Nueve objetos que tenemos en casa y que el cine convirti¨® en terror¨ªficos
El estreno de 'Mu?eco diab¨®lico' y 'Annabelle vuelve a casa' (que llega este viernes) vuelve a poner el foco sobre los mu?ecos en el cine del terror. Pero no son las ¨²nicas cosas que tenemos en casa que este g¨¦nero cambi¨® para siempre cuando decidi¨® convertirlas en protagonistas de una pel¨ªcula
Que el g¨¦nero de terror tiene entre sus grandes val¨ªas tomar nuestra cotidianidad y convertirla en algo oscuro se ve claramente, por ejemplo, en el enorme ¨¦xito del subg¨¦nero de casas encantadas. Si funcionan tan bien d¨¦cada tras d¨¦cada es porque toman un lugar sagrado, que es el hogar, y lo convierten en un matadero controlado por fuerzas que se nos escapan. Pero en este caso hemos querido desviar la vista hacia objetos m¨¢s peque?os e insignificantes que pel¨ªculas de terror, ya sean taquilleras o peque?as joyas de culto, han convertido en algo inquietante ya para siempre.
- El objeto: un/a mu?eco/a
La(s) pel¨ªcula(s): Los estrenos casi simult¨¢neos de una nueva versi¨®n de Mu?eco diab¨®lico y una nueva entrega de la saga Annabelle vuelve a casa han vuelto a poner de moda al mu?eco como veh¨ªculo para fuerzas oscuras y demon¨ªacas. No es extra?o que las figuras inanimadas inspiren al cine de terror desde sus inicios: nada da m¨¢s miedo que algo que parece una persona, pero no es exactamente una persona; v¨¦ase, por ejemplo, El museo de cera en sus diferentes adaptaciones. Y m¨¢s en el caso de los mu?ecos, objetos de aspecto apacible que comparten dormitorio con nuestros hijos y se aprovechan de su inocencia. Al fin y al cabo, uno de los aspectos m¨¢s terror¨ªficos de la Mu?eco diab¨®lico original de 1988 no era que el peque?o Andy tuviese un mu?eco asesino, sino que, en un esp¨ªritu muy de Hitchcock, ni siquiera su propia madre le cre¨ªa cuando intentaba advertir al resto. Conclusi¨®n: si ha visto usted unas cuantas pel¨ªculas de este tipo sabr¨¢ que si un ni?o le dice que su mu?eco est¨¢ maldito deber¨ªa creerle inmediatamente y quemarlo en la chimenea. Por prevenir.
- El objeto: un triciclo
La(s) pel¨ªcula(s): Si algo nos ense?¨® El resplandor (1980), aparte de que la familia no es ese entorno seguro y c¨¢lido que nos hab¨ªan vendido, es que hay que tener cuidado con dejar a un ni?o suelto con un triciclo por un hotel vac¨ªo. Los viajes a velocidad endiablada del peque?o Danny Torrance por esos pasillos que nunca terminan sirven de leit motiv a la pel¨ªcula (acabar¨¢ corriendo por ellos, ya sin triciclo, huyendo de su padre) y provocan que se encuentre con m¨¢s de un fantasma. Ning¨²n ni?o volvi¨® a coger un triciclo con seguridad despu¨¦s de ver la pel¨ªcula. Tambi¨¦n en La profec¨ªa (1976) vimos un triciclo que provocaba el caos, pero en este caso su propio conductor era el agente del mal: el peque?o y malvado Damien, o sea, el anticristo reencarnado, pedalea fren¨¦ticamente hacia su madre, que est¨¢ subida a una banqueta junto a una barandilla para regar una planta, y provoca que se caiga y tenga que ser hospitalizada. Una escena brillante para el recuerdo.
- El objeto: la cortina de la ducha
La(s) pel¨ªcula(s): Hay muchos objetos que Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) convirti¨® en inquietantes y es f¨¢cil pensar en la mecedora, esa en la que la madre descansa y que se da la vuelta en uno de los finales m¨¢s ic¨®nicos del cine de terror. Pero hay un elemento mucho m¨¢s importante en la trama y que adem¨¢s vemos casi todas las ma?anas en nuestra propia cotidianidad: la cortina de la ducha. En la escena del asesinato de Marion Crane (interpretada por Janet Leigh) es a trav¨¦s de la cortina cuando por primera vez vemos la silueta de la se?ora Bates. Es el sonido y el gesto de la cortina abri¨¦ndose repentinamente lo que se nos queda grabado en la memoria. Adem¨¢s, es la cortina la que sirve de mortaja para el cad¨¢ver, pues Norman envuelve en ella el cuerpo de Marion antes de meterla en un maletero y arrojar el coche al pantano. Por cierto, esta mortaja se repiti¨® en un poco recordado y valioso homenaje que le sirvi¨® el cine espa?ol a la pel¨ªcula: Nadie oy¨® gritar (1973), de Eloy de la Iglesia. Y aqu¨ª, a falta de Janet Leigh, con una deslumbrante Carmen Sevilla (aunque no es su cuerpo el que envuelven en la cortina, afortunadamente).
- El objeto: un televisor
La(s) pel¨ªcula(s): ?Un televisor como agente del mal? Anda que no hay espacio para la teor¨ªa y la relectura sociol¨®gica en esta trama. La primera vez que el mal se manifiesta en Poltergeist (1982) es cuando una ni?a de unos cinco a?os se pone a ver la televisi¨®n a las tantas de la ma?ana sin la vigilancia de sus padres. ?Hace falta m¨¢s? Pues m¨¢s: en The Ring (2002, versi¨®n estadounidense de la original japonesa de 1998) la villana de la pel¨ªcula sale directamente de la televisi¨®n, rompiendo una barrera entre fantas¨ªa y realidad que parec¨ªa predecir el fen¨®meno de las Kardashian y la interacci¨®n entre estrellas de YouTube y sus admiradores. Tambi¨¦n el poder de la informaci¨®n como transmisora de la histeria colectiva. Pero esto lo hab¨ªamos visto mucho antes de The Ring: hace poco Netflix volvi¨® a contar esa historia, la del televisor como elemento desestabilizador del equilibrio social y potenciador del miedo, gracias al documental El caso Alcasser (2019). El televisor es el ¨²nico electrodom¨¦stico al que hemos dedicado todas las miradas posibles, la ¨²nica de las ventanas de nuestra casa que sirve ¨²nicamente de entrada. Y a veces, de cosas no necesariamente buenas. Qued¨¦monos con la ¨²ltima escena de Poltergeist: cuando la familia Freeling, ya a salvo, decide irse a un hotel, el padre abre la puerta y de una patada expulsa el televisor de la habitaci¨®n. Un cierre magistral y lleno de discurso.?
- El objeto: una cama
La(s) pel¨ªcula(s): De todas las im¨¢genes ic¨®nicas que dej¨® El exorcista (1973) hemos dedicado muy poco tiempo a una de las m¨¢s perturbadoras: la cama de la peque?a Regan forrada con espuma y telas para que no se golpee contra sus bordes. El lugar donde debemos encontrar paz y descanso convertido en un terreno acolchado contra la locura absoluta. En aquella pel¨ªcula la infestaci¨®n demon¨ªaca empezaba a manifestarse cuando la cama de la ni?a se empezaba a mover violentamente una noche. Cuarenta a?os despu¨¦s la cama volvi¨® a ser un lugar inseguro en Expediente Warren (2013) por culpa de una serie de terror¨ªficas escenas en las que una de las hijas de la familia Perron nota como alguien tira, primero, de sus s¨¢banas en pleno invierno y, despu¨¦s, directamente de sus piernas. Pero tal vez el plano de una cama m¨¢s terror¨ªfico que ha dado el cine esta en Paranormal activity (2009) y consiste, sencillamente, en la grabaci¨®n en plano fijo de una pareja durmiendo. La idea de poner una c¨¢mara en nuestro dormitorio para grabar qu¨¦ sucede mientras dormimos es tan terror¨ªfica, simple y efectiva que nadie la hab¨ªa tenido antes.
- El objeto: un espejo
La(s) pel¨ªcula(s): Una superficie que nos devuelve la realidad, nuestra propia imagen, es quiz¨¢ la m¨¢s paradigm¨¢tica a la hora de plantearse el cine de terror si atendemos a la posibilidad de que el mayor monstruo somos nosotros. El espejo como elemento distorsionador y conductor de fantasmas ha estado presente en el cine de terror desde sus comienzos. Lo hemos visto en el cine m¨¢s comercial (la saga Paranormal activity, 2007), en sagas de terror que nos aterrorizaron en los noventa (en Candyman -1992- solo ten¨ªas que repetir tres veces el t¨ªtulo de la pel¨ªcula ante el espejo para que apareciese alguien dispuesto a rajarte el cuello) y en productos de culto (en El pr¨ªncipe de las tinieblas -1988- era el propio demonio el que te tiraba de la mano ante el espejo como te pusieses demasiado vanidoso). Un espejo peque?ito, pero clave, es el que aparec¨ªa en una caja de m¨²sica en Expediente warren (2013), en el cual los protagonistas pod¨ªan ver reflejados a los amiguitos imaginarios de los ni?os que viv¨ªan en la casa. Y en el que la pel¨ªcula termina con un terror¨ªfico primer plano en el que aparece algo que si bien no es terror¨ªfico s¨ª es funesto: nada. No se ve nada.
- El objeto: un autom¨®vil
La(s) pel¨ªcula(s): Un indeseable conduciendo un coche lo hemos visto muchas veces. Hasta Michael Myers (de la saga Halloween) o Freddy Krueger (de Pesadilla en Elm Street) tienen carn¨¦ de conducir, tanto de utilitario como de camioneta o autob¨²s. Pero aqu¨ª hablamos de un coche que, libre de un piloto como si lo hubiese so?ado Elon Musk, empieza a conducir y a elegir ¨¦l solito a sus objetivos. Y as¨ª llegamos a Christine (1983), un autom¨®vil demon¨ªaco salido de la mente de Stephen King y que John Carpenter llev¨® al cine. Solo hay una cosa m¨¢s terror¨ªfica que dos faros delanteros cegadores que te observan como si estuvieran frunciendo el ce?o: saber que detr¨¢s de los faros y detr¨¢s del volante no hay absolutamente nadie. El propio Stephen King, por cierto, debut¨® como director en el cine (Santo Tom¨¢s, una y no m¨¢s) con Maximum Overdrive (1989), en la que subi¨® la apuesta de esta idea: esta vez no era un coche sin conductor de los a?os cincuenta el que se volv¨ªa un asesino sin escr¨²pulos sino un mont¨®n de camiones en un pueblo de Estados Unidos.
- El objeto: un tel¨¦fono (fijo)
La(s) pel¨ªcula(s): ?Un tel¨¦fono enorme, sin pantalla, que no se puede sacar a la calle y que solo sirve para hablar? Solo esas cualidades har¨ªan de este objeto una aut¨¦ntica pesadilla para un millennial. Pero estos tel¨¦fonos de los que habl¨¢bamos pegaban adem¨¢s un susto porque cada vez que sonaban estaban anunciando que alguien iba a morir. La referencia m¨¢s obvia a este objeto que durante a?os sirvi¨® para que llam¨¢semos de nuestras casas a otras est¨¢ en Scream. Vigila quien llama (1996): es inolvidable la secuencia inicial en la que Drew Barrymore es acosada telef¨®nicamente por un loco que ha visto demasiadas veces Viernes 13 y acaba destrip¨¢ndola y colg¨¢ndola de un ¨¢rbol. Pero el germen ya estaba en cintas como Black Christmas, de 1974 (las chicas de una hermandad reciben llamadas amenazantes), o Llama un extra?o, de 1979 (una ni?era que est¨¢ siendo acosada telef¨®nicamente descubre que las llamadas se est¨¢n haciendo desde un tel¨¦fono dentro de la propia casa). Si bien el tel¨¦fono aqu¨ª era un mero mensajero, menci¨®n aparte merece esa escena de Pesadilla en Elm Street (1984) en la que Freddy llama por tel¨¦fono a la protagonista y, al final de la llamada, decide darle un lamet¨®n... a trav¨¦s del propio auricular. Si le apetece volver a ver eso, haga clic aqu¨ª.
- El objeto: un bot¨®n
La(s) pel¨ªcula(s): Hay gente con verdadero pavor a los botones que ni siquiera tiene que verlos en una pel¨ªcula. El s¨ªndrome se llama kompounofobia (fobia a los botones) y lleg¨® a inspirar a Neil Gaiman a escribir Los mundos de Coraline. Pero en Arr¨¢strame al infierno (Sam Raimi, 2009), el bot¨®n daba miedo a cualquiera: era el objeto de la protagonista que una gitana maldec¨ªa para arruinar su vida con terror¨ªficas alucinaciones. Y todo por no aprobarle un pr¨¦stamo que iba a evitar que el banco le quitase su casa. Arr¨¢strame al infierno es, posiblemente, la primera pel¨ªcula de gore inmobiliario que gira alrededor del objeto que sirve para sujetarnos la chaqueta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.