Los delitos contra Hacienda se desploman un 80% en una d¨¦cada y pasan del millar a los 184
Los importes defraudados han pasado de superar los 900 millones al a?o a rozar por poco los 200 millones. Los inspectores ven positiva la tendencia, pero los t¨¦cnicos creen que queda mucho fraude sin atajar
Uno de los presuntos cabecillas del caso Koldo, V¨ªctor de Aldama, fue enviado a prisi¨®n la semana pasada por su supuesta implicaci¨®n en una trama dedicada al fraude del IVA de los hidrocarburos que habr¨ªa conseguido evadir 182 millones de euros en dos a?os. Meses antes, Alberto Gonz¨¢lez Amador, pareja de la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, habr¨ªa intentado negociar con la Fiscal¨ªa una salida pactada tras su imputaci¨®n por dos delitos tributarios contra la Hacienda p¨²blica. Estos dos casos, de los m¨¢s sonados en los ¨²ltimos meses con permiso de Shakira, Imanol Arias y Ana Duato, sirven para mostrar la magnitud y los efectos que tienen los delitos fiscales en Espa?a, un fen¨®meno que, aunque persiste, ha ido menguando con el paso de los a?os hasta desplomarse en m¨¢s de un 80%.
El volumen de denuncias por este tipo de fraude se ha reducido notablemente desde el r¨¦cord registrado en 2011. Por aquel entonces, el n¨²mero de casos iniciados por los funcionarios de la Agencia Tributaria (AEAT) tras ver indicios de delito super¨® el millar, con un importe conjunto de cuota defraudada superior a los 900 millones de euros. A partir de aqu¨ª, el n¨²mero de denuncias fue cayendo poco a poco y en el ejercicio 2022 ¡ª¨²ltimo con datos disponibles¡ª se iniciaron ¨²nicamente 184 procesos, un hundimiento del 82% desde el nivel m¨¢s alto.
Antes de nada, conviene contextualizar las cifras. En los a?os previos a la crisis financiera, la cantidad de denuncias de este tipo rondaba las 800 por a?o, con importes totales que pod¨ªan superar los 900 millones de euros. Tras el r¨¦cord de 2011, el volumen comenz¨® a achicarse y, a partir de 2018, se baj¨® por primera vez de la barrera de los 200 delitos por ejercicio, con importes de 100 o 200 millones de euros. En 2022, las 184 denuncias supusieron una ins¨®lita cuota defraudada de 612 millones, si bien la AEAT reconoce en sus memorias que se trata de una cifra ¡°extraordinaria¡±. Es decir, si se deja de lado el inusual importe de 2022, la tendencia es que hay menos denuncias y menos dinero defraudado. Esto, para algunos expertos como Francisco de la Torre, inspector de Hacienda del Estado, es algo positivo y a valorar. Para otros, como Jos¨¦ Mar¨ªa Mollinedo, secretario general del Sindicato de T¨¦cnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), las cifras son preocupantes y denotan cierta complacencia por parte de la AEAT, que no estar¨ªa atajando todo el fraude.
En Espa?a, el delito fiscal se constituye por la suma de dos elementos: uno objetivo y otro subjetivo. Para que el primero se d¨¦ tiene que percibirse un fraude por encima de los 120.000 euros, siempre en c¨®mputo anual. Para los casos m¨¢s graves, y en consecuencia m¨¢s castigados, el umbral tiene que superar los 600.000 euros. Da igual si el contribuyente es una persona f¨ªsica o una empresa, de la misma manera que no importa si la trampa se ha producido en el IRPF, en el impuesto de sociedades o en cualquier otro gravamen. Por su parte, la v¨ªa subjetiva entra en juego cuando se percibe dolo, es decir, intencionalidad o voluntad clara de evadir. Esto se ve, explican los expertos, cuando se utilizan facturas falsas, tramas con testaferros y estructuras societarias complejas, o empresas interpuestas en distintos pa¨ªses de baja tributaci¨®n.
¡°Es de agradecer que la diferencia entre infracci¨®n tributaria y delito fiscal resulte tan clara en t¨¦rminos cuantitativos¡±, apunta Diego Mart¨ªn-Abril, ex director general de Tributos en Hacienda y of counsel ¡ªcomo se llama a los letrados externos al despacho¡ª del departamento fiscal de G¨®mez-Acebo & Pombo. En otros pa¨ªses, a?ade, no hay umbrales que sirvan de referencia y el factor subjetivo es el que prima.
A partir de aqu¨ª, unos y otros ponen sobre la mesa las posibles razones que hay tras el desplome de las denuncias durante los ¨²ltimos a?os. Por un lado, De la Torre recuerda que es imprescindible contar con un sistema sancionador, dado que los impuestos son una obligaci¨®n legal y se exigen sin contraprestaci¨®n. Adem¨¢s, recuerda, en la pr¨¢ctica totalidad de los pa¨ªses, las infracciones m¨¢s gravosas se persiguen por v¨ªa penal. Sin embargo, apostilla, la efectividad de un sistema fiscal no deber¨ªa estar basada ¨²nica ni exclusivamente en la represi¨®n de los supuestos m¨¢s graves, sino m¨¢s bien en el cumplimiento, aunque sea por miedo a ser denunciado. Por eso, ¡°que tengamos menos delitos es positivo y muestra que hay mejor conciencia fiscal¡±, se?ala en una reflexi¨®n que hace suya la Asociaci¨®n de Inspectores de Hacienda del Estado.
Esta tendencia de reducci¨®n, contin¨²a De la Torre, se debe, entre otros factores, a que ha mejorado la percepci¨®n del riesgo y a que las grandes empresas y altos contribuyentes han dejado de utilizar ciertas estrategias que antes pod¨ªan dar sus frutos. Tambi¨¦n, al hecho de que ha cobrado importancia el intercambio de informaci¨®n entre jurisdicciones y a que, en muchos casos, los denunciados intentan pactar con Hacienda para solventar los da?os y evitar la v¨ªa penal. Sin olvidar, apunta, que en los a?os de la burbuja inmobiliaria y el posterior pinchazo el fraude era mayor.
La nota discordante la ofrece el sindicato de t¨¦cnicos. Para Mollinedo, todo cambi¨® en el a?o 2010, cuando una modificaci¨®n interna en la AEAT limit¨® la capacidad de los subinspectores para investigar y denunciar delitos, ¡°reduciendo as¨ª el n¨²mero de efectivos disponibles para luchar contra este tipo de fraude¡±. Tambi¨¦n influye, a?ade el portavoz de Gestha, que desde entonces muchas actuaciones son parciales y no generales, es decir, se centran ¨²nicamente en una parte del impuesto o hecho imponible que se estudia. Por eso, cree, las cifras cosechadas por la AEAT ¡°no son para estar orgullosos¡±.
En este punto, De la Torre lanza una reflexi¨®n que podr¨ªa vincularse con los casos de V¨ªctor de Aldama y Alberto Gonz¨¢lez Amador: ¡°Sin quitar importancia a ninguna situaci¨®n, no es lo mismo que una empresa deje de ingresar una parte de los importes que le corresponde a las historias para no dormir de las tramas, que implican meter la mano en la caja p¨²blica y son m¨¢s dif¨ªciles de perseguir¡±. Eso justifica, a?ade, que los m¨¦todos y actuaciones utilizados para perseguir un delito que comete una sociedad que paga menos impuestos sean distintos a los que se utilizan contra una trama. Y de ah¨ª que, en delitos menores, muchas veces se opte por llegar al acuerdo: ¡°Hay que ser especialmente prudente cuando se agita desde la Hacienda p¨²blica la v¨ªa penal¡±.
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