?Estamos listos para los robots?
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo analiza c¨®mo podemos capitalizar las oportunidades que abre esta revoluci¨®n y amortiguar sus impactos adversos
Es f¨¢cil olvidar que hace menos de 10 a?os el iPad, la realidad virtual, los celulares 4G, el Whatsapp, Uber, Airbnb, los bitcoins y hasta las impresoras 3D no exist¨ªan. Hoy, las compa?¨ªas con mayor valor de mercado pertenecen al mundo tecnol¨®gico: Apple, Google, Microsoft, Amazon, Facebook y Alibaba, por mencionar solo algunas, han desplazado a titanes con innumerables activos materiales y financieros como Exxon, Berkshire Hathaway, JPMorgan, General Electric y General Motors.
Este tipo de innovaciones generan entusiasmo entre los inversores y ansiedad entre los trabajadores, ya que en algunas industrias y sectores ya ha comenzado a darse un reemplazo de personas por robots o m¨¢quinas. En las f¨¢bricas de autom¨®viles, por ejemplo, cada vez hay m¨¢s robots que realizan tareas mucho m¨¢s r¨¢pido y con mayor precisi¨®n que los obreros m¨¢s calificados. ?Hasta d¨®nde llegar¨¢ esta revoluci¨®n? Seg¨²n la consultora McKinsey, m¨¢s de mitad de los empleos en Estados Unidos podr¨ªan ser automatizados para el a?o 2050. Y entre 75 y 375 millones de personas en el mundo tendr¨¢n que cambiar de profesi¨®n para el a?o 2030. Algunos dir¨¢n que en Am¨¦rica Latina o en el Caribe todo sucede m¨¢s lentamente. Sin embargo, tarde o temprano, el cambio tambi¨¦n llegar¨¢.
?Estamos preparados para tal transformaci¨®n? Esa es la pregunta que aborda El futuro del trabajo: perspectivas regionales, una nueva publicaci¨®n conjunta del Banco Africano de Desarrollo, el Banco Asi¨¢tico de Desarrollo, el Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Seg¨²n el estudio, hay cinco factores que determinan el impacto que puede tener la tecnolog¨ªa en los mercados laborales. En primer lugar, algunos pa¨ªses son m¨¢s permeables que otros a estos procesos. Por ejemplo, en algunos Estados centroamericanos los centros de atenci¨®n al cliente (call centers) son una fuente de empleo importante y, como otros servicios, su potencial para la automatizaci¨®n es elevado.
El mayor riesgo que corremos es desaprovechar esta revoluci¨®n. La buena noticia es que a¨²n estamos a tiempo para apostar por las pol¨ªticas correctas
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de destrezas laborales de cada pa¨ªs. Seg¨²n el Foro Econ¨®mico Mundial, en nuestra regi¨®n los niveles de capacidades son bajos. Para que nuestros ciudadanos puedan estar preparados para ocupaciones que hoy no alcanzamos siquiera a imaginar, habr¨¢ que desarrollar habilidades m¨¢s sofisticadas y complejas. Y no me refiero solamente a habilidades t¨¦cnicas, sino tambi¨¦n a aquellas que los robots no pueden replicar, como las socioemocionales.
Un tercer factor es el acceso a banda ancha. Internet permite que trabajadores independientes se conecten con clientes en cualquier lugar del planeta. De hecho, hay plataformas digitales dedicadas a establecer ese tipo de v¨ªnculos. Sin embargo, los contratos suelen ser de cort¨ªsimo plazo, dando lugar a lo que se conoce como la econom¨ªa gig, el t¨¦rmino ingl¨¦s que describe los empleos ef¨ªmeros y flexibles, cada vez m¨¢s presentes en nuestras econom¨ªas. Este fen¨®meno preocupa a muchos analistas, ya que reduce las obligaciones sociales de las empresas contratantes.
Las presiones para automatizar tambi¨¦n depender¨¢n de la evoluci¨®n demogr¨¢fica de cada pa¨ªs. En la medida que disminuya el n¨²mero de personas disponibles para trabajar, aumentar¨¢ el incentivo para automatizar. Aunque a¨²n somos una regi¨®n relativamente joven, las proyecciones indican que la fuerza laboral se ir¨¢ reduciendo a un ritmo cada vez mayor en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
La pregunta es: ?c¨®mo podemos capitalizar las oportunidades que abre esta revoluci¨®n y amortiguar sus impactos adversos? Uno de los puntos prioritarios es apostar por el desarrollo de nuestro capital humano: tenemos que invertir m¨¢s y mejor en la temprana infancia, en educaci¨®n, en salud y en capacitaci¨®n laboral. El acento tambi¨¦n deber¨¢ ponerse en mejorar las habilidades de la poblaci¨®n mediante el aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Una segunda prioridad es apoyar a los trabajadores en las transiciones entre empleos. En el futuro ser¨¢ normal cambiar de trabajo varias veces a lo largo de la vida laboral. De hecho, se calcula que los millennials ¡ªpersonas hoy menores de 34 a?os¡ª cambiar¨¢n hasta 15 veces de trabajo a lo largo de su vida. Y sin duda, tampoco podemos olvidar la necesidad de repensar el dise?o de las redes de protecci¨®n social de nuestros pa¨ªses, ya que necesitaremos adaptar nuestros sistemas de pensiones y desempleo a esta nueva realidad econ¨®mica y demogr¨¢fica.
El mayor riesgo que corremos es desaprovechar esta revoluci¨®n. La buena noticia es que, aunque todav¨ªa tenemos grandes desaf¨ªos por superar, a¨²n estamos a tiempo para apostar por las pol¨ªticas correctas. Solo as¨ª podremos entrar con buen pie en el futuro del trabajo con un modelo de desarrollo que garantice oportunidades para todos.
Luis Alberto Moreno es presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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