M¨¢s porno, m¨¢s enfermedades y menos uso del cond¨®n: la educaci¨®n sexual suspende en las escuelas
Las infecciones de transmisi¨®n sexual se disparan entre los adolescentes, mientras la formaci¨®n que reciben en colegios e institutos es desigual y, en general, pobre, avisan los expertos
El aula es una antigua sala de inform¨¢tica reconvertida. Las ventanas y las puertas est¨¢n abiertas. Los 20 alumnos de primero y segundo de la ESO, de 12 a 14 a?os, pasan la siguiente hora y media muy atentos en clase de educaci¨®n sexual. Las dos orientadoras del colegio concertado Escuela 2, una cooperativa situada en La Ca?ada (Valencia), les hablan con ayuda del tutor de las zonas er¨®genas y de los orgasmos. Les invitan a explorar su cuerpo en la intimidad. Y subrayan la importancia de respetar el consentimiento, incluso una vez que la relaci¨®n sexual ha empezado.
Los chavales les interrogan, por ejemplo: ¡°?C¨®mo se llama el sexo oral cuando es a una mujer?¡±. Varios chicos y una chica responden a la pregunta de qu¨¦ sienten al excitarse. Observan l¨¢minas y dos v¨ªdeos de dibujos animados sobre las distintas partes y formas de vulvas y penes. Se pasan de mano en mano reproducciones de ambos y de un peque?o cl¨ªtoris. Las orientadoras se disculpan porque la vulva y el pene son juguetes sexuales poco representativos, dicen, pero no han encontrado nada mejor en el mercado.
El tutor explica que ya se ha descargado un archivo para crear en una impresora 3D un cl¨ªtoris de mayor tama?o. Y que tambi¨¦n imprimir¨¢ varios penes para que en el pr¨®ximo taller, en el que aprender¨¢n a poner preservativos, no tengan que estar turn¨¢ndose con el mismo. La clase llega a la parte de comentar las situaciones ¡°inc¨®modas¡±. Pregunta la orientadora:
¡ªImaginaos que est¨¢is en vuestra habitaci¨®n masturb¨¢ndoos y entra vuestra madre o vuestro padre y os pilla. Qu¨¦ situaci¨®n, ?no? ?Qu¨¦ hac¨¦is?
Tres alumnos responden:
¡ªReflejos.
¡ªMe voy de casa.
¡ªTe pones los pantalones.
Uno de los chicos cuenta que a un amigo suyo le pas¨®, y que el padre le dijo: ¡°Venga, baja y pon la mesa¡±. Todos celebran la ¡°normalidad¡± de la reacci¨®n. Aunque no fuera tan delicada como la del padre del escritor H¨¦ctor Abad Faciolince, que en el mismo trance le dijo: ¡°Perd¨®n, no sab¨ªa que estabas ocupado¡±, y cerr¨® la puerta.
Al acabar la sesi¨®n, la orientadora pide a los chavales que digan algo de lo que han aprendido:
¡ªYo no sab¨ªa que la mayor parte del cl¨ªtoris no se ve y mide 10 cent¨ªmetros, responde una de las chicas.
¡ªYo no sab¨ªa que se pod¨ªan hacer tantas cosas, comenta uno de sus compa?eros.
El caso de Escuela 2 es bastante excepcional. Lo habitual en el terreno de la educaci¨®n sexual en Espa?a es una formaci¨®n como la que Andrea Henry, de 20 a?os, recuerda que le dieron en su instituto de Valencia: ¡°En tercero de la ESO vinieron a clase una sex¨®loga y una enfermera especializada en planificaci¨®n familiar. Nos hablaron sobre la pr¨¢ctica sexual, las enfermedades de transmisi¨®n sexual y el uso del preservativo. Fue muy b¨¢sico, lo que pr¨¢cticamente todos los estudiantes que est¨¢bamos all¨ª ya conoc¨ªamos. Y con un enfoque muy heterosexual y centrado en el coito¡±, dice Henry, que representa desde hace dos a?os a los estudiantes de secundaria en el Consejo Escolar del Estado.
Centros religiosos
Hay centros, sobre todo religiosos, que ni siquiera imparten esas nociones b¨¢sicas, admite Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Cat¨®licas, la mayor patronal de la concertada. Un 15% del alumnado asegura no haber recibido ni una hora de educaci¨®n sexual, seg¨²n una encuesta publicada en noviembre por Save the Children. La nueva ley educativa apuesta por ampliar la formaci¨®n en la materia, pero las decisiones seguir¨¢n estando en manos de las comunidades aut¨®nomas y los centros. Y mientras tanto, las estad¨ªsticas emiten se?ales de alarma.
El uso del preservativo entre los adolescentes ha ca¨ªdo ocho puntos desde 2002. Solo el 75,4% dijo haber usado cond¨®n en su ¨²ltima relaci¨®n coital en el Estudio sobre las Conductas Saludables de J¨®venes Escolarizados, que el Ministerio de Sanidad publica cuatrienalmente y cuya edici¨®n m¨¢s reciente es de 2018. Las tasas de infecciones de transmisi¨®n sexual han subido a un ritmo alarmante en cuatro a?os entre los chavales de 15 a 19 a?os. La de la s¨ªfilis ha crecido un 54%, hasta alcanzar una tasa de 5,7 casos por cada 100.000 habitantes. La del gonococo un 160%, llegando a una tasa de 33 casos. Y la de la clamidia un 243%, alcanzando una tasa de 70 casos. El acceso a la pornograf¨ªa es, al mismo tiempo, cada vez m¨¢s frecuente y precoz: un tercio empieza a verla antes de los 13 a?os, lo que seg¨²n los expertos alimenta falsas creencias y estereotipos negativos.
Las enfermedades de transmisi¨®n sexual ¡°pueden tener efectos graves a largo plazo¡±, advierte Jos¨¦ Garc¨ªa, que trabaja en el Servicio de Promoci¨®n de la Salud de Asturias y ha dedicado su tesis doctoral a la educaci¨®n sexual. ¡°La pandemia ha podido tener un efecto en los contagios al reducir las interacciones, lo sabremos cuando se publiquen los datos, pero es previsible que sea un efecto pasajero¡±. Garc¨ªa considera que garantizar una formaci¨®n suficiente es una cuesti¨®n de salud p¨²blica y un derecho de los menores, y por eso defiende que sea obligatoria.
Dar alternativas
Los programas escolares m¨¢s extendidos se centran en las enfermedades y los embarazos no deseados, lo que muchos especialistas creen que se queda corto. ¡°Prevenir los riesgos es muy importante, hay que hacerlo, pero es la parte m¨¢s fea de la sexualidad¡±, dice la sex¨®loga B¨¢rbara S¨¢enz, que da charlas en colegios e institutos de La Rioja con la consultor¨ªa Serise. ¡°En nuestros programas tratamos tambi¨¦n de promover h¨¢bitos saludables y responsables, porque si solo se focaliza en los riesgos tampoco se les da mucha alternativa. Y hay pr¨¢cticas que no tienen riesgo y pueden vivir de manera satisfactoria, como puede ser la masturbaci¨®n o los besos, aunque ahora con la pandemia haya que tener cuidado con ellos¡±.
¡°Los adolescentes siempre han tendido a suplir la falta de informaci¨®n con la pornograf¨ªa, pero ahora al ser tan accesible desde edades muy tempranas, les est¨¢ creando m¨¢s problemas¡±, afirma Rafael Ballester, que lleva 30 a?os atendiendo consultas de alumnos en el servicio de orientaci¨®n sexol¨®gica de la Universidad Jaume I de Castell¨®n, donde es decano de Medicina, y da talleres en colegios e institutos. Lo m¨¢s preocupante, asegura, es que en algunos casos est¨¢ afectando al consentimiento sexual. ¡°En el porno nadie pide permiso a nadie, y se est¨¢n dando cada vez m¨¢s casos de chavales que no dan tiempo a la otra persona a decir si les apetece una determinada pr¨¢ctica. Vienen m¨¢s a la consulta, sobre todo chicas, que dicen: ¡®Hicimos esto o lo otro, pero la verdad es que no me gust¨® o no me estaba gustando¡±.
Falsos mitos que crean complejos
La pornograf¨ªa, sin el contrapeso de informaci¨®n fiable, tambi¨¦n difunde falsos mitos y les genera complejos, prosigue Ballester. ¡°En los chicos, por ejemplo, que son eyaculadores precoces, cuando no lo son. Tambi¨¦n hay chicas que creen que tienen un problema porque no son multiorg¨¢smicas. Confunden la ficci¨®n con la realidad, ignoran mucho de la respuesta sexual y tienden a adoptar un modelo de relaciones sexuales m¨¢s adulto. Parte de ellos se plantan en muy poco tiempo en el coito, lo cual no es la mejor manera de empezar la vida sexual¡±, dice Ballester. La edad media de inicio de las relaciones se sit¨²a, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Contracepci¨®n, en torno a los 16 a?os y medio.
No todo son malas noticias desde el planeta del sexo adolescente, opina el profesor. ¡°Ha mejorado la naturalidad con la que hablan de sexo y exponen sus dudas. Y hay una apertura respecto a la diversidad. Cada vez m¨¢s j¨®venes se atreven a explorar su sexualidad. Muchos chicos o chicas han tenido rollos con personas de su mismo sexo, y aunque se consideren heterosexuales no les genera ning¨²n problema. Eso hace a?os no pasaba, o no pasaba tanto¡±.
Un 37% de los adolescentes hacen b¨²squedas en internet para aprender sobre sexo (al margen del porno), seg¨²n el informe de Save the Children, basado en 1.680 entrevistas. La sex¨®loga B¨¢rbara Sanz se?ala que no es lo recomendable porque abundan los bulos, pero menciona alguna excepci¨®n, como la plataforma Somos Peculiares, que adem¨¢s de impartir talleres en centros educativos resuelve dudas sobre todo a trav¨¦s de Instagram. ¡°Recibimos consultas de adolescentes casi a diario y las contestamos de forma gratuita. Muchas tienen que ver con la falta de comprensi¨®n de conceptos e ideas que han absorbido de la pornograf¨ªa¡±, explica Melanie Quintana desde Bilbao.
Hacia d¨®nde ir
La ley Wert solo se refiere una vez, de forma general, al conocimiento de la sexualidad. La nueva ley educativa menciona en cinco ocasiones la educaci¨®n ¡°afectivo-sexual¡±. Aunque el desarrollo est¨¢ por definir, lo m¨¢s probable es que se articule como un contenido transversal y que el Ministerio de Educaci¨®n publique unas orientaciones sobre c¨®mo plasmarlo en las clases, se?alan fuentes del departamento, lo que dejar¨¢ a autonom¨ªas y centros un amplio margen para concretarlo.
¡°No puede haber una asignatura de cada cosa¡±, dice Raimundo de los Reyes, presidente de la federaci¨®n de directores de institutos p¨²blicos, ¡°pero lo transversal es un poco et¨¦reo; al final depende de cada centro, y en temas como este, donde la actitud ciudadana es tan irregular, la escuela est¨¢ para ejercer su compensaci¨®n y procurar que todos los ciudadanos tengan una m¨ªnima formaci¨®n. Yo creo que deber¨ªa sistematizarse y, si no ser una materia aut¨®noma, incluirse claramente dentro del curr¨ªculo de una¡±.
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