As¨ª ayuda Espa?a a un vecino
La lucha contra la inseguridad alimentaria, la mejora de las condiciones de vida mediante la formaci¨®n de mujeres y j¨®venes, y el impulso de la cultura son los pilares de la cooperaci¨®n espa?ola en Senegal
Unos 1.300 kil¨®metros de mar separan las Islas Canarias de Saint Louis, la ciudad costera m¨¢s al norte de Senegal. Una distancia que, para el actual embajador de Espa?a en el pa¨ªs africano, Alberto Virella, convierte a ambos pa¨ªses en "vecinos". Lo que marca las relaciones. "La estabilidad y la prosperidad de un vecino tienen un impacto para nosotros", explica el diplom¨¢tico en su despacho en Dakar, la capital. Por eso, Senegal est¨¢ calificado como de prioridad alta para la cooperaci¨®n espa?ola. Lo es desde 2001, incluso antes de que el pa¨ªs africano se convirtiera en epicentro de atenci¨®n pol¨ªtica y social con la llamada crisis de los cayucos en 2006, cuando llegaron a Espa?a m¨¢s de 39.000 inmigrantes, 16.126 de nacionalidad senegalesa, en precarias embarcaciones procedentes de Senegal y Mauritania.
"Es cierto que a partir de 2005 y 2006 hubo en Senegal un foco de visitas ministeriales, pero no hubo un cambio de rumbo de la cooperaci¨®n espa?ola", asegura Bel¨¦n Revelles, coordinadora de la Aecid en Senegal. Sin embargo, s¨ª se reforz¨® otro tipo de acci¨®n exterior en el pa¨ªs: hasta febrero de 2018, Espa?a ha gastado 135 millones de euros en el control fronterizo de Mauritania y Senegal. Y tambi¨¦n se aument¨® la ayuda oficial para el desarrollo: en 2007 se duplic¨® respecto al a?o anterior pasando de 14,4 millones a 30,6. Un ascenso de fondos que continu¨® hasta que los dr¨¢sticos recortes en esta partida desde el comienzo de la crisis tambi¨¦n se notaron en el pa¨ªs "vecino" con ca¨ªdas anuales hasta los 9,4 millones de 2014.
En 2017 ¡ª¨²ltimo dato consolidado¡ª, para contribuir a la estabilidad y prosperidad de Senegal que menciona Virella, Espa?a destin¨® casi 14 millones de euros para el desarrollo a este pa¨ªs. Pese al progreso econ¨®mico que ha experimentado en los ¨²ltimos a?os con un crecimiento del PIB por encima del 6% desde 2014, el pa¨ªs est¨¢ entre los menos adelantados del mundo, ocupa en el puesto 164 de 189 del ?ndice de Desarrollo Humano de la ONU, el salario medio es de 126,8 euros al mes (en Espa?a es de 1.929 brutos) y el cambio clim¨¢tico hace mella con sequ¨ªas que dejan a cientos de miles de personas en situaci¨®n de inseguridad alimentaria. En el norte, en la regi¨®n de Saint Louis, unas 340.000 tendr¨¢n problemas para garantizar su sustento durante 2019, sobre todo los ni?os, seg¨²n c¨¢lculos de la ONG Acci¨®n Contra el Hambre.
Para alimentarse mejor
En ese epicentro de la desnutrici¨®n infantil vive Khadi Sugu, que tiene a una decena de ni?os a su cargo, los suyos y los hijos de la fallecida primera esposa de su marido. Todos comparten vivienda en Taganit, una peque?a aldea en el departamento de Podor, y subsisten de lo que da la media hect¨¢rea de tierra en la que cultivan arroz y cebolla. Desde julio de 2018 sabe que es menos probable que sus peque?os pasen hambre aunque no llueva. Fue cuando recibi¨® dos cabras que ahora son tres. "Estoy muy contenta porque es importante que mis hijos puedan comer. En la estaci¨®n seca a veces no tenemos nada con qu¨¦ alimentarnos. Solo galletas y mijo. Ahora, con las cabras puedo darles leche", detalla. Adem¨¢s, no solo le servir¨¢n para tener alimento, sino que los animales son un recurso para la venta y tener dinero para afrontar otros gastos como inscribir a los ni?os en el colegio o llevarles al m¨¦dico si caen enfermos.
Sugu ha sido una de las beneficiarias del proyecto Yellitaare, una iniciativa para mejorar la respuesta de las comunidades a las crisis alimentarias que cuenta con una financiaci¨®n de ocho millones del Fondo Fiduciario de la Uni¨®n Europea y un mill¨®n m¨¢s de la Cooperaci¨®n Espa?ola. En la pr¨¢ctica, para las familias de Taganit y otros pueblos de Podor, esos fondos se han traducido en cabras.
Esta es la primera vez que viene alguien por aqu¨ª a ayudarnos
"Esta es la primera vez que viene alguien por aqu¨ª a ayudarnos. Hay programas estatales para que los m¨¢s pobres puedan acceder a la atenci¨®n primaria. Pero proyectos de cooperaci¨®n como este, es el primero", afirma Braim Ba, el representante de los j¨®venes en el consejo de 10 eminencias de la comunidad que deciden qui¨¦n recibe la ayuda. "Tenemos criterios para elegir a las familias. Las que son m¨¢s vulnerables y, entre ellas, tenemos en cuenta si hay mujeres embarazadas, menores de cinco a?os o personas con discapacidad", expone.
Ba y los dem¨¢s l¨ªderes tienen un plan: que las cabras se reproduzcan gracias al macho que tienen para ello, y entregar la segunda cr¨ªa de cada familia a otra para que se beneficie toda la comunidad. Pero han calculado que tendr¨¢n que transcurrir 10 a?os para que todos los vecinos tengan su pareja de cabras. "Ahora tiene un quinto del pueblo. Necesitamos m¨¢s ayudas", lanza con la mirada puesta en los trabajadores presentes de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n (Aecid), que ha facilitado la log¨ªstica de este viaje.
A falta de esas ayudas extra, Sugu cuida bien de sus cabras para que est¨¦n sanas y cr¨ªen. Cada ma?ana, despu¨¦s de haber preparado el desayuno y mandado a los ni?os al colegio, da agua a los animales y los deja salir del cercado en el que duermen. Salvo al cabritillo reci¨¦n nacido que todav¨ªa no sabr¨ªa regresar solo. "Para los ni?os fue un acontecimiento cuando naci¨®. Vigilaban a la cabra mientras estaba embarazada y el d¨ªa del parto se pusieron todos alrededor sentados para verlo", recuerda Sugu.
"La sociedad senegalesa aprecia la solidaridad, el inter¨¦s, la cercan¨ªa, el hacer cosas juntos", asegura Virella. "Oftalm¨®logos realizan operaciones de cataratas, otros montan centros de salud y escuelas, trabajan voluntarios y asociaciones espa?olas con la comunidad. No vienen a hacerlo para evitar la emigraci¨®n, vienen porque sienten que son bien acogidos, que aqu¨ª hay necesidades, afinidades y empat¨ªa", agrega el embajador.
Atenci¨®n a las mujeres
Una de las organizaciones presentes en el pa¨ªs es Acci¨®n Contra el Hambre. En la ciudad de Podor, en la regi¨®n del Saint Louis, tambi¨¦n luchan contra la desnutrici¨®n a la par que trabajan en aumentar la autonom¨ªa de las mujeres. Un enfoque de g¨¦nero que forma parte de la estrategia de la cooperaci¨®n espa?ola. En este sentido, han apoyado la instalaci¨®n de una nueva planta procesadora de harina fortificada ¡ªcon nutrientes espec¨ªficos para prevenir la desnutrici¨®n infantil¡ª liderada por mujeres.
Gracias a este proyecto, las mujeres que ya produc¨ªan 20 kilogramos al d¨ªa harina mejorada, ahora son capaces de elaborar 400 kilogramos diarios de una harina con m¨¢s nutrientes. ¡°Es importante porque no cura la desnutrici¨®n, la previene¡±, enfatiza Rouguiatou Mar, presidenta de la f¨¢brica, mientras muestra las instalaciones. De momento, venden el producto a petici¨®n a la propia Acci¨®n Contra el Hambre y el hospital de Podor. Pero Mar ya planea abrir nuevos mercados en comercios locales y farmacias, incluso aunque la ONG deje de apoyar el proyecto. Pero todav¨ªa les queda un poco de bagaje, dice, para no requerir de intermediarios y poder responder a la demanda. "No tenemos un veh¨ªculo si nos llegan pedidos de fuera", anota.
Lo que transmitimos es respeto a este pa¨ªs, a su cultura y su proceso de desarrollo
Con el incremento de la producci¨®n tambi¨¦n han subido los salarios de las 10 mujeres que forman parte de lo que llaman "grupo de inter¨¦s econ¨®mico" y los siete hombres que emplean para el manejo de las m¨¢quinas. Dos de ellas se encargan una de la gesti¨®n y otra de la formaci¨®n, el resto realizan los trabajos manuales. Cada una cobra 2.000 francos al d¨ªa (unos tres euros), de los que 1.500 son para ellas y otros 500 para un fondo com¨²n con el que pagan las comidas para todas en la f¨¢brica.
"El problema de g¨¦nero es la emancipaci¨®n econ¨®mica. La senegalesa es una cultura patriarcal, pero una vez que las mujeres tienen capacidad financiera, son aut¨®nomas. En todos nuestros proyectos hay acciones para ir un poco m¨¢s all¨¢ en este sentido. No solo con formaci¨®n en derechos, sino que ellas puedan lograr la autosuficiencia", asegura Revelles. Con una tasa de natalidad de 4,7 hijos por mujer, Revelles confiesa que a menudo se pregunta c¨®mo se las ingenian las mujeres de Senegal para seguir ocup¨¢ndose de la familia, las capacitaciones y la actividad econ¨®mica.
Formaci¨®n para el desarrollo
La formaci¨®n es otro de los pilares de la cooperaci¨®n. Se ense?a jardiner¨ªa, procesado de alimentos, t¨¦cnicas comerciales, t¨¦cnicas agropecuarias, conservaci¨®n patrimonial... Para mujeres, y tambi¨¦n para poblaci¨®n joven, emigrantes potenciales, y los que han regresado tras una experiencia migratoria. En el Centro de Investigaci¨®n y Documentaci¨®n de Senegal (CDRS, por sus siglas en franc¨¦s), situado en la ciudad de Saint Louis, se imparten muchos de esos cursos que financia Espa?a. "El pen¨²ltimo proyecto con ayuda espa?ola ha sido la creaci¨®n de un espacio para formar a retornados de todos los pa¨ªses", dice Fatima Fall, directora del sitio desde hace tres a?os, mientras abre la puerta y se adentra en la sala donde, en ese momento, un grupo recibe clase.
Habla Fall de "pen¨²ltimo" porque son numerosos los proyectos que ha financiado y dotar¨¢ en el futuro Espa?a en este lugar. El propio centro, donde se investiga, conserva y potencia la cultura senegalesa y especialmente de la ciudad de Saint Louis, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, fue rehabilitado con fondos espa?oles. Fue en 2010 cuando se destinaron 1,3 millones de euros a mejorar este y otro edificio hist¨®rico de la ciudad. La hoy directora ya trabaja como documentalista en el CDRS. "Cuando emprendimos el trabajo, era de precisi¨®n: elegir las maderas, los colores, los hierros¡ y busc¨¢bamos socios. La cooperaci¨®n espa?ola ya trabajaba con la universidad y empezamos una colaboraci¨®n para que dieran materiales de calidad", recuerda Fall.
Gracias a ello, las instalaciones del CDRS albergan como es debido objetos y documentos de la historia del pa¨ªs. "Esta es la tela m¨¢s antigua que tenemos", muestra Fall un vestido blanco tejido hace m¨¢s de un siglo con las manos enfundadas en unos guantes para no estropear la pieza. En un armario bajo llave en su despacho est¨¢ el documento m¨¢s antiguo. Data de 1546, est¨¢ escrito en lat¨ªn y trata sobre filosof¨ªa. Incluso si Francia devolviera a su origen los bienes que expoli¨® durante la ¨¦poca colonial, en el CDRS est¨¢n preparados para conservarlos. "Lo ¨²nico que nos har¨¢ falta es personal", especifica la experta.
En el corto plazo, Fall trabaja en habilitar un centro de interpretaci¨®n para el p¨²blico. Tambi¨¦n con dinero espa?ol. "Las ventanas ser¨¢n pintadas con los colores de la bandera nacional, habr¨¢ un baobab, s¨ªmbolo de resistencia, y sillas para poder ver sentado una proyecci¨®n de presentaci¨®n de Saint Louis y todo el valle¡", explica emocionada la directora, mientras se?ala con los brazos uno y otro espacio. "Queremos que la gente se vaya con historias que contar", a?ade. Y con algo aprendido, pues tambi¨¦n planea disponer de diversas salas para charlas a escolares sobre la vida administrativa y econ¨®mica, para impartir clases sobre patrimonio cultural y natural. Otra para formaci¨®n a ni?os, mujeres, parados¡ Hasta los aseos se construir¨¢n con ayuda espa?ola.
Desde los proyectos iniciales m¨¢s enfocados al apoyo de comunidades de pescadores en 2001, cuando Senegal pas¨® a ser un pa¨ªs prioritario para la cooperaci¨®n espa?ola, hasta los de mejora de la gobernanza, la formaci¨®n, empoderamiento de las mujeres y fortalecimiento de la resilencia que se han potenciado en los ¨²ltimos a?os, la Aecid ha destinado 28,3 millones de euros en la regi¨®n de Saint Louis. Por eso, es f¨¢cil encontrarse en la ciudad principal y en los alrededores con personas que han aprendido y mejorado sus vidas gracias a la solidaridad espa?ola.
Adem¨¢s de la cooperaci¨®n para el desarrollo...
Con todo, Virella no quiere dar la impresi¨®n de que Espa?a tiene una actitud paternalista hacia los senegaleses. Adem¨¢s de alabar la solidaridad espa?ola, enumera otras interacciones entre ambos pa¨ªses. "Se da un comercio bilateral que ronda los 500 millones de euros al a?o. En Senegal se abri¨® el primer Aula Cervantes de ?frica subsahariana. Hay una oficina de empleo para facilitar la contrataci¨®n en origen de trabajadores, sobre todo para el sector agr¨ªcola. Tambi¨¦n hay cooperaci¨®n en materia de seguridad, para la lucha contra la inmigraci¨®n irregular y las mafias que violan los derechos de las personas, que las cobran por un viaje a veces sin el combustible suficiente para llegar a ning¨²n lado y les dejan a su suerte. La postura del Gobierno espa?ol, de todos los que ha habido, es controlar la migraci¨®n, evitando as¨ª la p¨¦rdida de vidas humanas", remarca. "Y actuamos siempre bajo el mandato y soberan¨ªa senegalesa".
"Lo que transmitimos es respeto a este pa¨ªs, a su cultura y su proceso de desarrollo", contin¨²a el embajador. "Hay que ser humildes porque parece que los no africanos sabemos mejor lo que tiene que hacer ?frica que lo que debemos hacer en casa nosotros mismos. Hay toda una construcci¨®n ideol¨®gica todav¨ªa presente en Europa, de que los africanos no saben gobernarse a s¨ª mismos. Y eso explica, seg¨²n esa construcci¨®n, que haya tantas hambrunas, migraci¨®n, golpes de Estado,? conflictos ¨¦tnicos, dictaduras¡ Todo queda bajo ese gran prejuicio. Y se justifica que gobiernes por ellos". Espa?a, insiste Virella, no. Somos vecinos.
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Cuando el cayuco deja de ser una opci¨®n
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