El lado oscuro de las comunidades masculinas de 'fitness' en Internet
M¨²sculos, anabolizantes y misoginia. Conversaciones en la 'manosfera' que perpet¨²an un peligroso modelo viril
A principios de a?o, la Asociaci¨®n Estadounidense de Psicolog¨ªa (APA) public¨® en Twitter las principales conclusiones de una gu¨ªa en la que se articulan directrices para mejorar la pr¨¢ctica psicol¨®gica en el manejo de la virilidad. El documento, basado en 40 a?os de investigaci¨®n, saca a relucir que los rasgos de la llamada masculinidad tradicional se han relacionado con agresividad, toma de riesgos sin control y poca capacidad para pedir ayuda. "Hay muchos problemas reales para resolver, nosotros los hombres nos cuidamos a nosotros mismos. Si la APA no quiere hombres, bien por ellos. Soy un PUTO HOMBRE, as¨ª que revisa mi inodoro si quieres buscar toxicidad". Ni un minuto se hizo esperar la primera respuesta cargada de masculinidad tradicional. Al poco, las declaraciones de la asociaci¨®n eran trending topic, y de las catacumbas de Internet empezaron a salir los miembros de la manosfera (del ingl¨¦s, manosphere, hombre y esfera: una red informal de foros, blogs y webs construida por y para varones, cuyo discurso se articula en torno a la masculinidad antifeminista).
Una simple b¨²squeda en Internet (la ONG de derechos civiles Southern Poverty Law Center es uno de los organismos que ha estudiado los sites m¨¢s populares) destapa una verdad inc¨®moda: gran parte de estos foros albergan a comunidades fan¨¢ticas del ejercicio f¨ªsico, donde las conversaciones sobre virilidad y hombr¨ªa son el pan de cada d¨ªa. El profesor de musculaci¨®n, entrenador personal, dietista y director deportivo de Tubau Gym (Madrid), Daniel Hern¨¢ndez Ibarburu, describe a muchos foreros como personas j¨®venes y vulnerables que buscan cualquier recurso para mejorar su aspecto f¨ªsico. Y es precisamente a causa de ese anhelo por una silueta depurada y musculada, por lo que se ven inmersos en una narrativa paralela peligrosa que promueve una cultura violenta y perpet¨²a la masculinidad hegem¨®nica y la desigualdad.
En Internet se habla mucho de deportes de fuerza. Pero hay una categor¨ªa, el bodybuilding, donde todo se vuelve muy raro¡"
Aunque no hay datos demogr¨¢ficos al respecto, un estudio del Pew Research Center (sobre una muestra estadounidense) revel¨® que los usuarios de foros gen¨¦ricos son j¨®venes de entre 18 y 29 a?os (23%), seguido por el grupo de entre 30 y 49 (14%). Los foros (y subforos) de fitness en espa?ol tienen una afluencia de entre 23.000 hasta 200.000 usuarios ¨²nicos mensuales, pero en el caso de los de lengua inglesa (a donde acceden personas ¡ªsobre todo hombres¡ª del mundo entero), el ¨¦xito es arrollador y superan, con creces, el tr¨¢fico a ForoCoches (el foro espa?ol m¨¢s visitado del pa¨ªs, con 16 millones).
?Qu¨¦ tendr¨¢ de particular el culto a la forma f¨ªsica para que se sit¨²e como una de las conversaciones con m¨¢s tirada en el universo digital de la masculinidad primitiva? J.L, un competidor semiprofesional de halterofilia que prefiere no revelar su identidad, nos conduce por las profundidades de estas grutas subterr¨¢neas. "La cultura gym es una locura", dice: "En Internet se habla mucho de los deportes de fuerza. Levantamiento de pesas, powerlifting y strongman son los tres m¨¢s serios; pero luego hay una cuarta categor¨ªa, que es donde todo se vuelve muy raro, el bodybuilding, m¨¢s com¨²nmente conocida como culturismo, cuya intenci¨®n es desarrollar musculatura por una raz¨®n est¨¦tica y no tan competitiva". J.L nos manda a un foro de esta tem¨¢tica: "Os pido disculpas por lo que pod¨¢is leer¡", avanza. Una vez dentro de Forum.Bodybuilding.com, rastreamos el hilo que el deportista nos indica, donde se despliegan multitud de fotos sexuales que pretenden denigrar a la mujer y comentarios irrespetuosos y crueles hacia actrices, junto a recetas de batidos de prote¨ªnas o minuciosas formas de contar calor¨ªas. Salimos inmediatamente.
La camarader¨ªa masculina, un revoltijo de viejos valores
El antrop¨®logo Juan Ignacio Cayola reflexiona desde su especialidad sobre el origen de estos espacios donde pescamos al azar esta otra narraci¨®n de un internauta: "Despu¨¦s de 7,5 horas y 5 hojas de bistur¨ª, aqu¨ª [en su pecho y su brazo, en una foto] una escarificaci¨®n [una especie de tatuaje que resulta de realizar cortes para que cicatricen] de la muerte con la hoz. No voy a revelar d¨®nde me la hice (¡) He tenido fiebre y s¨ªntomas de gripe, as¨ª que me he tomado antibi¨®ticos y el amago de infecci¨®n ha parado a las 24 horas". Interviene el experto: "El concepto de homosociabilidad pone en evidencia que la amistad masculina tiene como consecuencia la aparici¨®n, manifestaci¨®n y creaci¨®n de v¨ªnculos masculinos. Estos se han desarrollado y potenciado a lo largo de millones de a?os como necesarios para la protecci¨®n del grupo, as¨ª como para su defensa, y lo que es m¨¢s importante, para la caza y la guerra (¡). V¨ªnculos de solidaridad y definici¨®n de espacios propios de camarader¨ªa, donde se relega a lo no hombre o lo no masculino, con lenguaje propio, diferenciador y sobre todo exclusivo y excluyente: nuestro lenguaje, lo nuestro".
En ese contexto, valores como la competitividad, el sufrimiento o el esfuerzo, tambi¨¦n relacionados con el deporte, pueden llegar a deformarse para dar alas a esa hombr¨ªa t¨®xica que salpica los foros masculinos del fitness. "Adem¨¢s, muchos varones consideran que las cualidades f¨ªsicas del macho tradicional, como la fuerza o la resistencia, les hacen deseables a ojos de los dem¨¢s, por lo que se esmeran en conseguir una apariencia que facilite que su entorno, hombres y mujeres, infiera de ellos estos atributos. En Psicolog¨ªa conocemos este fen¨®meno como el efecto halo: a partir de la percepci¨®n de un rasgo concreto, tendemos a asignar toda una constelaci¨®n de cualidades que, creemos, suelen ir siempre acompa?ados de ¨¦l", explica Joaqu¨ªn Mateu-Moll¨¢, psic¨®logo miembro de la Sociedad Espa?ola de Psicolog¨ªa, docente e investigador.
La testosterona, una hormona abundante en hombres, se asocia con la agresi¨®n, pero en realidad participa en un proceso m¨¢s b¨¢sico: la competitividad"
Siguiendo este heur¨ªstico cognitivo, a?ade que "a quien est¨¢ f¨ªsicamente fuerte tendemos a considerarlo como alguien defensor y dominante, dos elementos que forman una parte indisoluble del estereotipo cl¨¢sico del machote. Por este mismo motivo, los hombres que admiran y desean ser el recept¨¢culo de estos atributos observan con admiraci¨®n a los hom¨®logos que llegaron a forjar un cuerpo musculado y atl¨¦tico, construyendo a su alrededor toda una mitolog¨ªa sobre sus logros y conquistas".
La imperiosa necesidad de ganar se palpa en la sala. Un poleman es un miembro del foro que intenta escribir el primero en un hilo (aunque no le interese la conversaci¨®n), solo para remarcar que ha sido el m¨¢s r¨¢pido. "El lenguaje de guerra, que incluye arengas como el 'a por ellos', es un elemento propio de la cultura b¨¦lica que, desgraciadamente, ha marcado los hitos hist¨®ricos del devenir humano. A menudo, se ha considerado que la testosterona, una hormona que depende del eje hipot¨¢lamo hipofisario gonadal (especialmente abundante entre los varones, pues los test¨ªculos son la gl¨¢ndula que la produce de un modo m¨¢s notorio), se relaciona con la agresi¨®n, pero en realidad participa en un proceso socioafectivo m¨¢s b¨¢sico que subyace a ella: la competitividad", esgrime Mateu-Moll¨¢.
Una puerta de entrada para sustancias ilegales y pseudociencias
En los m¨¢s populares foros de fitness, se habla sin tapujos de c¨®mo comparar anabolizantes y esteroides para ciclarse? (vocablo utilizado para se?alar el aumento de m¨²sculo gracias a ayudas hormonales) con preparados ilegales de contrabando. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la falsificaci¨®n y venta ilegal de medicamentos es una amenaza creciente, y "en m¨¢s del 50% de los casos se ha comprobado que los adquiridos a trav¨¦s de sitios web, sin domicilio social declarado, son productos falsificados", advierten desde la organizaci¨®n.
Es m¨¢s, la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos Americana (FDA) considera Internet una de las tres v¨ªas de acceso al mercado de anabolizantes (junto con los traficantes y las prescripciones m¨¦dicas). Cualquier cosa, y a cualquier precio, con tal de conseguir una anatom¨ªa rotunda. "El culto al cuerpo, en el caso de los varones, ha llegado tambi¨¦n para quedarse. Aunque estos no constituyen el p¨²blico diana de las campa?as de marketing que pretenden vender productos cosm¨¦ticos como cremas o lociones antiaging, son un segmento de la poblaci¨®n cuyo inter¨¦s por la apariencia personal ha crecido exponencialmente en los ¨²ltimos a?os", observa el psic¨®logo e investigador.
"No entiendo mis niveles de testosterona", suelta un usuario en otra sala virtual especializada en ejercicio f¨ªsico. Sus compa?eros de gruta cuelgan sus anal¨ªticas para comparar, y deliberan un diagn¨®stico diferencial que incluye el uso de suplementos y medicaci¨®n f¨¢cilmente adquiribles de manera poco limpia. ?Los hilos de nutrici¨®n? Como es de esperar, mucho batido de prote¨ªna. "La mayor¨ªa de preparados proteicos que se recomiendan por la Red no llevan lo que dicen llevar", denuncia al respecto el entrenador personal Daniel Hern¨¢ndez. Un estudio de los laboratorios CANdiLab, de 2018, revel¨® que 15 de cada 20 productos de prote¨ªna en polvo contienen menos cantidad de este macronutriente de la que anuncian (hasta un 20% , en algunos casos). Al no mediar un m¨¦dico o dietista-nutricionista, la posibilidad de enga?o es mucho mayor.
'Influencers' sin escr¨²pulos y el fantasma de la vigorexia
Los trastornos cl¨¢sicos de la conducta alimentaria, como la anorexia y la bulimia nerviosas, han sido siempre m¨¢s prevalentes entre las mujeres que entre los hombres. Pero en los ¨²ltimos a?os, a medida que la importancia de lo est¨¦tico se ha trasladado tambi¨¦n a la poblaci¨®n masculina, "han empezado a manifestarse en ellos problemas como la vigorexia, una idea sobrevalorada de la importancia de tener un cuerpo musculoso que conlleva ejercitar esfuerzos f¨ªsicos extenuantes, dietas restrictivas e incluso el consumo de esteroides", lamenta el psic¨®logo. Son muchos los factores que influyen en los resultados de practicar fitness extremo, como la gen¨¦tica, el entorno, la alimentaci¨®n... Y no todos los seguidores de estas tendencias consiguen el objetivo que buscan en su camino hacia la perfecci¨®n f¨ªsica. "Este sesgo comparativo no solo conduce al resentimiento o a la aparici¨®n de ideas punitivas de autodesprecio, sino que tambi¨¦n estimula una serie de conductas que son contrarias a la salud y que pueden poner en riesgo incluso la propia vida. Es por todo ello que muchos varones, desesperados y frustrados ante la b¨²squeda de un ideal inalcanzable, se pliegan a las promesas vacuas que les ofrecen los gur¨²s de la est¨¦tica masculina", a?ade el experto.
En esta l¨ªnea, Hern¨¢ndez, el entrenador personal, denuncia como peligro paralelo el que se genera en las redes sociales como Instagram o YouTube: "Emergen influencers que adquieren credibilidad gracias a sus millones de seguidores, aunque no tengan formaci¨®n alguna. El intrusismo es un problema grav¨ªsimo, esta gente recomienda cualquier cosa y les da igual la salud de los otros¡ Sus followers obedecen a todo, se hacen fotos despu¨¦s de meses con anabolizantes y las suben a la Red para promocionar a sus l¨ªderes". En ning¨²n caso representan al colectivo culturista, insiste, "en el que somos muchos los profesionales que hacemos las cosas bien, habi¨¦ndonos formado con carreras, m¨¢steres y doctorados en forma f¨ªsica y deporte. No nos hace nada de gracia que nos etiqueten de ciclados o pinchados".
Precisamente para combatir el estigma, el preparador denuncia otra tendencia alarmante: "Estos falsos especialistas est¨¢n recomendando insulina (que se consigue en el mismo mercado ilegal que los anabolizantes) para provocar un efecto de llenado en la musculatura. El combo de la insulina con la hormona del crecimiento hace que crezcan las v¨ªsceras y el est¨®mago se dilate, y eso aumenta el volumen corporal. Los profesionales del fitness tenemos la responsabilidad de alzar la voz y decir a la gente que pare de hacer este tipo de cosas". A su vez, se desvincula ¡ªcomo la mayor¨ªa de sus compa?eros¡ª de los mensajes de odio de las profundidades de Internet, en las que J.L. reconoce que los usuarios m¨¢s activos suelen ser adolescentes. Seg¨²n Mateu-Moll¨¢, muchos s¨ª llegan a ser conscientes de que est¨¢n cayendo en una trampa: "Pero lo hacen porque cuando tomamos decisiones no siempre lo hacemos con la cabeza, sino tambi¨¦n con las emociones. Y en este caso, ni con el cerebro ni con el coraz¨®n, sino con los m¨²sculos".
Un argot propio
La mayor¨ªa de los templos digitales investigados para este reportaje cuentan con una evidente brecha de g¨¦nero. Detectamos muy pocas mujeres (en muchos hilos, ninguna) y un vocabulario agresivo, racista y mis¨®gino escondido tras palabros estramb¨®ticos. TDS_PTS responde a "todas putas"; zorrastrera viene de zorra y rastrera; y tiraflechas se emplea para referirse a personas de origen sudamericano. Eso s¨ª, siempre queda espacio para la camarader¨ªa: utilizan el t¨¦rmino shur para referirse a un "hermano forero". ?Qu¨¦ pasa si un hombre se desmarca abiertamente de este tipo de comportamientos? Entonces estamos ante un flander, el usuario que denuncia mensajes hirientes, pero que en este submundo se llega a considerar un troll por ser "sensible y ofendidito".
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