?Es mi hijo hiperactivo o s¨®lo muy movido?
La tarea de discernir algo normal de lo patol¨®gico es muy complicada. Ambas est¨¢n separadas por una delgada l¨ªnea
¡°Hijo, ?puedes parar quieto de una vez?¡±, ¡°Venga, date prisa que llegamos tarde al colegio¡±, ¡°Pero, ?es que no sabes entretenerte t¨² solito¡±...Estas son algunas de las frases que m¨¢s se escuchan en los hogares espa?oles y en las escuelas. Son pronunciadas por adultos (madres, padres, profesores), pero se refieren a los m¨¢s peque?os. Pero la pregunta ser¨ªa: ?c¨®mo diferenciar un trastorno de hiperactividad de un ni?o movido sin m¨¢s? Veremos algunas claves para entender una de las dificultades m¨¢s frecuentes de nuestro tiempo: la hiperactividad. Definimos la hiperactividad como la dificultad o la imposibilidad para controlar nuestros impulsos, emociones y conductas. En funci¨®n de la edad del ni?o y su frecuencia e intensidad, podemos decir que se trata de algo normal presente en todos los menores o de algo que puede ser indicativo de alguna patolog¨ªa y que, por lo tanto, tenemos que intervenir educativamente hablando.
Hoy en d¨ªa vivimos en una sociedad que muestra una serie de caracter¨ªsticas que influyen para que los ritmos que tengamos, tanto los ni?os como los adultos. est¨¦n muy acelerados. Vamos corriendo a todas partes, nunca llegamos a hacer todo lo que debemos hacer a lo largo del d¨ªa, las horas se nos echan encima, pasamos de una extraescolar a otra... Los adultos no solo tenemos que cumplir en el trabajo, sino que debemos dar respuesta a las tareas de casa y a lo m¨¢s importante que tenemos: nuestros hijos. Fruto de la inmediatez y la excesiva cantidad de est¨ªmulos que recibimos por segundo, entre otras muchas caracter¨ªsticas, los m¨¢s peque?os, se ven sometidos a una fuerte presi¨®n ambiental y a descomunales exigencias. Una de las caracter¨ªsticas que m¨¢s llama la atenci¨®n es la baja tolerancia que tienen nuestros peque?os al aburrimiento. Es algo que no soportan, no lo toleran. Pero ?c¨®mo van a saber enfrentarse a la ausencia de est¨ªmulos y al aburrimiento si los adultos no sabemos estar sin hacer nada? Las nuevas tecnolog¨ªas tienen una gran parte de responsabilidad. Por ello invito a todos mis pacientes a cultivar la paciencia, la espera, el aburrimiento y... dedicar tardes libres de m¨®viles, tablets, port¨¢tiles, etc.
El Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n con Hiperactividad, com¨²nmente conocido como TDAH, es uno de los trastornos que m¨¢s se diagnostica en la infancia. Los estudios cient¨ªficos concluyen que en torno a un 5-7% de la poblaci¨®n infantil y un 2% de los adultos est¨¢n diagnosticados de TDAH. Aproximadamente tres cuartas partes de las causas de este trastorno neurol¨®gico se deben a la gen¨¦tica que estos ni?os heredan, con lo que el 25% restante se debe a factores ambientales (tipo de familia, estilo de comunicaci¨®n, relaciones afectivas, atenci¨®n, apego, normas y l¨ªmites, etc.). Y es aqu¨ª donde entramos en escena los padres, las madres, los profesores, la familia extensa, los amigos... en definitiva, la sociedad en la que vivimos.
Hoy en d¨ªa nos encontramos con un mal diagn¨®stico y con un sobrediagn¨®stico. Estamos llamando TDAH a otras dificultades o patolog¨ªas que no son TDAH
Si analizamos las caracter¨ªsticas que tienen los ni?os de la etapa de Educaci¨®n Infantil, todos estaremos de acuerdo en describir a estos ni?os como movidos, inquietos, impacientes, con dificultades para atender a una tarea durante muchos minutos, necesitados de refuerzos provenientes del exterior, tienden a reaccionar impulsivamente antes que a responder de manera racional y calmada, etc. Todas estas caracter¨ªsticas no indican m¨¢s que la normalidad, es decir, lo que se considera sano y normativo en los ni?os de hasta 5-6 a?os. Por lo tanto, si nuestro hijo no es capaz de centrar su atenci¨®n durante un par de minutos en determinada tarea, si es impulsivo o no para quieto de un sitio para otro, no podemos concluir que sea hiperactivo, sino m¨¢s bien que se trata de un ni?o. Ahora bien, si estas caracter¨ªsticas se siguen manteniendo en un ni?o que est¨¢ en los primeros cursos de Educaci¨®n Primaria, algo se nos puede estar escapando. Esto no quiere decir que nuestro hijo o alumno pueda ser diagnosticado de TDAH inevitablemente, a lo mejor consiste en que le ense?emos estrategias de autorregulaci¨®n emocional. A partir de los 6-7 a?os de edad, el cerebro de los ni?os est¨¢ ya preparado y maduro como para poder mantener la concentraci¨®n en una tarea durante unos cuantos minutos, controlar los impulsos y poder estar sentados sin moverse. Estas caracter¨ªsticas no son frecuentes en ni?os menores de 6-7 a?os, puesto que su cerebro a¨²n no es maduro para conseguir estos hitos del desarrollo.
Por este motivo, los expertos en TDAH concluyen que dicho diagn¨®stico no se debe hacer hasta los primeros cursos de Educaci¨®n Primaria. Lo ideal ser¨ªa comenzar una evaluaci¨®n y un posible diagn¨®stico a partir de 2? de Educaci¨®n Primaria (7-8 a?os). Esto no quiere decir que antes de esa edad no se puedan hacer intervenciones psicopedag¨®gicas con ellos. Todo lo contrario. Lo que se quiere evitar es diagnosticar un trastorno como el TDAH en un momento evolutivo del ni?o donde la inatenci¨®n, la impulsividad, la hiperactividad y la falta de recursos de regulaci¨®n emocional son caracter¨ªsticas de la gran mayor¨ªa de ni?os. Por ello es importante no confundir el TDAH con la infancia.
Desgraciadamente, en la actualidad los psic¨®logos nos estamos encontrando con muchos ni?os que est¨¢n siendo diagnosticados y etiquetados de TDAH, impulsividad, hiperactividad o dislexia antes de tiempo. No todas las problem¨¢ticas que implican problemas de este tipo se deben a un TDAH. Si tuvi¨¦ramos un problema con nuestra pareja o en el trabajo, ?acaso no mostrar¨ªamos dificultades atencionales, irritabilidad y movimiento excesivo? Y esto no es sin¨®nimo de TDAH. Con los ni?os pasa exactamente lo mismo. A veces estas manifestaciones son hitos normales de su desarrollo y en otras ocasiones son problem¨¢ticas muy diferentes del TDAH como son la depresi¨®n infantil, miedos escolares, dificultades en las relaciones sociales o ansiedad. Sin embargo, son muchos los ni?os que con tan solo 3 a?os ya tienen el diagn¨®stico colgando, cuando madurativamente hablando ning¨²n ni?o tiene la capacidad de centrar su atenci¨®n o controlar sus impulsos a edades tan tempranas. Por ello, hoy en d¨ªa nos encontramos con un mal diagn¨®stico y con un sobrediagn¨®stico. Estamos llamando TDAH a otras dificultades o patolog¨ªas que no son TDAH. Trastornos como la depresi¨®n y el S¨ªndrome del Alcoholismo Fetal (SAF), por poner solo dos ejemplos, a veces se diagnostican err¨®neamente como TDAH. Hoy en d¨ªa se est¨¢n llevando a cabo lo que se denominan evaluaciones expr¨¦s en donde el profesional no dedica el tiempo suficiente para conocer y evaluar al ni?o y su entorno de una manera exhaustiva. Suelo comentar que bajo la etiqueta del TDAH ni est¨¢n todos los que son ni son todos los que est¨¢n.
A continuaci¨®n, enumeramos una serie de caracter¨ªsticas de lo que se considera normal en la etapa de 0 a 6 a?os:
- Mantener la atenci¨®n durante periodos cortos de tiempo ? en caso de que la tarea sea atractiva y motivante para el ni?o, se puede mantener un poco m¨¢s de tiempo la atenci¨®n.
- Impulsividad ? los ni?os peque?os se caracterizan por reaccionar de manera impulsiva, autom¨¢tica y poco controlada, ya que el ¨¢rea cerebral que se encarga del control de los impulsos y las emociones (corteza prefrontal) a¨²n no tiene la suficiente madurez para controlarlos y gestionarlos.
- Movimiento frecuente ? los ni?os de la etapa de infantil son muy movidos e inquietos. Es la forma que tenemos cuando somos peque?os de mostrar nuestra curiosidad por las cosas y personas que nos rodean.
- Dificultad para regular sus emociones ? no es hasta los 6-7 a?os que nuestra corteza prefrontal est¨¢ preparada para gestionar las diferentes emociones que tenemos a lo largo del d¨ªa (tristeza, miedo, alegr¨ªa, rabia, etc.)
Lo ideal ser¨ªa comenzar una evaluaci¨®n y un posible diagn¨®stico a partir de 2? de Educaci¨®n Primaria (7-8 a?os)
Una vez que el ni?o ya est¨¢ en los primeros cursos de Educaci¨®n Primaria (a partir de los 6 a?os), se le exigen una serie de tareas que deber¨ªan ser capaces de llevar a cabo, como por ejemplo, estar durante periodos m¨¢s largos de tiempo haciendo una tarea concreta como los deberes o hacer trabajos en grupo. En caso de que estas tareas no sean capaces de llevarlas a cabo nuestros hijos, debemos poner en marcha un programa de entrenamiento para ense?arles determinadas destrezas. Dichos programas son llevados a cabo por los propios maestros en el aula o, en su defecto, por el departamento de orientaci¨®n en el colegio. En ocasiones, dado que el ni?o se est¨¢ encontrando con dificultades significativas para controlar sus impulsos, es necesario que acuda un psic¨®logo. Algunos ejemplos son los programas de econom¨ªa de fichas para reforzar determinadas conductas, entrenamiento en autoinstrucciones, control de los impulsos, autorregulaci¨®n emocional, etc. Lo importante de la situaci¨®n no es el s¨ªntoma en s¨ª (hiperactividad, dificultad para controlar los impulsos o prestar atenci¨®n, etc.) sino las repercusiones que tiene en los diferentes ¨¢mbitos del ni?o la manifestaci¨®n de dichos s¨ªntomas: rega?inas constantes por parte del profesor, castigos en el ¨¢mbito familiar, rechazo por parte de los amigos, baja autoestima, etc.
En muchas ocasiones me preguntan cu¨¢ndo es el momento id¨®neo para evaluar a un ni?o. Mi respuesta es clara: cuanto antes, mejor. Una cosa es que el TDAH se debe diagnosticar en la etapa de Educaci¨®n Primaria y otra cosa es evaluar para ver posibles dificultades en el ni?o y, en caso de que se detecten, intervenir sobre ellas. Imaginemos un ni?o de 4 a?os que tiene muchos conflictos en el patio cuando se relaciona con sus compa?eros. Est¨¢ claro que no deber¨ªamos plantearnos ahora si tiene TDAH o no (eso vendr¨¢ dentro de unos cuantos a?os), pero lo que s¨ª debemos hacer los profesionales es evaluar hasta qu¨¦ punto el s¨ªntoma (ser impulsivo en el patio) afecta en su d¨ªa a d¨ªa con los compa?eros. En caso de que as¨ª sea, es cuando debemos intervenir para ofrecer al ni?o estrategias m¨¢s adaptativas de relaci¨®n con sus iguales.
La tarea de discernir algo normal de lo patol¨®gico es muy complicada. Ambas est¨¢n separadas por una delgada l¨ªnea. Aun as¨ª, en l¨ªneas generales, podemos concluir que algo dejar de ser normal para convertirse en patol¨®gico cuando los s¨ªntomas que presenta el ni?o afectan a su vida cotidiana en los diferentes ¨¢mbitos en que se desarrolla: ¨¢mbito familiar, escolar, social, emocional y comportamental. Espero que en los pr¨®ximos a?os los profesionales seamos capaces de estar mejor formados y que dediquemos el tiempo suficiente para evaluar a nuestros ni?os. Adem¨¢s, es importante que las madres y los padres seamos conscientes de las consecuencias que tienen para nuestros hijos la falta de tiempo, el excesivo uso de las nuevas tecnolog¨ªas, las altas expectativas que depositamos en ellos y la evitaci¨®n de sus emociones.
*Rafael Guerrero Tom¨¢s es director de Darwin Psic¨®logos y especialista en trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n con Hiperactividad (TDAH), trastornos del aprendizaje y trastornos de la conducta y doctor en Educaci¨®n
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