Ciudades y cambio clim¨¢tico: nos lo jugamos todo
La aceleraci¨®n del cambio clim¨¢tico nos obliga a tomar medidas urgentes para adaptar nuestras metr¨®polis a sus efectos.
La aceleraci¨®n del cambio clim¨¢tico nos obliga a tomar medidas urgentes para adaptar nuestras metr¨®polis a sus efectos. Ciudades sostenibles son, hoy, aquellas ciudades que han sabido integrar el verde urbano, la producci¨®n de energ¨ªa renovable, la movilidad no motorizada o la econom¨ªa circular en una estrategia territorial de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico.
Los efectos del cambio clim¨¢tico que los cient¨ªficos preve¨ªan para la d¨¦cada de 2030 ya est¨¢n entre nosotros. El cambio clim¨¢tico se est¨¢ acelerando. Cada verano batimos r¨¦cords de temperaturas m¨¢ximas, de concentraci¨®n de part¨ªculas de CO2 en la atm¨®sfera, de reducci¨®n del hielo ¨¢rtico, de p¨¦rdidas de especies, de quiebra del equilibrio ecol¨®gico...
La mitigaci¨®n es importante. Desde luego que tenemos que cambiar la matriz de generaci¨®n energ¨¦tica (la llamada transici¨®n energ¨¦tica), dejando atr¨¢s los combustibles f¨®siles y el carb¨®n, de modo que reduzcamos de forma dr¨¢stica las emisiones de CO2 a la atm¨®sfera. El objetivo es avanzar en la electrificaci¨®n de la demanda energ¨¦tica, y que esa electricidad sea 100% de procedencia renovable en el horizonte de 2050. S¨®lo as¨ª podremos reducir dr¨¢sticamente las emisiones y contener el calentamiento global. El futuro pasa por una energ¨ªa descarbonizada, distribuida y digital.
Como ese proceso de transici¨®n energ¨¦tica tardar¨¢ varias d¨¦cadas en culminarse y entretanto las emisiones prosiguen, las temperaturas contin¨²an al alza (vamos hacia veranos cada vez m¨¢s largos y con temperaturas insoportables en muchas zonas del planeta) y en definitiva la inercia del cambio clim¨¢tico es la que es, debemos incidir tambi¨¦n, urgentemente, en la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, especialmente en las ciudades, donde vive ya m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial (en 2030 ser¨¢ el 60% de la poblaci¨®n mundial). Mitigaci¨®n y adaptaci¨®n deben ir de la mano, en el marco de una estrategia urbana y territorial frente al cambio clim¨¢tico. En s¨ªntesis, debemos hacer de la transici¨®n energ¨¦tica y la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico un nuevo modelo de ciudad.
En Sevilla, un conjunto de ciudadanas y ciudadanos comprometidos est¨¢n elaborando propuestas y llevando a cabo experiencias demostrativas para que la ciudad evolucione y se dote de un nuevo modelo en el que el bienestar de las personas y la sostenibilidad ambiental est¨¦n en el centro. Una ciudad verde, habitable y sostenible. Una ciudad que introduzca m¨¢s ¨¢rboles en sus avenidas y calles, que extienda p¨¦rgolas con vegetaci¨®n como aquellas que se pusieron en pr¨¢ctica, con gran acierto, durante la Exposici¨®n Universal de 1992, y que transforme las plazas duras en espacios amables, con arbolado y sombra natural. Una ciudad que, en definitiva, tenga un microclima favorable al bienestar de las personas gracias a la sabia integraci¨®n de la vegetaci¨®n en su trama urbana.
Las cubiertas de los edificios tambi¨¦n pueden servir de escenario para la integraci¨®n de esta vegetaci¨®n, as¨ª como para la generaci¨®n de energ¨ªa solar. La ciudad no s¨®lo ha de ser consumidora de energ¨ªa sino tambi¨¦n productora de la misma, a partir de fuentes renovables. Para ello es fundamental desarrollar el autoconsumo compartido en nuestro pa¨ªs, actualmente lleno de obst¨¢culos.
En el cap¨ªtulo de la movilidad, resulta prioritario restringir los desplazamientos en autom¨®vil privado, responsables de la mala calidad del aire de nuestras ciudades, la cual provoca impactos importantes en nuestra salud, e incluso es responsable de miles de muertes prematuras cada a?o. Poco o nada se habla de ello en los medios de comunicaci¨®n. Echamos en falta mucha concienciaci¨®n al respecto por parte de la poblaci¨®n, pol¨ªticos incluidos. El reto es restringir el coche pero ofreciendo alternativas a la vez: un buen sistema de transporte p¨²blico colectivo es esencial (y que habr¨¢ de estar progresivamente electrificado y basado en renovables, como dec¨ªamos al inicio), junto a las pol¨ªticas de est¨ªmulo de la movilidad activa (a pie y en bicicleta). La bicicleta, de hecho, es fundamental por su capacidad para complementar al transporte p¨²blico, incrementando el radio de influencia de sus estaciones. Esta intermodalidad bicicleta-transporte p¨²blico es la ¨²nica manera de garantizar, en condiciones de sostenibilidad, las relaciones centro-periferia de nuestras ¨¢reas metropolitanas.
La corresponsabilidad, el compromiso y la movilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa son fundamentales para que nuestros pol¨ªticos se pongan en marcha y hagan de la transici¨®n energ¨¦tica y la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico el modelo de ciudad de las pr¨®ximas d¨¦cadas. Abundan las buenas palabras pero las actuaciones son tibias e insuficientes, cuando no est¨¢n directamente desenfocadas. Es necesaria una mayor altura de miras por parte de la clase pol¨ªtica en general y de los gestores municipales en particular, pues el tablero de juego est¨¢ en nuestras ciudades y sistemas metropolitanos. Da la impresi¨®n de que no son conscientes de lo que nos jugamos. Nos jugamos la habitabilidad de hecho urbano mismo y, con ella, nuestras posibilidades de bienestar y progreso seguro as¨ª como las de nuestros descendientes. En las ciudades nos lo jugamos todo.
Luis Morales es co-fundador y responsable de relaciones institucionales de Ecoemprendedores por el Clima, organizaci¨®n internacional que impulsa soluciones de negocio sostenible frente a los retos del cambio clim¨¢tico y la desigualdad. Tambi¨¦n preside la Asociaci¨®n de Empresas de la Econom¨ªa Verde (ECOVE).
Francisco O?ate es experto en educaci¨®n ambiental y autor de numerosos programas de educaci¨®n y sensibilizaci¨®n ambiental para la Junta de Andaluc¨ªa, Ayuntamiento y Diputaci¨®n de Sevilla, donde ha detentado distintos puestos de responsabilidad t¨¦cnica y administrativa.
Ambos son bi¨®logos y miembros de la Red Sevilla por el Clima.
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