Cuando no queda otra que huir
Imagine que cada minuto, a su alrededor, 20 personas abandonaran sus casas a la fuerza
No estamos ante un desaf¨ªo de palabras sobre un tablero de juego, sino delante del paisaje de una parte importante de los movimientos de personas por el mundo. Ese que el migrante no elige, sino al que se ve abocado. Seg¨²n Acnur, en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas el n¨²mero de personas desplazadas a la fuerza se ha casi duplicado, hasta llegar a 65,6 millones en el a?o 2016.
Usted los conoce, aunque no les ponga nombre. Son esos sirios sumergidos en una guerra que dura ya siete a?os. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de ese pa¨ªs ¡ªen concreto, 65 de cada 100 habitantes¡ª ha tenido que salir de sus hogares y buscar acomodo en otro lugar, dentro o fuera de las fronteras. Los sirios contin¨²an siendo la mayor poblaci¨®n de desplazados forzosos: eran 12 millones de personas al concluir 2016.
Tambi¨¦n son esos colombianos a los que un largu¨ªsimo conflicto asociado con desastres naturales ha movido de sus cuatro paredes. Son 7,7 millones de almas. La prolongada duraci¨®n de estos conflictos es clave para entender el grado de desgaste. La estad¨ªstica nos dice que la duraci¨®n media de los desplazamientos forzosos es de 17 a?os.
Y no olvidemos a los habitantes de Sud¨¢n del Sur, porque si hay un continente azotado por estas crisis prolongadas se llama ?frica. All¨ª, 20 pa¨ªses ¡ªentre ellos Yemen, Burundi o la Rep¨²blica Centroafricana¡ª y 500 millones de personas sufren uno o varios de los factores que desencadenan las crisis de larga duraci¨®n: conflictos, inestabilidad pol¨ªtica o escasez extrema de recursos naturales, provocados o agudizados muchas veces por los estragos del cambio clim¨¢tico.
Migrantes por obligaci¨®n
?Qu¨¦ sabemos de las vi?ctimas de los desplazamientos forzosos? Pues que la mayor¨ªa provienen de los 19 Estados identificados por la FAO con crisis prolongadas en 2016. Mayormente pa¨ªses en desarrollo, involucrados en el conflicto y la violencia durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y agravados por eventos clim¨¢ticos adversos.
Tambi¨¦n sabemos que una buena parte de ellos reside en el entorno rural y vive de la agricultura, la ganader¨ªa o la pesca. De manera que cualquier actuaci¨®n para mejorar sus condiciones de vida y devolverles la capacidad de decisi¨®n sobre su destino pasa por invertir en el campo y crear una agricultura sostenible que genere puestos de trabajo e ingresos, tanto para las comunidades que se desplazan como para las de acogida. ¡°Desarrollo rural¡±, ?recuerdan?
Hay que a?adir que los migrantes que salen de estos pa¨ªses no escapan a otros desarrollados, sino que a menudo se quedan dentro del suyo o migran a los vecinos, tambi¨¦n en desarrollo, donde los recursos tambi¨¦n son escasos, lo que genera choques con la poblaci¨®n al competir todos por el agua y la tierra. De manera que un Conflicto, con may¨²sculas, desencadena con frecuencia otros conflictos como bombas de racimo.
Recopilemos los titulares de la cr¨®nica de muchas de estas historias, que tienen las p¨¦rdidas de vida humana como drama principal y desde luego: destrucci¨®n de las reservas de alimentos, destrucci¨®n de cultivos, litigio por la tierra, acceso limitado al agua y al combustible para cocinar, aumento de los precios de los alimentos, desaparici¨®n de los mercados o imposibilidad de acceder a ellos. Y no nos olvidemos de da?os colaterales como este: se sabe que la ausencia de recursos entre los desplazados aumenta los matrimonios precoces y la explotaci¨®n sexual.
Y un ¨²ltimo dato desalentador: solo el 3% de los que migraron en 2016 retornaron a sus lugares de origen.
Ante la guerra, huye
Es el momento de adentrarnos en las causas que contribuyen a los desplazamientos forzosos, principalmente los conflictos ¡ªsobre todo los civiles, que han aumentado notablemente desde 2008¡ª y el nivel de seguridad dentro de un mismo pa¨ªs. Hay un dato elocuente: m¨¢s de un tercio de los pa¨ªses clasificados en 2015 como ¡°fr¨¢giles¡±, seg¨²n el ?ndice de Estados Fr¨¢giles del Fondo para La Paz, hab¨ªa sufrido conflictos recientes.
El citado ?ndice es un ranking que elabora cada a?o el centro de investigaci¨®n estadounidense Fondo para la Paz. Clasifica a 178 pa¨ªses de acuerdo con su nivel de estabilidad, tomando en cuenta 12 indicadores sociales, econ¨®micos, pol¨ªticos y militares.
Por ejemplo, la presi¨®n demogr¨¢fica creciente, movimientos de refugiados y desplazados internos, descontento social, pobreza y declive econ¨®mico, deterioro de los servicios p¨²blicos, violaci¨®n de derechos humanos y debilidad del estado de derecho. Es decir, indicadores que nos dan una idea de la fragilidad o fortaleza de los pa¨ªses.
Despu¨¦s, los pa¨ªses son catalogados en 11 tipos de alerta que van de una situaci¨®n de alerta muy alta a una situaci¨®n denominada ¡°muy sostenible¡±. En 2016 hubo ocho pa¨ªses en la categor¨ªa de alerta muy alta, incluyendo Somalia, Sud¨¢n del Sur y Rep¨²blica Centroafricana. En muchos casos ,el conflicto estuvo precedido o acompa?ado de una fuerte inestabilidad pol¨ªtica, gobernanza deficitaria y crisis medioambientales derivadas del cambio clim¨¢tico.
Es decir, que la presi¨®n a la que todos o algunos de estos factores somet¨ªa y somete a la poblaci¨®n, el ahogo de sus medios de subsistencia y la fuerte inseguridad convirtieron la migraci¨®n en una estrategia. Desesperada, pero estrategia.
Tierra y guerra en Colombia
Aterricemos en Colombia, el pa¨ªs con m¨¢s desplazados internos del mundo. Son m¨¢s de 7 millones. Aqu¨ª han confluido dos elementos traum¨¢ticos. Primero, un largo conflicto de d¨¦cadas, caracterizado principalmente por una lucha radical agraria y que se agudiz¨® a partir de los an?os ochenta con diferentes actores involucrados ¡ªel Gobierno Nacional, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los paramilitares, con el narcotr¨¢fico como elemento a¨²n m¨¢s perturbador¡ª y, segundo, el azote de feno?menos meteorol¨®gicos (El Ni?o y la Ni?a), que han tra¨ªdo fuertes periodos de sequ¨ªa e intensas temporadas de lluvia.
Pese a importantes avances en la reducci¨®n de la pobreza ¡ªque pas¨® del 45% en 2005 al 30,6% en 2013¡ª una parte relevante de la poblaci¨®n sigue viviendo en la penuria, especialmente en las zonas rurales y en la periferia de las grandes ciudades. Muchas personas viven en el campo y dependen de las tierras para su supervivencia y en estos a?os de violencia m¨¢xima tuvieron que abandonarlas.
Pero desde 2013 ¡ªy sobre todo desde 2016, tras la firma de los acuerdos de Paz de La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC¡ª han comenzado a regresar a ellas. ¡°Se?oras y se?ores, despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo de conflicto armado interno, hoy regreso a las Naciones Unidas en el D¨ªa Internacional de la Paz para anunciar con toda la fuerza de mi voz y de mi coraz¨®n que la guerra ha terminado¡±, declar¨® un emocionado Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, durante la 71? sesi¨®n de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 21 de septiembre de 2016.
El mandatario y Premio Nobel de la Paz sab¨ªa que, tras la firma, quedaba mucho por hacer. Las tierras del conflicto estaban todav¨ªa en muchos casos ocupadas o devastadas. La FAO y otros organismos est¨¢n apoyando al Gobierno colombiano para resucitar el sector agropecuario y conseguir la armon¨ªa y la colaboraci¨®n entre los que se fueron y los que se quedaron. Reconciliaci¨®n y reconstrucci¨®n.
El proyecto tiene un objetivo ambicioso: promover la integraci¨®n, el reparto de recursos y beneficiar a tanto a agricultores que regresan a sus tierras, como a comunidades de acogida en los departamentos de Nari?o, Sucre, C¨®rdoba, Tolima y Magdalena. Se ha creado una red colectiva de riego para recoger y almacenar el agua de lluvia. Se han suministrado herramientas agr¨ªcolas. Y se ha ayudado a los agricultores a producir leche, caf¨¦ y miel y a buscar otras oportunidades de negocio.
As¨ª es como afrontan las Naciones Unidas el reto de devolver a los agricultores colombianos la gesti¨®n de unas tierras sometidas a los estragos de la violencia y los cataclismos clim¨¢ticos. Y es que los conflictos, a menudo, se ven agravados por golpes clim¨¢ticos adversos. Cuando estalla una guerra se obstaculiza el acceso a los alimentos y, si adem¨¢s se asienta la sequ¨ªa, la producci¨®n agr¨ªcola se paraliza. El conflicto se alarga, los sistemas alimentarios merman y se agudizan los enfrentamientos por conseguir recursos escasos. El campo ya no es productivo y la ¨²nica opci¨®n de supervivencia es escapar.
* Esta es una adaptaci¨®n del octavo libro de la colecci¨®n El estado del planeta, editada por EL PA?S y la FAO, que analiza los principales retos a los que se enfrenta la humanidad. Cada domingo se entrega un volumen con el peri¨®dico por 1,95€, y los 11 tomos tambi¨¦n se pueden conseguir aqu¨ª.
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