?Y si hubiera una alternativa a emigrar?
En este siglo XXI con tantos desplazamientos, la agroindustria se presenta como una opci¨®n de futuro para luchar contra el hambre y la falta de oportunidades
Las migraciones no son algo nuevo. Desde que las primeras sociedades agr¨ªcolas se establecieron de forma fija en zonas concretas del planeta, personas y comunidades se han movido de sus lugares de origen para buscar algo (comida, agua, tierras, bienestar...) o escapar de algo (hambre, sed, guerra, climas adversos...). Pero, en un mundo cada vez m¨¢s poblado e intercomunicado, la amenaza clim¨¢tica, el vertiginoso c¨ªrculo de hambre y guerra y la desigualdad convierten la migraci¨®n y el abandono de las ¨¢reas rurales en la ¨²nica opci¨®n a ojos de (cada vez m¨¢s) millones de personas.
¡°Una multitud de gente hambrienta, desarrapada, desesperada, comenz¨® a caminar hacia la frontera. Mujeres, ni?os, viejos¡ En aquel momento se me vino todo abajo". Podr¨ªa ser el relato de lo que el sirio Omar, la chadiana Hadje o el sursudan¨¦s Robert han vivido en los ¨²ltimos a?os. Pero es el testimonio de Alejandra Soler, espa?ola nacida en 1903, en el proyecto documental Vencidxs. Soler recordaba sus impresiones al cruzar el paso de La Jonquera hacia Francia, en tiempos de la Guerra Civil espa?ola (1936-1939). Todos abandonaron sus hogares para escapar de la violencia.
Pero la decision de emigrar no siempre es forzosa, aunque a veces lo parezca. "La percepci¨®n de que irse es la ¨²ltima opci¨®n no siempre se corresponde con la realidad, pero al final lo que cuenta es que la persona no ve otra salida", apunta Paola Termine, de la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura). Las encuestas realizadas por la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (OIM) entre migrantes que esperan en Libia para viajar a Europa revelan sus motivaciones. Casi nueve de cada 10 respondieron: falta-de-oportunidades.
Esa falta de oportunidades suele ir acompa?ada de la pobreza y el hambre, todas ellas parte de la espiral perversa del conflicto y la violencia. "Si creamos empleo y enganchamos a la juventud, el horror de Boko Haram se evaporar¨¢", vaticinaba Kashim Shettima, gobernador del Borno, el marginado Estado del norte de Nigeria donde surgi¨® el grupo yihadista. El cambio del clima, en forma de desertificaci¨®n, fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos o sequ¨ªas, tambi¨¦n ahoga las perspectivas de futuro y empuja a cientos de miles de personas a hacer mudanza.
¡°Los j¨®venes siempre han querido ir a las ciudades, y tienen que poder hacerlo¡±, pero libremente
Una de cada siete personas en el mundo es migrante, seg¨²n datos de la propia OIM. Y la tendencia va en aumento. En 2015, 244 millones de personas emigraron a otros pa¨ªses (un 41% m¨¢s que en 2000). Los efectos que? ese aumento cuantitativo ha tenido en los pa¨ªses ricos son bien conocidos: desde el famoso muro que quiere levantar el presidente estadounidense, Donald Trump, hasta la ola de p¨¢nico a la inmigraci¨®n que recorre Europa.
Las cifras de la migraci¨®n
- Una de cada siete personas en el mundo son migrantes
- 244 millones migraron a otros pa¨ªses, unos 769 lo hicieron dentro de su propio Estado
- La mayor¨ªa de las migraciones internacionales se produjo entre pa¨ªses en desarrollo (37%)
- La mayor¨ªa de los migrantes se queda en sus propios continentes: 9 de cada 10 africanos se quedan en ?frica, 8 de cada 10 asi¨¢ticos, en Asia
- Las 20 ciudades m¨¢s pobladas del mundo reciben a uno de cada cinco migrantes internacionales.
- Los pa¨ªses con m¨¢s personas nacidas en otro lugar son EE UU (46 millones), Alemania (12 millones), Rusia, Arabia Saud¨ª, Reino Unido, Emiratos ?rabes Unidos, Canad¨¢, Francia, Australia y Espa?a (5,8 millones). Uno de cada dos emigrantes internacionales se fue a uno de estos 10 Estados
- Hay m¨¢s de 60 millones de personas forzadas a huir de sus lugares de origen por la violencia o la persecuci¨®n, entre refugiados en otros pa¨ªses?(21,3 millones) y desplazados internos (40,8 millones)
- Hay m¨¢s de 19 millones de personas forzadas a dejar sus hogares por desastres clim¨¢ticos o naturales
Pero, parad¨®jicamente, la mayor parte de las migraciones sigue sucediendo dentro del mismo pa¨ªs, unos 769 millones de personas. Los motivos, el origen y el destino, son casi siempre los mismos: falta-de-oportunidades, zonas rurales y grandes ciudades (m¨¢s de 150 millones de estos migrantes internos van del campo a las urbes en China). Al desarraigo y la p¨¦rdida de identidad de los que se marchan, se le suma el vac¨ªo para los que se quedan. "Si los m¨¢s preparados se van, ?qu¨¦ opciones habr¨¢ en el campo?, se pregunta Termine. "Y el problema es que siempre habr¨¢ gente a la que estos movimientos dejen atr¨¢s: ni?os, ancianos...", reflexiona. "Sin los j¨®venes, no podremos continuar con la producci¨®n de alimentos", coincide Justus Lavi Mwololo, de una asociaci¨®n de campesinos de Kenia.
Pero esta tendencia a la urbanizaci¨®n tambi¨¦n tiene efectos positivos para las econom¨ªas de muchos pa¨ªses, adem¨¢s de inyectar dinero en las zonas rurales a trav¨¦s de los env¨ªos a familiares, seg¨²n un informe de la propia OIM. Lo que preocupa es la velocidad a la que se producen estos movimientos y el aumento que, con la explosi¨®n demogr¨¢fica, se prev¨¦ para los pr¨®ximos a?os. A pesar de la falta de estad¨ªsticas, esa migraci¨®n masiva a las ciudades impide en ocasiones proveer servicios para todos y da lugar a bolsas de pobreza urbana en distintos pa¨ªses y continentes. De Daca (Bangladesh) a Lagos (Nigeria), agrega el documento.
Cualquier movimiento grande de gente puede desestabilizar las comunidades de acogida. A los Gobiernos de todo el mundo les preocupa esta tendencia, seg¨²n se deduce del ¨²ltimo informe de la ONU sobre pol¨ªticas de poblaci¨®n: ocho de cada 10 pa¨ªses analizados ten¨ªan pol¨ªticas para reducir la migraci¨®n del campo a la ciudad.
"Hay que crear oportunidades en las ¨¢reas rurales", defend¨ªa en una entrevista con EL PA?S el togol¨¦s Gilbert Houngbo, presidente del FIDA, un fondo de Naciones Unidas que financia proyectos de desarrollo. "Es una opci¨®n mucho mejor que ir a los slums de una gran ciudad, o jugarse la vida intentando llegar a Lampedusa", a decir de Houngbo.
El motivo para ir a Europa de 9 de cada 10 migrantes encuestados en Libia: falta de oportunidades
La idea que defienden organizaciones como el FIDA o la FAO es aprovechar el potencial del campo para impulsar la producci¨®n de alimentos ¡ªalgo que ser¨¢ necesario si contin¨²a el aumento de la poblaci¨®n¡ª como motor del desarrollo. Y generar, con cooperativas o explotaciones de peque?a y mediana escala, toda una serie de industrias relacionadas alrededor de la agricultura, la ganader¨ªa o el cuidado de los bosques. "La agroindustria es nuestro futuro", sentenciaba Audu Ogbeh, ministro de Agricultura de Nigeria (180 millones de habitantes), que ser¨¢ el tercer pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo en 2050 si se cumplen las previsiones de Naciones Unidas.
?Se trata, por tanto, de confinar a los j¨®venes de los pa¨ªses en desarrollo en las ¨¢reas rurales para que hagan de granjeros del mundo? "En absoluto", contesta Termine, que trabaja en proyectos de desarrollo en T¨²nez. Seg¨²n ella, se trata de dar opciones, de que quien quiera quedarse en su lugar de origen, pueda hacerlo. Y que la elecci¨®n sea realmente libre.
El ingrediente principal: la tierra
Para que la receta de un desarrollo agroindustrial rural pueda funcionar, hace falta el ingrediente principal: la tierra. "El problema de la apropiaci¨®n de tierras es el mismo en todo el ?frica subsahariana, de este a oeste y hasta el sur", expone Mwololo, el agricultor keniano. Y la pel¨ªcula ¡ªen la que Gobiernos, empresas o inversores extranjeros se quedan de una u otra forma con las tierras de los peque?os productores locales¡ª se repite en zonas rurales de todo el mundo. De Indonesia o Filipinas a Brasil o Argentina, como denunciaban representantes campesinos e ind¨ªgenas en el Comit¨¦ de Seguridad Alimentaria celebrado la semana pasada en Roma. La migraci¨®n, en muchos de estos casos, s¨ª es literalmente forzosa, con desahucios y explusiones por la fuerza.
"Los j¨®venes siempre han querido ir a las ciudades, y tienen que poder hacerlo", opina Termine. Pero para que el billete campo-urbe pueda ser tambi¨¦n de vuelta, los servicios tienen que empezar a llegar a los territorios m¨¢s remotos. Empezando por las comunicaciones y el transporte, como se?alaba a este peri¨®dico Shenggen Fan, director general del centro de investigaci¨®n agr¨ªcola IFPRI. Y, sobre todo, la educaci¨®n. "Si para estudiar secundaria es obligatorio irse a la ciudad, puede que los j¨®venes no vuelvan, ?por qu¨¦ no pueden estudiar aqu¨ª?", se pregunta Sadia Ahmed, representante de una ONG que agrupa a pastores de Somalia.
En este punto, Fan insist¨ªa en la necesidad de potenciar las ciudades de peque?o y mediano tama?o para acercar lo rural y lo urbano. All¨ª, donde los agricultores conectan con los mercados, se puede empezar a vertebrar el territorio. Pero en muchos pa¨ªses en desarrollo, estos enclaves brillan por su ausencia. La ecuaci¨®n, muchas veces, se reduce a la gran ciudad atestada y competitiva o un campo aislado y desconectado.
"Es impresionante lo r¨¢pido que florece la actividad con un poco de ayuda", cuenta Termine, hablando de su experiencia en T¨²nez con j¨®venes con amplia formaci¨®n agr¨ªcola que no encontraban una ocupaci¨®n. Pero esa ayuda inicial, principalmente en forma de financiaci¨®n y cr¨¦dito, es indispensable. Y tambi¨¦n que ese apoyo perdure: "Hay que trabajar mucho para liberar el esp¨ªritu emprendedor de j¨®venes y mujeres en muchas regiones. Y lo hacemos. Pero no podemos esperar ver sociedades transformadas en 24 horas", seg¨²n Houngbo, presidente del FIDA.
"Un lugar como Europa se ha desestabilizado con solo un par de millones de sirios llamando a sus puertas por la guerra", aseveraba Shettima, el gobernador del Borno. "Imaginen qu¨¦ puede pasar si las decenas de millones de personas que vivir¨¢n en el norte de Nigeria en las pr¨®ximas d¨¦cadas no encuentran un futuro aqu¨ª".
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Emigrantes
- OIM
- Desarrollo ?frica
- Acaparamiento tierras
- Propiedad tierra
- Desigualdad social
- Agenda Post-2015
- FAO
- Exodo rural
- Emigraci¨®n
- Medio rural
- Hambre
- Programas ONU
- Pol¨ªtica migratoria
- Derechos humanos
- Cambio clim¨¢tico
- ONU
- ?frica
- Migraci¨®n
- Organizaciones internacionales
- Alimentaci¨®n
- Agricultura
- Conflictos
- Desarrollo sostenible
- Demograf¨ªa
- Planeta FAO
- Planeta Futuro