Riesgo financiero
El aumento de tipos no solo pone a prueba la econom¨ªa, tambi¨¦n la supervisi¨®n del sistema bancario
Las fuerzas expansivas siguen prevaleciendo, desmintiendo los vaticinios m¨¢s agoreros sobre la marcha de la econom¨ªa espa?ola, pero las advertencias se acumulan acerca de la prueba de estr¨¦s a la que se est¨¢ sometiendo el sistema financiero mundial. En sus proyecciones de primavera, el FMI identifica con una claridad inusual las principales vulnerabilidades del sistema, y sus probables derivadas en la econom¨ªa real (en comparaci¨®n, las llamadas de atenci¨®n de los reguladores financieros europeos aparecen como ambiguas y dif¨ªciles de interpretar).
El mensaje central es n¨ªtido: los anteriores episodios de subidas abruptas de tipos de inter¨¦s han producido fuertes sacudidas financieras y en la econom¨ªa, especialmente en contextos de deuda elevada como el actual. De ah¨ª el recorte de las previsiones de crecimiento mundial para este a?o hasta el 2,9% ¡ªun nivel muy reducido para la econom¨ªa mundial¡ª y la revisi¨®n al alza del riesgo de recesi¨®n como consecuencia de la inestabilidad financiera.
La advertencia contrasta con el momento relativamente dulce que vive la econom¨ªa espa?ola. El descenso de los precios energ¨¦ticos (-22% desde los m¨¢ximos del verano) ha aportado un bal¨®n de ox¨ªgeno al bolsillo de los consumidores y a los sectores m¨¢s electrointensivos. El contra-shock de oferta se ha producido tambi¨¦n en el resto de Europa, de modo que la eurozona ha evitado la recesi¨®n.
Adem¨¢s, la econom¨ªa espa?ola se beneficia de un impulso del lado de la demanda, y que proviene del retorno del turismo extranjero. En febrero la llegada de turistas alcanz¨® el nivel prepandemia y el gasto lo super¨® en un 11% (con datos desestacionalizados). Todo ello, junto con el buen comportamiento del mercado laboral y el mejor ritmo de ejecuci¨®n de los fondos Next Generation, impulsar¨¢ el crecimiento en la primera parte del a?o y podr¨ªa ser suficiente para, por fin, superar el nivel de actividad precovid.
Lo que pase a partir de ah¨ª depende de c¨®mo se materializar¨¢ el periodo de estr¨¦s financiero vaticinado por el FMI. El riesgo es doble. Uno, relativamente asumible desde el punto de vista macroecon¨®mico, ata?e al efecto de la subida de tipos de inter¨¦s en la demanda de cr¨¦dito y la renta disponible de los sectores endeudados. En el caso de Espa?a ya se registra una reducci¨®n del volumen de nuevos pr¨¦stamos, por su coste. Este a?o el pago de intereses de los hogares endeudados se incrementar¨¢n en 16.000 millones, amputando la capacidad de compra, y el de las empresas lo har¨¢ en 24.000 millones. Todo ello pesar¨¢ en la coyuntura, pero es manejable si se despliegan ayudas a colectivos vulnerables y el mercado laboral resiste.
El otro riesgo es sist¨¦mico y por tanto m¨¢s dif¨ªcil de afrontar. Se producir¨ªa en caso de una fuerte depreciaci¨®n de los activos de las instituciones financieras, particularmente la ¡°banca en la sombra¡± que se ha sobreendeudado para generar ingresos fuera del radar regulatorio de los bancos centrales. La ca¨ªda de Silicon Valley Bank y Credit Suisse es tambi¨¦n sintom¨¢tica de fallos regulatorios y de supervisi¨®n. Este es un entorno propicio a una restricci¨®n de la financiaci¨®n a la econom¨ªa, que afectar¨ªa incluso a particulares y empresas que son solventes, y no solo a los vulnerables.
Si bien la probabilidad de este escenario se ha incrementado seg¨²n el FMI, su impacto en la econom¨ªa espa?ola no ser¨ªa tan grave como en otros lares. El sector privado se ha desendeudado, y por tanto es m¨¢s inmune a las turbulencias que en el pasado. No se vislumbra una burbuja inmobiliaria. Y el peso de las finanzas en la sombra es menor que en pa¨ªses de nuestro entorno. Esto no exime al supervisor de un esfuerzo adicional de vigilancia del sector financiero europeo, corrigiendo fallos normativos y alej¨¢ndose de diagn¨®sticos triunfalistas. Porque ya sabemos que la inestabilidad financiera suele generar un coste econ¨®mico y social elevado.
IPC
La inflación sigue siendo la clave de bóveda de la política monetaria, y por tanto de la propia economía. Los datos de marzo traen como buena noticia la moderación del IPC hasta el 3,3%, gracias a la energía. Esto es menos de la mitad que la media europea. Sin embargo, descontando la energía y los alimentos frescos, el IPC subyacente no da tregua: 7,5%, lo mismo que la media europea. La tendencia cada vez más alcista de los precios de los servicios, bajo la lupa del BCE, acrecienta el riesgo de persistencia del brote inflacionario.
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