El ¨²ltimo reducto de la inflaci¨®n
El ¡®shock¡¯ de costes importados toca a su fin, pero los servicios se encarecen por la fuerte demanda
Tras el sorprendente dato del IPC ¡ªun favorable 2,2% en t¨¦rminos interanuales, dos d¨¦cimas m¨¢s que la media de la eurozona en t¨¦rminos armonizados¡ª nos asomamos al fin del episodio inflacionario surgido a ra¨ªz de la crisis energ¨¦tica y de suministros. Esto no significa que la inflaci¨®n haya desaparecido (el IPC subyacente se sit¨²a todav¨ªa en el 2,7%), ni mucho menos que el BCE est¨¦ dispuesto a deshacer por completo el ciclo de subidas de tipos de inter¨¦s. Pero todo apunta a que el shock de costes importados est¨¢ dando sus ¨²ltimos coletazos.
La cesta de la compra empieza a abaratarse a medida que la ca¨ªda de los costes de producci¨®n se traslada a toda la cadena alimentaria. Los alimentos elaborados encadenan al menos cuatro meses de ca¨ªdas y los productos frescos dos (a falta del IPC detallado de agosto), de modo que la inflaci¨®n de este componente va camino de converger hacia las cotas cercanas al 2% que ya hab¨ªan alcanzado los bienes industriales. La electricidad exhibe una gran volatilidad, pero no se detecta una tendencia clara. Y los carburantes se mantienen en cotizaciones asumibles, inmunes de momento a los recortes de suministro anunciados por los pa¨ªses productores o a las disrupciones del transporte en el mar Rojo.
Las expectativas, la variable clave de todos los procesos inflacionistas, no se han desanclado como se pod¨ªa temer. Seg¨²n la encuesta de coyuntura europea, las empresas anticipan una desescalada de sus precios de venta durante los pr¨®ximos meses: el dato es relevante ya que este indicador ha resultado ser un buen predictor del IPC. Los salarios tambi¨¦n se moderan, a tenor de los incrementos pactados en el periodo m¨¢s reciente. El ajuste de las remuneraciones en el inicio del a?o, con un vigoroso plus cercano al 5% en el primer trimestre, obedeci¨® a fen¨®menos de compensaci¨®n que no parecen haberse consolidado en los convenios colectivos.
La preocupaci¨®n procede ahora de los servicios: en estos sectores, la inflaci¨®n est¨¢ siendo m¨¢s resiliente, situ¨¢ndose en torno al 3,5% en Espa?a e incluso aceler¨¢ndose por encima del 4% en el conjunto de la eurozona. El impulso no proviene de los costes de producci¨®n o del shock energ¨¦tico, sino de la pujanza de la demanda, exacerbada por la falta de competencia que caracteriza estos sectores en comparaci¨®n con la presi¨®n feroz a la que se ve sometida la industria manufacturera en los mercados internacionales. Desde 2019, el IPC de servicios acumula un incremento cercano al 18%, un ritmo que casi triplica la inflaci¨®n de los bienes industriales no energ¨¦ticos, siendo adem¨¢s estos ¨²ltimos los m¨¢s perjudicados por la crisis energ¨¦tica y de suministros.
Con todo, se anticipa que el BCE reconozca los avances en el proceso de desinflaci¨®n y as¨ª decida en su pr¨®xima ?reuni¨®n un nuevo recorte del precio del dinero. Otro argumento a favor de una relajaci¨®n es la debilidad de la econom¨ªa europea, y particularmente de la inversi¨®n, el componente m¨¢s sensible a los tipos de inter¨¦s. El cr¨¦dito a las empresas no despega y los consumidores podr¨ªan mostrarse cautelosos a la vuelta del verano, seg¨²n los ¨ªndices de confianza.
Pero ojo porque el banco central proceder¨¢ con gradualidad hasta que la desinflaci¨®n se adentre en los servicios. Tambi¨¦n querr¨¢ tantear el impacto de sus decisiones en unos mercados financieros estrechamente interconectados con los movimientos de la Reserva Federal: en este sentido, una rebaja de tipos del otro lado del Atl¨¢ntico podr¨ªa allanar el camino. En todo caso, la escasez de mano de obra que persiste en algunos sectores en consonancia con el cambio demogr¨¢fico y la multiplicaci¨®n de barreras aduaneras hacen improbable que los tipos de inter¨¦s acaben donde se hallaban hace unos a?os. El ciclo monetario, al igual que la globalizaci¨®n, ha entrado en una nueva era.
Actividad
El tercer trimestre se presenta con datos positivos para la economía española, pero con señales de debilitamiento. Los indicadores de gestores de compra retrocedieron en julio, aunque siguen en terreno expansivo tanto en los servicios como en la industria. La afiliación mantiene el pulso, si bien a un ritmo inferior que en la primavera. El principal foco de debilidad proviene del sector exterior, lastrado por una eurozona que no se recupera (el leve repunte del PMI de agosto refleja el estímulo efímero de los Juegos Olímpicos) y una economía china en desaceleración.
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