Zohra, la amazona valiente del norte de Marruecos
Entre todos los hombres que participan en el festival ecuestre Mata Mouseem tambi¨¦n compite desde hace una d¨¦cada una mujer ejemplar. Ella ha abierto esta carrera ecuestre a candidatas femeninas
Se llama Zohra Sidki y podr¨ªa tener unos 40 a?os, aunque no hay documentos ni memoria que acrediten la llegada al mundo de esta mujer menuda, tozuda y valiente, todav¨ªa poco consciente de lo mucho que sus gestos han sumado en la cruzada a favor de las mujeres que, como ella, practican un feminismo involuntario que se mueve por instinto, unas veces al trote y otras al galope. Zohra jam¨¢s aprendi¨® a leer ni a escribir, y su mayor afici¨®n, despu¨¦s de los caballos, es ver la televisi¨®n. ?Qu¨¦ tipo de programas? ¡°Todos¡±, responde sin pararse a pensar.
Recuerda que comenz¨® a montar con 11 a?os. Sus tareas, como las de cualquier mujer del vecindario marroqu¨ª, consist¨ªan en asumir cuidados familiares. ¡°Yo me ocupaba de llevar agua y comida hasta los campos donde mi padre trabajaba, y pens¨¦ que a caballo ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, cuenta la amazona. Enseguida not¨® que cabalgar la hac¨ªa m¨¢s libre, que a lomos del corcel se ahorraba muchos tropezones con las piedras del camino. Pero, las trabas ser¨ªan otras. ¡°Por aquel entonces mi vida consist¨ªa en ayudar a mi padre, jugar con los chicos y chicas de mi edad y, sobre todo, montar a caballo por la playa. Era una sensaci¨®n ¨²nica para m¨ª¡±, asegura.
Una tarde, la polic¨ªa recib¨ªa una llamada alertando de un suceso extraordinario. Una ni?a sola montaba a caballo por la playa. Zohra fue detenida y conducida hasta el alcalde. Con una capacidad de persuasi¨®n tan espont¨¢nea como rentable, logr¨® convencer a las autoridades de que le devolvieran su caballo, y de paso el visto bueno para seguir montando. En 2010, supo que alguien estaba resucitando Mata Moussem, una carrera ecuestre de origen mongol con 800 a?os de antig¨¹edad, rescatada del olvido por la familia Baraka, descendiente del poeta Moulay Absselam, creador del sufismo. Fue la ¨²nica mujer que se apunt¨® a la galopada y consigui¨® el primer puesto ante la estupefacci¨®n de los jinetes, casi 200, que no acababan de creerse que aquella mujercita fuera capaz de hacer realidad el repetido sue?o: ¡°no hay mayor gloria que ser jinete en Mata¡±. En este caso, amazona.
La organizaci¨®n defiende la presencia de Zohra en el concurso, que re¨²ne cada a?o a casi cien mil espectadores
Mata Moussem no ha dejado de contar con Zohra y con los a?os, tambi¨¦n los compa?eros varones aprecian a su compa?era. Los hermanos Baraka, Nabila y Nabil, al frente de la organizaci¨®n, defienden su presencia en el acontecimiento que re¨²ne cada a?o a casi cien mil espectadores en un festival que ha ido a?adiendo actividades al concurso.
Beni Arous, a unos 40 kil¨®metros de la ciudad de T¨¢nger, es una zona de Marruecos donde hablar de matriarcado no es excepcional. Las mujeres empiezan a reclamar su visibilidad. Dominan tantas tareas agr¨ªcolas como los hombres y ya no se conforman con ejercer la autoridad desde el hogar. Ellas forman la mayor¨ªa de las cooperativas del campo y se encargan de recolectar y elaborar el casi cien por cien de los productos que luego vender¨¢n en los mercados, as¨ª como en los puestos de la enorme jaima levantada en el Festival Mata. Aceite de arg¨¢n, kohl, manteles y telares de algod¨®n de primer¨ªsima calidad, champi?ones deshidratados, frutos secos, quesos, dulces, cosm¨¦tica de aloe vera... Este a?o, Mata cont¨® tambi¨¦n con la presencia de cooperativas de mujeres del S¨¢hara, invitadas por la organizaci¨®n.
Nabila Baraka, junto a su familia, descendientes de Moulay Abdesselam, el mayor santo y poeta del sufismo, lider¨® la transformaci¨®n del evento tratando de respetar su historia, pero eliminando las actitudes patriarcales que arrastraba. Hoy sigue trabajando por y junto a todas las mujeres. El ¨²ltimo proyecto de la Asociaci¨®n Alamia Laaroussia Acci¨®n Cultural y Social, que Nabila preside, planea una escuela para ni?as amazonas a las que Zohra ense?ar¨¢ a montar sin silla por sus amadas playas de T¨¢nger.
A la carrera por una mu?eca
Mata significa, ¡°montar sin silla, a pelo¡±. Mata es tambi¨¦n el nombre de la mu?eca por la que corren en tal singular concurso. La carrera siempre ocupa las tardes de un domingo en v¨ªsperas del verano, pero ya desde el viernes, hay mucha algarab¨ªa en ese valle inmenso que equidista entre Larache y T¨¢nger. Al entrenamiento de los jinetes se une el bullicio de la gente que llega para disfrutar de los preparativos de la fiesta. 12 carpas gigantes abrigan a jinetes y caballos. Arranca el baile de los segadores, la ceremonia de la henna de las mujeres con su grito zaghareet y la presentaci¨®n de las cuadrillas ecuestres ante la familia Baraka, y sus invitados, casi siempre ministros y embajadores europeos y ¨¢rabes.
En el interior de una modesta casa de pueblo, un grupo de mujeres trajinan escogiendo telas, cintas e hilos de colores, a las ¨®rdenes de Hajda Fatima, la mujer que viste cada a?o a la mu?eca de Mata; un trofeo sin quilates tan preciado como la copa m¨¢s cara. Los jinetes proceden de seis tribus del norte de Marruecos. Tradicionalmente, el vencedor, aquel que consegu¨ªa escapar con la mu?eca ten¨ªa derecho a elegir esposa. Ocho siglos despu¨¦s, los tiempos por fortuna han cambiado, y hoy la satisfacci¨®n es moral y econ¨®mica. Dinero y trigo. El festival ha sido declarado por la UNESCO de inter¨¦s cultural.
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