El orgullo detr¨¢s de la autonom¨ªa energ¨¦tica
Sebastian Helgenberger, del instituto de sostenibilidad alem¨¢n IASS, defiende la parte social de la transici¨®n energ¨¦tica
El "orgullo" es una clave. La "autoestima", otra. Sebastian Helgenberger, director del programa de transici¨®n energ¨¦tica en el Institute for Advanced Sustainability Studies (IASS) de Potsdam (Alemania) no tiene dudas sobre el impacto social y cultural de ser energ¨¦ticamente aut¨®nomos. Esto es, no depender de las variaciones del precio de los combustibles f¨®siles. El Gobierno alem¨¢n se embarc¨® en un ambicioso proceso de transici¨®n energ¨¦tica (desde 2010 est¨¢ vigente el compromiso de Estado conocido como Energiewende), pero los ciudadanos ya ven¨ªan preparados y empujando.
Con conciencia ambiental, pero tambi¨¦n dispuestos a hacer negocios creativos y a peque?a escala a partir de las energ¨ªas renovables. Por lo dem¨¢s, Alemania es un pa¨ªs que no solo mide el asunto energ¨¦tico en potencia instalada o en tarifas, sino en grado de aceptaci¨®n ciudadana a la instalaci¨®n de grandes plantas generadoras, una competici¨®n en la que gana de lejos la energ¨ªa solar. En 2013, alrededor de un 47% de toda la capacidad instalada de renovables (en ese momento de 33.5 GW) estaba en manos de los ciudadanos, ya fuera en paneles solares de particulares o en parques e¨®licos de cooperativas. En 2016, las renovables cubr¨ªan casi el 30% de la demanda total (contra el 20% provisto por el carb¨®n y el 13%, por la nuclear). La e¨®lica prove¨ªa un 12%, la biomasa un 8% y la fotovoltaica casi un 6%.
"Hubo un movimiento ciudadano inesperado con el que las grandes empresas no contaban", sostiene Helgenberger. "Las compa?¨ªas creyeron que solo habr¨ªa un par de locos que querr¨ªan producir su propia energ¨ªa, pero luego se llevaron las manos a la cabeza¡±. ?l mismo dirige un grupo de investigaci¨®n que trabaja junto a cooperativas o municipios para ver c¨®mo transformar esos peque?os emprendimientos en dinero, "en lugar de d¨¢rselo a las grandes empresas".
P. ?Hay beneficios sociales en el cambio de modelo de consumo energ¨¦tico?
¡°De tener cuatro grandes proveedores hemos pasado a 100.000 generadores de energ¨ªa¡±
R. S¨ª, porque el fen¨®meno social y cultural que deriva de un cambio energ¨¦tico es m¨¢s interesante que la t¨¦cnica o la racionalidad econ¨®mica (o las crisis). En un periodo de tiempo muy corto, todo el sistema energ¨¦tico se ha puesto patas arriba. En Alemania, por ejemplo, y en la gran mayor¨ªa de pa¨ªses, funcionaba este modelo centralizado de las grandes empresas con inmensas centrales el¨¦ctricas y, a partir del a?o 2000, se volvi¨® del rev¨¦s. Aqu¨ª, de tener cuatro grandes proveedores hemos pasado a 100.000 generadores de energ¨ªa, algunos de los cuales vuelcan su producci¨®n al sistema de distribuci¨®n general. Esto fue sorprendente para mucha gente, pero sobre todo para los que pudieron empezar a producir su propia energ¨ªa.
P. En el caso de Alemania es el propio Gobierno quien promueve el Energiewende (¡°transici¨®n energ¨¦tica¡±)¡
R. Es cierto, pero eso no lo explica todo. Porque la sociedad siempre exige a los gobiernos, y esto lleva varias d¨¦cadas ocurriendo. Por ejemplo, ya en los setenta hab¨ªa un gran escepticismo respecto de las grandes plantas, e incluso los conservadores se opon¨ªan a la instalaci¨®n de centrales el¨¦ctricas cerca de sus pueblos. He ah¨ª el origen de los desarrollos alternativos, o la oposici¨®n a la energ¨ªa nuclear, porque la gente empez¨® a preguntarse qu¨¦ pasaba con los desechos. Y tras el accidente de Chernobil estuvo claro que la energ¨ªa at¨®mica no pod¨ªa ser el futuro. En los noventa, en Alemania hubo una gran toma de conciencia sobre el valor de la protecci¨®n del medio ambiente, por ejemplo, la idea de poner un t¨¦rmino al carb¨®n¡ o pensar otro transporte urbano.
P. ?Es cierto que la conciencia ecol¨®gica siempre ha sido mayor en un pa¨ªs como Alemania, que en los ochenta ya hab¨ªa dado la vuelta completa al ciclo de la poluci¨®n?
R. S¨ª, pero la conciencia ambiental es solo una de las partes de esta ecuaci¨®n. Otra, muy importante, es la autonom¨ªa. Ser independientes del sistema el¨¦ctrico y hacer las cosas por uno mismo. Esa es la raz¨®n por la que, en 1998, entraron los Verdes al Gobierno. Dos a?os despu¨¦s ya hab¨ªa nuevas leyes sobre energ¨ªa, que posibilitaron nuevas reglas del juego y nuevos jugadores, con m¨¢s libertad para producirla; eso posibilit¨® l¨ªneas de cr¨¦dito con garant¨ªas bancarias para emprender. Pod¨ªas emprender con tus vecinos o el municipio y contabas con veinte a?os para devolver el dinero. Hubo diferentes posibilidades para familias, para cooperativas, para peque?os ayuntamientos.
P. Hubo un impulso concreto desde el Gobierno.
R. Claro, con garant¨ªa para las inversiones. Miles de personas pidieron esos pr¨¦stamos y los bancos estaban tranquilos de que les ser¨ªan devueltos a trav¨¦s de la venta de electricidad. Con tarifas que se mantendr¨ªan a lo largo de 20 a?os, los bancos sab¨ªan que recuperar¨ªan el dinero en 10. Tambi¨¦n es cierto que el ¨²ltimo Gobierno se lo ha ido poniendo m¨¢s dif¨ªcil a los particulares y los peque?os inversores, para no da?ar a las grandes empresas.
P. ?Qui¨¦nes son esos peque?os actores?
R. Directa o indirectamente relacionadas con el sol, hay aproximadamente 1,5 millones de personas que produciendo. Es una gran cantidad. Tambi¨¦n hay decenas de miles de peque?as inversiones en energ¨ªa e¨®lica. Son particulares, pero tambi¨¦n Ayuntamientos. Hay proveedores municipales de energ¨ªas renovables. Por ejemplo, en Berl¨ªn y en otras ciudades m¨¢s peque?as hay empresas locales que producen y venden electricidad. En esos casos, no solo les interesan los r¨¦ditos sino contar con una identidad local o regional ligada al cuidado del medio ambiente. Son los motores de la transici¨®n energ¨¦tica. Yabl¨¢bamos de energ¨ªa el¨¦ctrica, pero tambi¨¦n hay bioenerg¨ªa, biog¨¢s para el calor¡ En este campo, la basura es muy importante.
P. ?Diversificar las fuentes permite tarifas m¨¢s baratas para los habitantes de esas ciudades?
R. Un argumento de mucha gente para decantarse por las fuentes de energ¨ªa locales es que no tienen que depender de la variaci¨®n de precios de los carburantes, que siempre son vol¨¢tiles. Para el calor, pueden reutilizar sus desechos y el precio permanece estable: esto es muy importante, saben que de aqu¨ª a los pr¨®ximos a?os la calefacci¨®n no ser¨¢ un problema. Esos ciudadanos pueden descartar shocks como los que experimentaron, por ejemplo, con la escasez de petr¨®leo, en los setenta. Est¨¢n muy orgullosos de producir sus propios recursos para calefacci¨®n, y si en algunos momentos no resulta m¨¢s barato les da igual, es algo que consiguen ellos mismos para s¨ª mismos.
P. ?Puede mencionar un proyecto urbano exitoso en materia de sostenibilidad?
R. Hay una comunidad, Feldheim, cerca de Berl¨ªn Es un peque?o pueblo muy agr¨ªcola, de unas 50 casas. Hace unos 15 a?os quisieron empezar a producir su propia energ¨ªa e instalaron paneles solares, molinos de viento, tienen biog¨¢s y reaprovechamiento de los residuos de la madera. Cuando no hay sol o energ¨ªa e¨®lica, usan biog¨¢s. Combinan. Pero si hay sol y viento pueden vender su producci¨®n, o sea que se autoabastecen y ganan con su propia producci¨®n. Se pusieron de acuerdo entre los agricultores y la industria, y se hicieron cargo de su propia red de distribuci¨®n, porque les resulta m¨¢s rentable. Es un ejemplo maravilloso. Reciben visitas del exterior porque muchos otros municipios y actores privados quieren saber c¨®mo han logrado ser sostenibles. O sea que, adem¨¢s, se han convertido en una atracci¨®n tur¨ªstica.
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