La lucha contra la malaria se estanca por falta de dinero

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La lucha contra la malaria fue uno de los grandes ¨¦xitos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: entre 2000 y 2015 las muertes cayeron un 60%. Pero desde entonces ese progreso se ha estancado. El informe mundial de la enfermedad, que acaba de publicar la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), alerta de que ¡°no estamos en el camino¡± de alcanzar las metas que se hab¨ªan establecido para 2020, que inclu¨ªan reducir la incidencia y la mortalidad en un 40%.

En el reporte de 2017 ¡ªque hace balance con estimaciones sobre el a?o anterior¡ª, la OMS muestra que el n¨²mero de casos subi¨® en todo el mundo en cuatro millones, hasta los 216, y que la mortalidad por paludismo fue pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la de 2015: 441.000 muertes por su culpa (el 91% en ?frica). En t¨¦rminos relativos, entre 2010 y 2016, la tasa de incidencia del paludismo disminuy¨® de 76 a 63 casos por cada 1.000 habitantes en riesgo. Sin embargo, en los dos ¨²ltimos a?os las tendencias en la incidencia de casos incrementaron sustancialmente en las Am¨¦ricas, y marginalmente en las regiones de Asia Suroriental, Pac¨ªfico Occidental y ?frica.

¡°No hay una ¨²nica raz¨®n para este estancamiento¡±, explica desde Ginebra Pedro Alonso, director del programa de malaria de la OMS. ¡°Pero una muy importante es la bajada de inversi¨®n per c¨¢pita en la enfermedad en pa¨ªses donde tiene una alta tasa de prevalencia¡±, contin¨²a.

La financiaci¨®n para la respuesta mundial contra la malaria pr¨¢cticamente es la misma desde 2010; el a?o pasado alcanz¨® los 2.700 millones de d¨®lares (algo menos de 2.300 millones de euros), menos de la mitad del objetivo establecido para 2020. Para conseguir las metas de reducci¨®n de la enfermedad, la financiaci¨®n anual tendr¨ªa que aumentar a 6.500 millones de d¨®lares anuales, seg¨²n la OMS. ¡°Sin continuamos con estos recursos y estas herramientas no vamos a progresar¡±, asegura Alonso, que hace un llamamiento a la ¡°comunidad de la malaria¡± para continuar aportando y volver a la senda por la que se hab¨ªa transitado durante los ¨²ltimos lustros.

Los resultados de este informe indican una clara necesidad de una mayor inversi¨®n en el control de la enfermedad, particularmente de los propios pa¨ªses end¨¦micos. ¡°Las brechas en la cobertura de las herramientas existentes que previenen, diagnostican y tratan la malaria deben cerrarse urgentemente. Igualmente importante es la necesidad de una inversi¨®n s¨®lida en la investigaci¨®n y el desarrollo de nuevas herramientas¡±, asegura el documento de la OMS. Adem¨¢s, advierte de que todas las estimaciones que presenta podr¨ªan ser "conservadoras". El a?o que viene se revisar¨¢ el m¨¦todo, ya que los sistemas de vigilancia en ?frica muestran que las cifras podr¨ªan ser aun m¨¢s preocupantes.

Pero no todo son malas noticias. Tambi¨¦n hay progresos: en 2016, 44 pa¨ªses reportaron menos de 10.000 casos, por los 37 de 2010. Y, por segundo a?o consecutivo, Europa contin¨²a siendo una regi¨®n libre de malaria. Adem¨¢s, algunos pa¨ªses est¨¢n acelerando la eliminaci¨®n y un grupo de estados africanos ha logrado ¡°impresionantes mejoras¡± en la supervivencia a la enfermedad. Madagascar, Zimbabwe, Etiop¨ªa y Gambia, por ejemplo, han experimentado una significativa reducci¨®n en la incidencia.

Otra buena noticia es que una de las grandes preocupaciones en la lucha contra la enfermedad, la resistencia de los mosquitos a los insecticidas y la del par¨¢sito que la causa a los antibi¨®ticos, no parece estar siendo un obst¨¢culo para su eliminaci¨®n. En la zona donde estas ¨²ltimas resistencias son m¨¢s fuertes y preocupantes, en la regi¨®n del Mekong (en el sudeste asi¨¢tico), los avances contra el paludismo han continuado por buen camino. Sin embargo, no deja de ser algo que mantiene alerta a la OMS, que monitorea constantemente en los pa¨ªses end¨¦micos la eficacia de la artemisina, el principal f¨¢rmaco para tratar el paludismo.

En los pr¨®ximos a?os, adem¨¢s, se incorpora una nueva herramienta contra la malaria: la vacuna, que comenzar¨¢ a probar en tres pa¨ªses africanos (Ghana, Kenia y Malaui) en 2018. Aunque en los ensayos cl¨ªnicos tuvo una eficacia modesta (de un 36% para los ni?os de 5 a 17 meses), puede suponer una ayuda para continuar rebajando las cifras. Para esto, sin embargo, habr¨¢ que esperar. Primero ser¨¢ necesario comprobar su eficacia a gran escala y, en su caso, recomendar su uso generalizado en pa¨ªses end¨¦micos.

Mientras, urge hacer llegar a los pa¨ªses end¨¦micos todas las herramientas que ya se han mostrado efectivas contra la enfermedad: diagn¨®stico, mosquiteras con insecticidas y los medicamentos que la tratan.?En el ?frica subsahariana, la zona del mundo que concentra la gran mayor¨ªa de casos y muertes, las viviendas con al menos una mosquitera aument¨® del 50% en 2010 al 80% en 2016, pero menos de la mitad de los hogares tiene una proporci¨®n suficiente de ellas. Y para seguir avanzando con esta herramienta y el resto de las que hay disponibles hace falta m¨¢s dinero.

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