En defensa de los neandertales, los otros humanos
En contra lo que dice Adolfo Su¨¢rez Illana, ¡°no existe ninguna evidencia de infanticidio en esta especie humana¡±, explica el experto Antonio Rosas
Desde que se descubrieron sus primeros restos ¨®seos, en el siglo XIX, los neandertales siempre han resultado una presencia inc¨®moda. La idea de que existieron otros humanos, miembros de la misma especie, pero claramente diferentes, era dif¨ªcil de asimilar por lo que result¨® mucho m¨¢s f¨¢cil describirles como brutos y salvajes frente a los civilizados Homo sapiens, nuestra especie. Sin embargo, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, esa imagen ha cambiado totalmente y se les considera tan avanzados, intelectual y tecnol¨®gicamente, como nosotros.
Ese cambio de percepci¨®n, basado en un aluvi¨®n de evidencias cient¨ªficas, todav¨ªa no ha calado totalmente como queda claro despu¨¦s de las insultantes ¡ªcontra las mujeres y contra los neandertales¡ª declaraciones de Adolfo Su¨¢rez Illana, n¨²mero dos de la lista del PP por Madrid. ¡°Los neandertales tambi¨¦n lo usaban [en referencia al aborto], pero esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza¡±, ha declarado?en una entrevista con Carlos Alsina en el programa M¨¢s de Uno, en Onda Cero. La imagen de esos otros humanos como asesinos despiadados, que se comportaban como animales ¡ªel infanticidio es habitual en bastantes especies, donde las madres tienen que proteger a los cachorros de los machos¡ª, es muy dif¨ªcil de arrancar del imaginario colectivo al igual que siempre es complicado derrotar la ignorancia. Porque la ciencia dice algo totalmente diferente.
El antrop¨®logo del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), Antonio Rosas, uno de los mayores expertos mundiales en neandertales, no tiene ni idea de d¨®nde ha sacado el pol¨ªtico conservador esa peregrina idea porque sus afirmaciones no tienen ninguna base en el registro arqueol¨®gico. ¡°No hay ninguna evidencia de infanticidio. Ninguna. Lo que sabemos es m¨¢s bien todo lo contrario, porque s¨ª que hay evidencias de que los ni?os recib¨ªan un tratamiento mortuorio especial¡±, explica Rosas, autor de libros como Los f¨®siles de nuestra evoluci¨®n (Ariel) y Los neandertales (Catarata / CSIC) y que excav¨® en la cueva asturiana de El Sidr¨®n, uno de los grandes yacimientos de esta especie humana.
¡°A los ni?os se les trataba con consideraci¨®n, con ofrendas mortuorias¡±, prosigue este investigador. ¡°Si se hubiesen producido decapitaciones, tendr¨ªa que haber evidencias arqueol¨®gicas y no existen. No tenemos ninguna duda de que era una sociedad que cuidaba de los d¨¦biles, por ejemplo de los ancianos, aunque eso es algo que comparten todas las sociedades humanas. Hace 1,9 millones de a?os, en Georgia, ya tenemos evidencias de cuidado de los ancianos. Todas las sociedades humanas heredan esta organizaci¨®n social. En el caso de los neandertales hay diferentes lugares donde se observa sin ninguna duda¡±.
Los neandertales fueron una especie humana europea, de hecho la ¨²nica especie humana totalmente europea. Su nombre viene del valle de Neander, en Alemania, donde se descubrieron algunos de los primeros restos. Vivieron desde el Mediterr¨¢neo hasta Siberia, y tambi¨¦n llegaron a Oriente Pr¨®ximo. Evolucionaron desde una especie anterior de hom¨ªnidos hace unos 250.000-300.000 a?os y desaparecieron hace unos 40.000 a?os (algunos cient¨ªficos creen que estuvieron presentes en Gibraltar hasta hace 28.000), coincidiendo con la llegada a Europa desde ?frica de los sapiens. Eso quiere decir que habitaron en Europa durante 200.000 a?os ¨Cun periodo temporal inmenso, si tenemos en cuenta por ejemplo que las cuevas de Altamira se pintaron hace 15.000 a?os¨C y que fueron capaces de adaptarse a todo tipo de cambios clim¨¢ticos, incluyendo dur¨ªsimas edades de hielo.
"Lo que sabemos es m¨¢s bien todo lo contrario, porque s¨ª que hay evidencias de que los ni?os recib¨ªan un tratamiento mortuorio especial¡±
El principal misterio que les rodea sigue siendo por qu¨¦ desaparecieron. La hip¨®tesis que comparten m¨¢s investigadores es que se trat¨® de un colapso provocado por la debilidad de la poblaci¨®n y por la lucha por los recursos con los nuevos humanos que llegaron de ?frica. No existen tampoco evidencias arqueol¨®gicas de que se produjesen enfrentamientos violentos entre los sapiens y los neandertales. Eso no quiere decir que no ocurriesen, solo que no se han encontrado huellas.
En los ¨²ltimos a?os se han realizado una serie de descubrimientos que han transformado nuestra imagen de esta especie humana, morfol¨®gicamente diferente ¨Ceran mucho m¨¢s corpulentos y el cr¨¢neo era distinto, sobre todo por la frente¨C, aunque podr¨ªamos encontrarnos con uno en el metro sin que nos extra?ase demasiado. Ahora sabemos que ten¨ªan la capacidad de lenguaje (por el gen FoxP2), que manejaban el pensamiento simb¨®lico porque pintaban las paredes de las cuevas, que tecnol¨®gicamente estaban muy avanzados, que cazaban en grupo, que se decoraban con plumas y pinturas el cuerpo, que realizaban enterramientos¡ En otras palabras, que eran como nosotros, diferentes pero tan humanos como nosotros.
De hecho, muchos cient¨ªficos consideran que han sobrevivido en nosotros. Cuando un equipo del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva de Leipzig (Alemania), dirigido por el bi¨®logo sueco Svante P??bo, ganador del premio Pr¨ªncipe de Asturias, secuenci¨® el genoma neandertal en 2010, se produjo un hallazgo que cambi¨® nuestra visi¨®n de lo que significa ser humano al descubrir que se produjeron encuentros sexuales entre neandertales y humanos. Todos los humanos actuales no nacidos en ?frica tienen entre un 2% y un 4% de genes neandertales.
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