Israel Elejalde, el alma atormentada de Hamlet
El actor madrile?o se enfrenta al papel m¨¢s complejo de su carrera en un montaje que se ha estrenado con las localidades agotadas
Est¨¢ en el mejor momento para enfrentarse a un mito. Tiene la madurez vital e interpretativa para plantarle cara a un personaje poli¨¦drico, atormentado, misterioso y dolorido como Hamlet. Israel Elejalde ?(Madrid, 1973), uno de los actores m¨¢s destacados de su generaci¨®n, con una trayectoria teatral tranquila y firme, se encuentra ante el papel m¨¢s dif¨ªcil de su carrera, el que ha marcado a los m¨¢s grandes int¨¦rpretes, un personaje que impregna de por vida la piel de quien se atreve con ¨¦l. Ahora s¨ª se ve capaz de hacerlo, de atrapar el alma de ese hombre descolocado y, en ocasiones, pat¨¦tico que escribi¨® William Shakespeare. Sigue los consejos de T. S. Eliot, que dec¨ªa que la locura de Hamlet era algo menos que locura y algo m¨¢s que fingimiento. Desde ah¨ª lo ha abordado, pero tambi¨¦n desde el duelo y la orfandad. Elejalde perdi¨® hace poco m¨¢s de un a?o a su padre y a su madre con apenas seis meses de diferencia.
¡°Shakespeare verbaliza aquello que t¨² sientes pero eres incapaz de expresar. Hamlet ha puesto palabras a mi sentimiento de orfandad¡±
¡°Me acompa?a esa sensaci¨®n, ese momento en el que nada tiene sentido, es como si te desconectaras del mundo. Hamlet habla de la orfandad, del p¨¢nico y el terror absoluto. Me ha hecho recordar momentos muy dolorosos, pero lo grande de Shakespeare es que consigue a trav¨¦s de la poes¨ªa verbalizar aquello que t¨² sientes pero eres incapaz de encauzar. Hamlet ha puesto palabras a mi sentimiento de orfandad¡±. El dolor del pr¨ªncipe dan¨¦s le resulta cercano. ¡°Me toca muy personalmente. Con la muerte del padre y el enfrentamiento con la madre, para Hamlet todo se convierte en una especie de erial, en un dolor brutal por la ausencia de referentes que, de alguna manera, le deja castrado. De lo que habla Shakespeare en la obra es de que ese dolor profundo puede provocar una desconexi¨®n con el mundo que te impide seguir viviendo y la persona afectada se puede convertir en un ser muy peligroso¡±.
En su casa, en el centro de Madrid, rodeado de libros sobre actores, de ensayos, de pel¨ªculas, de biograf¨ªas, Israel Elejalde, con el perro de sus padres en el regazo ¨Cun tranquilo animal ya mayor que responde al nombre de Coque¨C, destripa el desgarro de Hamlet y repasa su vida teatral desde que, por consejo de un amigo, un verano se apuntara a un curso en el laboratorio de William Layton y se quedara enganchado. Compatibiliz¨® la carrera de Ciencias Pol¨ªticas con la interpretaci¨®n por imperativo paterno. ¡°Mi padre me advirti¨® que solo me pagar¨ªa los estudios actorales si acababa la carrera¡±. Y as¨ª hizo. Pero ni siquiera entonces el oficio de ?actor era algo tangible ni vital. Fue a?os m¨¢s tarde, en la escuela del Teatro de La Abad¨ªa, ese templo de la palabra y la dramaturgia, donde se contagi¨® de la enfermedad del teatro, que, como dej¨® dicho Vittorio Gassman, ¡°nunca tiende a mejorar¡±.
Hamlet, con direcci¨®n de Miguel del Arco, es la primera obra de Shakespeare que programa la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico en coproducci¨®n con Kamikaze Producciones y uno de los montajes m¨¢s esperados de la ?temporada. Semanas antes de su estreno, el pasado jueves en el Teatro de la Comedia de Madrid, ya colgaron el cartel de ¡°no hay entradas¡± (cuando terminen las funciones en la capital, el pr¨®ximo 20 de marzo, continuar¨¢n con una gira por toda Espa?a).
Es Israel Elejalde un hombre de teatro inquieto que, adem¨¢s de interpretar, dirige y escribe. Con paciencia e inteligencia, ha dirigido la pieza S¨®tano, de Josep Maria Benet i Jornet; tiene en preparaci¨®n un texto de Jordi Casanovas, y ha impulsado montajes tan ambiciosos como La fiebre, el mon¨®logo de Wallace ?Shawn, una pieza que descubri¨® en pleno estallido de la crisis, o m¨¢s recientemente La clausura del amor, una funci¨®n dolorosa y bell¨ªsima que ha interpretado junto a su pareja en la vida real, B¨¢rbara Lennie, bajo la direcci¨®n de Pascal Rambert. ¡°Lo bueno que tiene mi carrera, y es algo de lo que me siento muy orgulloso, es que he ido siempre paso a paso. Nadie me ha dado la gran oportunidad. Empec¨¦ con papeles peque?os, cada d¨ªa un poco m¨¢s grandes, un protagonista en una compa?¨ªa peque?a, un secundario en una m¨¢s grande. No tengo prisa. El trabajo me tiene que conmover y divertir. El oficio del actor es en definitiva un juego y nunca se puede abandonar esa zona l¨²dica, casi infantil, que tiene que ver con la pandilla. El teatro es una b¨²squeda de una verdad paralela, pero a la hora de trabajar hay que olvidarlo e intentar crear una zona de juego, como cuando eras ni?o¡±.
Sus incursiones en cine han sido escasas, pero fue muy destacada su participaci¨®n en Magical Girl, el celebrado filme de Carlos ?Vermut por el que estuvo nominado al Goya como mejor actor revelaci¨®n en 2015. ¡°No he tenido muchas oportunidades en el cine. Me gustar¨ªa compatibilizarlo m¨¢s, pero¡¡±. De momento, entre ensayo y ensayo de Hamlet ha encontrado tiempo para rodar la serie de televisi¨®n Bajo sospecha, junto a Concha Velasco, Llu¨ªs Homar y Gonzalo de Castro.
Tiene muy claro hacia d¨®nde quiere ir, el teatro que le gusta hacer. Este es, asegura, un buen punto de partida para ponerse en la piel del pr¨ªncipe de Dinamarca. Ha sido un actor muy t¨¦cnico, con una formaci¨®n muy can¨®nica, pero con el tiempo est¨¢ dejando que en la interpretaci¨®n de sus personajes afloren otras cosas. ¡°La t¨¦cnica es absolutamente necesaria porque es la ¨²nica que te permite viajar de manera certera, pero tienes que ser capaz de esconderla. Hamlet ten¨ªa alrededor de 30 a?os, pero los actores que le han encarnado siempre han sido mayores, quiz¨¢ por las dificultades brutales de afrontar un personaje con una duda tan enorme. Yo con 30 a?os no me hubiera visto capaz de hacerlo¡±. No es necesario, precisa, buscar muchas razones para volver sobre Hamlet. ¡°Es una pieza fundamental del teatro, que se ha venido representando en cualquier circunstancia y en todos los pa¨ªses. Es una funci¨®n que dispara a muchos lugares, desde la cuesti¨®n existencialista del ser humano, pasando por una cr¨ªtica al funcionamiento c¨ªclico del orden pol¨ªtico, tan relevante en estos momentos, hasta las relaciones paterno-filiales y a la posibilidad, finalmente, de establecer una justicia que llegue en forma y fondo de manera real¡±.
Los riesgos interpretativos crecen con este mito shakespeariano. ¡°En Hamlet se acumulan. Es un personaje enorme, lleno de contradicciones, es uno y el otro a la vez. Un humanista intelectual y tambi¨¦n un criminal psic¨®pata, que ama al pueblo pero desprecia a la masa. Es un h¨¦roe, pero finalmente el responsable de siete asesinatos, incluido el suyo. Un tipo con un gran conocimiento del alma humana que por momentos roza el narcisismo m¨¢s absoluto. Es el personaje m¨¢s vasto con el que me he topado, es inabarcable, inefable, inexplicable en ocasiones. Todo esto tiene que estar en el trabajo. Dispara a tantos sitios y es tan melifluo, experimenta tantos cambios, aborda tantos temas que es muy f¨¢cil deslizarse hacia la nada¡±.
¨C?Es un personaje que puede llegar a intimidar?
¨CS¨ª, claro. Lo le¨ª hace mucho tiempo y lo he seguido leyendo, he buceado en miles de textos y estudios, he visto nueve montajes y cuatro pel¨ªculas. Es imposible llegar limpio. Es un personaje m¨ªtico que ha sido interpretado por los m¨¢s grandes de la historia, que el p¨²blico ha visto repetidamente. Al principio empiezas a mirarlo como por encima de ti. Las tres primeras semanas de ensayos me resultaron complicadas hasta que decid¨ª que Hamlet era yo y empec¨¦ a mirarle de frente, cara a cara, y a charlar con ¨¦l de manera m¨¢s cercana. ¡°Basta ya¡±, le dije. ¡°No puedes estar por encima de m¨ª¡±.
Miguel del Arco conoce bien a Elejalde. El flechazo entre ambos viene de lejos, de mediados de los noventa, cuando coincidieron como actores en el reparto de la ¨²ltima obra que dirigi¨® Pilar Mir¨® con la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, El anzuelo de Fenisa. Desde entonces, sus afinidades, su manera de explorar las emociones, su forma de evolucionar en el arte y en la vida les han hecho inseparables. Junto a Del Arco, Elejalde se ha enfrentado a los m¨¢s arriesgados personajes y a la exploraci¨®n sin l¨ªmites bajo el paraguas de la compa?¨ªa Kamikaze Producciones. Fue La funci¨®n por hacer el montaje m¨¢gico que supuso, hace seis a?os, el despegue triunfal de la compa?¨ªa, con la que el t¨¢ndem Del Arco-Elejalde inici¨® el viaje que ha llevado al actor a protagonizar Veraneantes o Mis¨¢ntropo. Ahora le llega el turno a Hamlet. ¡°Israel posee la cabeza de un intelectual en el cuerpo de un macarra de Villaverde. Yo soy de Carabanchel y s¨¦ lo que me digo. Esa mezcla letal hace que vaya de lo sublime a lo vulgar, que sea capaz de entrar y recorrer terrenos muy oscuros¡±, apunta Del Arco.
Jos¨¦ Luis G¨®mez: ¡°Re¨²ne unas condiciones naturales ¨®ptimas, como son una voz consistente y educada y un cuerpo sensible y entrenado¡±
Estos d¨ªas, Elejalde est¨¢ enfrascado en la lectura sobre un int¨¦rprete de referencia: ?Vittorio Gassman. Le admira profundamente, pero a quien le gustar¨ªa parecerse de verdad es a Jos¨¦ Luis G¨®mez, el actor y director del Teatro de La Abad¨ªa desde su creaci¨®n hace 20 a?os. Le considera uno de sus maestros. G¨®mez destaca no solo el talento innato de Elejalde ¨C¡°re¨²ne unas condiciones naturales ¨®ptimas, como son una voz consistente y educada y un cuerpo sensible, cuidado y entrenado¡±¨C, sino tambi¨¦n, sobre todo, la constancia en su trayectoria. ¡°Aprovecha las oportunidades, pero no se deja llevar por la seducci¨®n de un oficio como el de actor. No piensa en el ¨¦xito o en el dinero. Tiene un proyecto de vida y de oficio y busca interlocutores art¨ªsticos. Por edad, facultades, condiciones y trayectoria le corresponde de lleno el personaje de Hamlet¡±, se?ala G¨®mez, que tambi¨¦n ha interpretado al pr¨ªncipe de Dinamarca.
El teatro es peligroso, cree Elejalde. ?l ?sigue pasando miedo los cinco minutos anteriores a la llamada a escena. ¡°Esos ¨²ltimos momentos, cuando oyes el rugir del p¨²blico, son aterradores. Siempre pienso: ¡®Por favor, que alguien me saque de aqu¨ª¡¯. Estoy deseando salir para acabar con ese miedo o que se produzca un terremoto para no tener que ?actuar. Esa sensaci¨®n es intr¨ªnseca a esta profesi¨®n y no desaparece nunca¡±.
?l se considera afortunado: trabajo no le falta. A pesar del buen momento que atraviesa la escena en Espa?a ¨C¡°el auge de las salas off y la flexibilidad en los grandes espacios y los teatros p¨²blicos para acoger a nuevos creadores ha favorecido la existencia de una cantera de dramaturgos que no exist¨ªa cuando yo empec¨¦¡±¨C, Elejalde denuncia la precariedad laboral del sector. ¡°La gente malvive, en el caso de los que malviven, porque hay muchos que no pueden ni vivir de esto. A diferencia de cuando yo empec¨¦, la situaci¨®n se ha deteriorado much¨ªsimo. La responsabilidad no es solo del Gobierno del Partido Popular. No nos ha hecho caso nadie desde hace a?os. No hay industria, no hay tejido teatral. Vivimos en el aire¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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