¡°La migraci¨®n puede acabar contigo¡±
El m¨²sico y documentalista Saliou Sarr intenta desterrar el mito del supuesto 'El Dorado' europeo entre los africanos
Durante ocho a?os Saliou Sarr (Dakar, Senegal, 1983) film¨® los esfuerzos de uno de sus primos por alcanzar Espa?a desde la isla senegalesa de Niodior, donde ocho de cada diez j¨®venes viven esperando su oportunidad de migrar. Sarr acud¨ªa all¨ª cada verano para mantener vivos los lazos familiares y los valores de su etnia, los serer-niominka (hombres del mar). Entre redes, pos¨® su c¨¢mara para grabar de una manera familiar las conversaciones de sus primos, t¨ªos y de las parejas que esperan a los ausentes. Y film¨® despu¨¦s la llegada a Espa?a. El resultado es Life saaraba ilegal, documental que se estren¨® en el pasado Festival de Cine Invisible de Bilbao y donde Sarr tambi¨¦n desenfund¨® su guitarra para desmontar el mito de la migraci¨®n. ¡°El problema migratorio terminar¨¢ el d¨ªa que pongamos en valor nuestra cultura: no necesitamos migrar para ganar en autoestima, y menos si por el camino podemos perder hasta la vida¡±.
- P. El 80% de los j¨®venes de Niodior ha partido hacia Europa. ?Por qu¨¦ te has quedado?
- R. Soy el menor de ocho hermanos. Todos han estudiado la carrera fuera de Senegal y he crecido en una isla donde los j¨®venes sue?an con alcanzar tambi¨¦n alg¨²n d¨ªa Europa. Para mi etnia, los serer, el viaje es un proceso de iniciaci¨®n a la vida adulta. Los hombres esperan con ilusi¨®n el d¨ªa que tengan la oportunidad de salir fuera y las mujeres sue?an en casarse con un hombre que haya viajado a Europa. Yo tambi¨¦n so?¨¦ con irme. Sin embargo, en mi primer contacto con Europa comprend¨ª que no merec¨ªa la pena quedarse. La migraci¨®n puede acabar contigo, con tu cultura, tus ra¨ªces, tu fuego. Y regres¨¦.
- P. ?C¨®mo fue esa experiencia?
- R. Tras mis estudios en Psicolog¨ªa, gan¨¦ un premio para viajar a Francia con un beca de teatro. Conoc¨ª las grandes avenidas parisienses, sus edificios bell¨ªsimos, su rica cultura... Y encontr¨¦ tambi¨¦n una pobreza humana que me generaba mucho estr¨¦s. El racismo, las duras leyes migratorias y la pobreza hab¨ªan atrapado a los m¨ªos. Los valores de mi tierra hab¨ªan desparecido de sus vidas. Comprend¨ª que no estaba dispuesto a pagar ese precio. Mi desarrollo personal pasaba por quedarme en Senegal.
- P. Sin embargo, es la propia cultura de muchos pueblos la que empuja a esos j¨®venes a migrar.
- R. As¨ª es. Para m¨ª, son posos del colonialismo. Su desarrollo personal pasa por viajar a Europa. Tras el viaje, todo cambiar¨¢ para ellos: la gente les mirar¨¢ como triunfadores. Sin embargo, la euforia primera por haber alcanzado Europa no tarda en convertirse en desesperaci¨®n: no pueden trabajar, ni moverse, como el resto de europeos. Su fuego, su ilusi¨®n, se convierte para muchos en estr¨¦s. Y terminan atrapados en su propio sue?o migratorio.
- P. Aun as¨ª, muchos deciden quedarse durante a?os. ?Por qu¨¦?
- R. Hay muchos factores. La gente parte con fuego: saben que dentro de su cultura n¨®mada van a regresar transformados. Por dura que sea su vida en Europa, nadie se perdona regresar con las manos vac¨ªas. El miedo a la verg¨¹enza les atrapa. Sus familiares posiblemente hayan costeado el viaje y esperan orgullosos su llegada triunfal. Hasta los que saben de la dureza de migrar no descartan que sus hijos triunfen. Y esta situaci¨®n atrapa a muchos. Yo me negu¨¦ a jugar a esa ruleta. Y ahora la combato con la m¨²sica, el cine y el teatro.
Por dura que sea su vida en Europa, nadie se perdona regresar con las manos vac¨ªas
- P. ?Cu¨¢l ser¨ªa para ti el equilibrio perfecto? Tal vez, tu propia experiencia: poder viajar a Europa sin necesidad de quedarte.
- R. La clave pasa por conservar el fuego que te mantiene vivo, que te mantiene unido a los tuyos. Por eso viajar deber¨ªa ser un derecho universal. Y m¨¢s para los pueblos n¨®madas que llevan siglos movi¨¦ndose sin problemas y que han comprobado de generaci¨®n en generaci¨®n que el viaje enriquece sus vidas. Hoy mi gente ilegaliza su vida al marchar a Europa: se ven obligados a vivir escondidos, a trabajar en lo que nadie quiere, a vivir con miedo. Las fronteras son el nuevo colonialismo: atrapan a los m¨ªos, los convierten en prisioneros y acaban con su fuego.
- P. ?Hay tambi¨¦n algo de colonialismo en el propio Senegal que mira a Europa como un para¨ªso que no es?
- R. Para nosotros hay algo que comienza en el propio viaje. Nosotros formamos familias complejas. Todos vivimos muy cerca las vidas de los otros. Es algo parecido a la energ¨ªa: la familia siempre est¨¢ viva generando nuevos lazos. El que te presta dinero, al que apoyas con trabajo, el que se alegra por ti, al que acompa?as en el dolor. Y si te han prestado dinero para el viaje, todos viven contigo ese viaje. Esa presi¨®n familiar para los que ya han estado en Europa puede que sea menor, m¨¢s generosa: no esperan dinero, solo que sigas con vida. Pero muchos tienen la mirada manchada del colonialismo: esperan m¨¢s del que va a Espa?a, le reconocen m¨¢s valor que al que se queda, es m¨¢s persona. El documental quiere cambiar esa mirada a golpe de realidad: ojo, que Europa tambi¨¦n deshumaniza.
- P. En el documental cuentas como tu t¨ªo quita presi¨®n a tu primo, no le pide que mande dinero nunca. Pero termina feliz por haber construido una gran casa con las remesas. ?Qu¨¦ representa para ti esa casa?
- R. Podr¨ªa haberla escondido en el documental. Al principio no exist¨ªa. A los ocho a?os la casa estaba levantada con cinco cuartos de ba?o. Para m¨ª muestra lo que deber¨ªa ser migrar: buscar oportunidades nuevas para reunir despu¨¦s a toda tu familia bajo un mismo techo. Pero si por el camino un pariente pierde todos sus valores para conseguir ese dinero, de nada sirve la casa.
- P. Apenas se habla de la compa?era de tu primo, del valor de su espera ?Qu¨¦ papel juega la mujer en el proceso migratorio?
- R. El rostro femenino de la migraci¨®n est¨¢ por mostrar. Existe un gran tab¨² en torno a este tema. Da pudor hablarlo ante la c¨¢mara. Pero son muchas las que esperan a?os a que sus parejas regresen. Eso s¨ª, no se quedan solas. Viven rodeadas de sus familias, que les hacen m¨¢s llevadera la espera.
- P. ?Ves soluci¨®n al problema migratorio?
Cada vez son m¨¢s los que regresan para quedarse, los que explican la dureza de la vida en Europa
- R. En dos d¨¦cadas ha cambiado mucho la mirada. Se ha mitificado en exceso. Nuestros mayores regresaron enriquecidos. La cultura cada vez est¨¢ m¨¢s contaminada por Occidente. Y todos sue?an con partir. Pero tambi¨¦n cada vez son m¨¢s los que regresan para quedarse, los que explican la dureza del camino y de la vida en Europa. En mi caso, busco transmitir a Europa que otra ?frica es posible: llena de vida, de cultura, de energ¨ªa. Por otro lado, quiero que mis hermanos africanos sepan que cabe otra forma de valorarnos: contamos con una rica cultura y con una tierra generosa. Nuestra autoestima no puede depender de marcharnos. Hay que descolonizar las miradas. La de Europa con historias de vida real sobre ?frica. Y la de ?frica con la puesta en valor de nuestra tierra, nuestra filosof¨ªa, nuestras ciudades.
- P. ?Es la cultura tu gran aliada para cambiar este problema?
- R. Sin duda. A partir de la cultura se puede construir un gran edificio. La cultura es esencial para fortalecer a los pueblos, generar orgullo, dotar de autoestima y romper el colonialismo antes de que atrape a otro joven y le apague el fuego.
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