La descarbonizaci¨®n y sus dilemas
La transici¨®n plantea tensiones a corto plazo entre objetivos que conviene abordar con realismo
La lucha contra el cambio clim¨¢tico es sin duda uno de los objetivos m¨¢s importantes que se ha marcado la Uni¨®n Europea, siendo ¨¦ste un combate que seg¨²n los cient¨ªficos pasa por la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa. En la pr¨¢ctica, la neutralidad de carbono solo es posible acelerando los planes de inversi¨®n: la Agencia Internacional de la Energ¨ªa estima que el gasto necesario para realizar esta transici¨®n en Europa se eleva a 500.000 millones de euros cada a?o de aqu¨ª a 2030, o el 2,9% del PIB.
Si bien el informe no detalla la estimaci¨®n, s¨ª se deduce que la necesidad de inversi¨®n ser¨ªa algo menor en Espa?a, por su avance en energ¨ªas renovables y en electrificaci¨®n. En todo caso se trata de un esfuerzo ambicioso, habida cuenta de la debilidad de la inversi¨®n. En Espa?a esta variable no ha recuperado todav¨ªa los niveles prepandemia. Y en el conjunto de la UE la trayectoria es algo menos desfavorable, pero tampoco apunta a un avance suficiente para cumplir los objetivos.
No se trata necesariamente de invertir m¨¢s, ya que la transici¨®n podr¨ªa realizarse en parte con un desv¨ªo de recursos destinados a la digitalizaci¨®n o a la vivienda, entre otros (la producci¨®n de energ¨ªas f¨®siles es insignificante en Europa). Pero el coste de oportunidad debe ser incorporado. Por ejemplo, durante la crisis energ¨¦tica los pa¨ªses m¨¢s dependientes del gas ruso invirtieron masivamente en soluciones alternativas para evitar el corte del suministro, de modo que ese esfuerzo apenas a?adi¨® nueva capacidad productiva. Por tanto, a medio plazo, no es realista descarbonizar sin elevar el volumen total de recursos destinados a la inversi¨®n, so pena de penalizar la competitividad.
La paradoja es que Europa dispone de un abultado excedente de ahorro que podr¨ªa movilizarse para fortalecer el tejido productivo e intentar descarbonizarlo. El volumen de ahorro supera la inversi¨®n en una cuant¨ªa cercana al 2% del PIB, y en el caso de Espa?a el super¨¢vit es todav¨ªa mayor. En la actualidad el remanente se exporta, sirviendo en parte para fortalecer el capital productivo fuera de Europa. En 2023 la exportaci¨®n neta de capital se elev¨® a 119.000 millones de euros (con datos de diferencia neta de activos y de pasivos de IDE hasta el tercer trimestre), siendo las empresas establecidas en EE UU unas de las principales receptoras.
Para que despegue la inversi¨®n privada, algo imprescindible para la transici¨®n, ser¨ªa importante reducir los obst¨¢culos al movimiento transfronterizo del ahorro, actualmente lastrado por diferencias de fiscalidad y del marco regulatorio. A este respecto, existe un proyecto de uni¨®n financiera, pero lleva mucho tiempo estancado. Otra posible palanca es la inversi¨®n p¨²blica, y su impacto multiplicador en la privada. Sin embargo, la reactivaci¨®n de las reglas europeas en materia de d¨¦ficit y deuda limitan el margen de maniobra en la mayor¨ªa de Estados miembro.
Espa?a dispone de los fondos europeos, pero de momento los recursos no han ejercido el impulso esperado a nivel agregado. Otra f¨®rmula consistir¨ªa en la creaci¨®n de un instrumento de inversi¨®n gestionado por Bruselas para financiar la descarbonizaci¨®n y otras inversiones de inter¨¦s general. Esta v¨ªa se tendr¨ªa que financiar con nuevas emisiones de nueva deuda mancomunada, algo inaceptable para los pa¨ªses ¡°frugales¡±, o con recortes en los fondos de cohesi¨®n y en la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n, inaceptables para otros.
El statu quo entra?a un riesgo de infrainversi¨®n verde y de desgarro del mercado ¨²nico europeo, socavado por la inflaci¨®n de subvenciones destinadas a mantener (espuriamente) la competitividad de los pa¨ªses con m¨¢s capacidad fiscal. Frente a este escenario, en unas declaraciones recientes en contexto de su informe sobre la econom¨ªa europea, Mario Draghi propone una mayor integraci¨®n para hacer frente a los desaf¨ªos globales. Una v¨ªa que supone un esfuerzo de realismo para reconocer los dilemas que se plantean entre objetivos econ¨®micos y medioambientales.
Intensidad energ¨¦tica
En 2023, el volumen de energía importada, mayormente procedente de fuentes fósiles, se redujo un 30%. Este resultado solo se debe en parte a la acumulación de inventarios de productos energéticos el año anterior (el volumen importado se incrementó un 23,8% en 2022), haciendo que nuevas compras no fueran necesarias para sostener la demanda. Descontando el efecto de los inventarios, las importaciones de energía tienden a descender (-19,2% desde 2019, frente a una subida del PIB del 2,4%), evidenciando una mejora de la eficiencia energética de la actividad económica y del consumo.
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