?Qu¨¦ se pierden los ni?os cuando en los cuentos no hay ogros, brujas y princesas?
Las historias que contamos a los peque?os est¨¢n cambiando, ?c¨®mo afecta el proceso a ellos y a la sociedad?
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El padre, trabajando / la madre, en el hogar / ya todo est¨¢ en su sitio / ya todo en su lugar. No parecen versos con los que uno quisiera educar a sus hijos, pero muchos de los padres que hoy defienden con firmeza los postulados feministas, por no decir todos, probablemente han alabado a su autora en alguna ocasi¨®n. S¨ª, seguramente todos ellos lo han hecho, ya que no es otra que Gloria Fuertes, una poetisa que se caracteriz¨® por su identidad feminista y que escribi¨® estas letras en los a?os setenta, en el libro El hada acaramelada. Cuentos en verso. Son los mismos versos que, curiosamente, faltaban en algunas versiones editadas en 2017, cuando se celebr¨® el centenario de su nacimiento. Seg¨²n cuenta la profesora de los grados de Educaci¨®n Primaria e Infantil de la Universidad Internacional de La Rioja Concepci¨®n Mar¨ªa Jim¨¦nez, la estrofa no figuraba en todas las nuevas ediciones, y pocos ni?os leer¨¢n ya esos versos.
El caso que expone la profesora universitaria da una medida de hasta qu¨¦ punto existe un temor, una actitud preventiva ante el contenido de los cuentos y ¨Cpor una justificable extensi¨®n- ante toda obra literaria dirigida a los m¨¢s peque?os. Para las tiernas mentes infantiles, las historias pueden convertirse en perversos ejemplos que imitar, pueden ense?arles modelos con los que perpet¨²en actitudes inapropiadas, perjudiciales para la sociedad, casi imperdonables en casos extremos... Puede que as¨ª sea, puede tambi¨¦n puede que no, pero de lo que no hay duda es de que los cuentos ejercen un innegable efecto en la idea de la realidad que desarrollan los peque?os. "Son el camino m¨¢s eficaz para dar respuesta a lo que cada uno siente, calz¨¢ndonos los zapatos del otro y ayud¨¢ndonos no solo a conocernos y entendernos, sino tambi¨¦n a reconocer el mundo", explica Jim¨¦nez.
?Deben los cuentos ser realistas?
Cuando lees a tu hijo La Caperucita Roja, La Cenicienta o Los Tres Cerditos no solo le est¨¢s transmitiendo una historia con la que ni?o se entretiene, disfruta y viaja con la imaginaci¨®n. Tambi¨¦n, y ah¨ª va lo m¨¢s interesante, est¨¢s mostr¨¢ndole "el reflejo de la vida, con la crueldad, la envidia, el ego¨ªsmo, la valent¨ªa, la generosidad y todo lo que caracteriza al ser humano", sostiene Jim¨¦nez. Todo lo bueno y todo lo malo. "Quiz¨¢ por eso, en los cuentos, los personajes no son ambivalentes, es decir, no son buenos y malos al mismo tiempo como somos en verdad los seres humanos, lo que ayuda a los ni?os a comprender m¨¢s f¨¢cilmente la diferencia entre la maldad y la bondad", reflexiona Jim¨¦nez.
Y as¨ª piensa la profesora que deber¨ªan ser los cuentos, ya que si no muestran la realidad tal y como es pierden la capacidad de dar respuesta a las preguntas que siempre han acompa?ado al ser humano, aquellas que giran en torno a la tristeza, el amor, la envidia... En este sentido, se muestra firme defensora de los cuentos de hadas y de su lenguaje simb¨®lico, y contraria a la opini¨®n de que "este tipo de relatos narra historias simplonas, donde no hay problemas y todo est¨¢ idealizado". Seg¨²n ella "si repasamos los cuentos de Andersen o de los hermanos Grimm veremos muchas cosas que ser¨ªan perversas: brujas, ogros, hechos atroces, cr¨ªmenes... Hay mucho dramatismo y mucho conflicto, algo que suele gustar a los m¨¢s peque?os".
Pero el enfoque propio de los cuentos tradicionales no se suele apreciar en muchas historias infantiles modernas donde, seg¨²n Jim¨¦nez, "lo que encontramos son instrucciones para gestionar las emociones, para controlar los estereotipos y g¨¦neros, y para trabajar los valores, cuando, en realidad, el cuento es algo ¨ªntimo, que cada persona interpreta desde su interior". La profesora opina que dirigir esos sentimientos a trav¨¦s de la literatura es como proporcionar un recetario de vida. Seg¨²n ella, y por muy buena intenci¨®n que uno tenga al hacerlo, algunas de las historias que se cuentan ahora tratan sobre c¨®mo debemos instruir al ni?o para que vea la vida de "forma bonita", es decir, como un lugar donde no existen decepciones, ni conflictos ni dolor: "Una mentira que forma parte de esa nueva pol¨ªtica de no incomodar. Una tarea que hacen suprimiendo lo caracter¨ªstico del cuento tradicional, la transgresi¨®n, el simbolismo, la emoci¨®n, la ambig¨¹edad..."
Una manera de entender que los otros piensan diferente
Adem¨¢s de mostrar al ni?o c¨®mo es el mundo que le rodea, cada historia encierra un mensaje ¨²nico que, "de forma simb¨®lica, le ense?a a hacer frente a las vicisitudes del d¨ªa a d¨ªa, a aliviar temores y a afrontar las angustias que pueden provocar ciertas incertidumbres", apunta la profesora. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la ense?anza que saca cada ni?o no siempre es la misma, ya que cada uno interpreta el cuento a su manera.
"El cerebro de cada peque?o se va conformando a partir de sus propias experiencias, pero tambi¨¦n observando los ejemplos de la vida de los adultos, as¨ª como las historias que le cuentan. Estas tienen un peso muy importante, aunque no llega a ser determinante", aclara Mois¨¦s de la Serna, doctor en Psicolog¨ªa, escritor y m¨¢ster en Neurociencia. Otra de las funciones que desde la neurolog¨ªa atribuye a los cuentos es la de ayudar al ni?o a entender las dimensiones del tiempo y el espacio. A trav¨¦s de la estructura secuencial del relato, el cerebro crea recuerdos que graba en orden cronol¨®gico, lo que en ¨²ltima instancia supone la asunci¨®n de que existe un pasado, un presente y un futuro. Es una estructura simple pero b¨¢sica para la vida social.
Seg¨²n De la Serna, los cuentos aportan otra cualidad interesante al desarrollo emocional de los ni?os. El experto ve en este tipo de relatos "una v¨ªa para aprender a entender que los otros pueden tener diferentes formas de pensar, intenciones y motivaciones". De este modo, el psic¨®logo asegura que "el menor aumenta sus competencias sociales desarrollando lo que se conoce como teor¨ªa de la mente, es decir, la capacidad de saber que los otros tienen pensamientos diferentes de los de uno mismo". Muy pr¨®xima a esta idea, la profesora Jim¨¦nez relaciona otra capacidad m¨¢s con la lectura de cuentos, la de ense?ar a ponerse en la piel del otro (algo que no siempre es beneficioso), "esa empat¨ªa tan necesaria en nuestros d¨ªas". Todas estas cualidades se pueden hallar en mayor o menor grado en los cuentos de todas las ¨¦pocas, si bien es cierto que con matices significativos que var¨ªan con el momento hist¨®rico.
?Qu¨¦ hay de 't¨®xico' en las historias de los cuentos?
Jim¨¦nez describe una interesante evoluci¨®n de este tipo de relatos con ¨¦nfasis en algunos hitos especialmente relevantes. Para empezar, est¨¢n "las historias con moraleja de Perrault, en las que se percibe la crueldad e incluso hay finales dram¨¢ticos. M¨¢s adelante, en el siglo XIX, los hermanos Grimm publicaron esas mismas historias suavizando el final para evitar tanta 'crueldad'. Y en el siglo XX, Disney tambi¨¦n transform¨® varias de esas historias para llevarlas al cine", repasa. Y las mujeres saben bien que el cine no siempre cuenta la cosas como son. Por ¨²ltimo, la experta considera que, desde la d¨¦cada pasada, muchas de esas historias primigenias se han manipulado o adaptado para responder a unas necesidades diferentes, para adecuarse a la ¨¦poca actual.
La doctora en Pedagog¨ªa, profesora en la Universidad Rovira i Virgili, escritora y cuentacuentos Mar¨ªa Concepci¨®n Torres considera que "los elementos del cuento tradicional siguen apareciendo en muchas narrativas actuales, al tiempo que muchos de ellos intentan plantear situaciones reales cercanas a las del ni?o o la ni?a, o del joven al que se dirige la historia: sus vivencias, sus preocupaciones... las cuales, no son las mismas de hace 10 o 20 a?os". De ah¨ª el cambio de enfoque, que desaf¨ªa la tradici¨®n y que tiene un reflejo tangible fuera de las p¨¢ginas de las historias para ni?os.
Por ejemplo, una escuela de Barcelona ha decidido retirar de su biblioteca La Caperucita Roja y La Bella Durmiente, junto con otros 200 t¨ªtulos (el 30% de los libros de parvulario) por contener historias "t¨®xicas" desde el punto de vista de g¨¦nero. Es una decisi¨®n que invita a los padres a considerar si deber¨ªan leer estos cuentos a sus hijos o si eso ayudar¨ªa a perpetuar el machismo en la sociedad. Dicho de otra manera, una noticia que muestra la enorme importancia que se atribuye a los cuentos en la conformaci¨®n de la sociedad.
Pero los cuentos, como cualquier mensaje, no deben sacarse de contexto. "Los mensajes de estos relatos hay que situarlos en el momento de su creaci¨®n para poder comprenderlos. Cuando los trasladamos a nuestra realidad es cuando se hace este an¨¢lisis de estereotipos sexistas". Torres defiende los cuentos tradicionales y considera que deben seguir cont¨¢ndose para poder contrastar la historia con la realidad, y de esa forma generar un pensamiento cr¨ªtico. Y eso, iron¨ªas de la literatura, seguro que ayuda a ser m¨¢s libre en el mundo real.
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