El a?o en el que se cierra el c¨ªrculo
2017 puede definirse como el momento en el que empezamos a relacionar tantas evidencias sobre la sostenibilidad. En 2018 puede llegar la acci¨®n
La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de Par¨ªs sobre el Cambio Clim¨¢tico son visiones universales y se basan, para su implementaci¨®n en el enfoque desde abajo hacia arriba. Cada pa¨ªs, regi¨®n, ciudad o empresa debe identificar sus propias prioridades, necesidades y ambiciones. Lo mismo sucede con la econom¨ªa circular. El objetivo final: avanzar hacia un futuro m¨¢s sostenible en 2018 con una econom¨ªa mas descarbonizada y desmaterializada con acciones muy concretas y muy medibles.
Desde que a finales de 2015 se firmaron estos dos acuerdos (Objetivos de Desarrollo Sostenible y Par¨ªs) no se ha avanzado gran cosa. En 2017, en la COP23, se iniciaron las primeras actuaciones basadas en los principios de responsabilidad diferenciada. Para ello, era importante analizar juntos ambos acuerdos. El Centro de Resiliencia de Estocolmo, reconocido por su informe sobre los l¨ªmites del planeta, relacion¨® los 17 ODS y sus metas con las 167 acciones concretas de compromisos de reducci¨®n de emisiones (NDC en ingl¨¦s). La principal conclusi¨®n era incluir el cambio clim¨¢tico en todas las pol¨ªticas, adem¨¢s de fortalecer la resiliencia y la adaptaci¨®n, en agua, alimentaci¨®n, energ¨ªa, biodiversidad y sobre las ciudades. Numerosas acciones clim¨¢ticas indican que existen m¨²ltiples sinergias y oportunidades potenciales para evitar las contradicciones entre pol¨ªticas y subvenciones a los combustibles f¨®siles
Por otra parte, la econom¨ªa circular se est¨¢ imponiendo por fin. Las evidencias de millones de toneladas de pl¨¢sticos vagando por los oc¨¦anos y contaminando playas y r¨ªos -se registraron m¨¢s de 300 millones de toneladas en 2015-, o las cantidades ingentes de residuos que dejamos diariamente sin tratamiento adecuado o los millones de toneladas de residuos electr¨®nicos que enviamos a pa¨ªses en desarrollo, o los recurrentes incendios en plantas de reciclaje han determinado la necesidad de cambiar de modelo. La UE lanz¨® a principio del 2017 un paquete de medidas ambiciosas, una estrategia y programas de financiaci¨®n e investigaci¨®n en el programa Horizonte 2020. La idea es cerrar el c¨ªrculo en materias primas, agua y dem¨¢s recursos con el fin de minimizar y reutilizar estas corrientes de residuos o los excedentes de las cadenas de producci¨®n como se?ala la Fundaci¨®n Ellen Maccarthur. La relaci¨®n entre los ODS y la econom¨ªa circular viene dada sobre todo por el objetivo de producci¨®n y consumo responsable, pero tambi¨¦n por el consumo de agua, por efectos sobre biodiversidad, sobre ciudades o sobre la salud por el uso de productos t¨®xicos.
La econom¨ªa circular se est¨¢ imponiendo por fin. Las evidencias de millones de toneladas de pl¨¢sticos en los oc¨¦anos o las cantidades ingentes de residuos diariamente sin tratamiento han determinado la necesidad de cambiar de modelo
2017 puede definirse como el a?o en el que empezamos a conectar los puntos o de relacionar tantas evidencias sobre la sostenibilidad. Muy poca gente duda ya de la relaci¨®n entre mayor concentraci¨®n de di¨®xido de carbono en la atm¨®sfera emitido por el hombre y la frecuencia de los extremos clim¨¢ticos, como sequ¨ªas, tormentas, huracanes, acidificaci¨®n de los oc¨¦anos, desaparici¨®n del hielo en el ¨¢rtico, todo ello bajo el nombre de cambio clim¨¢tico. O pl¨¢sticos en r¨ªos y mares o millones de toneladas de residuos con la falta de reciclaje y la necesidad de una econom¨ªa circular. O uso excesivo del coche, calefacciones de carb¨®n, incineradoras e industrias y mala calidad del aire en las ciudades que afecta directamente a nuestra salud. O alimentaci¨®n inadecuada y excesiva con obesidad. O creciente despilfarro en unas pocas partes del mundo que determina desigualdad en otras. O creciente desigualdad y falta de ayudas que motiva graves desequilibrios, falta de cohesi¨®n y al final inseguridad.
Pero en todo esto, la clave no son los diagn¨®sticos, que son numerosos y casi coincidentes, como los informes Sostenibilidad en Espa?a del OS, del SDSN, o del Worldwatch Institute, sino las soluciones. Soluciones como instalar el primer mill¨®n de tejados solares al igual que Australia o California, para disminuir la dependencia energ¨¦tica basada en la eficiencia y en las renovables. Soluciones para crear anillos verdes en las ciudades, para adaptarse a la sequ¨ªa, adecuando los cultivos a condiciones cada vez m¨¢s c¨¢lidas, con menos agua, o iniciando la adaptaci¨®n de los bosques al cambio clim¨¢tico quitando eucaliptos y otras especies pir¨®fitas, o gastando m¨¢s en prevenci¨®n y desarrollo rural y menos en extinci¨®n o intentando llenar la Espa?a vac¨ªa con actividades agrarias productivas y ganader¨ªa extensiva para solucionar la soberan¨ªa alimentaria y surtir de agricultura ecol¨®gica a todo el pa¨ªs.
En 2017, tambi¨¦n aprendimos que no son necesarias las grandes decisiones de los gobiernos para actuar. En Estados Unidos un formidable ej¨¦rcito de ciudades y asociaciones como American Pledge han empezado la lucha contra el cambio clim¨¢tico. California u otros estados llevan a?os marcando la iniciativa. Nueva York acaba de demandar a las grandes compa?¨ªas petroleras. Ciudades y empresas de todos los tama?os, asociaciones de todo tipo y ciudadanos tienen una enorme capacidad para influir y tomar decisiones en compra p¨²blica verde, transporte y urbanismo sostenible, biodiversidad, cese de subvenciones perjudiciales al medio ambiente, etc.
El a?o pasado, un formidable ejercito de ciudades y asociaciones como American Pledge empezaron la lucha contra el cambio clim¨¢tico
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la reducci¨®n de emisiones y la econom¨ªa verde y circular son instrumentos que buscan una sociedad con menos desigualdad, m¨¢s justa y cohesionada, luchar contra el cambio clim¨¢tico, un menor uso de materias primas, una reducci¨®n en residuos y en productos t¨®xicos para avanzar hacia la descarbonizaci¨®n y un futuro m¨¢s sostenible. Y todo lo que hagamos en este sentido no solo beneficiar¨¢ a las pr¨®ximas generaciones, sino sobre todo, y ya, a nosotros mismos. 2015 fue el a?o de las grandes declaraciones, 2016 el de los diagn¨®sticos, 2017 el de relacionar tantas evidencias. 2018 puede ser el a?o de la acci¨®n.
Fernando Prieto es doctor en ecolog¨ªa y miembro del Observatorio de la Sostenibilidad.
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