¨®n de inversi¨®n estadounidense de calidad no conviene por igual a todos los socios europeos. Otros pa¨ªses de la UE compiten con nosotros, no siempre de forma trasparente, por la preminencia europea de sus empresas nacionales. Empujar fuera de la ecuaci¨®n a las empresas estadounidenses puede ser parte de una estrategia de otros grandes pa¨ªses europeos para consolidar el liderazgo de sus campeones nacionales en todo el territorio europeo, algo que, a Espa?a, un pa¨ªs importante, pero con poca capitalizaci¨®n y pocas grandes empresas, no le conviene en absoluto. Tampoco a la gran parte de los pa¨ªses europeos. Por otro lado, si entramos en una din¨¢mica proteccionista, la inversi¨®n y el comercio de las empresas espa?olas en EE UU, que ha crecido extraordinariamente desde hace dos d¨¦cadas, tambi¨¦n se resentir¨¢.
Desde la entidad que presido, creemos que la presidencia de Espa?a de la UE deber¨ªa servir para afianzar el v¨ªnculo transatl¨¢ntico, quiz¨¢s recuperando, aunque sea parcialmente, la fallida negociaci¨®n del Tratado de Libre Comercio e Inversi¨®n con EE UU, y alejarnos coordinadamente de los cantos de sirena de aquellas potencias (China y Rusia) que no comparten nuestros valores comunes, basados en la democracia, el estado de derecho y la libertad.
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