As¨ª se salvan vidas
Las sequ¨ªas y las inundaciones, los huracanes y terremotos, los conflictos y sus derivados amenazan la vida de millones de personas en el mundo. Cuando las crisis ocurren, conocemos sus consecuencias, pero ?c¨®mo se previenen? ?C¨®mo se act¨²a para proteger vidas con antelaci¨®n? ?Qui¨¦nes trabajan en ello? Nos colamos entre las bambalinas de la respuesta a los desastres
?
La respuesta a las emergencias, incluso las inesperadas, empieza antes de que ocurran. Antes de que tiemble la tierra, se desborden los r¨ªos, estallen las guerras o una gran ola se lo trague todo, las organizaciones humanitarias, los Gobiernos y la poblaci¨®n deben estar preparados. Con todo,? desgracias, conflictos y desastres naturales suceden. Un buen plan de contingencia evitar¨¢ las peores consecuencias, pues se actuar¨¢ de manera m¨¢s r¨¢pida y coordinadamente. Pero ?c¨®mo se desarrolla todo este proceso? ?Qui¨¦n decide y act¨²a? ?C¨®mo se organizan los trabajadores y las entidades en situaciones de tanta tensi¨®n?
Normalmente conocemos a las v¨ªctimas y los da?os materiales, en gran medida gracias a la labor de los medios de comunicaci¨®n. Son ellos, los que mueren y los que sobreviven, el epicentro de la atenci¨®n y la raz¨®n de ser del trabajo humanitario. Por eso esta vez nos preguntamos ?qui¨¦n y qu¨¦ hay detr¨¢s de una emergencia?
"Lo primero que hay que hacer es tener planes de contingencia en los que se eval¨²an los riesgos de cada pa¨ªs y se establecen las l¨ªneas estrat¨¦gicas en caso de desastre", explica Ignacio Le¨®n, jefe de la secci¨®n de planificaci¨®n y monitoreo de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s). "Se identifican organizaciones gubernamentales y no gubernamentales con las que habr¨ªa que trabajar. Se trata de tener una organizaci¨®n en la que se prev¨¦, por ejemplo, c¨®mo se llevar¨¢ comida a la poblaci¨®n si durante una emergencia no funcionan los puertos. Tambi¨¦n se miran los lugares donde almacenar alimentos o en los que se podr¨ªan levantar albergues".
Los pa¨ªses de alto riesgo de desastres o crisis cuentan con un plan como el que describe Le¨®n. "La intervenci¨®n o no del sistema internacional depende de los recursos de los que disponga cada territorio", detalla el experto. Por ejemplo, Italia no contempla pedir ayuda. "En cuesti¨®n de horas" tras una cat¨¢strofe, asegura, la ONU ya sabe si un Gobierno necesitar¨¢ asistencia o no. En caso afirmativo, se lanza un aviso a la comunidad internacional solicit¨¢ndola y se ponen en marcha los mecanismos de respuesta.
"Desde el segundo cero", contin¨²a Le¨®n, "la comunidad humanitaria empieza a recabar datos y se ponen en marcha los informes de situaci¨®n sobre personas afectadas, viviendas da?adas, sectores que necesitar¨¢n ayuda como agua, salud, alojamiento¡". Es una informaci¨®n que comparten las agencias de la ONU, las ONG y actores que trabajan en terreno; OCHA se encarga de recogerla y proveer de una fotograf¨ªa general de contexto basada en los datos aportados por todos los actores. ¡°Paralelamente, se listan los materiales que inmediatamente se pueden llevar a la zona¡±, asegura el responsable de este organismo por Skype desde su oficina en Ginebra.
El siguiente paso por parte de la ONU es enviar inmediatamente a un equipo del Undac (UN Disaster Assesstment and Coordination), que abre un centro de operaciones para evaluar las necesidades y coordinar la respuesta. "Sabemos que muchas ONG van a entrar en el pa¨ªs, no es nuestra labor controlar lo que hacen, son libres, pero s¨ª nos coordinamos con ellas", apunta Le¨®n. "A menudo, las crisis humanitarias desencadenan gran movilizaci¨®n de m¨²ltiples actores, por lo que es crucial coordinarse con otros para compartir la respuesta a las necesidades humanitarias y evitar la duplicaci¨®n", indica Arnaud De Baecque, director adjunto de operaciones del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja (CICR) para la regi¨®n Asia y Pac¨ªfico.
As¨ª se responde a una emergencia, en 10 pasos
Las emergencias pueden ser sorpresivas ¡ªcomo un terremoto, un hurac¨¢n o inundaciones¡ª o fraguarse lentamente ¡ªcrisis alimentarias provocadas por el cambio clim¨¢tico o conflictos que obligan a la gente a marcharse de sus casas¡ª. ?C¨®mo se responde?
- Tener planes de contingencia. Sobre todo en pa¨ªses de alto riesgo de desastres naturales.
- Datos. Cuando se produce el evento, en horas se recaban datos sobre personas afectadas, viviendas da?adas, sectores que necesitar¨¢n ayuda como agua, salud, alojamiento¡
- Recaudar fondos. Con la informaci¨®n disponible se calcula cu¨¢nto va a costar la respuesta y se hace un llamamiento internacional a los pa¨ªses donantes para contribuir.
- La ONU manda a un equipo de coordinaci¨®n.
- Las ONG deciden si intervienen o no en esa determinada crisis.
- Movilizaci¨®n. Expertos de las distintas agencias de la ONU y de ONG se desplazan al lugar. Ser¨¢n m¨¢s o menos en funci¨®n de si ya hay un equipo trabajando habitualmente en el pa¨ªs afectado.
- Reuniones entre actores humanitarios para coordinarse y no duplicar esfuerzos en determinadas ¨¢reas, olvidando otras.
- Intervenir r¨¢pido. Tras los pasos anteriores (horas) se trabaja en terreno para atender a las v¨ªctimas. En crisis prolongadas, se hacen evaluaciones de situaci¨®n anuales y establecen planes de actuaci¨®n en funci¨®n de los resultados.
- Ni?os. Los m¨¢s peque?os son especialmente vulnerables y requieren especial atenci¨®n en estas ¨¢reas: agua y saneamiento, educaci¨®n, nutrici¨®n y psicol¨®gica (para evitar traumas).
- Rendir cuentas. Pasada la emergencias, se eval¨²a la efectividad de la actuaci¨®n y se justifican gastos.
Tal como describe el proceso Le¨®n, una vez declarada la emergencia, o incluso antes de que esto ocurra de manera oficial, las organizaciones se enfrentan a la decisi¨®n de intervenir. "Para que esta elecci¨®n sea lo m¨¢s neutral posible y no est¨¦ vinculada a factores pol¨ªticos, hemos elaborado un procedimiento cuantitativo para categorizar la emergencia", explica V¨ªctor Manuel Velasco, director del equipo de emergencia de Acci¨®n contra el Hambre (AcH). "Aunque pueda parecer algo crudo, este sistema nos permite basar nuestra decisi¨®n en par¨¢metros objetivos¡±. Factores como el n¨²mero de personas afectadas, la magnitud del territorio, la complejidad, la urgencia, la seguridad y el acceso a la zona, la posibilidad de movilizar los recursos, son algunos de los criterios tomados en cuenta. La decisi¨®n queda entonces pendiente de la aprobaci¨®n tanto por la direcci¨®n como por delegaciones geogr¨¢ficamente m¨¢s pr¨®ximas al desastre.
Estar ya presentes en el pa¨ªs afectado facilita mucho la intervenci¨®n, seg¨²n Velasco, ya que permite ahorrar tiempo precioso en recaudar informaci¨®n sobre el contexto en el que se act¨²a. "Si contamos con equipos ya en el terreno, al llegar al destino nos ponemos totalmente en sus manos. Si no estamos, es muy probable que no salgamos, ya que habr¨¢ actores m¨¢s preparados para hacerlo", asegura el experto de AcH. En caso de no tener oficinas en terreno, la coordinaci¨®n con las autoridades locales y las grandes organizaciones que trabajan in situ en esta fase es fundamental para adaptar la intervenci¨®n a las necesidades espec¨ªficas del caso y al contexto cultural. "A veces damos las cosas por hecho, pero los que m¨¢s saben son los que viven en la zona afectada".
El equipo de emergencia de Acci¨®n contra el Hambre de Madrid est¨¢ compuesto, adem¨¢s de Velasco, por otras nueve personas, entre las que se encuentran tres perfiles t¨¦cnicos especializados en cada una de las ¨¢reas de intervenci¨®n de la organizaci¨®n (agua y saneamiento, seguridad alimentaria, nutrici¨®n). Estar previamente presentes o no en un pa¨ªs determina tambi¨¦n cu¨¢ntos miembros del equipo saldr¨¢n de Espa?a para prestar servicio en el desastre, incluyendo un logista, un administrador financiero y un responsable de recursos humanos. Otro apoyo llega desde los almacenes ubicados en distintos pa¨ªses para movilizar los bienes de manera r¨¢pida.
"Para un evento sorpresivo, normalmente los desastres naturales, hay dos niveles de equipos humanitarios", detalla Le¨®n, de OCHA. Como mencionaba Velasco: los que ya trabajan en el pa¨ªs y los que lo hacen en los distintos sectores de respuesta. "Lo que llamamos cluster o grupos de trabajo, normalmente formados por el sistema de Naciones Unidas y ONG, aunque hay en pa¨ªses en los que el Gobierno tambi¨¦n participa, como Filipinas. Hay tantos cluster como necesidades ¡ªde salud, alimentaci¨®n, agua...¡ª y son los que vigilan la respuesta y que no hay duplicaci¨®n o lagunas. Por ejemplo, que en una regi¨®n haya comida en exceso y en otra no".
"Las crisis humanitarias desencadenan una gran movilizaci¨®n de muchos actores. Es crucial coordinarse para evitar la duplicaci¨®n", Arnaud De Baecque (CICR)
En caso de guerra o estallido de violencia, el CICR asegura reaccionar "en cuesti¨®n de horas" gracias a su amplia presencia en la mayor¨ªa de Estados del mundo. "Al menos para realizar una primera evaluaci¨®n inmediata de la situaci¨®n. Primero en entrar, ¨²ltimo en salir; esa es nuestra reputaci¨®n. Nuestra legendaria neutralidad e imparcialidad tambi¨¦n ayuda a construir relaciones de confianza con todos los lados de los conflictos, incluidos los Gobiernos y la oposici¨®n armada, lo que nos da un acceso sin igual incluso a los territorios m¨¢s sensibles", afirma De Baecque.
"Nuestra misi¨®n es proteger y ayudar a las v¨ªctimas de la guerra y la violencia armada, sean quienes sean y est¨¦n donde est¨¦n. El principio de respuesta del CICR siempre se basa en las necesidades humanitarias desencadenadas por la violencia o conflicto", asegura. El organismo ofrece su apoyo a quienes no participan en conflictos, como civiles, heridos, combatientes capturados y trabajadores sanitarios. "Por ejemplo, desde el estallido de la violencia en Myanmar, nuestros equipos han trabajado incansablemente junto con sus socios del Movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja para proporcionar asistencia". Concretamente, en Banglad¨¦s, ayudan a las familias varadas en las ¨¢reas fronterizas. "Hemos llegado a m¨¢s de 65.000 personas a trav¨¦s de los diferentes servicios; desde atenci¨®n m¨¦dica, agua y alimentos, hasta el restablecimiento de los v¨ªnculos familiares".
El desaf¨ªo es, seg¨²n la entidad, actuar de inmediato. "Cuando ocurre un desplazamiento masivo de personas, pueden pasar tres d¨ªas entre el momento en que se marchan de su hogar hasta que llegan a un lugar m¨¢s seguro. No puedes esperar tanto tiempo para reaccionar", apunta De Baecque. Todo debe estar ya listo en destino para cuando lleguen los refugiados. "Luego debes planear la segunda fase y prepararte para actuar a mayor escala a gran velocidad", anota.
Con los ni?os, especialmente vulnerables a las emergencias, la respuesta requiere capacidades diferentes. Tal como explica Lorena Cobas, responsable de emergencias de Unicef Comit¨¦ Espa?ol, contestar a sus necesidades implica una intervenci¨®n espec¨ªfica que tome en consideraci¨®n varias ¨¢reas: agua, saneamiento e higiene (para reducir el riesgo de mortalidad infantil); nutrici¨®n (atender los casos de malnutrici¨®n ya presentes en el pa¨ªs y evitar que aparezcan nuevos por falta de acceso a alimentos); y educaci¨®n (el objetivo es que los menores puedan volver a la escuela lo antes posible, aunque sea en instalaciones provisorias).
Estar ya presentes en el pa¨ªs afectado facilita mucho la intervenci¨®n, ya que permite ahorrar tiempo precioso en recaudar informaci¨®n sobre el contexto en el que se act¨²a
La intervenci¨®n en crisis de larga duraci¨®n, por otro lado, se centra en la recuperaci¨®n psicosocial del menor, que tiene que aprender a vivir en un nuevo entorno pac¨ªfico y superar la vulneraci¨®n de sus derechos. En este sentido, Cobas recuerda el caso de un chico de 16 a?os que participa en un programa de reintegraci¨®n de ni?os soldado en Rep¨²blica Centroafricana, de donde acaba de regresar. "Le pusieron en libertad hace dos a?os y no quiso decirnos cu¨¢nto tiempo estuvo combatiendo. No sabemos si es porque no se acuerda o porque no quiere recordar esa ¨¦poca de su vida", cuenta Cobas. Tras recibir formaci¨®n como carpintero, el joven se reunir¨¢ con su madre biol¨®gica, aunque le d¨¦ pena separarse de su familia de acogida. "Son historias como esta las que me dan ganas de seguir en este trabajo", explica la experta de Unicef.
En este sentido, Le¨®n expone c¨®mo se actua desde la comunidad humanitaria en pa¨ªses como Rep¨²blica Centroafricana, Somalia o Sud¨¢n del Sur. "En estas regiones las crisis son sist¨¦micas", sostiene. No son desgracias que ocurran por sorpresa ni mucho menos, aqu¨ª las emergencias se fraguan lenta e invisiblemente. "Se hace una evaluaci¨®n de necesidades anualmente o en caso de que se d¨¦ un evento adicional, como un ataque de un grupo armado. Y en vista de esas necesidades se elabora un plan estrat¨¦gico que va acompa?ado de otro de acci¨®n", explica el?jefe de la secci¨®n de planificaci¨®n y monitoreo de OCHA. De esta manera, si se detecta que aumenta la proporci¨®n de poblaci¨®n desnutrida en una determinada zona porque no le llegan alimentos al estar bajo control de un grupo armado, es lo que ocurre en Nigeria con Boko Haram, se decide qu¨¦ hacer para llevarles tratamiento y comida.
"Para este tipo de respuesta se puede ser m¨¢s estrat¨¦gico, pues se tiene m¨¢s tiempo para planear, pero es m¨¢s compleja. Por ejemplo, en determinados lugares el acceso a las personas que necesitan ayuda es m¨¢s complicado". Es el caso de Siria, dice Le¨®n. "Hay diferentes modos de actuar, como esperar a que Alepo sea seguro y entrar r¨¢pido para distribuir comida".
Sea provocada por el hombre o la naturaleza, ?qui¨¦n paga la respuesta a una crisis? "Una semana despu¨¦s de la cat¨¢strofe, cuando ya est¨¢ en marcha el plan de acci¨®n, se calcula el coste en los millones de d¨®lares que va a suponer llevarlo a cabo", sostiene Le¨®n. Esa cantidad es la que vemos en los titulares de los comunicados de la ONU en los que se llama a la solidaridad internacional.
En este punto se activan distintos mecanismos de financiaci¨®n. En el caso del de CICR, la organizaci¨®n gasta en un primer momento fondos que no tiene, pero que recaudar¨¢ m¨¢s adelante de los donantes. "Utilizamos nuestras reservas financieras para lanzar la acci¨®n y, en caso de que los donantes no respondan favorablemente, utilizaremos fondos no asignados para financiar la operaci¨®n. Mantener esta capacidad de reacci¨®n y flexibilidad es la raz¨®n por la cual el CICR siempre prefiere los fondos no asignados y tiene un presupuesto de 1.700 millones para sus operaciones sobre el terreno¡±, explica De Baecque.
Incluso apoyan a otros a trav¨¦s del Fondo de Emergencias de la Federaci¨®n Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que, por ejemplo, ha sido activado recientemente en Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana por el paso del hurac¨¢n Irma. "Es una manera muy r¨¢pida de mover fondos: con una llamada al Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja y una carta para formalizar la decisi¨®n ya est¨¢ hecho", asegura M¨®nica Acosta, jefa del Departamento de Emergencia y Posconflicto de la Oficina de Acci¨®n Humanitaria de la?Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (Aecid).
En Espa?a, la Aecid mantiene un convenio con tres ONG (Acci¨®n contra el Hambre, Oxfam Interm¨®n y Cruz Roja). El acuerdo, de cuatro a?os de duraci¨®n, pone a disposici¨®n de las organizaciones alrededor de dos millones de euros para utilizar en emergencias cr¨®nicas o desastres. Ante una situaci¨®n de necesidad, la Aecid consulta con los socios si van a activar el convenio y coordina con ellos el eventual despliegue.
La Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n acaba de estrenar, adem¨¢s, un nuevo mecanismo especialmente pensado para hacer frente a las emergencias cr¨®nicas como las que mencionaba Le¨®n. El reto principal, sostiene Acosta, sigue siendo disponer de fondos para estas crisis, as¨ª como las de peque?a escala. "La emergencia no acaba de un d¨ªa para otro. La recuperaci¨®n temprana y la reconstrucci¨®n pueden durar hasta un a?o y despu¨¦s habr¨¢ que hacer seguimiento", se?ala. "La crisis de Marawi, en Filipinas, est¨¢ causando m¨¢s desplazados que la de los rohingya. Sin embargo, ya no se lee en los medios".
Y despu¨¦s de la emergencia... ?qu¨¦?
Una intervenci¨®n de emergencia no suele exceder los tres meses. "Nuestro objetivo en ese momento es salvar vidas. No podemos centrarnos en temas de desarrollo ni metas a medio plazo, que quedan delegadas a nuestros equipos locales", sostiene Velasco, de Acci¨®n contra el Hambre. Pero, ?qu¨¦ pasa despu¨¦s? Los equipos se marchan, y las ONG as¨ª como las agencias de la ONU comienzan una doble labor de evaluaci¨®n de las acciones y justificaci¨®n de cada d¨®lar gastado. Esto no significa, en la mayor¨ªa de los casos, que los damnificados, las v¨ªctimas, los desplazados... ya no necesiten apoyo. De hecho, una vez salvada la vida, queda la tarea de reconstruirla.
Una vez salvada la vida, queda la tarea de reconstruirla
Las personas desplazadas en el mundo son alrededor de 40 millones y los que dependen de asistencia alimentaria rondan los 130 millones: unas cifras demasiado elevadas para que el sistema humanitario pueda abordar el problema por s¨ª solo. "Frente a estas necesidades tan grandes hay que trabajar junto a los actores de desarrollo y pensar en ir m¨¢s all¨¢ de la respuesta pura", explica Justine Texier, del departamento de Emergencias de FAO, la agencia de Naciones Unidas para la alimentaci¨®n y la agricultura. "Desde el principio de la emergencia hay que actuar para reconstruir los medios de subsistencia, reactivar los mercados¡", advierte.
Por ejemplo, tras el paso del hurac¨¢n Matthew, que azot¨® el Caribe en 2016, la organizaci¨®n puso en marcha un programa para suplir la falta de veterinarios p¨²blicos en Hait¨ª. En la isla, apenas hay 40 expertos y solo una peque?a parte de la poblaci¨®n puede pagar uno privado. Una vaca, sin embargo, puede marcar la diferencia entre ser pobre o muy pobre. La FAO contrat¨® un veterinario cubano para que cooperara con un local en la formaci¨®n de auxiliares, en coordinaci¨®n con las autoridades haitianas. "Reforzamos la cooperaci¨®n Sur-Sur y el papel de las autoridades locales, generamos empleo y permitimos que un n¨²mero m¨¢s amplio de personas pudiera beneficiarse de este servicio", aclara Texier.
En Sud¨¢n del Sur ¡ªuno de los cuatro pa¨ªses que viven una crisis alimentaria muy grave y donde se ha logrado contener una hambruna este a?o¡ª, la FAO ha puesto en marcha un proyecto para revitalizar el comercio local para formar pescadores en gesti¨®n y clasificaci¨®n poscosecha. Ante un acceso a las redes de distribuci¨®n muy limitado, la organizaci¨®n proporcion¨® formaci¨®n y herramientas para que los pescadores aprendieran c¨®mo conservar el producto y c¨®mo transportarlo.
Ayudar, labor de riesgo
"El sistema de asistencia humanitaria es ¨¢gil y salvamos bastantes vidas", indica Ignacio Le¨®n, jefe de la secci¨®n de planificaci¨®n y monitoreo de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s). Pero, en ocasiones, es la suya la que est¨¢ en juego. En 2016, 288 trabajadores humanitarios fueron v¨ªctimas de agresiones graves, seg¨²n los datos que recopila anualmente el Aid Workers Security Report; 101 fueron asesinados, 98 heridos y 89 secuestrados. La mayor¨ªa de estos ataques tuvieron lugar en cinco pa¨ªses: Sud¨¢n del Sur, Afganist¨¢n, Siria, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Somalia.
"Hay muchas circunstancias que dificultan que podamos ayudar, sobre todo, grupos armados que no quieren que intervengamos", asegura Le¨®n. No es casual que aumenten exponencialmente los ataques y asesinatos de trabajadores humanitarios a?o tras a?o. "Los colegas mueren y eso impide dar asistencia, que es un derecho de la gente", subraya.
"La asistencia humanitaria se desarrolla dentro de un marco de principios, regulado por una resoluci¨®n de la ONU que dice lo que se puede hacer y lo que no", a?ade Le¨®n. Tales principios que rigen cualquier operaci¨®n de organismos de la ONU son: independencia, neutralidad, imparcialidad y humanidad. "Cuando ayudas a gente que sufre observas sus necesidades, no de d¨®nde son o si apoyan al Gobierno o la oposici¨®n", aclara el experto.
"Las acciones humanitarias deber¨ªan ser excepcionales, pero muchas crisis hoy son largas. No porque el sistema est¨¦ viciado, sino porque siguen produci¨¦ndose conflictos cuya resoluci¨®n depende de acuerdos pol¨ªticos; si no los hay, nuestra funci¨®n ser¨¢ continuar ayudando a la gente". Le¨®n no se ha olvidado de los poblados quemados y las personas muertas por la calle en la Angola de los a?os 90 y pide "m¨¢s trabajo" en prevenci¨®n y resoluci¨®n de conflictos.
Por su parte, en este sentido, el CICR y las ONG que trabajan y sufren en terreno suelen hacer llamamientos al respeto del derecho humanitario que proh¨ªbe los ataques a poblaci¨®n civil, as¨ª como trabajadores que prestan asistencia o instalaciones p¨²blicas como escuelas o centros m¨¦dicos. La realidad dista de ese escenario.
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