Un alumno pobre con el mismo nivel en matemáticas y ciencias que otro rico repite curso cuatro veces más
El informe PISA pone de relieve que el sistema educativo espa?ol perpetúa desigualdades económicas y de género, según un análisis de EsadeEcPol y Save the Children
Espa?a presenta una mayor equidad educativa que la media de países de la OCDE y de la UE, según la nueva edición del informe PISA, la gran evaluación internacional presentada la semana pasada por la OCDE. Pero ello no significa que el país no presente graves desigualdades, especialmente en parámetros como la repetición de curso. A igualdad de resultados en las pruebas de matemáticas y ciencias ―dos de los tres exámenes, junto al de comprensión lectora, que integran PISA―, los chavales más pobres, aquellos cuyas familias se sitúan en el 25% de menor renta, tienen 3,7 veces más probabilidades de repetir que los más ricos, los situados en el 25% superior. Un desequilibrio que también se produce por género: obteniendo el mismo rendimiento en ambas materias escolares, los chicos repiten el doble que las chicas. Ambos datos forman parte del análisis del informe PISA desde la perspectiva de la equidad difundido este martes por EsadeEcPol y Save the Children. Los investigadores apuntan a factores como el comportamiento y la actitud hacia la escuela del alumnado, así como al sesgo docente, para explicar dicha brecha.
Espa?a sobresale, de entrada, por el elevado número de estudiantes que a los 15 a?os han repetido al menos un curso. Una práctica educativa que los autores del análisis, Lucía Cobreros y Lucas Gortazar, consideran, como la OCDE, “particularmente ineficaz e ineficiente”. En Espa?a el porcentaje de repetidores alcanza el 21,7%, el cuarto más alto de 37 países analizados. La media de la OCDE se sitúa en el 8,9%. A pesar de ser muy alta, la proporción de repetidores en Espa?a ha bajado siete puntos desde la anterior edición de PISA, que es de 2018, el segundo mayor descenso recogido en el informe, solo por detrás del de Portugal, donde ha caído 9,4 puntos, hasta quedarse en el 17,2%.
Gortazar y Cobreros plantean, sin embargo, que la bajada en Espa?a que muestra PISA puede ser coyuntural, producto de la flexibilización de las normas de evaluación aprobadas en pandemia para compensar los grandes problemas que afrontaba el alumnado. Si se observan los datos internos, que publica el Ministerio de Educación, se ve que dicha normativa excepcional por el coronavirus hizo que la tasa de repetición que se calcula anualmente cayera a la mitad en 2021. Pero también que un a?o después, en junio de 2022, ya sin el contexto de la covid, la tasa rebotó con fuerza situándose no muy lejos de la que había antes de la pandemia. Los autores del análisis apuntan a que esta edición de PISA (que tomó la información en la primavera de 2022) recogió la caída de las repeticiones, pero no el rebote. Y que es probable que en la siguiente edición de la evaluación, en 2025, el porcentaje espa?ol de repetición de curso vuelva a subir, pese a que la nueva ley educativa establezca que esta debe usarse solo de forma excepcional.
Además de ser alta, la repetición en Espa?a se aplica de forma desigual. A mismo nivel de competencias en ciencias y matemáticas, el estudio de Esade y Save the Children concluye que los pobres repiten 3,773 veces más que los ricos. Una grieta que solo es más ancha en Eslovaquia, y por poquísimo (3,777 veces). En promedio, en la OCDE se sitúa en 1,77. En el grupo más desigual en este índice se sitúan también Eslovenia y, a cierta distancia (con un factor del 2,65 o inferior), Letonia, Canadá y Portugal. El más equitativo en este terreno es Islandia (0,32), seguida de Irlanda, Corea del Sur, y Australia. A escala autonómica, la menor diferencia socioeconómica en la repetición se da en la Comunidad Valenciana (con una diferencia de 2,2 veces), seguida de Extremadura y Castilla-La Mancha. Y las mayores brechas se producen en Murcia (9,4 veces), La Rioja y Castilla y León.
Un cálculo similar, aplicado al género, muestra que, a igualdad de conocimientos en ambas materias, matemáticas y ciencias, los chicos en Espa?a repiten el doble que las chicas, lo que convierte al país en el quinto donde más brecha existe al respecto, por detrás de México (donde sucede 2,42 veces más), Islandia, Portugal y Letonia. En el otro extremo, donde apenas hay diferencia de género en la repetición, se sitúan Reino Unido y Australia. Dentro de Espa?a, en los extremos se hallan Baleares (2,44) y Navarra (1,7).
Posibles causas
El informe, que analiza diversos resultados desde el punto de vista de la equidad, no trata de explicar a qué se deben estas diferencias en la repetición. Cobreros apunta a que, según otras investigaciones publicadas, a la hora de decidir sobre la promoción o no de un alumno, además de sus conocimientos influyen otros factores, como su comportamiento, su actitud hacia la escuela (incluido, por ejemplo, el eventual absentismo), los sesgos docentes, o las indicaciones de las propias familias. En el caso de la diferencia de repetición por género, la investigadora a?ade que también se ha visto —por ejemplo, en un estudio realizado en Espa?a por la propia EsadeEcPol— que los chicos invierten de promedio menos horas en actividades que se valoran en la evaluación continua, como los deberes.
En el documento tampoco se analiza la diferencia en el nivel de repetición por nivel socioeconómico y de género en relación con los resultados en la prueba de comprensión lectora de PISA. En ella, a diferencia de matemáticas y ciencias, donde los chicos espa?oles logran mejor resultado (9 y 5 puntos respectivamente), las chicas aventajan por mucho a los chicos (en 25 puntos).
El alumnado inmigrante, que en PISA abarca tanto al de primera como al de segunda generación, obtiene de media 32,5 puntos menos en matemáticas que el autóctono, una diferencia un poco mayor en la media de la OCDE (30,8). Pero si se descuenta la diferencia de clase social, dicha distancia se reduce a solo 6,6 puntos, mucho menos que en el promedio de la OCDE (donde la brecha es del 15,2%).
El porcentaje, por otra parte, de la puntuación en matemáticas que puede explicarse por el nivel socieconómico del alumnado alcanza en Espa?a el 15,7%, menos que en el promedio de la OCDE, 16,8%, y la UE, 18,4%.
Brecha rural y urbana
Los estudiantes que asisten a centros educativos en zonas rurales también sacan de media, en casi todos los países, menos puntos en matemáticas que quienes lo hacen en núcleos urbanos. Pero esa otra grieta también es en Espa?a, con 12,6 puntos, mucho menor que en el conjunto de la OCDE (21%), y además se reduce a la mitad cuando se descuentan las diferencias de nivel socioeconómico y cultural, “mostrando que la brecha rural-urbana se explica principalmente por el inferior nivel socioeconómico del alumnado de escuelas rurales, más que por la localización del centro escolar”, afirman los autores del análisis. En la anterior edición de PISA, la distancia entre los resultados urbanos y rurales en Espa?a eran ligeramente mayores (0,4 puntos más), pero, a cambio, cuando se descontaba el factor socioeconómico prácticamente desaparecía.
La segregación escolar del alumnado pobre —es decir, en qué medida dichos estudiantes comparten centro educativo con los de estratos socioeconómicos más altos— es un poco más bajo en Espa?a, con un índice del 0,266 que en los promedios de la OCDE y la UE, y además se ha reducido respecto a la anterior edición de PISA. Los más segregadores son Chile (con un índice del 0,42%) y Hungría (0,381). Y los que menos, Noruega y Finlandia (0,217 y 0,182). En Espa?a, además, se ha reducido respecto a la anterior edición de PISA.
Las dos comunidades autónomas con menor segregación escolar son Cantabria y Castilla y León, con índices (de 0,185 y 0,196) que las sitúan entre Finlandia y Noruega. Y la más segregadora es Madrid (0,326), aunque también es la que más ha reducido su nivel respecto a 2018, seguida de Catalu?a (0,281).
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