La ofensiva saud¨ª en Telef¨®nica evidencia las lagunas del mercado ¨²nico
La sequ¨ªa de fusiones transeuropeas abre la puerta de sectores estrat¨¦gicos al capital extracomunitario

Los males europeos son tan conocidos como tantas y tantas veces magnificados, pero su sector empresarial suele quedar lejos de todo diagn¨®stico. Al menos hasta que un gigante extracomunitario como Saudi Telecom (STC) trata de convertirse en el primer accionista de una de las mayores empresas de telecomunicaciones del continente, Telef¨®nica. Solo entonces saltan todas las alarmas. La duda es si se podr¨ªa haber hecho algo m¨¢s, antes, para evitar el asalto a la tercera mayor teleco europea, vapuleada en Bolsa y ¡ªpor tanto¡ª muy barata para inversores extracomunitarios que tambi¨¦n se benefician de un euro d¨¦bil.
La respuesta m¨¢s probable es que s¨ª: que la ausencia de una regulaci¨®n ¨²nica en este sector, en energ¨ªa o ¡ªen menor medida¡ª en banca ha inhibido la creaci¨®n de campeones continentales, grandes empresas made in Europe con vocaci¨®n de comerse peces m¨¢s peque?os y no solo de defenderse frente a las ambiciones de terceros en las cada vez m¨¢s turbulentas aguas del oc¨¦ano empresarial global. Un diagn¨®stico gen¨¦rico que se suma al mal propio de un sector con muchas dificultades para rentabilizar las ingentes inversiones que precisa la revoluci¨®n tecnol¨®gica.
Una vez formalizada la tentativa saud¨ª por Telef¨®nica ¡ªno buscada y no conocida ni por La Moncloa ni por la c¨²pula de la empresa¡ª, el escudo antiopas espa?ol abre un periodo de tres meses para que el Ejecutivo pueda rechazar o aceptar el trato, fijando las condiciones que considere oportuna. Pero ese freno, el ¨²nico posible a estas alturas, es ex post, reactivo. El freno preventivo podr¨ªa haber sido otro: el paraguas que habr¨ªa supuesto aglutinar los campeones nacionales en aut¨¦nticos campeones europeos mediante fusiones transfronterizas. Una posibilidad que se ha visto dificultada, seg¨²n los expertos consultados, por los retrasos en la superaci¨®n de los mercados nacionales de telecomunicaciones, energ¨ªa o banca para crear aut¨¦nticos mercados comunitarios.
¡°Tenemos un mercado ¨²nico imperfecto. Esto es el coste de lo que [el expresidente de la Comisi¨®n Europea] Jacques Delors llamaba la no-Europa¡±, explica Cecilio Madero, antiguo alto cargo de la poderosa direcci¨®n general de Competencia bruselense. Se refiere a la multiplicidad de reguladores y supervisores en los Veintisiete o la ausencia de un mercado ¨²nico de capitales, de una uni¨®n fiscal o tributaria, algo que la Comisi¨®n trat¨® de corregir a trav¨¦s del control de las ayudas de Estado en pa¨ªses como Irlanda, Luxemburgo o Pa¨ªses Bajos pero que ha sido tumbado por la justicia comunitaria.
Madero rechaza que esta sequ¨ªa de fusiones se deba a un exceso de rigor a la hora de autorizarlas por parte de Bruselas con el argumento de que la creaci¨®n de un coloso o campe¨®n continental dar¨ªa lugar a una empresa con una posici¨®n de mercado tan abrumadora que ahogara la competencia. ¡°Sinergias no son sin¨®nimo de reducci¨®n de plantilla y fusi¨®n de departamentos para ahorrar¡±, se?ala un acad¨¦mico que prefiere no figurar con su nombre, donde se recuerda que tambi¨¦n cuenta la innovaci¨®n y que, por ejemplo, la competencia incentiva (u obliga, seg¨²n el prisma del que se mire) a innovar.
Pocas europeas entre las mayores empresas del mundo
El problema del ecosistema empresarial europeo no es solo la ausencia de grandes nombres tecnol¨®gicos ¡ªsolo la alemana SAP puede recibir esa vitola¡ª, frente al empuje estadounidense y chino. Las compa?¨ªas radicadas en el Viejo Continente llevan d¨¦cadas perdiendo posiciones en la tabla de las mayores empresas del mundo, y ese retroceso se ha avivado en los ¨²ltimos tiempos: si antes de la Gran Recesi¨®n de 2008 casi la mitad de las mayores cotizadas en todo el mundo eran europeas, hoy solo son una quincena. Entre ellas no hay ninguna teleco, una industria que lleva a?os quej¨¢ndose amargamente por la escasa rentabilidad que est¨¢n pudiendo sacar a sus cuantiosas inversiones en su redes, de las que s¨ª est¨¢n sacando r¨¦dito las big tech estadounidenses.
La ret¨®rica de los campeones continentales no es ni mucho menos nueva, pero la intentona saud¨ª es un potente fuelle que aviva el debate sobre la conveniencia (o no) de favorecer los trasatl¨¢nticos empresariales en ¨¢reas clave. ¡°Solo podemos esperar que esto finalmente haga que las autoridades [europeas] se den cuenta de que se necesita, desesperadamente, un cambio regulatorio para impulsar los rendimientos [financieros de estas empresas] y crear as¨ª campeones europeos sanos¡±, escrib¨ªan Akhil Dattani y Alexey Philippov, analistas del banco de inversi¨®n estadounidense JP Morgan, en un an¨¢lisis publicado solo unas horas despu¨¦s de que STC soltase la bomba: su entrada a lo grande en Telef¨®nica ¡ªque guarda similitudes con la de la emirat¨ª Etisalat en la brit¨¢nica Vodafone, en la que empez¨® comprando el 9,8% y ya roza el 15%¡ª pon¨ªa patas arriba el mercado europeo de telecomunicaciones. Y lanzaba, tambi¨¦n, un potente aviso a navegantes.
¡°Si hubiese solo tres o cuatro grandes compa?¨ªas operando a escala comunitaria, ser¨ªa muy diferente: cualquier inversor extracomunitario que quisiera tomar una participaci¨®n relevante estar¨ªa obligado a poner mucho m¨¢s dinero¡±, analiza por tel¨¦fono Joaqu¨ªn Almunia, exvicepresidente del Ejecutivo comunitario y ex comisario de Competencia. ¡°Ahora que se celebran los 30 a?os de mercado interior, es el momento de plantearse por qu¨¦ seguimos sin un ¨²nico mercado de telecomunicaciones y sin un ¨²nico regulador. Lo mismo en energ¨ªa y en banca, porque la uni¨®n de los mercados de capitales no se ha completado a¨²n. De haber ese mercado ¨²nico, la creaci¨®n de campeones europeos ser¨ªa mucho m¨¢s sencilla¡±.
Almunia ve ¡°poco explicable¡± que ninguna gran empresa de telecomunicaciones haya apostado por fusiones transfronterizas para crecer. ¡°El por qu¨¦ no ha sucedido esto lo tienen que responder las propias empresas y los Estados, no la Comisi¨®n Europea. Lo mismo que la pregunta de por qu¨¦ no hay un solo regulador de telecomunicaciones: si no lo hay es porque ni los pa¨ªses ni las propias compa?¨ªas han querido¡±. Coincide Carlos Mart¨ªnez Mongay, ex director general de Asuntos Econ¨®micos de la Comisi¨®n Europea: ¡°Mi visi¨®n y mi experiencia con el sector de las telecomunicaciones es que quieren ser campeones en mercados nacionales. No les interesa el mercado interior [europeo], porque si les interesase ir¨ªan a fusiones intracomunitarias. Llevamos muchos a?os sin ver fusiones de este tipo¡±.
Ahora, precisamente, en Espa?a hay en marcha un proceso de fusi¨®n entre Orange y MasMovil. Los competidores son partidarios de que se apruebe. Pero la Comisi¨®n Europea no lo tiene claro: ha abierto un proceso de an¨¢lisis profundo porque en el primero detect¨® que pod¨ªa reducir la competencia y subir precios. Muchas miradas est¨¢n puestas sobre esta operaci¨®n y lo que diga el Ejecutivo comunitario, explican fuentes jur¨ªdicas expertas en esta materia. La misma voz, que habla de una cultura regulatoria excesiva, apunta que hay un cambio de paradigma en este momento por la situaci¨®n de geopol¨ªtica y recuerda en encargo que le ha hecho la presidenta Ursula von der Leyen al exjefe del BCE y ex primer ministro italiano, Mario Draghi, para que haga un informe sobre la competitividad europea.
La expresi¨®n campeones europeos, recuerda Mart¨ªnez Mongay, se conjug¨® desde el principio en franc¨¦s. ¡°Conforme el proceso de globalizaci¨®n avanzaba y la competencia de empresas extranjeras se intensificaba se dijo que estos campeones eran necesarios para conseguir que las empresas europeas compitieran en igualdad¡±, rememora. Uno de esos momentos lleg¨® en 2019, cuando Bruselas bloque¨® la fusi¨®n de Siemens y Alstom, una decisi¨®n que indign¨® en Berl¨ªn y Par¨ªs. Autorizarla habr¨ªa puesto las cosas muy dif¨ªciles a sus competidoras ¡ªentre ellas, la espa?ola Talgo¡ª, se?alan fuentes comunitarias conocedoras de aquel expediente.
El exfuncionario Mart¨ªnez Mongay apunta, no sobre este caso particular, sino de forma general, que ¡°el problema es que en m¨¢s de un caso se trataba empresas que no eran capaces de competir en el mercado interior sin ayudas de Estado¡±. Hoy, dice, comprende la necesidad de las pol¨ªticas industriales para tratar de poner a los competidores europeos al mismo nivel, en pie de igualdad con empresas estadounidenses, chinas o ¨¢rabes. ¡°Pero hay que centralizar a nivel comunitario el r¨¦gimen de ayudas de Estado en vez de abrir la mano para que cada pa¨ªs haga lo que quiera. Hay que definir qu¨¦ se considera bienes p¨²blicos europeos y establecer las ayudas a nivel europeo¡±, sentencia.
Sangr¨ªa burs¨¢til de las teleco
El ejemplo de EE UU es una buena piedra de toque para Europa. Con 330 millones de habitantes, cuatro operadores dominan el mercado de telecomunicarciones; en la UE, con una poblaci¨®n de 450 millones de personas, son entre tres y cuatro en cada uno de los 27 Estados miembro. Las que operan en otros mercados del bloque, como la propia Telef¨®nica en Alemania o la francesa Orange en Espa?a, por ejemplo, lo hacen a trav¨¦s de filiales. Pero las fusiones transfronterizas siguen sin despuntar.
El tama?o, incomparablemente menor que el de sus contrapartes extracomunitarias ¡ªel valor de mercado de STN, sin ir m¨¢s lejos, m¨¢s que duplica el de Telef¨®nica¡ª, es solo una parte de la ecuaci¨®n. La otra tiene que ver con la fuerte ca¨ªda en la cotizaci¨®n de las empresas de telecomunicaciones en los ¨²ltimos a?os, sobre todo en el arco mediterr¨¢neo, que las ha dejado a tiro de piedra de inversores extracomunitarios.
Desde 2018, la espa?ola ¡ªcomo la italiana TIM¡ª ha perdido m¨¢s del 40% de su valor en Bolsa, una tendencia corregida solo recientemente al calor del inter¨¦s saud¨ª. En ambos casos, el Estado renunci¨® a quedarse con una participaci¨®n tras ser privatizadas. Orange (la antigua France T¨¦l¨¦com, en la que el Gobierno se mantiene como primer accionista con un 13%) pierde un 20% en ese periodo. El contrapunto llega del norte: tanto la alemana Deutsche Telekom (con casi un tercio de sus acciones en manos de Berl¨ªn) como la holandesa KPN (sin participaci¨®n p¨²blica y que tiene como primer accionista al gigante mexicano Am¨¦rica M¨®vil) acumulan una subida del 50% y el 40%, respectivamente.
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