Jap¨®n se ve atrapado en su propia tela de ara?a
Los precios se disparan en el pa¨ªs asi¨¢tico, pero el banco central se resiste a subir los tipos debido al alto endeudamiento p¨²blico que tiene la econom¨ªa
La salud fiscal de Jap¨®n inquieta tanto dentro como fuera de sus fronteras. El pa¨ªs del sol naciente lleva dos d¨¦cadas aferrado a una pol¨ªtica monetaria ultraexpansiva para elevar una inflaci¨®n que se hab¨ªa mantenido en m¨ªnimos durante a?os, hasta que el encarecimiento de costes acelerado por la guerra de Ucrania par¨® en seco esa tendencia. El Banco de Jap¨®n (BoJ, por sus siglas en ingl¨¦s) resiste como el ¨²ltimo basti¨®n de los grandes bancos centrales en mantener una estrategia ultralaxa con los tipos de inter¨¦s, a pesar de la galopante inflaci¨®n, que en diciembre alcanz¨® el 4%, su valor m¨¢s alto desde 1981. Pese a las crecientes presiones de los inversores por recibir mayores incentivos, y de quienes piden medidas para contener el alza de precios, el BoJ se mantiene, de momento, reacio a cerrar la etapa de los tipos cercanos al 0%. Jap¨®n es la naci¨®n industrializada m¨¢s endeudada del planeta y subir la rentabilidad de los bonos a diez a?os har¨ªa a¨²n m¨¢s pesada la carga del pago de la deuda p¨²blica, que dobla su producci¨®n econ¨®mica anual.
Jap¨®n, que importa la mayor¨ªa de los recursos y alimentos que consume, viene sufriendo una gran presi¨®n inflacionaria provocada por el aumento de los costes de las materias primas y el carburante, as¨ª como por la fuerte depreciaci¨®n del yen. En septiembre, la divisa nipona se hundi¨® a su m¨ªnimo m¨¢s bajo frente al d¨®lar en 24 a?os, obligando al Ejecutivo a intervenir por primera vez desde 1998. Aunque las autoridades consideran que la ola inflacionaria es pasajera y reflejo de lo que ocurre en el resto del mundo, el ¨ªndice de precios al consumo se incrementa mes a mes. El IPC de Tokio creci¨® un 4,3% interanual en enero, marcando un r¨¦cord en cuatro d¨¦cadas y doblando el objetivo fijado en 2013 por el banco central para mantener la estabilidad de precios. El indicador econ¨®mico de la capital nipona se utiliza como bar¨®metro de lo que ocurrir¨¢ en el resto de la naci¨®n, que ya registr¨® en diciembre una inflaci¨®n del 4%.
El estallido de la burbuja inmobiliaria y burs¨¢til japonesa en la d¨¦cada de 1990 provoc¨® una ralentizaci¨®n de la entonces segunda potencia econ¨®mica mundial y una ca¨ªda de los precios que lleg¨® a alcanzar registros deflacionarios. Con el objetivo de revertir esa tendencia, el banco central ha ido adoptando progresivamente medidas como aplicar tipos de inter¨¦s oficiales del 0% e introducir una estrategia de expansi¨®n cuantitativa para ampliar la base monetaria a trav¨¦s de la compra de activos. En 2013, Jap¨®n se embarc¨® en un experimento de est¨ªmulo monetario y fiscal a¨²n m¨¢s ambicioso a trav¨¦s de la compra de un volumen muy elevado de activos p¨²blicos y privados que han llegado a situar en 2022 el balance del BoJ alrededor del 130% del producto interior bruto (PIB).
¡°Las pol¨ªticas econ¨®micas impulsadas durante la segunda legislatura de Shinzo Abe se basaron en el supuesto de que la deflaci¨®n era la raz¨®n principal del estancamiento econ¨®mico de Jap¨®n. Por tanto, si el banco central implementaba una pol¨ªtica ultraflexible y fijaba la meta de inflaci¨®n en el 2%, el yen se depreciar¨ªa y la econom¨ªa se recuperar¨ªa¡±, expone Kato Izuru, economista jefe de la empresa de investigaci¨®n de mercados Totan Research. ¡°Temiendo que la baj¨ªsima rentabilidad de la deuda soberana a diez a?os estuviera distorsionando el mercado financiero, el BoJ ampli¨® en diciembre del 0,25% al 0,5% la banda m¨¢xima en la que permite que fluct¨²e su rendimiento¡±, agrega. El Gobierno japon¨¦s se ha visto favorecido durante a?os por el rendimiento de esos t¨ªtulos en torno al 0%, ya que apostar por el alza de los tipos de inter¨¦s incrementar¨ªa los costes de financiaci¨®n del Estado.
Compra de bonos
Muchos inversores creen que el BoJ se ver¨¢ obligado a ajustar, o incluso desmantelar, su pol¨ªtica monetaria ultraexpansiva, pues consideran que no puede sostener el volumen masivo de compra de bonos necesario para defender ese tope. Pese a las crecientes presiones, no parece que ese giro vaya a producirse antes de primavera. El gobernador del banco central, Haruhiko Kuroda, uno de los principales defensores de la estrategia, reiter¨® el lunes ante el Parlamento que la econom¨ªa nacional no est¨¢ preparada para asimilar un alza de los tipos y enfatiz¨® la importancia de impulsar un c¨ªrculo virtuoso en el que precios y salarios crezcan a ritmos similares. Kuroda presidir¨¢ su ¨²ltima reuni¨®n del BoJ el 9 y 10 de marzo, antes de que finalicen sus diez a?os de mandato el 8 de abril.
¡°No es f¨¢cil cambiar de direcci¨®n cuando se han mantenido pol¨ªticas monetarias poco convencionales durante mucho tiempo, porque crean una trampa de deuda de la que es complicado escapar¡±, considera Izuru. Y es que Jap¨®n se ha esforzado durante a?os por elevar la inflaci¨®n a un alto coste: su ratio de apalancamiento sobre el PIB es el mayor entre los pa¨ªses del G-7 (el Grupo de las siete naciones m¨¢s desarrolladas), situ¨¢ndose en un 264% en 2022, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI).
M¨¢s de la mitad de la deuda p¨²blica japonesa est¨¢ en manos de su banco central. A pesar de que el BoJ funciona como una instituci¨®n independiente, su pol¨ªtica monetaria se ha integrado fuertemente con la pol¨ªtica fiscal del Gobierno en la ¨²ltima d¨¦cada, un hecho que preocupa a analistas citados por el rotativo Asahi Shimbun. El aumento de la participaci¨®n de esta instituci¨®n en la compra de bonos gubernamentales ha pasado del 11,48% en 2013 al 50,26% actual.
Desde el Ministerio de Finanzas se estima que cada subida de un punto porcentual de los tipos de inter¨¦s impulsar¨ªa el coste de la deuda en 3,7 billones de yenes (26.129 millones de euros). Debido a su enorme dependencia de los pr¨¦stamos y a los presupuestos r¨¦cord de la Administraci¨®n de Fumio Kishida, la deuda nipona superar¨¢ los 1.100 billones de yenes (7,7 billones de euros) por primera vez en marzo de 2027, seg¨²n las estimaciones m¨¢s recientes. La semana pasada, durante su ronda de consultas anuales con Jap¨®n, el FMI inst¨® al Ejecutivo a ¡°compensar el aumento de los gastos con un incremento de los ingresos¡±. La balanza de pagos, una de las asignaturas pendientes de todos los gobiernos japoneses, se deterior¨® enormemente en 2020, como resultado de los repetidos paquetes de est¨ªmulo fiscal aprobados para hacer frente al coronavirus. El ministro japon¨¦s de Finanzas, Shunichi Suzuki, ya advirti¨® a finales de enero de un deterioro ¡°sin precedentes¡± de la salud fiscal del pa¨ªs.
Jap¨®n ha estado a la zaga de otras potencias en la recuperaci¨®n tras el momento ¨¢lgido de la pandemia. El FMI mejor¨® el lunes sus previsiones de crecimiento en 2023 para la tercera econom¨ªa mundial, aunque sean solo dos d¨¦cimas, hasta el 1,8%, un repunte de cuatro puntos con respecto a 2022.
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