La energ¨ªa fotovoltaica: un cisne verde para la econom¨ªa espa?ola
Nuestro pa¨ªs afronta, por primera vez, una revoluci¨®n industrial con una ventaja competitiva en el precio de la energ¨ªa el¨¦ctrica
Hace unas semanas se puso la primera piedra de un proyecto que puede llegar a ser emblem¨¢tico de lo que puede llegar a ser la energ¨ªa fotovoltaica para nuestro pa¨ªs. Una f¨¢brica de diamantes artificiales en el pueblo cacere?o de Trujillo que puede llegar a generar empleo para 1.000 personas, cuya raz¨®n primordial de su instalaci¨®n en Espa?a es el poder disponer, a trav¨¦s de una planta solar en r¨¦gimen de autoconsumo, de una energ¨ªa el¨¦ctrica de precio competitivo.
En los ¨²ltimos a?os se ha hecho desafortunadamente popular el concepto del ¡°cisne negro¡± de Nassim Taleb. Un cisne negro ser¨ªa un fen¨®meno negativo, inesperado y de consecuencias sist¨¦micas, como el covid-19 o la invasi¨®n rusa de Ucrania y sus repercusiones en la econom¨ªa mundial.
Frente a este concepto tenemos el de ¡°cisne verde¡± de John Elkington: oportunidades inesperadas, que generan efectos exponenciales que antes de ellas se consideraban improbables, genera resiliencia y efectos positivos que se extienden a las pr¨®ximas generaciones. A diferencia de los cisnes negros, en los cisnes verdes, seg¨²n Elkington, el papel de los responsables pol¨ªticos en generar las condiciones adecuadas de mercado, regulatorias y de gobernanza es clave para poder aprovechar la oportunidad que se abre.
La energ¨ªa fotovoltaica plantea a nuestro pa¨ªs la posibilidad de ser nuestro cisne verde, transformando un problema ambiental en una fuente de mejora de nuestras condiciones socioecon¨®micas. Particularmente en la Espa?a rural.
La tecnolog¨ªa fotovoltaica es una tecnolog¨ªa simple y sencilla, al alcance de todos los pa¨ªses en igualdad de condiciones. La diferencia en el precio producido por kilovatio hora (KWh) la generan dos factores: las horas de sol y la disponibilidad de territorio para poder aprovechar las econom¨ªas de escala. De ambas condiciones, Espa?a es el pa¨ªs europeo mejor posicionado. Para hacernos una idea, pensemos que en Alemania la media de horas de funcionamiento de una planta est¨¢ por debajo de las 1.000 horas, mientras que en Espa?a est¨¢n en las 1.900. Eso implica que deber¨ªamos ser capaces de producir la energ¨ªa el¨¦ctrica a la mitad de precio.
El mundo est¨¢ abordando su cuarta revoluci¨®n industrial, basada, seg¨²n la definici¨®n del Foro Econ¨®mico Mundial, en una fusi¨®n de tecnolog¨ªas con fronteras difuminadas entre lo f¨ªsico, lo digital y lo biol¨®gico.
Por primera vez nuestro pa¨ªs afronta una revoluci¨®n industrial con una ventaja competitiva en el precio de la energ¨ªa el¨¦ctrica. Ventaja que nos debe de hacer que empecemos a hablar m¨¢s frecuentemente de nuevas localizaciones industriales que de deslocalizaciones especialmente en los casos de aplicaciones industriales electrointensivas.
Pero este proceso no est¨¢ exento de desaf¨ªos para que podamos aprovecharlo adecuadamente. Por razones de equilibrio territorial y de justicia estas inversiones deber¨ªan priorizar aquellas regiones de nuestro territorio en las cuales se est¨¢n llevando a cabo m¨¢s proyectos de energ¨ªa solar y que en general coinciden con la Espa?a rural. Tenemos que conseguir que regiones que hasta ahora han sido fuente de emigraci¨®n se conviertan en destino de inmigraci¨®n.
Tampoco se debe perder la importante aceptaci¨®n social con la que ha contado hasta ahora nuestra tecnolog¨ªa. Para ello es la fundamental la responsabilidad en los comportamientos tanto de las empresas como de los responsables pol¨ªticos, actores sociales y medios de comunicaci¨®n. Los posicionamientos neonegacionistas no pueden poner en riesgo de forma injustificada esta oportunidad. Y se debe, tambi¨¦n, contar con sistemas de fijaci¨®n de precios para la energ¨ªa producida que a la vez que permitan a los consumidores industriales beneficiarse de la competitividad de la energ¨ªa solar den una se?al de precio suficiente para incentivar las inversiones.
Para poder desarrollar al m¨¢ximo este potencial tenemos que incrementar la electrificaci¨®n y regular adecuadamente y cuanto antes el almacenamiento y la producci¨®n de hidr¨®geno, as¨ª como unas tramitaciones administrativas ¨¢giles que faciliten la implantaci¨®n de estas nuevas empresas. Por ¨²ltimo, se debe revisar de forma realista el Plan Nacional de Energ¨ªa y Clima (PNIEC) de acuerdo a este nuevo escenario, elevando el objetivo a una horquilla de entre 55 y 65 gigavatios (GW) al a?o 2030.
Adem¨¢s de producir una industrializaci¨®n indirecta a trav¨¦s de la atracci¨®n de nuevas inversiones, tenemos que promover tambi¨¦n una industrializaci¨®n directa de la cadena de valor fotovoltaica. Los cisnes negros que comentaba al principio nos han demostrado que las distop¨ªas existen y se pueden repetir. La consolidaci¨®n de las energ¨ªas renovables como fuente primordial de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica hacen que el concepto de geoestrategia energ¨¦tica por el de tecnoestrategia energ¨¦tica. Y no es lo importante controlar determinadas zonas del mundo por su capacidad de producir petr¨®leo o carb¨®n, lo importante es controlar la tecnolog¨ªa que nos permite aprovechar el sol o el viento que es com¨²n en todos los pa¨ªses.
En Espa?a tenemos una cadena de valor capaz de producir un 65% del coste de producci¨®n de una planta fotovoltaica. Pero el 35% restantes son los paneles, de los cuales tenemos una fuerte dependencia de Asia. Tenemos el reto de tener la capacidad de fabricar en Espa?a en condiciones de competitividad el total de la cadena de valor. Igual que anteriormente habl¨¢bamos del concepto de reserva estrat¨¦gica de petr¨®leo, ahora tenemos que hablar de reserva estrat¨¦gica tecnol¨®gica.
Este cisne verde nos pone por delante una oportunidad hist¨®rica. Vamos a aprovecharla.
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