Te doy mi cuerpo por un euro
Escapar de la rueda de la pederastia y el turismo sexual es dif¨ªcil cuando eres pobre. Sucede cada vez m¨¢s en las zonas costeras de Kenia. Un proyecto all¨ª usa el arte y la danza para sanar las heridas de sus v¨ªctimas
Al caer el sol y subir la marea, cientos de mzungus [como se conoce a los blancos en lengua suajili] presumen sus bronceados con despreocupaci¨®n a ritmo de jazz y reggae en pizzer¨ªas y terrazas de hoteles a orillas del ?ndico. Es la cara m¨¢s amable de Kilifi, Watamu o Diani, tres de los puntos m¨¢s visitados de la costa keniana. Sin embargo, como ocurre con el agua del mar, la fotograf¨ªa cambia de color dependiendo de la luz. Y mientras para unos, la realidad es pintoresca, un oscuro fantasma campa a sus anchas sin levantar demasiado revuelo. Se trata de una epidemia que desde hace a?os azota muchos pueblos de la regi¨®n. El turismo sexual y la pedofilia se han convertido en un recurso habitual entre los m¨¢s pobres del pa¨ªs. Para combatirlos y devolver la dignidad a sus v¨ªctimas, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro guiada por mujeres combina hoy educaci¨®n y arte, ofreciendo un hogar seguro y un futuro digno a adolescentes que han sufrido abusos.
Cuando en 2012 la actriz y terapeuta norteamericana Brittanie Richardson pis¨® Kenia por primera vez, se alarm¨® al ver que la prostituci¨®n infantil era un fen¨®meno com¨²n en toda la costa. Son muchos los menores kenianos, en especial ni?as, los que recurren, con su consentimiento o no, a vender sus cuerpos tanto a extranjeros, proxenetas como a clientes locales por tan solo un euro como ¨²nica v¨ªa de subsistencia. ¡°La forma de violencia que la mayor¨ªa de nuestras ni?as ha experimentado es la explotaci¨®n sexual, y la causa siempre es la misma: la pobreza. Las que tenemos en nuestro centro fueron forzadas a vender sus cuerpos por necesidades b¨¢sicas. Viv¨ªan en lugares inseguros donde la violencia sexual es frecuente y fueron violadas, o algunas veces retenidas contra su voluntad y obligadas a mantener relaciones sexuales con los perpetradores, o incluso forzadas a prostituirse¡±, cuenta esta joven nacida en Atlanta ahora directora de la entidad.
Siendo ella misma superviviente de violencia sexual, Brittanie decidi¨® dejar Sud¨¢frica, donde hab¨ªa trabajado los ¨²ltimos a?os, y ser ejemplo de superaci¨®n para las v¨ªctimas kenianas. ¡°Una amiga m¨ªa se estaba mudando a Mtwapa [un pueblo colindante con Mombasa], para comenzar un hogar para ni?as que hab¨ªan sobrevivido a la esclavitud sexual infantil en la costa. Termin¨¦ viviendo all¨ª y trabaj¨¦ como administradora de la casa hasta que cerr¨®¡±, cuenta. A partir de entonces, la actriz se estableci¨® en Nairobi y fund¨® Art and Abolition, un movimiento de solidaridad que restablece la justicia para menores kenianas que han sido forzadas a la esclavitud sexual.
"Las menores que tenemos en nuestro centro fueron forzadas a vender sus cuerpos por necesidades b¨¢sicas"
El 45% de los ni?os y ni?as kenianas menores de 18 a?os (9,5 millones de personas) vive en condiciones de pobreza, seg¨²n datos publicados por Unicef. Debido a ella y a la elevada tasa de desempleo, muchas menores est¨¢n expuestas a pr¨¢cticas nocivas como el matrimonio infantil o la prostituci¨®n como las formas m¨¢s r¨¢pidas de conseguir recursos.
Hace m¨¢s de una d¨¦cada, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ya revelaba que hasta un 30% de las adolescentes estaban involucradas en pr¨¢cticas sexuales por dinero en algunas zonas costeras de Kenia y advert¨ªa de que la industria sexual pod¨ªa involucrar a entre 10.000 y 15.000 ni?as desde los 12 o 13 a?os de edad en los distritos de Malindi, Mombasa, Kilifi y Diani. Pero el problema no se limita a la explotaci¨®n sexual de menores por parte de turistas blancos. ¡°Cuando hablamos de abusos sexuales, hay que hablar de clase. Art and Abolition trabaja espec¨ªficamente con ni?as que han sufrido violencia sexual como resultado de la pobreza. Nuestras ni?as viven en barrios marginales y en aldeas que no tienen acceso a lugares frecuentados por turistas. Por lo tanto, la clientela o los abusadores de nuestras ni?as son kenianos. Son conocidos, extra?os borrachos en bares¡¡±, confiesa la joven norteamericana.
Los ¨²ltimos datos disponibles revelan que el 32% de las kenianas y el 18% de los kenianos experimenta violencia sexual durante la infancia. ¡°Las estad¨ªsticas son sorprendentes en todo el mundo. Es desalentador. No es un problema de Kenia solo. Es global. Estoy trabajando en Kenia, pero he presenciado y experimentado la misma falta de moralidad en todo el mundo. Existe una falta general de consideraci¨®n por los cuerpos y vidas de mujeres y ni?as de todo el mundo, y es algo que debemos superar globalmente¡±, sentencia la directora. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud estima que cerca del 20% de las ni?as y del 8% de los ni?os en el mundo han sufrido abuso sexual.
Bajo el lema "Hasta que no seamos todas libres, ninguna de nosotras es libre", Art & Abolition gestiona un refugio de acogida para rescatar a menores de la esclavitud sexual o la prostituci¨®n infantil, dignificar sus vidas y ofrecerles educaci¨®n, a la vez que les permite reinsertarse a la vida laboral en mejores condiciones. ¡°Trabajamos con chicas de entre 8 y 15 a?os y las tenemos hasta que se grad¨²an en la escuela secundaria¡±, explica. En este hogar, situado cerca del estadio de Kasarani, las ni?as que lo necesitan hallan un cobijo seguro y se les cubre la educaci¨®n a trav¨¦s de becas de patrocinio, adem¨¢s de una terapia basada en el arte.
?Qu¨¦ hace el gobierno de Kenia para erradicar la prostituci¨®n infantil?
Kenia ha realizado algunas acciones encomiables para eliminar el trabajo infantil, principalmente a trav¨¦s de la Pol¨ªtica Nacional para la Erradicaci¨®n del Trabajo Infantil y, m¨¢s recientemente, con el Proyecto de Ley de Inform¨¢tica y Delito Cibern¨¦tico, que contiene varias alusiones a la explotaci¨®n sexual infantil. El pa¨ªs tambi¨¦n cuenta con la Ley de los Ni?os que est¨¢ en sinton¨ªa con la mayor¨ªa de las convenciones internacionales y continentales para mejorar sus derechos y protecci¨®n. La ley sobre delitos sexuales de Kenia de 2006 define el sexo con una persona menor de 11 a?os como violaci¨®n y aplica una sentencia m¨ªnima de cadena perpetua. Los delincuentes que abusan sexualmente de ni?os de 12 a 15 a?os y de 16 a 18 tienen sentencias m¨ªnimas de entre 20 y 15 a?os respectivamente.
Adem¨¢s, Kenia ha refrendado la mayor¨ªa de las convenciones internacionales clave relativas al trabajo infantil, incluidas las respectivas a la edad m¨ªnima para trabajar, el Protocolo Facultativo sobre la implicaci¨®n de menores a Conflictos Armados o el Protocolo de Palermo sobre la trata de personas. Asimismo, ha ratificado la Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Ni?o, el Protocolo Facultativo sobre la venta de ni?os, la prostituci¨®n infantil y la utilizaci¨®n de ni?os en la pornograf¨ªa infantil.
Por otra parte, dado que la pobreza es uno de los mayores factores por los que los menores, y en especial las ni?as, reciben menos a?os de educaci¨®n, el gobierno keniano tambi¨¦n ha adoptado pol¨ªticas para fomentar la educaci¨®n secundaria obligatoria. A pesar de todo, actualmente, solo la primaria es obligatoria en el pa¨ªs, dejando una brecha de casi cinco a?os entre la finalizaci¨®n de la primaria y la edad m¨ªnima para trabajar, fijada en 18 a?os.
¡°No brindamos refugio a todas nuestras ni?as, solo a las que lo necesitan. Hacemos todo lo posible para mantener a las menores con sus familias cuando es seguro hacerlo. Nuestra organizaci¨®n en realidad ofrece cuatro servicios: cuidado de crianza, arteterapia, educaci¨®n y empoderamiento econ¨®mico. Cuando una ni?a ingresa en nuestro programa, ofrecemos servicios terap¨¦uticos para ayudarla a superar el trauma y luego, cuando est¨¦ lista, la inscribimos en la escuela. Al mismo tiempo, proporcionamos empleos a las cuidadoras de las ni?as para que puedan mantener a sus hijas en lugar de obligarlas a tener relaciones sexuales o a vivir en ambientes donde pueden ser violadas. Al final de sus estancias con nosotros, nuestras chicas se van con una educaci¨®n, con la fuerza para perseguir sus ambiciones profesionales, dominando sus traumas y con una comunidad de amor y apoyo a su lado¡±, cuenta Brittanie.
No es f¨¢cil rescatar a las v¨ªctimas de la violencia sexual. Tal como cuenta la joven terapeuta, el hecho de que una menor pueda representar la salida de la pobreza para su familia a trav¨¦s de ¡°favores sexuales¡± o de vender su cuerpo, hace que sea muy dif¨ªcil convencerlas de que existen otras formas de ganarse la vida. ¡°Trabajamos junto a las personas que ejercen el trabajo sexual y otros trabajadores comunitarios que nos ayudan a identificar a las ni?as que sufren violencia sexual. Lo hacen yendo a los centros nocturnos y otros puntos calientes en los barrios marginales. Tambi¨¦n obtenemos referencias de nuestras organizaciones asociadas y autoridades de los pueblos... Nuestro criterio es espec¨ªficamente para ni?as entre las edades de ocho y 15 a?os que est¨¢n experimentando violencia sexual como resultado de la pobreza¡±, narra.
Para lograr sacarlas de la espiral, se?ala, hay que asegurarles un paso previo: los estudios. ¡°Todas nuestras chicas reciben educaci¨®n secundaria. Despu¨¦s, se les proporcionan recursos para ir a la universidad, iniciar sus propios negocios o buscar otras formas de empleo. A trav¨¦s de nuestro programa, las preparamos para que sean capaces de encontrar empleos dignos¡±, explica la directora. Art & Abolition acoge tambi¨¦n a las madres de las v¨ªctimas para alentarlas a hallar formas alternativas de generar ingresos para la familia. La importancia de que las madres de las menores sean parte de la terapia es crucial, adem¨¢s, para reforzar los v¨ªnculos con la familia y volver a generar confianza entre sus miembros.
Bailar para recuperar el control de la propia vida
Uno de los efectos a largo plazo del abuso sexual infantil es el trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico. Brittanie, que ya pas¨® por diferentes terapias para sanar sus propias heridas, cree que la pr¨¢ctica del arte es indispensable para expresar y superar traumas que, muy dif¨ªcilmente podr¨ªan sanar con una simple terapia verbal. ¡°Por eso practicamos todo tipo de formas de arte en nuestra residencia: pintura, baile, m¨²sica, teatro y m¨¢s. Y es cierto que no todas nuestras chicas se llamar¨ªan a s¨ª mismas artistas, pero definitivamente todas llevan consigo la experiencia del arte¡±, cuenta.
La danza ayuda a desbloquear el trauma que se produce en el cuerpo y favorece que las ni?as puedan expresar su dolor
Focalizando su trabajo en la danza, el movimiento y el teatro ¨C experiencias f¨ªsicas que contribuyen a forjar seguridad, libertad y l¨ªmites¨C esta organizaci¨®n keniana utiliza el arte como medio de transformaci¨®n y devuelve el control de sus cuerpos y sus vidas a las v¨ªctimas. Los efectos positivos del programa devuelven la intimidad a las v¨ªctimas, desarrollando mayor conciencia de los l¨ªmites personales, una mejor comprensi¨®n de las relaciones y d¨¢ndoles esperanzas. Adem¨¢s, al estar en grupo, el potencial terap¨¦utico promueve la reinserci¨®n y mejora de las relaciones sociales, y disminuye la ansiedad o la verg¨¹enza internalizada de las j¨®venes, que desarrollan una mayor resiliencia creativa.
Con los peque?os ¨¦xitos personales de cada una de las chicas que finaliza un programa, Brittanie Richardson est¨¢ decidida a contribuir a que las desgarradoras historias de explotaci¨®n y pobreza se conviertan en ejemplos de resiliencia y superaci¨®n personal. En Kenia, s¨ª, pero tambi¨¦n en el resto del mundo.
El turismo y los derechos de la infancia
La prostituci¨®n de mujeres y hombres se ha convertido en una pr¨¢ctica frecuente en las zonas m¨¢s tur¨ªsticas de la costa keniana. Tal como retrata la pel¨ªcula del director austr¨ªaco Ulrich Seidl Paradies: Liebe (Para¨ªso: Amor, en castellano), europeos de mediana edad viajan a la costa como turistas sexuales fomentando una peligrosa industria paralela a la del turismo formal.
Hoteleros y polic¨ªas kenianos admiten que adem¨¢s, la pedofilia, especialmente entre jubilados del Reino Unido, B¨¦lgica, Italia y Francia pero tambi¨¦n entre turistas locales adinerados, explota sexualmente a menores con impunidad. La reciente condena a 18 a?os de c¨¢rcel al pensionista brit¨¢nico de 72 a?os, Keith Morris, por abusar sexualmente de dos ni?as kenianas en Kilifi, o el caso del franc¨¦s Allain Robert Perniaux, que fue encarcelado por abusar de una menor de 12 a?os en 2012 despu¨¦s de haber pagado a la madre de la ni?a por ello, han llevado a culpar a la Unidad de Polic¨ªa Tur¨ªstica (TPU) de Kenia de "inacci¨®n", corrupci¨®n y de fomentar la trata de menores en Kenia.
A pesar de los esfuerzos realizados por el Estado y por organizaciones de defensa de los menores, la prostituci¨®n infantil ha pasado a ser un negocio rentable y r¨¢pido tanto para familiares de las v¨ªctimas como para ciertos actores tur¨ªsticos, dejando al descubierto la vulneraci¨®n de los derechos de la infancia y una clara sombra en el turismo en Kenia, que representa m¨¢s del 10% del PIB del pa¨ªs.
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