El eterno debate de los deberes de verano: ?aprendizaje o descanso?
Algunos expertos respaldan que resultan abrumadores y limitan el disfrute de los alumnos, y recomiendan alternativas m¨¢s vivenciales. Para otros mantienen activa la mente y refuerzan los conocimientos adquiridos
Hacer manualidades, pintar, cocinar. Visitar museos, bibliotecas, ir de acampada. Ir a parques, buscar y observar insectos, ranas o p¨¢jaros. Plantar semillas, esquejes o tub¨¦rculos, verlos crecer. Jugar al aire libre, ir a la piscina o a la playa, aprender a nadar. Son algunas de las alternativas a los deberes de verano que propone la madre y profesora de secundaria Eva Bail¨¦n, impulsora de la campa?a por la racionalizaci¨®n de las tareas escolares. ¡°Los ni?os no deben tener deberes en verano, pues son sus vacaciones y, como todo el mundo, se merecen descansar. Siempre que no est¨¦n solos durante horas delante de una pantalla sin supervisi¨®n de un adulto, aprender¨¢n cosas interesantes¡±, abandera.
Como Bail¨¦n, algunos expertos respaldan que los ejercicios de verano pueden resultar abrumadores, generar un estr¨¦s innecesario y limitar el tiempo de descanso y disfrute de los alumnos, y por eso recomiendan alternativas m¨¢s vivenciales. Sin embargo, otros consideran que son una herramienta eficaz para mantener activa la mente de los estudiantes durante las vacaciones y reforzar los conocimientos adquiridos durante el a?o escolar. Con el calor, llega el eterno debate de cada a?o: ?deberes s¨ª o deberes no? La discusi¨®n contin¨²a, en busca de encontrar un enfoque que promueva el aprendizaje y el bienestar y el descanso de los escolares durante sus fiestas.
Luis Guti¨¦rrez Mart¨ªn, escogido mejor docente de Educaci¨®n Primaria en los Premios Educa 2022, comparte el parecer de Bail¨¦n. ¡°Los ni?os no deber¨ªan tener tareas durante las vacaciones, que son un tiempo para descansar, esparcirse, jugar, explorar y aburrirse. Esto promover¨ªa su bienestar integral y les permitir¨ªa volver al pr¨®ximo curso con m¨¢s energ¨ªa y motivaci¨®n¡±, argumenta. En su opini¨®n, sin embargo, hay excepciones. Por ejemplo, los estudiantes que han tenido alguna dificultad o un bajo rendimiento durante el curso escolar y necesitan reforzar durante las fiestas. Para ellos, los deberes deben ser dise?ados ¡°de manera individualizada, considerando las necesidades y circunstancias espec¨ªficas de cada ni?o¡±.
Adem¨¢s, contin¨²a Guti¨¦rrez, los ejercicios deben trazarse de manera que los ni?os comprendan el prop¨®sito y la relevancia de las tareas en relaci¨®n con su educaci¨®n. ¡°Breves, enfocados y adecuados a su edad y capacidad¡±, resume, y expone un concepto: ¡°Proporcionar retroalimentaci¨®n constructiva, es decir, decirle al finalizar la tarea lo que tiene que mejorar, anim¨¢ndolo y motiv¨¢ndolo, es esencial¡±. Esto puede lograrse mediante comentarios escritos, discusiones en persona o una revisi¨®n conjunta de las pruebas completadas, explica. Seg¨²n ¨¦l, ¡°es importante involucrar a las familias y a sus maestros en la toma de decisiones, trabajando juntos para encontrar la mejor manera de apoyar el aprendizaje y el crecimiento del ni?o sin descuidar su bienestar¡±.
En este sentido, Bail¨¦n se?ala que los deberes contribuyen a acrecentar las desigualdades entre los alumnos de familias con m¨¢s posibilidades econ¨®micas, sociales y culturales, que pueden apoyarlos en los estudios, personalmente o con la contrataci¨®n de profesores particulares o de academias, y los ni?os que no cuentan con ning¨²n tipo de ayuda. ¡°En verano, cuando las escuelas est¨¢n cerradas, hacer las tareas escolares, si los estudiantes no son aut¨®nomos o no tienen motivaci¨®n para hacerlas, depende en gran medida de la capacidad de los padres y la implicaci¨®n que puedan tener en el proceso. Si no tienen recursos econ¨®micos ni formaci¨®n acad¨¦mica, es muy probable que los ejercicios se queden sin hacer, y que las diferencias que el colegio debe ser capaz de limar, por el contrario, se agranden¡±, desarrolla.
Toni Garc¨ªa Arias, galardonado como uno de los mejores maestros de Espa?a y del mundo, introduce una cuesti¨®n m¨¢s: ¡°Algunos padres ven los deberes de verano como un modo de tener ocupados a sus hijos. Y es comprensible. Los padres tienen, con suerte, un mes de vacaciones, mientras sus hijos tienen dos y pico. (...) Sin embargo, es un error¡±. Esto es, en su opini¨®n, ¡°un modo de solucionar un problema social de los adultos sobrecargando a los ni?os¡±, cuando la responsabilidad deber¨ªa recaer sobre las empresas, los ayuntamientos y las comunidades aut¨®nomas, que ¡°deben comprometerse con la infancia y ofrecer talleres extracurriculares a lo largo de todo el a?o para que los menores puedan vivir su infancia de manera sana, en lugar de con estr¨¦s y una jornada laboral de adultos¡±. Para ello, Garc¨ªa propone m¨¢s parques con vigilancia, m¨¢s bibliotecas, m¨¢s centros l¨²dicos y m¨¢s pabellones deportivos. Y, en casa, m¨¢s actividades en familia.
Alicia Sancho, psic¨®loga especialista en psicolog¨ªa cl¨ªnica en menteAmente, argumenta que la carga excesiva de deberes puede generar, efectivamente, estr¨¦s y ansiedad e interferir con la capacidad de los estudiantes para disfrutar de su tiempo libre. ¡°En verano, cuanto menor sea la motivaci¨®n intr¨ªnseca y mayor la presi¨®n externa para llevar a cabo una tarea acad¨¦mica, menor espacio para la creatividad e imaginaci¨®n¡±, sentencia. Adem¨¢s, dice que es necesario que los ni?os se aburran y encuentren qu¨¦ hacer por ellos mismos.
La p¨¦rdida de conocimientos en verano
Por otra parte, est¨¢n los firmes defensores de los deberes de verano. Javier Arroyo, director de Smartick (un m¨¦todo online para que los ni?os de cuatro a 14 a?os aprendan y dominen las matem¨¢ticas), est¨¢ de acuerdo con la afirmaci¨®n de que las vacaciones veraniegas es una ¨¦poca para descansar. Pero ¡°no solo¡±. ¡°La din¨¢mica es casi siempre la misma: al principio del verano, los ni?os descansan, pero llega un momento en el que se aburren y empiezan a pasar horas y horas frente a las pantallas. Por eso, me parece muy importante que dediquen un tiempo de los largos d¨ªas de est¨ªo a continuar aprendiendo¡±, explica. Para ello, dice, hay que desmontar la idea de que ¡°aprender es un castigo¡±. Los ejercicios de verano, considera, pueden ser amenos, e incluso divertidos. ¡°Eso s¨ª, tienen que ser diferentes a los del resto del a?o, personalizados, did¨¢cticos, de poca duraci¨®n ¡ªentre 15 minutos y una hora¡ª, y centrados en la lectura y los n¨²meros¡±, especifica Arroyo.
Durante las vacaciones veraniegas, que en Espa?a duran dos meses y medio, los j¨®venes que no se involucran en actividades educativas experimentan p¨¦rdidas de conocimiento, se?ala. ¡°Los que interrumpen su aprendizaje sufren una p¨¦rdida media en habilidades de c¨¢lculo matem¨¢tico de 2,6 meses de curso escolar con respecto a los que contin¨²an aprendiendo, y esto crea una brecha que se mantendr¨¢ durante el sucesivo curso escolar y volver¨¢ a incrementar el verano siguiente¡±, sostiene, bas¨¢ndose en numerosos estudios.
¡°Esta p¨¦rdida de conocimientos es acumulativa e irrecuperable a lo largo de los cursos de la educaci¨®n primaria, produciendo una brecha dif¨ªcilmente salvable cuando los alumnos llegan a secundaria¡±, afianza. Para terminar, quiere recordar que adem¨¢s de fomentar la cultura del aprendizaje y de la inquietud intelectual, los deberes ayudan a mantener las rutinas y h¨¢bitos de estudio que tanto cuesta a los padres y profesores que los ni?os adquieran durante el a?o.
¡°En el equilibrio est¨¢ el acierto¡±
En un punto intermedio de la discusi¨®n se encuentra la logopeda y experta en neuropsicolog¨ªa Elena Mesonero, que considera que ¡°hay matices¡± y que ¡°en el equilibrio est¨¢ el acierto¡±. En su opini¨®n, la soluci¨®n es personalizar dependiendo de cada ni?o, y aspectos como la edad, la personalidad o los resultados acad¨¦micos del curso pueden hacer ¡°decantar la balanza a un lado o a otro¡±. ¡°Por ejemplo, por raro que parezca hay alumnos a los que les gusta hacer tareas escolares, ?les vamos a privar de hacer un cuadernillo de verano si les apetece? La respuesta es no¡±, empieza. Sin embargo, comparte, a la mayor¨ªa de los ni?os no les parece ¡°una gran idea¡±.
¡°Entonces, ?qu¨¦ podemos hacer?¡±, se pregunta la experta en neuropsicolog¨ªa. ¡°En primer lugar, tener en cuenta la edad. Cuando m¨¢s peque?os, menos deberes. En segundo lugar, tener en cuenta los resultados acad¨¦micos. Si un ni?o, estudiante de secundaria, necesita alg¨²n refuerzo porque ha suspendido alguna asignatura, habr¨¢ que facilitarle alguna actividad para reforzarlo, pero sin olvidar dejar d¨ªas libres para que tambi¨¦n pueda tener su experiencia vacacional. No se trata de ¡®castigar¡¯ sin vacaciones, sino de que nuestro adolescente se responsabilice con sus obligaciones y pueda comenzar el curso siguiente lo mejor preparado posible¡±, afirma.
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