Locos por el cacao
Latinoam¨¦rica vive la descubierta del cacao y de su consecuencia m¨¢s gloriosa, el chocolate
Encontr¨¦ a Olinda Ataucusi entre los cacaotales de San Antonio de Sonomoro. Vest¨ªa la kushma naranja que distingue a las mujeres notmachiguenga y mostraba la determinaci¨®n de quien ha peleado con el mundo para poder llegar al punto en que poder tomar sus propias decisiones. Vive dedicada al cultivo de cacao y a concretar el sue?o de un peque?o hotel rural. San Antonio de Sonomoro pertenece al distrito de Pangoa, en la puerta del VRAEM (valle de los r¨ªos Apurimac, Ene y Mantauro), el gran vivero de la droga peruana y reducto de los residuos de Sendero Luminoso reconvertidos al narcotr¨¢fico y el sicariato.
El cacao abri¨® la puerta de la vida en esta y muchas otras comunidades cuando se convirti¨® en el principal argumento para hacer retroceder la hoja de coca, recuperando la independencia y la dignidad para los habitantes de la selva. El rescate de los cacaos criollos que siempre estuvieron ah¨ª, protegidos por el muro de la selva, y la llegada de las variedades h¨ªbridas tra¨ªdas por los programas de desarrollo asociados a la erradicaci¨®n de la coca les han cambiado la cara y la vida.
En San Antonio de Sonomoro funciona un peque?o centro de acopio en el que fermentan y secan el grano con el respaldo t¨¦cnico de una peque?a industria chocolatera lime?a, que les compra el cacao que producen, mientras un grupo de mujeres animadas por Olinda recorren el camino que las acerca a la producci¨®n de su propio chocolate. Quieren que el valor a?adido que siempre proporciona el producto final se quede en el pueblo. Es una historia repetida por cientos de punta a punta de la selva peruana, lo mismo que sucede en Colombia.
Tambi¨¦n al norte del pa¨ªs, en Piura y Tumbes, donde el cacao lleg¨® hace apenas un siglo en forma de cacao blanco, una de las variedades m¨¢s demandadas por los chocolateros europeos y estadounidenses. Per¨² no es todav¨ªa un gran productor de cacao y, menos a¨²n, de chocolate, pero est¨¢ en el camino de serlo. Hay algunos otros cacaos que llaman la atenci¨®n del mundo chocolatero, como el Fortunato N? 4, seg¨²n dicen el ¨²ltimo heredero directo del cacao nacional ecuatoriano, o el chuncho, una variedad m¨¢s chica y m¨¢s delicada que vive, en cambio, d¨ªas de franco retroceso.
En Ecuador manejan sobre todo el R¨ªo Abajo aunque crece una variedad amaz¨®nica llamada sacha gold que empieza a llamar la atenci¨®n. Mientras, en Venezuela se entronizan los m¨¢s prestigiosos: porcelana, choron¨ª, guasare¡ Latinoam¨¦rica vive la descubierta del cacao y de su consecuencia m¨¢s gloriosa, que viene a ser el chocolate. El cacao es la voz. Desde su lugar de origen, en la cuenca amaz¨®nica, hasta el sur de M¨¦xico, Rep¨²blica Dominicana, Guatemala, Panam¨¢ o el resto de Centroam¨¦rica. Todos vuelven la vista hacia un fruto que estuvo ah¨ª miles de a?os antes de la llegada del caf¨¦ y pocos tuvieron en cuenta. No deja de ser una obviedad, aunque el asunto acabe siendo llamativo.
La descubierta del cacao abre el camino que nos acerca al chocolate, que al final resulta ser la gran deuda de la regi¨®n. El crecimiento del mercado de chocolate alcanza proporciones de v¨¦rtigo. El fervor que demuestran los nuevos mercados asi¨¢ticos y el crecimiento social de Am¨¦rica Latina trazan nuevas reglas del juego y definen una demanda que no para de crecer. Se estima que el sector mueve en el mundo cifras cercanas a 100.000 millones de d¨®lares anuales y que la demanda crece alrededor de un 2,5% por a?o.
Algunos especialistas estiman que en 2020 el d¨¦ficit productivo estar¨¢ en torno a las 150.000 toneladas. Otros aventuran que en 2030 la cifra subir¨¢ hasta los dos millones. No es poco, aunque la del volumen es una batalla que se libra en ?frica y Asia, lejos de la regi¨®n amaz¨®nica, donde el cacao se hace fuerte en la calidad. El cacao ecuatoriano apenas cubre el 4% de la producci¨®n mundial ¡ªuna tonter¨ªa comparada con el 38% de Costa de Marfil¡ª, pero la naturaleza de sus frutos sit¨²an al pa¨ªs como el mayor productor mundial de cacao de calidad. Con la crisis que arrastra el sector en Venezuela, qued¨® sin competencia en la regi¨®n. Per¨², Colombia y Bolivia avanzan r¨¢pidamente pero todav¨ªa muy por detr¨¢s.
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