El pa¨ªs con m¨¢s de 100 normas y ning¨²n plan para los bosques
La pesada burocracia y la inestabilidad pol¨ªtica dificultan la preservaci¨®n del medio ambiente en Ruman¨ªa, donde se encuentran algunas de las ¨²ltimas masas forestales v¨ªrgenes de Europa
Hay quien viene al bosque de Strambu Baiut para encontrar un poco de tranquilidad. Pero, en realidad, en estas monta?as del norte de Ruman¨ªa hay de todo menos silencio. El zumbido de los insectos se mezcla con el ruido de la lluvia de hojas secas y el sonido del agua que fluye en los riachuelos, mientras que las huellas frescas en el barro delatan la presencia cercana de osos entre ¨¢rboles que alcanzan hasta 500 a?os de edad. ¡°Todo lo que se ve aqu¨ª es obra de la ingenier¨ªa de Dios¡±, bromea Radu Vlad, responsable del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) Ruman¨ªa, paseando entre los abetos, hayas, fresnos y pinos de una de las ¨²ltimas masas forestales v¨ªrgenes de Europa.
Los bosques cubren el 28,8% del territorio rumano (6,86 millones de hect¨¢reas), seg¨²n datos de FAO (la agencia de Naciones Unidas para la alimentaci¨®n y la agricultura). A pesar de los enormes progresos marcados en los ¨²ltimos a?os en la regulaci¨®n de la explotaci¨®n forestal, la inestabilidad pol¨ªtica, un marco normativo incoherente, una capacidad institucional limitada, la falta de transparencia, la vulnerabilidad social, la corrupci¨®n y la emergente econom¨ªa de mercado representan una grave amenaza para los bosques de la regi¨®n de los C¨¢rpatos. Aunque el ¨¢rea bajo el control de la Administraci¨®n est¨¢ aumentando (solo el 7% de los bosques a¨²n no est¨¢ tutelado), el riesgo de explotaci¨®n ilegal y de pr¨¢cticas no sostenibles sigue al acecho.
Vlad asegura que se han logrado muchos avances, como la implementaci¨®n de normas para proteger los bosques primarios y para garantizar la transparencia en el comercio de productos de madera; se han creado herramientas para combatir las actividades ilegales; y se han identificado 87 zonas de especial valor. ¡°Pero a¨²n tenemos m¨¢s de 100 normas y ning¨²n plan coherente a escala nacional, ni se invierte en infraestructuras¡±, matiza. ¡°Cada nueva Administraci¨®n ha ido agregando algo, pero las leyes no est¨¢n armonizadas. El principal reto est¨¢ ahora en c¨®mo simplificar tanta burocracia, herencia del comunismo. Con cada nuevo Gobierno hay que empezar de cero y las cosas se mueven muy despacio. Algunas pr¨¢cticas son medievales, por ejemplo tener que rellenar minuciosamente formularios en papel durante las operaciones de explotaci¨®n forestal con el fr¨ªo que puede hacer en los bosques¡±.
La superficie forestal rumana se organiza en compartimentos, cuyos administradores se escogen en subastas p¨²blicas. De momento el ¨²nico criterio para adjudicarse un ¨¢rea de explotaci¨®n es pagar el precio m¨¢s elevado, aunque WWF est¨¢ luchando para que se tomen en consideraci¨®n m¨¢s elementos, como la sostenibilidad. El segundo paso consiste en recopilar en un inventario los ¨¢rboles que pueden ser talados. Cada una de las operaciones previstas ha de ser aprobada y un funcionario tiene que marcar el ¨¢rbol con un martillo especial, un sello con un c¨®digo ¨²nico registrado ante un notario. Las caracter¨ªsticas del ¨¢rbol (di¨¢metro, especie, n¨²mero de identificaci¨®n¡) se apuntan en una libreta. Toda la informaci¨®n se publica en Internet y es accesible a trav¨¦s de una app. WWF espera que desde principios de 2019 sea posible mejorar el sistema de informaci¨®n en tiempo real para seguir en directo el transporte de las maderas a trav¨¦s un GPS colocado en los camiones, que acompa?a el material desde el bosque hasta el destino final. Un ¨²ltimo control se encarga de comprobar el estado del suelo despu¨¦s de la recolecta. Si no se han generado da?os, se devuelve al administrador la fianza depositada al comienzo del contrato.
Que un bosque se defina virgen no significa que nadie pueda entrar y que no se puedan llevar a cabo actividades de explotaci¨®n Florin Marzac, Romsilva
Un grupo de trabajadores con chaleco y casco naranja se acerca a uno de los 12.400 ¨¢rboles marcados del bosque de Strambu Baiut, lo corta y se sirve de un caballo para arrastrarlo hasta el tractor al borde de la carretera. La madera empieza as¨ª su viaje, que acabar¨¢ en pa¨ªses como Italia, Jap¨®n, Alemania, Hungr¨ªa y China, solo por citar los que fueron los cinco mayores compradores del producto en 2016, seg¨²n el Banco Mundial, generando unas ganancias de m¨¢s de 1,82 billones de d¨®lares.
Florin Marzac es el director de Romsilva ¡ªla empresa estatal encargada de la protecci¨®n, preservaci¨®n y desarrollo de los bosques p¨²blicos¡ª en los Maramure?, la regi¨®n en la frontera con Ucrania en la que se encuentra Strambu Baiut, declarado patrimonio mundial de la Unesco. ¡°Que un bosque se defina virgen no significa que nadie pueda entrar y que no se puedan llevar a cabo actividades de explotaci¨®n. Eso s¨ª, no se pueden talar todos los ¨¢rboles, ni de manera indiscriminada: hay que crear las condiciones para la regeneraci¨®n¡±, explica mientras sortea ra¨ªces y piedras con paso seguro por senderos que ha pisado miles de veces.
Entre 2000 y 2011 Ruman¨ªa perdi¨® cerca de 360.000 hect¨¢reas de bosque (por deforestaci¨®n o degradaci¨®n), seg¨²n datos de Greenpeace. El ¨²ltimo informe de la organizaci¨®n revela que el a?o pasado se registraron m¨¢s de 12.400 casos de explotaci¨®n ilegal en el pa¨ªs, lo que se traduce en una media de 34 al d¨ªa. Solo en Maramure? fueron 420 al a?o.
¡°Los ¨²ltimos datos oficiales remontan a 2014 y cifran en ocho millones de?metros c¨²bicos la madera proveniente de actividades ilegales¡±, recalca en conversaci¨®n telef¨®nica desde Bucarest Ciprian G?lu?c?, coordinador de la campa?a de silvicultura y biodiversidad de Greenpeace Romania. Las estimaciones para 2017 apuntan a 200.000 metros c¨²bicos. ¡°Esto puede significar dos cosas: que las actividades ilegales han ca¨ªdo en picado y las autoridades est¨¢n haciendo un muy buen trabajo para prevenirlas o, al rev¨¦s, que se conoce solo una peque?a parte de lo que realmente ocurre¡±. La tecnolog¨ªa, opina, puede ayudar a mejorar el sistema de trazabilidad, a implementar un m¨¦todo eficiente de identificaci¨®n por cada ¨¢rbol y crear una buena base de datos electr¨®nica.
¡°No se trata solo de proteger la biodiversidad¡±, recalca Vlad, de WWF. ¡°Nac¨ª aqu¨ª, para m¨ª es tambi¨¦n una cuesti¨®n de identidad. La madera est¨¢ muy presente en nuestra historia¡±. Como ¨¦l, muchos ciudadanos de a pie est¨¢n en alerta. En 2016, el 42% de los casos descubiertos por la polic¨ªa se detectaron gracias a la sociedad civil, agrega G?lu?c?.
La alianza con el sector privado
La f¨¢brica de Plimob est¨¢ tan cerca de la frontera con Ucrania que el m¨®vil se conecta autom¨¢ticamente a la red del pa¨ªs vecino. El 98% de las sillas que se producen en los cuatro establecimientos del grupo se destina a la firma Ikea, el coloso sueco de los muebles. En el a?o fiscal 2018, Ruman¨ªa fue el noveno proveedor mundial de madera para la compa?¨ªa escandinava. De aqu¨ª llegaron 18,05 millones de metros c¨²bicos de madera y papel, casi el 4% del material empleado por la empresa.
La madera usada en Plimob, as¨ª como en el resto de empresas que producen para Ikea en el pa¨ªs, procede de bosques dotados de la certificaci¨®n del Consejo de Administraci¨®n Forestal (FSC, por sus siglas en ingl¨¦s), una plataforma internacional que lucha contra la deforestaci¨®n.
El 60% de las ventas de Ikea, que ha facilitado la realizaci¨®n de este reportaje, est¨¢n relacionadas con la madera. Cada a?o, emplea 21 millones de metros c¨²bicos de madera, algo m¨¢s del 1% del consumo mundial para usos industriales, provenientes de unos 50 pa¨ªses. El objetivo de la compa?¨ªa es abastecerse exclusivamente de madera sostenible, pasando del 85% actual al 100% en 2020. En algunos pa¨ªses proveedores considerados especialmente de riesgo ¡ªRuman¨ªa es uno de ellos¡ª, esta meta se alcanz¨® en 2017.
El grupo sueco se ha aliado con WWF para fortalecer las pol¨ªticas de protecci¨®n, mejorar los est¨¢ndares de certificaci¨®n, proteger el ecosistema y garantizar transparencia en la cadena de abastecimiento en pa¨ªses como Bulgaria, Ruman¨ªa, Eslovaquia y Ucrania, donde se encuentran los ¨²ltimos bosques v¨ªrgenes del viejo continente. ¡°Los requisitos m¨ªnimos para la madera que empleamos son que no sea fruto de tala ilegal, que no sea origen de conflictos sociales, que no est¨¦ gen¨¦ticamente modificada y que no provenga de bosques convertidos en plantaciones, por ejemplo. Despu¨¦s, los criterios se hacen m¨¢s estrictos y se pide la certificaci¨®n FSC¡±, explica Mikhail Tarasov, responsable global de Silvicultura de Ikea. Hasta ahora la alianza ha certificado 35 millones de hect¨¢reas de bosque (m¨¢s o menos la misma extensi¨®n que Alemania) en Asia y en Europa.
El cuidado del medioambiente tambi¨¦n tiene un retorno econ¨®mico. Un sondeo realizado por la compa?¨ªa entre sus clientes muestra que la procedencia de la madera representa la segunda prioridad para los clientes (19%), apenas por detr¨¢s de la calidad de los muebles (21%). ¡°La sostenibilidad es una parte integral de nuestro negocio¡±, se?ala Tarasov. ¡°Solo si los bosques se gestionan con un balance de las necesidades comerciales, de conservaci¨®n y social podremos satisfacer nuestros intereses crecientes a largo plazo¡±.
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