Casi tanto dinero para subsidiar los combustibles f¨®siles como la salud y la educaci¨®n

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El uso de combustibles f¨®siles es, sin lugar a duda, un tema com¨²n en todas las econom¨ªas. Los necesitamos para actividades elementales como calentar nuestros alimentos o para otras tan sofisticadas como generar electricidad en plantas de ciclo combinado. No importa en donde vivamos o a que nos dediquemos, nuestra vida y nuestras econom¨ªas est¨¢n vinculadas de una u otra forma con el uso de combustibles f¨®siles que, sin embargo, generan emisiones de gases de efecto invernadero que afectan la sostenibilidad de nuestro planeta.

La necesidad de lograr una senda de crecimiento econ¨®mico ambientalmente sostenible tom¨® a¨²n mayor protagonismo cuando el pasado 8 de octubre, el profesor William Nordhaus fue galardonado con el Premio Nobel de Econom¨ªa. Una de sus grandes contribuciones es su trabajo sobre impuestos al carbono y el efecto de la actividad econ¨®mica en el cambio clim¨¢tico. De sus estudios se han derivado muchos informes y propuestas de acciones de pol¨ªtica que pueden tener un impacto positivo en el medioambiente y en la sostenibilidad.

Se trata de uno de los grandes retos de la humanidad. Dado el evidente impacto que provoca el uso de combustibles f¨®siles en el medioambiente, hasta qu¨¦ punto es posible cambiar los h¨¢bitos de consumo de los ciudadanos y las econom¨ªas para atenuar o eliminar las externalidades asociadas a su uso. Una propuesta influyente del profesor Nordhaus es la aplicaci¨®n de impuestos al carbono. Esto es, tasas que internalicen ¡ªen el precio de los combustibles¡ª el coste social asociado a las externalidades que provoca su uso.

?Cu¨¢l es el coste social de las externalidades provocadas por el consumo de los combustibles f¨®siles? ?De qu¨¦ orden debe ser el tama?o del impuesto para internalizar este precio? ?Cu¨¢nto cuesta a los pol¨ªticos aplicar estos impuestos? Estas preguntas han creado y seguir¨¢n creando mucho debate entre acad¨¦micos, funcionarios p¨²blicos, pol¨ªticos y legisladores, entre otros. Sin embargo, independientemente del debate acalorado y de los argumentos a favor y en contra de la aplicaci¨®n de los impuestos a las emisiones de carbono, un hecho contundente es que antes de pensar en aplicarlos, debemos resolver un problema m¨¢s b¨¢sico, m¨¢s fundamental. Un problema que tiene incluso connotaciones sociales: los subsidios a los combustibles f¨®siles.

M¨¢s all¨¢ de desincentivar los combustibles f¨®siles, otra acci¨®n posible y necesaria es dejar de incentivar

Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de desincentivar, otra acci¨®n posible y necesaria es dejar de incentivar (en los pa¨ªses donde ello ocurre). En efecto, en algunos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y el Caribe se aplican subsidios al consumo de combustible f¨®siles como la gasolina, el di¨¦sel, el gas licuado de petr¨®leo y el gas natural entre otros. Estas ayudas tienen un impacto importante en las finanzas p¨²blicas y adolecen, en muchos casos, de car¨¢cter regresivo en su distribuci¨®n. Por ejemplo, en promedio en Latinoam¨¦rica, por cada d¨®lar de subsidio que se aplica al consumo de la gasolina, 50 centavos son recibidos por el 20% de la poblaci¨®n con ingresos m¨¢s altos. Este patr¨®n regresivo se repite en varios combustibles y pa¨ªses con un impacto en las finanzas p¨²blicas que no es menor. Lo que es m¨¢s, la gasolina es el combustible que tiene el mayor impacto en el coste en la regi¨®n. Entre 2008 y 2014 el subsidio a la gasolina fue en promedio anual el 38% del monto total de los subsidios a los combustibles f¨®siles. El di¨¦sel y el gas natural representaron el 28% y 22% respectivamente.

El impacto agregado de los subsidios a los energ¨¦ticos en la regi¨®n no es despreciable. En promedio el 6,4% de los ingresos fiscales de los pa¨ªses de la regi¨®n fueron distribuidos como subsidios a los energ¨¦ticos. Esto contrasta con el 8,7% que, de media, aplicaron en el mismo periodo los pa¨ªses de la regi¨®n al gasto en educaci¨®n y salud. Si los recursos dedicados a subsidios a los energ¨¦ticos hubiesen sido invertidos en educaci¨®n y salud el gasto en este rubro habr¨ªa sido 73% superior al observado. En suma, como se documenta en un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo, los subsidios a los combustibles f¨®siles son uno de los instrumentos de pol¨ªtica m¨¢s ineficientes, inequitativos y caros para apoyar a los grupos m¨¢s vulnerables de la poblaci¨®n. Existe un espacio extraordinario para redise?ar las pol¨ªticas de subsidios en la regi¨®n y mejorar las estrategias de los Gobiernos para apoyar a los grupos de la poblaci¨®n m¨¢s vulnerables y con menores niveles de ingreso.

Los subsidios a los combustibles f¨®siles son uno de los instrumentos? m¨¢s ineficientes, inequitativos y caros para apoyar a los m¨¢s vulnerables

Por ejemplo, al remover subsidios f¨®siles, los Gobiernos tendr¨ªan mayor espacio fiscal para fortalecer programas sociales de mayor impacto, como han probado ser los de transferencias monetarias condicionadas. Existe evidencia internacional contundente que los programas de reforma de subsidios que se acompa?an con otros compensatorios de transferencias monetarias son exitosos en su implementaci¨®n. La aceptabilidad de estas reformas requiere crear consciencia en la poblaci¨®n de los costes de los subsidios y de las opciones de gasto social que podr¨ªan ser aprovechadas si se redireccionaran esos recursos en programas de protecci¨®n social, educaci¨®n y salud.

En resumen, la agenda de impuestos al carbono propuesta por el profesor Nordhaus es un excelente instrumento de pol¨ªtica para incentivar la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. Un paso inicial en esta agenda en Latinoam¨¦rica es reducir y eliminar los subsidios a los combustibles f¨®siles y con ello empezar a reconocer, aunque sea parcialmente, el coste social de las externalidades generadas por el consumo de dichos combustibles.

Ariel Yepez es jefe de la Divisi¨®n de Energ¨ªa del Banco Interamericano de Desarrollo.

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