Infelicidad digital
M¨¢s all¨¢ de su utilidad las redes sociales son tambi¨¦n una fuente constante de enredos Conviene tener en cuenta algunos consejos para relacionarse en ellas de forma inteligente
En los ¨²ltimos a?os, la implantaci¨®n de las redes sociales ha sido de tal calado que, hoy d¨ªa, a la mayor¨ªa nos cuesta imaginar c¨®mo nos relacionar¨ªamos sin WhatsApp, Facebook o ?Twitter. Estas y otras herramientas digitales nos permiten estar en contacto permanente con gran n¨²mero de personas, pero tambi¨¦n han multiplicado las posibilidades de enfadarnos con un amigo, compa?ero o familiar, adem¨¢s de precipitar un sinf¨ªn de separaciones.
En este art¨ªculo veremos los principales riesgos de las relaciones en la red que gestionamos a trav¨¦s de nuestro ordenador o tel¨¦fono inteligente.
Una de las sorpresas que se llevaron los primeros fabricantes de m¨®viles fue descubrir que los usuarios los acabar¨ªan usando m¨¢s para mandarse mensajes de texto que para llamar por tel¨¦fono.
La ¨²nica manera de preservar un secreto es no tener jam¨¢s ninguno¡± Julian Assange
No estaba previsto que un dispositivo pensado para hablar acabara convertido en una especie de tel¨¦grafo, aunque se mantuvo cierto equilibrio entre voz y mensajes mientras estos ¨Clos casi vintage SMS¨C eran de pago. Ante la perspectiva de desembolsar 20 c¨¦ntimos para mandar un texto, el usuario reservaba ese servicio para comunicaciones importantes, apurando al m¨¢ximo los ?caracteres.
Con la irrupci¨®n de WhatsApp, Messenger y similares en los dispositivos con tarifa plana, la gratuidad ha propiciado una bacanal de mensajes de todo tipo que llegan a nuestro bolsillo a cualquier hora del d¨ªa o de la noche.
M¨¢s all¨¢ del estr¨¦s que provocan los grupos de conversaci¨®n o las constantes interrupciones durante el trabajo, la urgencia ¨Ca menudo se nos exige respuesta inmediata¨C y el exceso de estas comunicaciones presentan los siguientes riesgos:
Exposici¨®n a la curiosidad ajena. En cualquier momento puede aparecer un mensaje ¨ªntimo en la pantalla de nuestro smart?phone, que si est¨¢ sobre una mesa atraer¨¢ la mirada de nuestro jefe, pareja o amigos.
Dispersi¨®n en actos sociales. Aunque muchas personas ocultan su enfado, la continua ¡°desconexi¨®n¡± del interlocutor para atender lo que pasa en su tel¨¦fono genera irritaci¨®n, adem¨¢s de una interacci¨®n de baja calidad.
Horas inusuales de conexi¨®n. Estos programas permiten que otros sepan los momentos en los que tienen lugar las comunicaciones, lo cual genera desconfianza en las parejas y no pocas trifulcas.
Reflexi¨®n y reposo
PEL?CULA
¡®Her¡¯
Spike Jonze
Esta comedia rom¨¢ntica, a la vez que existencial, sobre un hombre solitario que empieza a ¡°salir¡± con su sistema operativo es una aguda reflexi¨®n sobre la frivolidad de nuestras relaciones en la era digital.
¡®Departure & farewell¡¯
Hem
Contra las prisas y la ansiedad, el nuevo trabajo de la banda de Brooklyn tras un largo silencio es un bello viaje lleno de serenidad, con melod¨ªas que nos transportan a tiempos m¨¢s reposados.
Sobre esto ¨²ltimo, un estudio publicado en CyberPsychology and Behaviour Journal calcul¨® que la aplicaci¨®n WhatsApp ha ocasionado ya 28 millones de rupturas entre usuarios, sobre todo por discusiones que tienen que ver con la ¨²ltima conexi¨®n de la pareja, o por la sospechosa falta de respuesta tras un ¡°doble check¡±, la se?al que avisa de que el mensaje ha llegado a su destinatario y que muchos interpretan err¨®neamente que significa que el mensaje ha sido le¨ªdo.
Seg¨²n el estudio antes mencionado, el 95% de los usuarios de Facebook han buscado alguna vez a su ex, lo cual favorece los reencuentros e infidelidades. Incluso cuando estas ¨²ltimas no se producen, nuestra actividad en la red social con otras personas puede provocar celos y discusiones en la pareja.
Esta plataforma digital con 2.700 millones de miembros ¨Ccasi el 40% de la poblaci¨®n mundial¨C ha propiciado situaciones tan chocantes como un b¨ªgamo norteamericano que fue descubierto por su esposa al encontrar en Facebook fotos de su nueva boda, o la sorpresa de una mujer de Misuri que tras colgar un retrato de familia como postal de Navidad, descubri¨® que en la Rep¨²blica Checa era utilizada para la publicidad de una tienda.
Fuera de estas an¨¦cdotas, muchos usuarios de Facebook no son conscientes de hasta qu¨¦ punto se est¨¢n definiendo a trav¨¦s de la red social. Una pr¨¢ctica habitual en algunos procesos de selecci¨®n de personal es investigar el muro del candidato. El tono de los posts refleja el car¨¢cter ¨ªntimo de la persona, y las fotograf¨ªas dan testimonio de los ambientes por los que se mueve.
Lo que consideramos un entretenimiento y un punto de encuentro con amigos, mal utilizado puede convertirse en una amenaza para nuestra imagen y en una fuente de conflictos personales.
Veamos algunas medidas de higiene para que el uso de las redes sociales no perjudique nuestra vida privada:
Limitar el tiempo de conexi¨®n. Alguien permanentemente pegado al smartphone o al ordenador se vuelve odioso para su pareja y levanta suspicacias en el puesto de trabajo. Establecer un horario de conexiones que no sea invasivo con la vida no virtual ser¨ªa el primer paso para un uso razonable de los dispositivos tecnol¨®gicos que nos rodean y que tan ¨²tiles pueden ser si son inteligentemente gestionados.
Vigilar el acceso a nuestra intimidad. Puede parecer divertido tener mil amigos en Facebook o Twitter, pero si damos informaci¨®n privada, debemos tener en cuenta todas las personas que van a tener acceso a ella y controlar el nivel de la misma.
Evitar la dispersi¨®n. Es preferible dedicar una hora al d¨ªa, de forma continuada, a actualizar nuestras redes que el continuo ¡°entrar y salir¡± que nos agota mentalmente y no nos deja concentrarnos en lo que estamos haciendo, incluyendo nuestra vida ¨ªntima.
Atrapados por la cultura de la inmediatez, para muchos usuarios ¨Cen especial, los m¨¢s j¨®venes¨C el correo electr¨®nico empieza a ser visto como algo obsoleto. No tiene l¨ªmite de pulsaciones, por lo que escribir un buen mensaje lleva su tiempo. Y eso es algo que nos hemos convencido de que no tenemos. Frente al tuit o al ¡°me gusta¡±, escribir un correo electr¨®nico lo suficientemente largo equivale hoy d¨ªa a mandar una carta, con todas las posibilidades que ello ofrece.
A lo largo de mi existencia s¨®lo he recibido un par de
cartas que valieran el precio del sello¡± H. D. Thoreau
En su art¨ªculo Cinco correos electr¨®nicos que pueden mejorar tu vida, el periodista Jill Harness plantea una serie de sugerencias para que los avances tecnol¨®gicos sean algo m¨¢s que un ruido de fondo que se entromete en nuestra vida. Se puede resumir su propuesta en estos dos bloques de correos seg¨²n su frecuencia:
Escribe un correo diario a un amigo, a un miembro de tu familia o a un compa?ero de trabajo para darle las gracias por algo. Acostumbrados a usar el espacio digital para una tormenta de informaciones ¨Cmuchas veces innecesarias¨C, un mensaje as¨ª supondr¨¢ para la otra persona un comprimido de satisfacci¨®n, adem¨¢s de estrechar los v¨ªnculos entre ambos.
Escribe un correo semanal a tu jefe o jefa para ponerle al corriente de las tareas que has llevado a cabo. Esto crea un clima de transparencia y responsabilidad compartida que puede evitar muchos malentendidos. Si no tenemos un solo jefe o bien la comunicaci¨®n no es posible, una vez por semana podemos escribir a una persona capaz de ayudarnos en nuestra carrera.
Las redes nos vuelven perezosos
"Hay un peligro en Internet y en las redes sociales. Y es pensar que con la informaci¨®n tenemos suficiente y que cuanta m¨¢s, mejor. No tenemos que pensar, s¨®lo acumular m¨¢s informaci¨®n (¡). A medida que nuestro ordenador y nuestros sistemas de comunicaci¨®n aumentan su capacidad, la gente puede creer que estar informados nos libra de tomar decisiones por nosotros mismos, con lo que, en vez de estimular nuestra creatividad, estamos potenciando nuestra pereza intelectual. Creemos que si acaparamos cada vez m¨¢s informaci¨®n, no necesitaremos ideas propias. Ya las obtendremos de otras fuentes o de otra persona. Por tanto, ni siquiera examinamos los datos nosotros mismos. Nos basta con repetir lo que han dicho otros". Edward de Bono
La idea b¨¢sica es cambiar el concepto de cantidad por el de calidad. No se trata de responder por compromiso cuantos m¨¢s mensajes mejor, sino de poner los cinco sentidos en aquel escrito que puede marcar la diferencia en nuestra vida.
Ciertamente, Internet y las redes sociales han transformado de forma irreversible nuestra forma de relacionarnos, pero si utilizamos estos instrumentos como algo m¨¢s que una explosi¨®n de datos, los pondremos a trabajar a nuestro favor. Con un uso inteligente de las redes, acotado y de calidad, potenciaremos nuestra vida personal y estaremos presentes en cuerpo y alma en nuestras relaciones con los dem¨¢s.
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