Salarios y excedentes ante el brote inflacionario
La sostenibilidad del actual pacto t¨¢cito de rentas parece improbable si los precios siguen al alza
La persistencia de una inflaci¨®n elevada, tanto hist¨®ricamente como en relaci¨®n a los otros pa¨ªses de la zona euro, no solo depende del fuerte impacto en nuestra econom¨ªa de la crisis energ¨¦tica mundial. A este factor, origen del brote inflacionario, se a?ade un riesgo que nos es propio: la din¨¢mica de los salarios y de los excedentes empresariales.
El diagn¨®stico, en base a datos publicados recientemente, confirma una opini¨®n muy extendida, a saber que los salarios apenas contribuyen a esa din¨¢mica, a costa de perder poder adquisitivo. Pero tambi¨¦n se desprenden otras realidades, especialmente cuando se tiene en cuenta el punto de partida previo a la pandemia.
El papel moderador de los salarios ante la presi¨®n inflacionaria que se ha adentrado en la econom¨ªa espa?ola es una constataci¨®n sin paliativos. En el segundo trimestre los costes laborales unitarios apenas crecieron a un ritmo anual del 0,3%, frente a m¨¢s del 3% de media en la UE. La informaci¨®n disponible de convenios firmados hasta agosto confirma la tendencia a la moderaci¨®n, con incrementos muy por debajo tanto del IPC total como del indicador subyacente, es decir descontando la energ¨ªa y los alimentos frescos.
La comparaci¨®n con los niveles previos a la doble crisis pand¨¦mica y energ¨¦tica apunta sin embargo a una cierta recuperaci¨®n, ya que el estancamiento del ¨²ltimo a?o compensa parcialmente el crecimiento registrado durante los meses centrales de la pandemia, cuando las remuneraciones eran sostenidas por los ERTE. As¨ª pues, los costes laborales unitarios superan el nivel precovid en t¨¦rminos nominales, si bien descontando el incremento del IPC todav¨ªa arrastran un d¨¦ficit del 3,8% con respecto a ese periodo.
Por su parte, los beneficios empresariales han tenido un comportamiento m¨¢s din¨¢mico durante el brote de inflaci¨®n. El excedente bruto de explotaci¨®n generado por cada euro producido por nuestra econom¨ªa (un indicador que proviene de la misma fuente que el coste laboral unitario, y que por tanto facilita el diagn¨®stico) se increment¨® un 6,1% en el segundo trimestre, por encima de la media de la UE. El repunte de los excedentes tambi¨¦n ha permitido recuperar los niveles precovid a precios corrientes, si bien se detecta un deterioro del 2% en t¨¦rminos reales (es decir descontando la evoluci¨®n del deflactor del PIB).
Estos resultados son consistentes con la mejora de la rentabilidad empresarial detectada por el Banco de Espa?a a partir de la central de balances. Tambi¨¦n contribuyen a explicar el tir¨®n del empleo pese al contexto plagado de incertidumbres, y el auge de las exportaciones, sostenidas por la mejora de la posici¨®n competitiva en relaci¨®n con las otras grandes econom¨ªas de la zona euro.
En suma, el golpe de la pandemia fue perjudicial para todos, especialmente las empresas, y el de la inflaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ teniendo un elevado coste macroecon¨®mico, pero sobre todo para los asalariados. Ese parece haber sido el resultado del actual pacto t¨¢cito de rentas. No obstante, se vislumbran cambios. Uno de cada cuatro trabajadores amparados por un convenio contiene una cl¨¢usula de protecci¨®n contra la inflaci¨®n, casi el doble que hace un a?o. Parece que las presiones salariales ir¨¢n en aumento, algo que podr¨ªa llevar a renovar el mecanismo de ajuste. Por otra parte, la central de balances apunta a una gran heterogeneidad entre sectores que deber¨ªa reflejarse en las pr¨®ximas negociaciones: en la industria, la competencia internacional limita los precios y los excedentes, algo que no ocurre con la misma intensidad en los sectores m¨¢s protegidos. Otro caso distinto es el de las empresas m¨¢s endeudadas, que se enfrentan a la subida de los tipos de inter¨¦s.
Los distintos puntos de partida dificultan la b¨²squeda de una nueva f¨®rmula que ayude a repartir los costes de la inflaci¨®n, sin perpetuarla ni deteriorar la capacidad de generar empleo. Pero la sostenibilidad del actual pacto t¨¢cito de rentas parece improbable.
Tipos de inter¨¦s
Los bancos centrales están decididos a aplacar rápidamente la inflación. Esta semana el protagonista ha sido la Reserva Federal, con la quinta subida de su principal tipo de intervención en lo que va de año, hasta la horquilla del 3-3,25%. El BCE y otros bancos centrales han tomado decisiones similares en fechas recientes. La excepción es Japón, que no parece tener intención de alterar su política de tipos de interés cuasi nulos. Sin embargo, ante el riesgo de depreciación del yen, el banco nipón ha anunciado una intervención en los mercados cambiarios.
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