La empresa espa?ola no se entiende con la universidad: invierte un 10% menos en contratos I+D que en 2009
La colaboraci¨®n mengu¨® con la anterior crisis y, aunque el gasto institucional y privado vuelve a crecer lentamente, el desembolso de las compa?¨ªas en innovaci¨®n es tres veces menor que en Suecia
Todos los expertos coinciden en que si Espa?a no quiere ser un pa¨ªs que viva solo del sol y playa, sino tener una econom¨ªa basada en el conocimiento, necesita encajar el mundo de la empresa con el de la universidad. Pero en Espa?a, aunque la cifra va subiendo modestamente desde 2016, a¨²n las empresas invierten un 10% menos en contratos de I+D (investigaci¨®n y desarrollo) en los campus que una d¨¦cada antes: 646 millones de euros en 2009, frente a los 581 millones de 2019, seg¨²n los ¨²ltimos datos que recoge el informe La contribuci¨®n de las universidades espa?olas al desarrollo, de la Fundaci¨®n Conocimiento y Desarrollo (CYD) presentado este mi¨¦rcoles. El estudio se basa en una encuesta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y el Main Science and Technology Indicators 2020/2, publicado por la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE)
El esfuerzo de las empresas espa?olas en I+D (0,7% en relaci¨®n con el PIB) es la mitad que en la Uni¨®n Europea (1,39%), muy lejos del de la OCDE (1,76%) y a a?os luz de Israel (4,39%), Corea del Sur (3,73%) o Suecia (2,44%). Adem¨¢s, la inversi¨®n en ciencia de las empresas ha tenido el mismo comportamiento que el de las administraciones y las universidades. Vivi¨® su mejor momento en 2009, sufri¨® un gran recorte hasta 2016 y ahora el gasto crece muy lentamente. Otro dato relevante: el 18,1% de los investigadores trabajaban en empresas en 2009 y una d¨¦cada despu¨¦s representan apenas un 15,4%. El caso m¨¢s extremo es el de Corea del Sur, donde apenas el 9,6% de los investigadores est¨¢n en la universidad.
El principal problema es que las peque?as y medianas empresas (pymes) son el 99,83% del tejido empresarial de Espa?a y cuentan con unos medios muy modestos. Las de gran tama?o, en cambio, s¨ª que inauguran c¨¢tedras de investigaci¨®n en universidades p¨²blicas y privadas. Por eso los rectores de las cuatro polit¨¦cnicas (Catalu?a, Madrid, Valencia y Cartagena) propusieron sin ¨¦xito en marzo al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo canalizar ellos los fondos de investigaci¨®n Next Generation de la Uni¨®n Europea. El objetivo era ¡°crear una red de laboratorios, equipos, profesionales, estudiantes y departamentos de I+D+i que conecten la universidad con las pymes¡±, explicaron entonces los rectores en EL PA?S.
Francesc Sol¨¦ Parellada, vicepresidente de la Fundaci¨®n CYD, es optimista: ¡°La capacidad de que las universidades sirvan a la sociedad de forma porosa es nueva, como lo es nuestro sistema cient¨ªfico. Si resolvemos algunas trabas, la universidad espa?ola est¨¢ preparada para dar el salto y ayudar a las pymes¡±. Parellada cree que los acuerdos tienen que ser a largo plazo y que las universidades tienen que tener a personas que gestionen la transversalidad: ¡°Si la empresa pide algo que necesita conjugar a tres grupos de investigaci¨®n y el que te recibe no lo domina, pues el proyecto ahora no prospera¡±.
La Universidad P¨²blica de Navarra es uno de los campus que m¨¢s contribuye en Espa?a a la riqueza de su regi¨®n, seg¨²n la Fundaci¨®n CYD. Es una comunidad muy industrializada, lo que facilita la colaboraci¨®n, pero Patxi Arregui, su vicerrector de Investigaci¨®n, cree que su contribuci¨®n se debe tambi¨¦n a que ¡°uno de los objetivos del plan estrat¨¦gico de la universidad es el compromiso con el entorno¡±. Arregui opina: ¡°Hay que romper un techo de cristal, porque nuestra labor no est¨¢ en colaborar con una multinacional con un departamento de innovaci¨®n autosuficiente, sino en ayudar a las pymes que no tienen medios y los conocimientos de todo¡±. Para facilitar la conexi¨®n, la UPNA ha agrupado a sus investigadores en siete institutos organizados por tem¨¢ticas ¡°para establecer sinergias y dar m¨¢s visibilidad¡±, y cada uno de ellos tiene una unidad de negocio, ¡°una ventanilla ¨²nica¡±. De esta manera, han crecido los contratos no solo con empresas de base tecnol¨®gica sino sociales. ¡°Lo que vemos es que quien prueba, repite¡±.
El plan estrat¨¦gico del Gobierno de Navarra tambi¨¦n ha marcado a la UPNA los intereses de la regi¨®n. Al mirar los n¨²meros, Arregui se sorprendi¨®. El 26% de la financiaci¨®n de la entidad proviene de las empresas y otro 26% de convocatorias p¨²blicas competitivas a las que han acudido con el sector privado. Pero el vicerrector cree que hay que dar un paso adelante y competir m¨¢s por fondos europeos. ¡°Si piensas solo en las necesidades de las empresas, a la larga te quemas. Tenemos que aprender cosas de Europa y eso revertir¨¢ en Navarra¡±. El problema es que, de media, las universidades espa?olas consiguen recursos comunitarios para uno de cada 10 proyectos que presentan ¡°y resulta muy f¨¢cil a los investigadores acomodarse a las convocatorias de aqu¨ª que ya conocen¡±.
Publicaciones sin aplicaci¨®n pr¨¢ctica
Espa?a es la und¨¦cima del mundo en producci¨®n cient¨ªfica y la vig¨¦sima en patentes. Es decir, la ingente producci¨®n de art¨ªculos no se plasma luego en innovaciones en las empresas. La prueba es que, seg¨²n el informe, las universidades solo recaudaron de esta manera 4,1 millones de euros en 2019. Por eso, el Ministerio de Universidades ha creado un complemento salarial que premia la transferencia de conocimientos, no solo en patentes, sino en servicios a la comunidad.
A la cabeza de patentes est¨¢ la Polit¨¦cnica de Madrid (UPM), que en la ¨²ltima d¨¦cada ha tenido un promedio de 37 al a?o. Su peor dato, 14 patentes en 2017, coincidi¨® con el hachazo inversor de todos los sectores. Su vicerrectora de Investigaci¨®n, Asunci¨®n G¨®mez, aclara que no solo se trasmite conocimiento por las patentes, sino compartiendo en abierto sus descubrimientos. Tradicionalmente la UPM, cuenta G¨®mez, vend¨ªa la patente entera a una empresa, llegaba a acuerdos de licencias o montaba su propia empresa tecnol¨®gica, pero desde hace cuatro a?os ofrece tambi¨¦n a las compa?¨ªas servicios tarifados en sus infraestructuras. Por ejemplo, invernaderos punteros para biotecnolog¨ªa de las plantas.
Adem¨¢s, la UPM comienza ahora a poner en marcha ¨Dya est¨¢ toda la legislaci¨®n al d¨ªa¨D las unidades de investigaci¨®n conjunta. Alianzas para que convivan investigadores de la universidad y las empresas para ir juntas en la b¨²squeda de fuentes de financiaci¨®n regionales, nacionales e internacionales. ¡°A veces se necesitan infraestructuras costos¨ªsimas de dos o tres millones de euros y ambas se complementan¡±, prosigue la vicerrectora. G¨®mez tiene claro que se necesita tener una s¨®lida red de comercializaci¨®n para explotar las patentes y echa en falta mayor respaldo de las instituciones. La UPM cuenta con dos o tres funcionarios para su unidad de protecci¨®n de patentes y los mismos para su unidad de comercializaci¨®n. Una cifra insuficiente para competir en el mercado global.
Mart¨ª Parellada, coordinador del informe CYD, ve un futuro prometedor: ¡°Las grandes empresas est¨¢n promoviendo el emprendimiento en spin-off y startups. Acuerdos con otras instituciones para hacer avances en aspectos de investigaci¨®n concretos. Y ahora lo que tiene que hacer la universidad es crear las condiciones¡±.
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