La responsabilidad no solo es de la escuela
Si la violencia, f¨ªsica o psicol¨®gica se repite, es un caso de acoso. Si no hay repetici¨®n, es un hecho aislado
Las ¨²ltimas noticias sobre la violencia que est¨¢ sucediendo entre adolescentes en las aulas y fuera de ellas nos alarman y nos preocupan. Los hechos son los que son y no podemos mirar a otro lado, especialmente aquellos que formamos parte de la comunidad educativa, siendo familias, docentes, estudiantes y administraciones, porque todos somos corresponsables de lo que pasa y se genera en un centro educativo. Le¨ªa hace unos d¨ªas un art¨ªculo sobre una agresi¨®n de una chica a otra a la salida de un instituto de Madrid. En la agresi¨®n no solo participaban la agresora y la v¨ªctima, sino tambi¨¦n otros compa?eros y compa?eras que jaleaban el acto o lo grababan con sus tel¨¦fonos m¨®viles. Solo una de esas compa?eras intent¨® separarlas.
La situaci¨®n que describo me sirve para llamar la atenci¨®n de que en la agresi¨®n participan un agresor y su v¨ªctima, pero tambi¨¦n los testigos. La mayor¨ªa de los que estaban all¨ª reforzaron a la agresora, con lo que seguramente ella ha sentido que su comportamiento est¨¢ valorado positivamente y es aceptable. Por lo tanto, todos ellos han sido tambi¨¦n responsables de la agresi¨®n.
Igualmente, la situaci¨®n me sirve para distinguir lo que es un caso puntual de violencia de lo que es acoso y es que esta distinci¨®n es importante. La madre de la v¨ªctima, en sus declaraciones a un medio televisivo, habl¨® del bullying, cuando en realidad todav¨ªa no se sabe si ha sido un caso de acoso escolar. Abusar del uso de este t¨¦rmino hace que pierda su significado y no se atienda a lo que realmente es. Si la violencia, f¨ªsica o psicol¨®gica se repite, es un caso de acoso. Si no hay repetici¨®n, es un hecho aislado y, por lo tanto, no hay acoso.
La familia ha de prevenir y detectar cualquier situaci¨®n de riesgo de su hijo o hija, y ha de intervenir ante la m¨ªnima sospecha de su existencia
La violencia entre adolescentes se manifiesta de diferentes maneras y puede ser f¨ªsica y psicol¨®gica. Adem¨¢s, se pueden usar herramientas tecnol¨®gicas para infligir el da?o. Hemos conocido hace poco el caso de los menores entre 11 y 14 a?os que realizaron im¨¢genes de ni?as y adolescentes desnudas con inteligencia artificial. Muchos pusieron el foco en el peligro de esta, pero nadie habl¨® de la supervisi¨®n que deben hacer las familias del tiempo que pasan sus hijos en internet y de lo que est¨¢n haciendo en el espacio virtual. La escuela puede ense?arles a c¨®mo usar la tecnolog¨ªa digital de forma segura y responsable y la familia debe contribuir a lograrlo.
Como la escuela, la familia ha de prevenir y detectar cualquier situaci¨®n de riesgo de su hijo o hija, y ha de intervenir ante la m¨ªnima sospecha de su existencia. En estos casos de los que estamos hablando, la familia es uno de los factores que contribuye a que se inicie, mantenga o suprima un comportamiento violento. El hogar es el primer lugar donde comienza la socializaci¨®n de un ni?o e influye en su desarrollo, el funcionamiento y la cohesi¨®n de la familia. Si en la familia existen de manera continua conflictos como peleas, discusiones, sentimientos negativos o manifestaciones con discurso de odio, el ni?o o la ni?a, que est¨¢ observando todo lo que sucede a su alrededor, aprende que estos conflictos son formas habituales para relacionarse.
Como dec¨ªa, las familias debemos realizar una supervisi¨®n de lo que hacen nuestros hijos y nuestras hijas fuera y dentro de la escuela, as¨ª como establecer l¨ªmites. Ambas acciones ayudar¨¢n a mejorar su funcionamiento social y emocional y tendr¨¢n un comportamiento saludable, aut¨®nomo y respetuoso en cualquier ¨¢mbito.
Criar a los hijos no siempre es f¨¢cil, pero si todos asumimos la responsabilidad que nos corresponde, evitar¨ªamos muchos episodios de violencia como los que, desgraciadamente, est¨¢n ocurriendo entre ni?os, ni?as y adolescentes en estos d¨ªas.
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